El Debate ideológico de Educación para la Ciudadanía
1. El debate ideológico
CHRISTIAN INARAJA
La introducción de la asignatura de Educación para la Ciudadanía cuenta con la oposición frontal de la
Conferencia Episcopal Española, que propone una objeción de conciencia que exima al alumnado católico de
cursarla. El autor despeja el falso dilema que plantea la Iglesia entre una educación ético-cívica y la enseñanza
de la religión, responsabilidad de las respectivas confesiones, no del Estado.
El sistema democrático español ha intentado introducir un
modelo de educación en valores cívicos, sin haber logrado su
adecuada plasmación en el sistema educativo a lo largo de
las diferentes reformas emprendidas. Pasó con la asignatura
de Ética como alternativa a la clase de Religión. Y también
con la incorporación del sistema constitucional actual como
materia obligatoria de estudio. Luego vino la transmisión de
valores cívicos como función transversal, inspiradora de toda
la acción educativa, que pretendió establecer la LOGSE, sin
VICTORINO MAYORAL CORTÉS que tan excelente propósito alcanzase una mínima realidad
Presidente de la Fundación Cives y de la Liga España de la Educación en los centros de enseñanza. Ninguno de estos ensayos de
y la Cultura Popular. Diputado al Congreso educación en valores y de educación cívica tuvo la oposición
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2. tema del mes
de la Iglesia católica. Sin embargo, ha sido curiosamente ahora, tolerancia con el aborto, la “producción de seres humanos
al plantear la introducción de la Educación Ético-Cívica como como material de investigación” y también “el anunciado pro-
asignatura, siguiendo patrones generalizados en otros países grama de la nueva asignatura, con carácter obligatorio, deno-
europeos, cuando ha surgido su oposición frontal y su inten- minada Educación para la Ciudadanía, con el riesgo de una
to de eliminar determinadas partes del currículo. inaceptable intromisión del Estado en la educación moral de los
En nuestro país ha ocurrido que finalmente el Estado ha roto alumnos, cuya responsabilidad primera corresponde a la familia
la pasividad que venía manteniendo en relación con esta parte y a la escuela”. Tales disposiciones de los poderes públicos,
de la educación y ha adoptado una actitud activa que obliga al incluida la Educación para la Ciudadanía, pueden producir,
desarrollo académico de los fines de la educación establecidos pues, según los obispos, grandes males, que serán causa “del
en el artículo 27.2 de nuestra Constitución: la educación tiene oscurecimiento y debilitamiento de la conciencia moral que
por objeto el pleno desarrollo de la personalidad y ha de ha- conllevan”.
cerse en el respeto a “los principios democráticos de convi- Varios días antes de aprobarse la mencionada instrucción
vencia y los derechos y libertades fundamentales”. Así pues, pastoral se celebraron, organizadas por la CEE, unas jornadas
una formación común de todos los alumnos en tales principios sobre Educación para la Ciudadanía, inauguradas por su presi-
es un mandato constitucional que los poderes públicos no han dente, Ricardo Blázquez, y clausuradas por su vicepresidente,
acertado a realizar correctamente hasta este momento, bien Antonio Cañizares. En esencia, la CEE cuestiona la capacidad
porque han tolerado la entrega de la formación moral de todos del Estado para establecer de forma obligatoria esta área, por-
los alumnos a una determinada confesión, siguiendo la inercia que a su juicio implica convicciones religiosas y morales y afec-
derivada de un estado confesional no suficientemente supera- ta a un derecho fundamental como es el de los padres a que
do, bien porque han consentido el reparto de los alumnos, sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de
encomendando una parte de ellos al Estado para que los edu- acuerdo con sus propias convicciones (artículo 27.3 de la
cara en valores cívicos laicos. Esto último es lo que hizo la UCD Constitución Española). Según los obispos, la asignatura con-
al establecer la asignatura de Ética como alternativa obligato- tiene aspectos que interfieren negativamente y amenazan este
ria a la clase de Religión, y más recientemente el PP, al intro- derecho fundamental. En realidad, parece que lo que temen es
ducir en la LOCE –a instancias de la jerarquía eclesiástica– las la interferencia que pueda producirse entre las doctrinas ecle-
dos versiones –una confesional y otra aconfesional– de la asig- siásticas y la enseñanza de derechos regulados recientemente
natura Sociedad, Cultura y Religión. Esta situación de casi mo- por las leyes civiles, a las cuales se ha opuesto la CEE.
nopolio efectivo de la Iglesia católica en la transmisión de valo- En aquellas jornadas varios especialistas católicos universita-
res morales en la escuela ha seguido activa incluso durante el rios analizaron y criticaron desde distintos puntos de vista la
periodo de aplicación de la LOGSE, ya que la transversalidad Educación para la Ciudadanía. Allí se planteó la posibilidad de
pretendida y no lograda por esta ley en la educación en valo- ejercer la objeción de conciencia para rechazar una enseñanza
res creó, en realidad, un vacío que la LOE intenta ahora reme- escolar contraria a las propias convicciones. Esta posición fue
diar con la introducción de esta nueva asignatura en cuatro cur- sostenida por el profesor Jorge Otaduy, titular de Derecho
sos académicos. Eclesiástico de la Universidad de Navarra, quien afirmó que
existen elementos en nuestro sistema jurídico que permiten
sostener que la objeción de conciencia es en España un dere-
La posición de la Conferencia Episcopal cho fundamental que puede extenderse a supuestos como el
de la Educación para la Ciudadanía. Es evidente que existen
Para la Iglesia católica las cosas están meridianamente claras: otros notables juristas que afirman radicalmente lo contrario.
la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos forma Sin embargo, lo más curioso de esta posición es que se ase-
parte de la “fuerte oleada de laicismo” que, como una situación meja a las pretensiones manifestadas por ciertos grupos fun-
nueva, se vive hoy en España y que produce un recrudecimien- damentalistas en Francia, según se recoge en el informe de la
to del viejo “enfrentamiento entre catolicismo y laicismo”. Tal es Comisión Stasi sobre laicidad, que fue encargado por el presi-
la posición adoptada por la Conferencia Episcopal Española dente de la República francesa en el año 2003. En el epígrafe
(CEE) y recogida en las “Orientaciones morales ante la situación 3.2. de este informe se analizan ciertas dificultades que afectan
actual de España”, aprobadas el 23 de noviembre de 2006. a la laicidad del servicio público escolar, debido a reivindica-
Según se afirma en el epígrafe 18 de estas orientaciones, “algu- ciones de carácter “comunitarista” que tratan de hacer preva-
nos sectores pretenden excluir a los católicos de la vida pública lecer las convicciones particulares de una confesión religiosa o
y acelerar la implantación del laicismo y del relativismo moral grupo cultural frente a las reglas generales que establece el
como única mentalidad compatible con la democracia”. A esta Estado para la comunidad global de ciudadanos. Se trata de
oleada de laicismo, al que identifican con “la ausencia de Dios” reivindicaciones que van más allá de la mera exhibición de sig-
y, en consecuencia, con el triunfo del ateísmo (lo que es una nos religiosos en las escuelas, el tema más tratado por los
manifiesta manipulación deformante que trata de atribuir al lai- medios de comunicación. Según ese documento, conocido
cismo elementos que le son ajenos), atribuyen los prelados las como Informe Stasi, el curso normal de la escolaridad se ve
“dificultades” para incorporar “el estudio libre de la religión ca- también alterado por las peticiones de ausencia sistemáticas
tólica en los currículos de la escuela pública”. También achacan en días de la semana considerados sagrados y por la interrup-
a la oleada de laicismo la ley que permite el matrimonio entre ción de cursos y exámenes alegando motivos de oración o de
personas del mismo sexo, el apoyo a la “ideología de género”, ayuno. Y lo que más se parece a lo que ocurre en España: la
la ley del “divorcio exprés” (así califican la reforma que agiliza aparición de “comportamientos” que rechazan la enseñanza
los trámites en los casos de ruptura matrimonial), la creciente de tramos enteros del programa de Historia o de Ciencias Na-
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3. turales y desorganizan el aprendizaje de estas disciplinas. Tam- crática son también de gran peso y deben ser tenidos en
bién se señala significativamente la existencia de centros con- cuenta a la hora de introducir la Educación para la Ciudadanía
certados, con ideario religioso, que se niegan a enseñar “aque- en el currículo escolar. Por eso, lo primero que es preciso des-
llas partes del programa que no les parecen conformes a pejar es el falso dilema que la CEE plantea entre la educación
ciertos aspectos de su visión del mundo”. ético-cívica y la enseñanza de la religión y sus valores. A nues-
Otro argumento contrario a la creación de la nueva asigna- tro juicio, son dos cuestiones perfectamente diferenciables
tura fue expuesto en aquellas jornadas por Jaime Urcelay, pro- que no se deben confundir si no se quiere correr el riesgo de
motor del grupo confesional Profesionales por la Ética. A su verse abocado a un debate cuya cuestión de fondo vendría a
parecer, el modelo “antropológico” subyacente en el currículo ser el intento de algunos de restaurar una nueva especie de
de la LOE no es conciliable con la “antropología cristiana”. estado confesional. Es muy importante saber si por parte de
Suponemos que quiso referirse a la “antropología teológica”, la Iglesia católica se acepta que España es constitucionalmen-
que, como es sabido, es aquella parte de la teología dogmáti- te un Estado laico, cuestión que no parece tener clara. Según
ca que aborda el concepto del hombre tal como se recoge en sentencias reiteradas del Tribunal Constitucional, el artículo
las fuentes de la Revelación. Esta pretensión de fundamentar 16.3 de nuestra carta magna introduce una idea de aconfe-
en la teología y en la Revelación la Educación para la Ciuda- sionalidad equivalente a laicidad positiva; laicidad positiva
danía puede corresponder muy bien a la educación en valores que veda cualquier tipo de confusión entre fines religiosos y
en el estado confesional (como ocurrió en España hasta la estatales, como antes decíamos. Esta separación entre la
Constitución de 1978), pero es imposible plantearla en cual- Iglesia y el Estado, juntamente con el mandato de neutralidad
quier estado democrático, pluralista y aconfesional como el y trato no discriminatorio de los poderes públicos hacia las
que existe hoy en España. En todo caso el intento de que las convicciones y creencias de los ciudadanos, constituyen la
leyes educativas recojan expresamente el “concepto cristiano” esencia del estado laico o aconfesional.
del hombre y de la existencia ya lo ha planteado sin éxito la Así pues, está vedada cualquier confusión entre los fines reli-
Iglesia católica en todas las reformas que se han emprendido giosos y estatales. También en lo que se refiere a la Educación
desde que España es un país democrático. para la Ciudadanía y los derechos humanos. Los fines de la edu-
Esa manera descarnada de defender los intereses eclesiásti- cación están recogidos en el artículo 27.2 de la Constitución, a
cos, con argumentos que finalmente resultan incoherentes con la que encomienda la enseñanza en el respeto a los principios
los principios que se proclaman como intangibles, la practicó democráticos de convivencia y a los derechos y libertades en el
el jesuita Martínez Camino, actual portavoz de la CEE, cuando marco de un estado aconfesional o laico. Por tanto, la forma-
propuso el siguiente arreglo para el conflicto que les enfrenta ción religiosa y de sus valores no es una actividad del Estado,
con los poderes públicos: la Iglesia aceptaría la existencia de la sino de las respectivas iglesias en el ámbito a que alcance la
asignatura de Educación para la Ciudadanía siempre que fuese demanda de los ciudadanos. Los poderes públicos son los des-
asignatura optativa y se convirtiese en alternativa de la Reli- tinatarios del mandato constitucional del artículo 27.2. Tienen,
gión. En tal caso, parece que lo que es consustancialmente pues, unos deberes que cumplir y lo han de hacer por medio
malo se convertiría en bueno. de leyes educativas, planes de estudios, materias o asignaturas
La cuestión fundamental parece pues consistir en que los y actividades escolares que permitan el pleno desarrollo de la
alumnos que se declaran católicos no tengan que estudiarla y personalidad de los alumnos en tales valores. En realidad esta-
quede solamente como asignatura relegada para los que no mos hablando también de los llamados “valores superiores” en
forman parte de sus fieles. Según el portavoz de la CEE, en el los que se inspira nuestra Constitución y del contenido ético
caso de que el Gobierno no aceptase tales condiciones, no se indiscutible que en ellos existe. Se trata, en definitiva, del míni-
debía dudar en alentar la objeción de conciencia, porque “el mo común ético consagrado por el derecho, tal como afirma el
Estado no tiene competencia para definir el bien y el mal” (al Tribunal Constitucional, o, lo que es lo mismo, “el ideario edu-
menos para aquellos alumnos que se consideran católicos). Y cativo constitucional” del que habló el que fue su presidente,
seguía advirtiendo: “Si se comprueba que los contenidos que Francisco Tomás y Valiente.
se imparten obligatoriamente invaden el campo de la defini- Frente a la anterior argumentación se sitúan aquellos que,
ción del bien y del mal moral o de la educación de la concien- rechazando e incluso condenando la laicidad del Estado, afir-
cia de los alumnos, los padres tendrían pleno derecho a ejer- man que éste no solamente está vacío de valores éticos, sino
cer su objeción, para que sus hijos no tuvieran que cursar una que además carece de legitimidad para ordenar académica-
asignatura que contradice sus conciencias morales y religio- mente la educación cívica basada en valores. Sólo “la socie-
sas”. He aquí el típico jerarca clerical que, desde una posición dad” y “la familia”, como apelaciones genéricas que en rea-
maniquea, simplista y dogmática, se arroga el papel de admi- lidad sirven de cobertura al intento de protagonismo de la
nistrador de absolutos y de certezas morales que deben asu- Iglesia, son depositarias de los valores morales y de la “ver-
mir todos los ciudadanos, sean o no miembros de su rebaño. dad” que deben ser enseñadas en las escuelas. No existe
ningún otro valor de alcance moral que deba ser enseñado.
En el fondo se trata del reverdecimiento del confesionalismo,
Un falso dilema que prueba de recuperar la hegemonía histórica que siempre
tuvo en los centros educativos españoles, y que hoy preten-
Para la Iglesia católica sólo existen razones religiosas y con- de sobrevivir en un marco democrático que ya no le puede
fesionales. Para la sociedad civil y el Estado democrático exis- garantizar viejas hegemonías y privilegios. Cuando hablamos
ten otras razones de interés social y público para la educación de valores constitucionales no debemos olvidar que son valo-
en valores. Y estos argumentos de la sociedad civil y demo- res perfectamente identificables, definibles, susceptibles de
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4. tema del mes
expresión académica, pedagógica y didáctica, y enseñados ciones democráticas. Aún hoy existen tiempos y lugares
además por profesores que, según el artículo 20.1.c. de la donde se produce el reinado del hombre como lobo para el
Constitución, gozan de la autonomía profesional consecuen- hombre, y la vida de éste sigue siendo pobre, sucia, brutal y
te de la libertad de cátedra. Así pues, ni el Estado ni el servi- breve, tal como describió Thomas Hobbes en su famosa obra
cio público de enseñanza pueden ser tratados por nadie co- Leviatán. De muchos de esos lugares precisamente proceden
mo un espacio vacío de referencias éticas, como un espacio tantos y tantos emigrantes que, desafiando grandes riesgos
yermo o como si fuesen bienes nullius a disposición de quien para su vida, intentan alcanzar los elementos básicos de ciu-
quiera manejarlos a su antojo. En realidad estamos hablando dadanía aquí, en Europa.
de la res publica es decir, de lo que es común más allá de las Fue el progreso de la civilización lo que logró a lo largo de
diferencias. los dos últimos siglos poner en pie la ciudadanía, como cons-
Por lo tanto, desde una perspectiva laica y constitucional, trucción cultural, social, política y jurídica, que dota al ser hu-
con la Educación para la Ciudadanía se trata de educar en mano de un estatuto respetado de derechos y deberes y que
valores comunes y compartidos, que entendemos que son los solamente es posible en el Estado de derecho. Porque fuera
principios democráticos de convivencia. La Constitución por la de la democracia y sus valores no existen la ciudadanía ni el
que hoy nos regimos es en sí misma un pacto para la convi- ciudadano, sino tal vez el súbdito, el gobernado, el adminis-
vencia de ciudadanos que manifiestan una gran diversidad trado, el creyente o el miembro de una etnia. La ciudadanía
entre ellos. En consecuencia, la Educación para la Ciudadanía ha sido una creación histórica, conquistada no sin luchas ni
debe reflejar tal pacto y los valores que lo sustentan, con obje- sangre y crecientemente enriquecida con garantías y derechos
tividad y neutralidad, pero también con convicción. Nadie es humanos a lo largo de las diversas generaciones. Es razonable
propietario de los valores constitucionales, que no pertenecen por tanto que se aborde la Educación para la Ciudadanía en
al patrimonio de ningún partido político, que no son confe- las aulas remarcando el significado de la ciudadanía como
sionales ni anticonfesionales. Además la Educación para la conquista a lo largo del desarrollo de nuestra civilización mo-
Ciudadanía ha de ser un factor útil para mejorar y articular la derna y destacando también los deterioros que puede sufrir
convivencia social y para abordar, prevenir o corregir nuevos y por el desconocimiento o la erosión ocasionados por la des-
viejos fenómenos que amenazan la convivencia de la socie- afección y el abstencionismo de los ciudadanos en relación
dad civil. Tal es el caso de los fundamentalismos intolerantes, con valores y derechos difícilmente adquiridos.
el racismo, la xenofobia, la violencia en sus diferentes mani- Por último, es preciso tener muy claro algo que los adoctri-
festaciones, la marginación, la exclusión social, la insolidaridad nadores profesionales siempre olvidan: en las democracias
social y territorial y también los otros fenómenos que atañen a serias no se permite el adoctrinamiento de los ciudadanos, ni
la calidad y validez del sistema democrático, como son el es posible la existencia de asignaturas semejantes a la
abandono de la participación por parte de los ciudadanos, el Formación del Espíritu Nacional de la época franquista, que,
absentismo electoral, el desprestigio de la política y el distan- como todo el mundo sabe, era obligatoria, como la enseñan-
ciamiento entre los dirigentes políticos y sus decisiones y las za de Religión católica, sin alternativa posible e impartida por
aspiraciones que refleja la opinión pública. el Cuerpo de Instructores de FET y de las JONS. Resulta una
Así pues, desde la perspectiva civil –y no tanto desde la expresión de sectarismo inaceptable comparar aquellos con-
confesional, que se fundamenta en la pertenencia a una fe tenidos, aquellas imposiciones, aquellas doctrinas y aquel pro-
religiosa determinada–, la educación en valores se configura fesorado del partido único con los contenidos que, según la
como una propuesta de Educación para la Ciudadanía de LOE, debe tener la Educación para la Ciudadanía. No se pue-
carácter ético-cívico para formar ciudadanos que no sólo den comparar los valores de la Declaración Universal de los
conozcan el modelo jurídico-constitucional en el que se han Derechos Humanos y de la Constitución Española con los
de desenvolver como tales, así como las instituciones demo- Principios Fundamentales del Movimiento, sobre los que se
cráticas y servicios, sino que también adquieran las claves fundaron algunos privilegios escolares que algunos aún man-
valorativas para abordar, como ciudadanos libres, los diversos tienen. De la Educación para la Ciudadanía que ahora plantea
problemas antes enunciados. Las sociedades abiertas y plura- el sistema democrático español ha de quedar excluido cual-
les, basadas en la tolerancia y en la aceptación de la diversi- quier adoctrinamiento en los centros públicos y concertados,
dad, requieren una educación cívica que capacite a los ciuda- tanto desde el poder público como desde la Iglesia. Porque
danos para convivir en el seno de ellas. Para la preservación el adoctrinamiento es radicalmente antagónico a cualquier
de los fundamentos y conquistas de la sociedad civil demo- proyecto de educación ético cívica, en la medida en que el
crática, y los valores morales que ésta encierra, es preciso propósito fundamental de ésta es la promoción de la convi-
introducir en la formación de los escolares el concepto de ciu- vencia solidaria y respetuosa con el pluralismo, el cultivo de la
dadanía y derechos humanos que, en sí mismo, constituye un libertad responsable y de los deberes cívicos. Esto requiere la
logro de civilización respecto al cual no se puede mantener ni existencia de condiciones en los centros escolares favorables
la ignorancia ni la indiferencia. Más allá de consideraciones al cultivo del pensamiento crítico y la libertad de conciencia,
esencialistas o reflexiones abstractas, es bien evidente que en así como la desaparición de toda oportunidad de inculcación
términos históricos la ciudadanía es una conquista reciente del manipuladora de doctrinas o comportamientos partidistas o
ser humano, en proceso de universalización pese a los indu- sectarios, al menos en los centros públicos y concertados, sea
dables retrocesos y amenazas que pesan sobre ella. Aún hoy quien sea quien los gestione. Porque no se puede adquirir
podemos comprobar que existen extensos espacios geográfi- una educación en valores ético-cívicos allí donde impere un
cos o momentos históricos en los que no existe la ciudadanía ambiente autoritario y no participativo, o un adoctrinamiento
como acervo de derechos y deberes reflejados en constitu- dogmático, de cualquier género que éste sea.
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