2. Algunas ideas…
La inteligencia emocional es la capacidad de
tomar conciencia de las propias emociones,
comprenderlas y saber controlarlas.
Las cuatro emociones primarias son: ira,
miedo, tristeza y alegría.
Es vital la presencia de padres/familiares para
que se produzca un buen desarrollo
emocional.
3. Juegos para trabajar las
emociones
1er juego: “¿Y tú cómo te sentirías?”
En grandes grupos, se proponen varias
situaciones:
Te enfadas con un amigo
Otro niño te quita tu balón en el patio
La maestra te dice lo bien que has hecho algo
Tu madre va a recogerte a la salida del colegio
Estás aprendiendo a montar en bici y te caes
Necesitas ayuda pero nadie te hace caso
4. Los niños deberán comentar cómo se sentirán
en cada una de esas situaciones. De esta
forma, les resultará más fácil reconocer cada
una de las emociones.
Además, trabajar en grupos favorece la
cooperación entre iguales, muy importante
para el desarrollo social.
5. 2º juego: “Échale imaginación”
Proporcionamos folios y muchos colores a los
niños y… ¡dejemos volar su imaginación!
“¿De qué color te imaginas el enfado?”, “¿Qué
forma tiene?”
“¿Cómo crees que huele la felicidad?”, “¿Y a
qué sabe?
“¿Cuál es la textura del miedo?”
Etc.
6. A partir de esas preguntas, dibujarán todas las
ideas que tengan en la mente acerca de esas
emociones y su creencia previa sobre ellas.
Es una actividad muy divertida en la que
además de trabajar manualidades, se trabaja
la representación de las diferentes emociones
según la personalidad de cada niño.
7. 3er juego: “El dado de las emociones”
Jugaremos a lanzar el dado (como el de la
imagen) y quien lo coja, deberá contar una
situación en la que haya experimentado esa
emoción.
8. Conclusiones
Identificar y poner nombres a las emociones
es el primer paso que los niños dan hacia el
desarrollo emocional.
Por eso, realizamos juegos en los que se
interactúa con otros compañeros ya que lo
que se pretende es conocer la capacidad de
comprensión de las emociones de uno mismo.
Es imprescindible enseñar que el miedo o la
tristeza no son emociones negativas, sino que
son tan necesarias como la felicidad.