1. SOBRE LA FILOSOFÍA ANALÍTICA
"Así como no debe llamárseme matemático por
saber de memoria la demostración de todos los
teoremas, sino únicamente cuando estoy en
capacidad de realizar uno por mi propio juicio,
así tampoco debe llamárseme filósofo porque sé
de memoria los razonamientos de Platón y
Aristóteles, sino tan sólo cuando estoy en
capacidad de declararme respecto de ellos; de lo
contrario, no tendré ciencia, sólo historia".
Descartes, Reglas para la dirección del espíritu
0. CARACTERÍSTICAS GENERALES
Alguna vez a un joven se le escuchó decir que la filosofía no sirve para nada.
¿Qué piensan que quiso decir? Puede entenderse de esta manera: decir que la
filosofía no sirve para nada es como decir que la filosofía sí sirve para algo por
doble negación. Por lo tanto, la filosofía sirve después de todo. En este caso se
presenta un problema del lenguaje. Otro caso. Alguien dice “Me muero de hambre”
¿Qué nos quiso decir? ¿Que ya se murió? Estos casos son falacias, es decir,
formas incorrectas de razonar. Las falacias nos dan a entender que los
malentendidos se dan por usar mal el lenguaje o por no tener claridad a la hora de
expresarnos. Pero algunos filósofos abusan de la ambigüedad del lenguaje. Por
ejemplo, prestemos atención a esta enredada frase de Hegel escrita en “Ciencia
de la Lógica”: “El infinito verdadero no es un simple más allá de lo finito, sino que
es lo infinito que contiene lo finito como un momento subordinado”. Las tradiciones
tipo Hegel en las que el lenguaje que se usa para comunicar es altamente confuso
se mantienen por un endiosamiento de la figura de tal o cual filósofo. Los que
siguen este tipo de tradiciones se basan en una lectura sometida a lo que dice el
texto y a lo que dice el experto profesor que se ha pasado años y años
profundizando al autor en cuestión.
1
2. Es preciso darse cuenta que varios problemas podrían arreglarse siendo más
cautelosos y claros con nuestro lenguaje. A veces los malentendidos engendran
no solo equivocaciones sino odios o incluso guerras. ¿Nunca has tenido la
sensación de que todo hubiera ido mejor si no hubieras dicho tal o cual palabra?
Pero otra razón no tan moral por la cual es importante estudiar el lenguaje es
porque es el principal vehículo del conocimiento. Gracias al lenguaje compartimos
conocimientos y aumentamos el saber. Esta sobrevaloración del lenguaje como
teniendo un papel fundamental recibe el nombre de giro lingüístico.
La Filosofía Analítica comenzó a principios del siglo XX en el mundo inglés
rebelándose contra la corriente del entonces imperante idealismo absoluto
hegeliano usando el método del análisis lógico del lenguaje. En este sentido se
dice que la Filosofía Analítica rechaza la metafísica en su totalidad. Su objetivo
primordial fue, y es, el de clarificar los temas filosóficos a través de la
argumentación, el análisis y el rigor lógico. Esta búsqueda derivó inevitablemente
en una investigación exhaustiva del significado y el lenguaje. El término “Filosofía
Analítica” se comenzó a utilizar a comienzos del siglo XX e intentó más que nada
denotar una metodología. Pero, ¿qué es el análisis? Digamos que un día vas a un
hospital a hacerte un análisis de orina porque para trabajar en tal o cual lugar te
piden un examen médico. Cuando finaliza el proceso ¿qué te entregan? Una
papelito que tiene el nombre de análisis. En ese documento se especifica los
componentes de tu orina. Entonces, ¿qué es analizar? Es dividir en partes,
separar algo en sus componentes básicos.
Sobre la Filosofía Analítica existen dos interpretaciones: una estricta y otra amplia.
La interpretación estricta es que la Filosofía Analítica trata sobre el análisis de los
conceptos particularmente a través del lenguaje: tomamos un concepto, lo
analizamos, es decir, lo separamos en partes y mostramos cómo se combinan
esas partes para producir el concepto. Esta es la filosofía de Jack el destripador.
La idea principal es que el significado de una oración es el significado de sus
partes, asimismo el significado de una palabra depende del significado de sus
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3. mínimos elementos. Por ejemplo, ¿cómo comprenderíamos la proposición tan
enigmática de Parménides que dice “El ser es, y el no ser no es”? ¿qué queremos
decir con “ser”? ¿y con “no ser”? ¿y con “es” o “no es”? ¿qué quiso decir
Parménides? Digamos que el “ser” sea “todo”, ¿qué sería entonces el “no ser”? La
“nada”. Y ahora interpretemos la palabra “es” como significando “existe” ¿cómo
interpretamos entonces lo que “no es”? Simplemente es lo que “no existe”. Pues
bien ahora, reconstruyamos la frase de Parménides: “El todo existe, y la nada no
existe”. Vemos pues que la filosofía analítica aclara, dilucida, precisa, define, no
confunde, no enreda más las cosas, no aturde, no desorienta, no desconcierta.
Piensa en la palabra “Eudemonismo” ¿Qué significa? Lo que significan sus partes
cuando se combinan de cierta manera. “Eu” significa “buen”, y demonismo viene
de “demonio” que, entre otras cosas, quiere decir “genio”. Así pues
“Eudemonismo” significa “buen genio”, estar de buen humor, ser feliz.
La interpretación amplia no se diferencia demasiado de toda la tradición filosófica
que comenzó con Platón y Aristóteles, no es algo distinto. ¿Cuál es esa tradición?
En Platón y Aristóteles lo analítico se relaciona con las distintas virtudes
intelectuales como: la claridad, la argumentación, la apertura a la objeción (déjate
refutar ¡Así aprenderás más!), la formulación rigurosa, la honestidad de
pensamiento, el no ser oscurantista con las cosas. Esa es la tradición y como ya
sabemos es básicamente una idea de no absorber los perjuicios y los
pensamientos contemporáneos. Eso ha sido la Filosofía Analítica desde Platón y
Aristóteles.
Entonces, eso es la Filosofía Analítica y durante el siglo XX muchos filósofos
pertenecieron a esta corriente, desde Gottlob Frege, posteriormente Russell
(influido por Frege) y después Wittgenstein (influido por Russell y G. E. Moore, y
muchos otros). Veamos algunos de los logros concretos de la Filosofía Analítica.
En la práctica social nosotros sostenemos conversaciones. Para que un diálogo
sea objetivo y fructífero, según Paul Grice y su principio de cooperación
conversacional, debemos respetar las siguientes máximas que rigen el diálogo:
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4. 1) Máxima de Cantidad:
1.1. Haga que su contribución a la conversación sea tan informativa como se
requiera
1.2. No haga que su contribución sea más informativa que lo necesario
Por ejemplo, alguien me pregunta “¿Cuál es la teoría de Platón sobre el saber?”
yo solo debería responder sobre la gnoseología de Platón y nada más. Si
comenzara a decir teorías éticas de Platón según los medievales y modernos me
saldría del tema, tan solo debemos informar sobre lo preguntado. O digamos me
preguntan “¿Qué hora es?” Y uno responde “Es una cierta hora determinada”. O
alguien me interroga “¿Dónde queda el Parque Las Américas?” Y yo le respondo
“Cerca de aquí”. En estos dos últimos casos lo que se dice es demasiado general
y, por lo tanto, hay un exceso de información. Analicemos el siguiente caso. Un
profesor defiende el anarquismo y de repente un alumno interviene y dice: “Pero si
usted defiende el anarquismo entonces quiere que todo sea desorden y por ello
usted no respeta nada”. Es obvio que esta forma de confrontación solo traerá
reacciones a la defensiva.
2) Máxima de Calidad:
2.1. No diga lo que crea falso
2.2. No diga aquello de lo cual carezca de evidencia adecuada
Esta máxima es violada cuando, por ejemplo, un hablante se ha pintado el pelo y
alguien le pregunta ¿Te has pintado el pelo? Y éste responde: “No”. Lo mismo
ocurre si me preguntan sobre cosas que no conozco y yo respondo haciendo
especulaciones. En este caso lo más honesto es callar sobre el tema. No divagar.
Sucede también que algunas personas dicen: “A veces sueño con cosas que
luego me vuelven a suceder en la realidad”. ¿Qué pretende? ¿Qué lo
consideremos como una persona con una energía mental muy poderosa? Otros
ejemplos: “Por haberte cruzado con ese gato negro, tendrás un mal día”, “Los
extraterrestres raptan a las personas para hacerles exámenes rectales”, “El año
2012 será el fin del mundo”
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5. 3) Máxima de Relación:
3.1. Sea relevante
Procura que tu intervención esté relacionada con el tema del que se está
hablando; no digas lo que no viene al caso. Ejemplos: “¿Qué buscas debajo del
poste de luz?” “Mis llaves” “¿Estas seguro que se te han perdido por acá?” “No,
pero es que acá hay más luz”. Otros casos: “Mi tío está muy viejito. Por lo tanto,
debemos meterlo en un asilo de ancianos”. “El avión está malogrado. Por lo tanto,
el piloto es un incompetente” ¿Tiene algo que ver lo concluido con la premisa?
Otro ejemplo: ante un revolucionario que quiere la libertad económica de su país
alguien malintencionado puede desviar el tema de la revolución diciendo esto: “Te
quejas mucho porque seguramente algo te ha pasado: fuiste violado, o a tu
hermano lo mató el gobierno, o eres pobre. Pero si fueras rico y no hubieras tenido
ningún trauma no serías un revolucionario”
4) Máxima de Forma:
4.1. Evite ser oscuro en la expresión, evite ser ambiguo
4.2. Sea breve y ordenado
Los siguientes casos violan esta máxima:
a. No pude llegar puntual porque el perro de mi tío me distrajo.
b. Ofrecemos los mejores trajes y además se venden vestidos para novias usadas.
c. Se vende perro. Come de todo. Le gustan muchos los niños.
d. He puesto la denuncia de robo porque anoche le disparé a un ladrón en pijama
e. García Marquez ganó el premio nobel. Nació el 24 de enero del 1934.
Los casos a, b, c, d son las famosas falacias de ambigüedad. El caso e muestra
un desorden de la información.
La justificación para decir que los hablantes siguen estas 4 máximas
conversacionales depende del hecho de que es razonable que se sigan, pues es
de esperar que cualquiera que se preocupe por los fines de la conversación tenga
interés en tomar parte en conversaciones que le resulten de provecho.
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6. 1. GOTTLOB FREGE (1848-1925)
1.1. Biografía.
Frege estudió en la universidad de Jena donde conoció a su gran protector de
toda la vida que fue el profesor Ernst Abbe. Cuando terminó de estudiar
matemáticas y física fue recomendado por él para ocupar una cátedra, sin
embargo, para que pudiera comenzar a enseñar era necesario que tuviera una
publicación. Así que Frege se apresuró a escribir su “Conceptografía”. Pero, la
universidad, que veía las teorías de Frege como inútiles e inentendibles, no le
otorgaba un sueldo (trabajaba ad honorem) y hasta estuvieron a punto de
expulsarlo. Ni siquiera el propio Abbe que sentía una gran estima hacia Frege lo
entendió: “No puedo considerar que esta primera publicación de mi colega sea un
inicio afortunado de su actividad de escritor, pues presumiblemente será leída por
pocos y entendida por todavía menos”. Esta sería una de sus tantas decepciones.
En pocas palabras: Frege sufrió en vida una dramática falta de reconocimiento
académico y social. Notemos que la autoestima de Frege cada vez va ir
descendiendo más y más hasta que incluso llegaría a considerarse insignificante a
sí mismo. Ni siquiera tuvo hijo y cuando murió su esposa su depresión emocional
alcanzó el límite: un Frege huraño y decepcionado se fue hundiendo en la soledad
y la melancolía, y ya no quería participar en reuniones. Es más en 1912 cuando
Russell lo invita a participar en un congreso matemático en Cambridge, rechaza su
invitación con estas tristes palabras: “Estimo mucho el honor que usted me hace
con su invitación a participar como conferenciante en el congreso de matemáticos,
pero no puedo decidirme a aceptarla. Me doy cuenta de que tengo motivos
importantes para ir a Cambridge, y sin embargo, siento algo así como un
obstáculo insuperable. Por eso se me hace tan difícil contestar a su amable carta.
¡Por favor, no se enoje conmigo!”. Este hombre que tuvo una vida amargada y
poco feliz terminaría apoyando al final de sus días las ideas antisemíticas que ya
se estaban gestando en la derrotada y humillada Alemania de 1924. Dice Frege:
“Se puede reconocer que hay judíos muy honorables, y sin embargo considerar
como una desgracia que halla tantos judíos en Alemania, y que estos tengan los
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7. mismos derechos políticos que los alemanes de origen ario. De todos modos, no
basta el deseo de que los judíos pierdan sus derechos políticos en Alemania o,
mejor aún, que desaparezcan de Alemania. Si se quisiera promulgar parágrafos
que solucionasen esta lamentable situación, habría que empezar por plantearse la
pregunta: ¿Cómo distinguir con seguridad a los judíos de los no judíos?”.
1.2. Aportes importantes
Frege asumió la tarea de demostrar que las leyes de la aritmética se reducían a la
lógica. Esta posición se conoce como logicismo y la desarrolla en el texto
“Fundamentos de la Aritmética” (1884). El logicismo es la idea de que las
verdades de la matemática pueden ser demostradas partiendo de verdades
lógicas. En la búsqueda de su objetivo realizó la mayor contribución individual al
estudio de la lógica en la historia de esta disciplina y sentó las bases para el
estudio riguroso del lenguaje que iba a caracterizar a la filosofía analítica. Gottlob
Frege fue el primero en identificar la distinción entre los axiomas lógicos y las
reglas que son necesarias para realizar una deducción. Dio los primeros pasos
hacia la axiomatización de la lógica, creó el cálculo proposicional y refinó la noción
aristotélica de la cuantificación. Aristóteles tenía una visión muy simple acerca de
qué tipos de enunciados podían incluirse en un razonamiento lógico. Presentaba
fundamentalmente 4 formas.
Proposición Categórica Aristóteles Frege (símbolos actuales)
Todo S es P SaP ∀x(S(x)→P(x))
Ningún S es P SeP ∀x(S(x)→∼P(x))
Algún S es P SiP ∃x(S(x)∧P(x))
Algún S no es P SoP ∃x(S(x)∧∼P(x))
Y básicamente intentó descifrar cuáles son los patrones de inferencia válidos
involucrados en dichos enunciados: un logro verdaderamente importante. Pero el
principal problema con la lógica aristotélica es que presentaba una visión muy
empobrecida de lo que puede afirmarse. El enunciado: “Hay al menos un hombre
que se enamora de todas las mujeres” no puede enmarcarse fácilmente dentro del
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8. tipo de enunciados que Aristóteles tenía en consideración (recordemos que no
estudia las relaciones).
El gran avance de Frege fue ver cómo organizar estos enunciados diferentes de
manera sistemática y una de sus grandes innovaciones fue explicitar el uso de las
variables en la lógica. Esto lo desarrolló en su obra “Conceptografía” (1879). Para
lograr entender esto tenemos que cambiar las nociones de sujeto y predicado por
las de objeto y función. Por ejemplo, “la nieve es blanca”, en esta oración notamos
el sujeto (nieve) y el predicado (blanca). ¿Cómo lo simbolizaría Frege?
Simplemente, B(n). Notemos que la nieve ha sido considerada como un objeto y lo
blanco como una propiedad de ese objeto o como una función (“ser blanco”).
Puestas así las cosas Frege construye un nuevo lenguaje: la lógica de 1er grado.
Introdujo este sistema de variables y cuantificadores lo cual le permite expresar
una variedad mucho más amplia de enunciados y proveer una explicación mucho
más integral de lo que puede ser el razonamiento lógico.
Pasemos a describir sus principales elementos:
1) Individuos: a, b, c, d, …
2) Predicados: F, G, H, I, …
3) Relaciones: R, S, T, …
4) Cuantificadores: ∀ (Para todo), ∃ (Algún)
5) Conectores: ∧, ∨, →, ↔, ∼
6) Ordenación: ( ), [ ], { }
Ejemplos de simbolización:
1) Juan es abogado: A(j)
2) Todo abogado es profesional: ∀x(A(x)→P(x))
3) Juan es doctor y Lucho es profesor: D(j)∧P(l)
4) Juan maquilla a María: M(j, m)
5) María paga 500 soles a Roberto: P(m, 500, r)
6) Si Carlos es abogado, entonces Carlos es profesional: A(c)→P(c)
7) 1. Todo hombre es mortal: ∀x (H(x)→M(x))
2. Sócrates es hombre: H(s)
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9. C. Sócrates es mortal: M(s)
Tomando en cuenta este nuevo vocabulario lógico y la forma de simbolizar
podemos resolver el enunciado que Aristóteles no podía simbolizar. Frege
expresaría el enunciado “Hay al menos un hombre que se enamora de todas las
mujeres” de la siguiente manera: ∃x { H(x) ∧ ∀z [ M(z)→E(x,z) ] } que se lee:
“Existe un x tal que x es un hombre y para todo z, si z es una mujer, entonces x se
enamora de z”. Por esta razón se dice que Frege supera a Aristóteles y que
además se consolida como el padre de la lógica moderna. Pero ¿Por qué usar el
nuevo lenguaje formal de Frege en vez del lenguaje natural u ordinario? Desde el
Génesis, que considera la diversidad como un castigo divino que impide la
cooperación entre los hombres, hasta Voltaire, que la califica como “una de las
mayores plagas que asolan a la humanidad”, muchos han lamentado la inmensa
barrera que para la intercomunicación humana supone la multiplicidad de las
lenguas.
Si uno preguntara: “¿Cuál es el idioma más hablado del mundo?”, la respuesta
sería: “El inglés”, pues hasta los chinos, que son numerosos, aprenden el inglés.
En la época de Frege el idioma culto más hablado entre entendidos intelectuales
era el latín. Pero los filósofos del siglos XVII, buenos conocedores del latín, eran
conscientes de que esa lengua, además de ser difícil, presentaba todo tipo de
defectos y ambigüedades, como cualquier otra lengua natural, defectos que solo
podrían ser superados con la construcción de una lengua filosófica artificial. Dice
Frege: “Creo que la mejor manera de ilustrar la relación de mi escritura conceptual
con el lenguaje de la vida es compararla con la relación del microscopio con el ojo.
El ojo es muy superior al microscopio, si consideramos el alcance o la flexibilidad
con que se acomoda a las más distintas situaciones. Sin embargo, considerado
como aparato óptico muestra muchas imperfecciones, de las que apenas nos
damos cuenta debido a su íntima conexión con nuestra vida espiritual. En cuanto
nuestras metas científicas plantean grandes exigencias a la precisión de la
distinción, el ojo se muestra insuficiente. El microscopio, por el contrario, está
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10. perfectamente adaptado a tales menesteres aunque precisamente por ello es
inaplicable a todo lo demás”. En otro lugar Frege escribe lo siguiente: “Los
defectos señalados tienen su fundamentos en una cierta blandura y maleabilidad
del lenguaje, que por otro lado es la condición de su desarrollo y de su múltiple
aplicabilidad. El lenguaje puede ser comparado en este sentido con la mano, que,
a pesar de su adaptabilidad a todo tipo de tareas, a veces no nos basta. Por eso
nos creamos manos artificiales, herramientas para tareas específicas, que
trabajan más precisamente de lo que podría hacer la mano ¿Cómo es posible tal
precisión? Precisamente por la rigidez de la herramienta, por la inmutabilidad de
sus partes, es decir, por las propiedades cuya ausencia en la mano explica su
versatilidad. Tampoco nos basta el lenguaje de palabras. Necesitamos un sistema
de signos, del que cualquier ambigüedad esté ausente, y a cuya estricta forma
lógica no se le pueda escapar el contenido”
El problema principal de Frege fue la contradicción que su discípulo Bertrand
Russell le encontró estudiando la paradoja de Cantor. Frege con humildad aceptó
el error que ponía en aprietos la derivación de la matemática a partir de la lógica.
En su obra podemos leer estas palabras casi depresivas: “Nada más triste puede
suceder a un escritor científico que ver cómo, después de haber terminado su
trabajo, uno de los fundamentos de su construcción se tambalea”. Además, “Mis
esfuerzos por aclarar lo que sean los números han conducido a un completo
fracaso.” Por ello, “me he visto obligado a abandonar la opinión de que la
aritmética sea una rama de la lógica y por tanto que todo en la aritmética pueda
ser probado lógicamente”
Otro campo en el cual Frege mostró muchas innovaciones fue la filosofía del
lenguaje. Podemos nombrar por ejemplo la distinción que hace entre sentido y
referencia. Digamos que nosotros estamos frente a una montaña y que otros
amigos tan detrás de la misma montaña. Ambos grupos pensamos en la montaña.
Nuestros pensamientos tienen la misma referencia, a saber, la montaña. Pero
dichos pensamientos tienen distinto sentido, es decir, cada grupo se representa la
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11. montaña de modo diferente pues mientras unos la ven por delante otros la ven por
detrás. Otro ejemplo: 4=22. En este caso, 4 y 22 tienen la misma referencia, aluden
a lo mismo; pero su sentido, su manera de determinar el objeto numérico en
cuestión, es diferente. Estas herramientas le sirven para determinar lo que es el
significado.
2. BERTRAND RUSSELL (1872-1970)
2.1. Biografía
Russell fue hijo de una familia aristócrata de tradición política liberal y progresista.
Pero, sus padres (que eran ateos confesos) murieron cuando el apenas contaba
con 4 años quedando a la merced de su abuela paterna Lady John Russell, mujer
religiosa y puritana, aunque de ideas políticas avanzadas. La infancia y
adolescencia de Russell fueron muy solitarias. Gracias a su abuela aprendió
alemán, francés e italiano. Sin embargo, aunque no estaba de acuerdo con las
ideas religiosas de ella, el problema era que no tenía con quien hablar de sus
dudas y problemas. Escribía sus reflexiones en un diario con letras griegas para
que nadie lo revisara y lo leyera a sus expensas. Esta falta de contacto con otros
infantes de su edad contribuían a su melancolía. Pero todo esto cambió cuando
aprendió geometría. Escribe Russell: “A la edad de 11 año empecé a estudiar
geometría. Fue uno de los grandes acontecimientos de mi vida, tan deslumbrante
como el primer amor. Jamás había imaginado que pudiera haber algo tan delicioso
en el mundo”. Entonces había quedado fascinado por la matemática. Esto lo llevó
a querer ingresar a Cambridge, pero para ello tenía que prepararse en otros
idiomas antiguos que aún no dominaba: latín y griego. Por ello, a los 17 años se
trasladó a Old Southgate para prepararse. Pero esta academia estaba
especializada en la preparación de los futuros militares. Allí encontró compañeros
pero no los que esperaba pues resultaron ser demasiado rudos, violentos y
groseros para el carácter tímido, delicado y sutil del joven Bertrand. “Me sentía
profundamente desdichado. Había un sendero que llevaba a New Southgate a
través de los campos, y solía ir allí solo para contemplar la puesta del sol y pensar
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12. en el suicidio. No me suicidé, sin embargo, porque deseaba saber más
matemáticas”. Finalmente, ingresó a la universidad, conoció a verdaderos amigos
como G. E. Moore con quienes por las mañanas aprendían matemáticas y por las
tardes discutían de filosofía. Estaba realizando el ideal platónica de formación
intelectual. La adolescencia de Russell había transcurrido en la soledad y sin
contacto alguno con otro sexo. Pero, todo esto cambio cuando conoció a Alys
Pearsall Smith que desde el principio lo encandiló con su belleza e inteligencia. El
joven Russell se enamoró de esta y dama y se apresuró a pedir la mano de Alys.
(Ella sería la primera de sus 4 esposas) Sin embargo, sospechosamente la
aristocrática abuela trató de impedir el matrimonio de su brillante nieto. La
oposición decidida de Lady John Russell a la boda de Bertrand tuvo como
consecuencia lateral que éste se enterase del historial de locura en su familia. Su
abuela y el médico familiar trataron de convencerlo de que no se casara y como
último argumento adujeron el peligro voluntariamente exagerado de que
engendrara hijos locos, revelándole una serie de episodios familiares hasta
entonces silenciados en su presencia. Resultaba que su tío Willy había perdido la
memoria y el sentido, había extrangulado a un vagabundo y estaba encerrado en
un manicomnio. Su tía Agatha tenía alucinaciones. Incluso el propia padre de
Bertrand, Lord John Russell Amberly, había sufrido episodios de epilepsia.
Bertrand quedaría marcado por estas revelaciones. Durante el resto de su vida la
imagen de su tío estrangulando al vagabundo retornaba una y otra vez a su
imaginación , identificándose mentalmente unas veces con el asesino y otras con
la víctima. En diversas ocasiones posteriores, sobre todo en momentos de
desengaños amorosos o rupturas con sus amantes, el sensible Russell alcanzaba
tal grado de desesperación que creía que estaba a punto de volverse loco él
también, lo cual no hacía más que aumentar su angustia. Todo esto se va a
reflejar en su obra lógica: las paradojas (o locuras) que descubre son algo que
lleva en la sangre; además tendrá una gran preocupación por tener hijos para
desmentir la opinión de abuela y, en consecuencia, esto llevará a reflexionar sobre
el tema de la educación. Por lo demás, Russell viajó a diversas partes del mundo:
Alemania (donde profundizó sus conocimientos de matemáticas), Rusia (donde
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13. entrevistó a Lenin y dijo de él que le parecía un tipo dogmático sin sentimientos ni
imaginación: de ahí que apoyara campañas pacifistas contra la guerra) a China
(donde tuvo como alumno a Mao Tse Tung). A diferencia de Frege tuvo muchos
reconocimientos públicos y hasta le otorgaron el premio Nobel de Literatura en
1950. Tan feliz estaba con su propia vida Russell que en una autobiografía
escribe: “Esta ha sido mi vida. La he hallado digna de vivirse, y con gusto volvería
a vivirla si se me ofreciese la oportunidad” ¿Puede usted estimado lector asegurar
lo mismo con respecto a su propia vida?
2.2. Aportes importantes
¿Qué es la filosofía para Russell? Según él, la filosofía debe ser esencialmente
científica y el planteamiento de sus problemas debe arrancar de las ciencias de la
naturaleza y no, por ejemplo, de la religión o de la moral. Hay que excluir de ella,
en absoluto, cualquier “misticismo”. Tampoco hay que buscar en ella ningún
“remedio heroico contra los sufrimientos intelectuales”. Escribe Russell: “La
filosofía es la tierra de nadie que se encuentra entre la teología y la ciencia y que
está expuesta a ataques de ambas partes. Como la teología, consiste en
especulaciones sobre temas a los que los conocimientos exactos no han podido
llegar; como la ciencia, apela más a la razón humana que a una autoridad, sea
ésta de tradición o de revelación”. Es decir, la filosofía es una crítica constante. El
mismo Russell siempre estaría renovando constantemente sus opiniones a lo
largo de su inmensa producción intelectual.
Según el pluralismo, el mundo se compone de muchos, quizás infinitos, átomos,
independientes entre sí y vinculados tan solo por relaciones externas. Después,
Russell convirtió el pluralismo en un “Atomismo Lógico”, o sea la teoría según la
cual el mundo se compone de datos sensibles que se hallan enlazados entre sí
de un modo puramente lógico. Russell llegó a creer que el mundo estaba hecho
de una multiplicidad de elementos separados a los que llamó “átomos”, elementos
indivisibles que resultan del análisis lógico. El “Atomismo Lógico” está basado en
la premisa de que existe un isomorfismo entre la estructura lógica oculta del
13
14. lenguaje, por un lado; y la estructura de realidad, por el otro. A su vez, rechaza el
idealismo hegeliano a favor del realismo inmediato. Para esta visión gnoseológica
lo conocido se halla fuera de la conciencia y es distinto del sujeto, además, asume
el empirismo, gusta de la física y la ciencia en general como los positivistas que
sólo estudian aquello de lo que podemos tener hechos fácticos.
Russell estaba interesado en la matemática y el conocimiento matemático; y
buscaba un fundamento sólido de certeza que pudiera utilizarse para basar todo
conocimiento matemático. Junto con el “Órganon” de Aristóteles “Principia
Mathematica” escrita en conjunción con Whitehead es, sin dudas, la obra más
influyente dentro del campo de la lógica matemática. En ella Russell tomó el
desarrollo del logicismo iniciado por Frege. Pero había una falla en el sistema
fregeano. Russell le escribió una famosa carta en la que le señalaba que una
grave contradicción podía verificarse en su sistema lo cual representaba una
verdadera inconsistencia e hizo que Frege desistiera de su teoría. Russell formuló
la contradicción que encontró en la lógica de Frege de la siguiente manera: “La
clase de todas las clases que no pertenecen a sí mismas pertenece a sí misma si
y solo si no pertenece a sí misma”. La crítica que Russell le hizo a Frege hoy
conocida como la paradoja de Russell es uno de los tantos dilemas, falacias y
paradojas que ponen a prueba la verdadera capacidad mental y estratégica de los
lógicos. Dentro de las más conocidas podemos mencionar a la paradoja del
Mentiroso que ha cautivado a los filósofos desde que Epiménides de Creta
declarara que “Todos los cretenses son mentirosos”. Si bien ésta no es su forma
más antigua la paradoja del Mentiroso consiste en lo siguiente. Digamos que
escribo en una hoja de papel una única oración que dice “La única oración en esta
hoja de papel es falsa”. Si usted pregunta si la única frase en esa hoja de papel es
verdadera, respondería que si fuera verdadera entonces sería cierto que esa
oración es falsa. Entonces, por oposición, podemos decir que dicha oración es
falsa, pero eso es precisamente lo que dice la única oración escrita en esa hoja de
papel, de ahí se sigue que después de todo dicha oración es verdadera. ¿qué ha
pasado? Si supones que es verdadera, es falsa y si supones que es falsa, es
14
15. verdadera. Esta oración no es verdadera ni falsa: esto es una paradoja. Bertrand
Russell intentó popularizar su paradoja con 3 versiones simplificadas de la misma:
la del barbero, la de los catálogos y la de los alcaldes, las cuales trataremos a
continuación.
2.2.1. PARADOJA DEL BARBERO
Esta paradoja hace alusión a un barbero que, por norma, afeita a todas aquellas
personas de la aldea que no se afeitan a sí mismas y sólo a aquéllas. La pregunta
desconcertante es ¿se afeita el barbero a sí mismo? Se plantea entonces una
difícil situación circular y contradictoria.
1) Si suponemos que el barbero se afeita a sí mismo, como es un habitante del
lugar que se afeita a sí mismo, no debería ser afeitado por el barbero y, por
consiguiente, no debería ser afeitado por sí mismo. Así pues, si suponemos que
es afeitado por él mismo, entonces afirmamos que no debería ser afeitado por sí
mismo.
2) Si suponemos que el barbero no se afeita a sí mismo, según la norma
aceptada, debería ser afeitado por el barbero; es decir, debería ser afeitado por sí
mismo. De nuevo se presenta el conflicto, ya que si el barbero no se afeita a sí
mismo, debería ser afeitado por sí mismo.
Conclusión: el barbero se afeita a sí mismo, si y sólo si, no se afeita a sí mismo.
2.2.2. PARADOJA DE LOS CATÁLOGOS
Según la paradoja de los catálogos, partiendo de la base de que toda biblioteca
tiene un catálogo, se comprueba que en algunos casos estos catálogos se
incluyen a sí mismos como libros de la biblioteca, y en otros casos, no.
Supongamos ahora que quisiéramos construir una suerte de supercatálogo.
Específicamente, queremos hacer un catálogo de todos aquellos catálogos que no
se incluyen a sí mismos. Reflexionando un poco nos daremos cuenta que, se nos
plantea un problema en el momento de incluir o no al supercatálogo mismo en
nuestro supercatálogo. Razonemos por una doble reducción al absurdo.
15
16. 1) Supongamos que el catálogo no se incluya a sí mismo. En tanto estamos
catalogando los catálogos que no se incluyen a sí mismos, deberíamos incluirlo.
(Es decir, si el catálogo no se incluye, entonces se incluye). Entonces, lo
incluimos. Pero, dicho catálogo sería erróneo por incluir un catálogo que sí se
incluye.
2) Supongamos que el catálogo se incluye a sí mismo. Pero, dicho catálogo es el
catálogo de todos los catálogos que se incluyen a sí mismos. Por ello, diríamos
que ese catálogo no se incluye a sí mismo. (Es decir, si el catálogo se incluye,
entonces no se incluye). Entonces, no lo incluimos. Pero, dicho catálogo sería
incompleto por no incluir un catálogo que no se incluye a sí mismo.
2.2.3. PARADOJA DE LOS ALCALDES
De acuerdo a la paradoja de los alcaldes, todo distrito ha de tener un alcalde.
Sucede a veces que el alcalde no reside en su propio distrito. Supongamos que se
promulga una ley en la cual se delimita un área especial S, exclusivamente para
aquéllos alcaldes que no residen en su propio distrito, y se obliga a todos esos
alcaldes a residir allí. Supóngase, por añadidura, que hay tantos alcaldes no-
residentes, que S ha de ser constituido en distrito. La pregunta conflictiva es
¿dónde residirá el alcalde de S? Existen dos posibilidades: que el alcalde resida
en su propio distrito o que el alcalde no resida en su propio distrito.
1) Si el alcalde de S reside en su propio distrito, que es el distrito de los alcaldes,
ya que allí solo residen los que no residen en su propio distrito, no debería residir
en el distrito de los alcaldes.
2) Si el alcalde de S no reside en su propio distrito, que es el distrito de los
alcaldes, ya que allí solo residen los que no residen en su propio distrito, debería
residir en el distrito de los alcaldes.
Para solucionar estas paradojas se propone la teoría de los tipos que establece
normas para construcción de fórmulas bien formadas. En pocas palabras para
Russell las paradojas son fórmulas incorrectas, construcciones sin significado.
16
17. Precisamente esta teoría para Wittgenstein marcaría un punto de quiebre con
respecto a Russell.
En relación a la ética, Russell no nos ofrece una doctrina moral, pues no pretende
liberarse de los sistemas éticos opresivos construyendo otro sistema en su lugar
que resultaría igualmente aprisionante. La moral no es para él una ciencia. La
moral da expresión a las convicciones y emociones vitales que más importan al
hombre. Para Russell toda actividad humana surge de dos fuentes: impulso y
deseo. “Bueno” es lo que satisface a nuestro deseo y responde a nuestro impulso.
El hombre de mente liberada, dirigido por su impulso hacia el crecimiento, el
hombre satisfecho y alegre, que no sufre la frustación de sus impulsos centrales,
es el único verdaderamente amoroso. Dirá Russell: “La vida buena está inspirada
por el amor y guiada por el conocimiento”. Lo importante para Russell es que cada
persona logre su autodesarrollo sin obstáculos que impidan su plenitud.
Una vez dijo este pensador inglés: "Gran parte de las dificultades que atraviesa el
mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los
inteligentes, llenos de dudas." Esto se ejemplifica con una anécdota que relata un
encuentro entre Russell y Marilyn Monroe. Entonces, esta bellísima actriz se le
acerca al filósofo y le dice con cierto aire de coquetería: “Profesor Russell, que
bueno sería si usted y yo tuviéramos un hijo… ¿Se imagina?, con su inteligencia y
mi belleza sería un hijo excelente” Pero Russell que ya estaba casado responde
con su peculiar ingenio: “Oh, no no, mi señora Monroe, porque también hay el
riesgo que saliera con su inteligencia y mi belleza y eso sería un horror”. Notemos
como la seguridad de Monroe es contrastada con la eterna duda de Russell.
Russell también tenía ciertas opiniones con respecto a la religión. En su vida
adulta, pensaba que era muy improbable que existiera un dios, y sostenía que la
religión era poco más que superstición y, a pesar de cualquier efecto positivo que
la religión pudiera tener, es considerablemente dañina para las personas. Creía
que la religión y los puntos de vista religiosos sirven para impedir el conocimiento,
17
18. promover el miedo y la dependencia, y son responsables en gran parte de la
guerra, opresión y miseria que ha perseguido al mundo. En específico, Russell
declara que él no se considera cristiano. Y explica esto primero definiendo lo que
se entiende por cristiano. Un cristiano tiene estas 3 creencias:
1) Cree en Cristo y ese Cristo es sobrenatural
2) Cree en un ser superior
3) Cree en la inmortalidad del alma
Russell no está de acuerdo con ninguna de ellas. Por ello, él dirá que no es
cristiano. Para reforzar esta postura se plantea la Tetera de Russell expuesta por
el mismo lógico a continuación: “Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una
tetera de porcelana que gira alrededor del Sol, nadie podría refutar mi
aseveración, siempre que dijera que la tetera es demasiado pequeña como para
ser vista aún por los telescopios más potentes, se trata, pues, de una tetera
invisible. Pero si yo dijera que existe una tetera que nadie puede ver y que eso es
irrefutable, se diría que ya perdí la razón. Sin embargo, si la existencia de tal tetera
se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad
sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, dudar de su
existencia sería un signo de rareza, y quien dudara merecería la atención de un
psiquiatra”. Notamos así que Russell se opone a lo religioso por su dogmatismo
exagerado, su obligada enseñanza en las escuelas primarias y su carácter de
convencional.
3. LUDWIG WITTGENSTEIN (1889-1951)
3.1. Biografía
Era el menor de 8 hermanos y pertenecía a una familia aristocrática. A los 14
años, los padres de Ludwig lo enviaron a una escuela poco convencional de Linz.
Adolf Hitler, que tenía casi la misma edad, también estudiaba allí. En 1908 a los 19
años comienza a estudiar ingeniería. Pero tras conocer a Gottlob Frege y entrar en
contacto con Bertrand Russell se orienta hacia los trabajos relacionados con la
matemática y la filosofía de la ciencia. Russell lo describe así: “Era quizás el
ejemplo mas perfecto que he conocido del hombre de genio tradicional:
18
19. apasionado, profundo, intenso y dominante.” Sin embargo, también es cierto que
tenía una personalidad difícil. Poco después de estallar la guerra Wittgenstein se
alistó en el ejército alemán como artillero voluntario. Es en ese momento cuando
escribe su “Tractatus”. Al final lo presentó en varias editoriales, pero sin éxito. (Lo
mismo que le sucedió a Frege). En 1922, con la ayuda de Russell, por fin publicó
su gran obra, aunque no le pagaron por los derechos de autor y le negaron las
regalías resultantes de la venta. Muy pronto el libro se convirtió en un clásico.
Cuando culminó la guerra se convirtió en el hombre más rico de Austria debido a
que su padre había invertido en títulos estadounidenses. Se fue de la casa familiar
y se hospedó en un lugar cerca del Magisterio, donde estudió para ser maestro de
escuela primaria. Era un maestro innato que no explicaba los temas sino que
llevaba a los alumnos a descubrirlos formulándoles preguntas, aunque solía
tirarles del cabello a las niñas que no comprendían los temas básicos del álgebra.
De 1926 a 1928 se dedicó a diseñar y construir una casa en Viena para su
hermana Greti. En esa época volvió a frecuentar a la sociedad vienesa y se
enamoró de una amiga de su hermana, una suiza llamada Marguerite, que era
mucho más joven que él. Gustaba del arte, era vivaz y provenía de una familia
pudiente en la que no se hablaba de filosofía. Luego de conocerse Wittgenstein
quería casarse con ella. Pero la relación solo quedó en amistad pues en la
convivencia Wittgenstein en vez de acompañar a dormir a su posible mujer
prefería pasar la mayor parte del tiempo rezando y meditando y la dejaba sola. En
1927, comenzó a reunirse con el Círculo de Viena especialmente con Rudolf
Carnap quien lo describe así: “La posición y la actitud que adoptaba ante la gente
y los problemas, aun los teóricos, eran mucho más parecidas a las de un artista
creativo que a las de un científico; casi se podía decir que eran similares a las de
un profeta o un vidente. Cuando comenzaba a formular sus ideas sobre alguna
cuestión filosóficas, solíamos sentir la lucha interna que libraba en ese momento,
lucha mediante la cual trataba de salir de la oscuridad y penetrar en la luz con un
esfuerzo intenso y doloroso, que hasta se reflejaba en su rostro, tan expresivo.
Cuando por fin, y en ocasiones luego de un arduo y prolongado empeño, obtenía
la respuesta, su enunciación se manifestaba ante nosotros como una obra de arte
19
20. recién terminada o una revelación divina. No es que expusiera sus opiniones de
manera dogmática… Pero nos causaba la impresión de que llegaba a un
entendimiento súbito como producto de una inspiración divina, de modo que no
podíamos evitar sentir que cualquier comentario o análisis sensato y racional que
hiciéramos al respecto constituiría una profanación”. En 1929 comenzó a dictar
una cátedra en Cambridge, es ahí cuando se vuelve a enamorar esta vez de
Francis Skinner quien se convirtió en su compañero. Este murió de polio en 1941.
No obstante, en 1946 se enamoró de nuevo pero de Ben Richards, un estudiante
de medicina de Cambridge que era casi 40 años menor que él. Esta relación lo
hizo muy feliz y continuó hasta su muerte. En 1947 renunció a su cátedra ya que
deseaba dedicarse a escribir. Poco después, Wittgenstein se enfermó y regresó a
Inglaterra, donde se le diagnosticó cáncer de próstata. Paso lo últimos años de su
vida en Viena, Oxford y Cambridge, junto a su familia y amigos. Hasta que
finalmente dejó de respirar en Cambridge en abril de 1951.
3.2. Tractatus Logico-Philosophicus
En el “Tractatus” se trata de trazar los límites del significado, de separar lo que
puede decirse de lo que no puede decirse. Su propósito no es modesto: quiere
resolver todos los problemas de la filosofía. En efecto, todo lo que pudiera ser
pensado también podía ser dicho pero no todo puede decirse de forma sensata,
existen para Wittgenstein límites a la expresión de los pensamientos. La obra tiene
entonces por objeto establecer los criterios que hacen que una exposición tenga
sentido, determinar lo que podemos decir y lo que debemos callar.
Wittgenstein plantea un isomorfismo entre el mundo con sus hechos constituidos
de objetos y el lenguaje con sus proposiciones constituidas de nombres. La
estructura de las proposiciones coincide con la estructura de los hechos. Las
proposiciones representan los hechos y los nombres los objetos. Esta postura es
la famosa teoría figurativa del significado, es decir, la verdad se constituye como la
correspondencia entre una proposición y un hecho. El mundo, es la totalidad de
los hechos que son el caso, es decir, aquellos hechos que se dan efectivamente.
20
21. Los hechos son "estados de cosas", o sea, objetos en cierta relación, no aislados.
Ejemplo: puedo pensar una silla solo cuando se conecta con otros objetos. Otro
ejemplo: un hecho es que el libro está sobre la mesa, lo cual se revela como una
relación entre "el libro" (que podemos llamar objeto "a") y "la mesa" (que podemos
llamar objeto "b"). Aquí se pone de manifiesto, en efecto, que el hecho posee una
estructura lógica que permite la construcción de proposiciones que representen o
figuren ese estado de cosas, a saber: "El libro está sobre la mesa" (o, trascrito a
lenguaje lógico, "R(a,b)"). Al igual que un hecho es una concatenación de objetos,
una proposición será una concatenación de nombres (los cuales, obviamente,
tendrán como referencia los objetos).
Para Wittgenstein el lenguaje descriptivo funciona igual que una maqueta, en la
cual representamos los hechos colocando piezas que hacen las veces de los
objetos representados. Cuanto más perfecto sea un lenguaje, tanto más fiel será
el conocimiento de la realidad que nos proporcione. Esto no ocurre con el lenguaje
ordinario donde por ejemplo, la palabra “es” tiene un sentido que depende del
contexto. Compara “Sócrates es”, “Sócrates es el maestro de Platón”, “Sócrates es
un ciudadano ateniense”. En el primer caso, hablamos de existencia; en el
segundo, de identidad; y en el tercero, de predicación. Hará falta, por ello, un
lenguaje preciso, riguroso, lógico diferente a lenguaje natural u ordinario. Este el
lenguaje de Principia Mathematica (1903). Gracias a este lenguaje se podrá
analizar la forma lógica de las proposiciones sin caer en los errores y confusiones
en los que el lenguaje ordinario nos sumergía.
No podemos afirmar un hecho cualquiera salvo si tenemos acceso a una reserva
de posibilidades que aprehendemos mentalmente. Si conocemos un objeto,
sabemos en qué hechos puede aparecer y en cuáles no. Sólo conozco la nieve y
lo blanco a través del hecho de que la nieve es blanca. Este conocimiento de los
hechos en los cuales un objeto puede suceder se manifiesta en la utilización de
los nombres. Cuando sabemos utilizar la palabra "crayón", quiere decir que
sabemos en qué proposiciones podemos encontrarlo; lo cual significa que
21
22. conocemos los hechos en los cuales el objeto crayón podría aparecer.
Wittgenstein distingue dos tipos de objetos:
1) Las particulares: “nieve”, “él”, “crayón”, “Julia”, “Roberto”
2) Las propiedades: “ser blanca”, “deprisa”, “ser alto” y relaciones: “corre”, “ama”
Por ejemplo, para el hecho "Él corre deprisa" tenemos un particular "Él", una
propiedad "deprisa" y una relación "corre", es decir tres objetos. La "ontología" de
Wittgenstein está, pues, fuertemente ligada a una concepción lógica, los dos tipos
de objetos que propone corresponden a dos tipos de componentes lógicos: las
funciones y los objetos de Frege.
Las Proposiciones atómicas son simples, no se descomponen. Veamos sus tipos:
1) Representan lo real (Sensatas): pueden ser Verdaderas o Falsas
Ej: “El pasto es sintético”, “El vaso es de vidrio”, “La camisa es roja”, “La lluvia cae”
2) No representan lo real:
2.1) Sinsentido (⊥ solo falsa, T solo verdad): “A=A”, “2+2=4”, “Juan corre y no
corre”, “Si Lucho consigue trabajo, entonces Lucho no consigue trabajo”
2.2) Insensatas: Seudoproposición (Ni Verdaderas, ni Falsas= carentes de
significado) “Ulises llegó a Ítaca”, “El planeta Venus juega ajedrez con la luna”,
“Los duendes toman el té a las 6 de la tarde”, “Mi hermano gemelo negativo del
mundo al revés es más alto que yo”, “El mundo mundea, la nada nadea”
Todos los enunciados de la matemática y la lógica son solo tautologías
(proposiciones sinsentido). Recordemos que una tautología en el habla cotidiana
es una repetición redundante, los famosos pleonasmos o perogrulladas, por
ejemplo, lo vi con mis propios ojos, le voy a entregar un obsequio gratis, métete
adentro, sube arriba, sal afuera, el cadáver de un muerto difunto que ya falleció,
una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, lo que no puede ser no puede ser
y además es imposible, el ser es lo que es. En la lógica la tautología es un tipo de
esquema que se caracteriza por ser verdadero en toda la matriz principal de su
tabla de verdad. Así por ejemplo, la proposición: “Todo hombre es mortal” es
idéntica, por el sentido, con la proposición: “Pedro es mortal y Juan es mortal, etc.”
En la ocasión “y” representa una función de verdad porque la verdad de “p y q” se
22
23. halla exclusivamente determinada por la verdad de “p” y de “q”. La lógica, por lo
tanto, posee un carácter puramente tautológico, nada dice de nuevo, los juicios
lógicos son vacíos e incapaces de proporcionarnos conclusión alguna sobre la
realidad.
Una expresión es insensata cuando hace un uso incorrecto de los signos. Si un
signo es utilizado en un contexto donde no puede aparecer (en virtud de su
forma), la expresión carece de significado. Las proposiciones formuladas por los
metafísicos no eran suficientemente buenas como para ser siquiera falsas, sino
que carecían totalmente de sentido. Ejemplo de proposición absurda. “El sol baila
mambo”. ¿Es verdadera o falsa? Si fuera falsa, entonces sería cierto que el sol no
baila mambo, o sea que de repente baila salsa, tango o marinera. ¿Es esto lo que
uno quiere decir? Evidentemente no. Por ello, esa expresión no es siquiera falsa,
no tiene sentido. "Pedro se come un número primo" es insensata: El término
"número primo" no puede combinarse de esa forma con "comer".
“Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. Los límites del
mundo también son los límites de la lógica. Nada podría ser ilógico porque si lo
fuera no pertenecería al mundo. El mundo es mi mundo. Yo soy mi mundo. El
lenguaje es esencialmente privado, solo refleja mi mundo y tiende a ser perfecto
como la lógica. Sin embargo, ¿Qué hacemos con las paradojas de Russell? Las
paradojas no demuestran nada, todo es lógico. Son enredos de palabras se
disuelven diciendo: “El barbero afeita a todos los que no afeitan a sí mismos a
excepción de él mismo”. Formalmente: ∀x[(A(b,x)→∼A(x,x)) ∧ (x≠b)]
Las proposiciones filosóficas son carentes de significado, seudoproposiciones que
no son ni verdaderas ni falsas. Sin embargo si esto es cierto, ¿cuál sería la
situación de las proposiciones del “Tractatus” que son evidentemente filosóficas?
He aquí la respuesta del propio Wittgenstein: “Mis proposiciones son
esclarecedoras de este modo: que quien me comprende acaba por reconocer que
carecen de sentido, siempre que el que comprenda haya salido a través de ellas
23
24. fuera de ellas. Debe, por así decirlo, tirar la escalera después de haber subido” Es
decir, debemos considerar el “Tractatus” como una ayuda, una guía pero nada
más, pues el objeto de la filosofía es la aclaración lógica del pensamiento. Por ello,
la filosofía debe explicar, aclarar, dilucidar, elucidar. La filosofía deja todo igual que
como estaba antes del análisis.
Finalmente, Wittgenstein intenta delimitar lo que excede a la estructura del
lenguaje proposicional. Ese exceso es lo inexpresable o lo místico, lo misterioso.
Por ello dirá que “De lo que no se puede hablar mejor es callarse” y con esto
muestra que debe haber humildad en el discurso humano, y además, esto es lo
más profundamente filosófico: que lo más importante de su obra no era lo que
decía sino precisamente lo que callaba. Escribe Wittgenstein: “Mi obra se
compone de dos partes: de la que aquí aparece, y de todo aquello que no he
escrito. Y precisamente esta segunda parte es la más importante”.
3.3. Investigaciones Filosóficas
Según Wittgenstein una proposición y lo que ella describe debe tener alguna
forma lógica. Piero Sraffa un economista marxista gran amigo de Gramsci con su
énfasis marxista en la naturaleza esencialmente social e interactiva del lenguaje,
influyó en Wittgenstein de un modo perdurable y profundo cuando le preguntó por
la forma lógica de rascarse la barbilla con la punta de los dedos. (un gesto
napolitano típico que constituye un insulto)
Dos años después de la muerte de Ludwig Wittgenstein se publicó su libro
“Investigaciones filosóficas”. Este texto representa el punto de partida de una
profunda transformación en el interior de la filosofía del lenguaje y en la filosofía
como totalidad. Marca un verdadero punto de inflexión en el desarrollo del giro
lingüístico. Es el llamado giro pragmático. La obra representó entonces una
separación radical de sus primeros trabajos e influyó de manera continua en el
modo en que se maneja la filosofía. En este libro se profundiza sobre el lenguaje
ordinario, asimismo, se establece el vínculo entre las palabras y las cosas.
24
25. Wittgenstein sostuvo que no existe la experiencia primitiva o pre-lingüística. Toda
experiencia es lingüística. Adquirir el lenguaje es adquirir un modo de
experimentar el mundo. El lenguaje nos da nuestra ventana al mundo y cada
lenguaje es una ventana a un mundo diferente. En sus “Investigaciones
Filosóficas” se preocupa por estudiar el uso que una determinada comunidad hace
de las palabras. Puesto que el lenguaje sólo adquiere significado a través de su
uso social, todo vínculo entre la palabra con el objeto depende de aquellos que
usan esa palabra. Esta regla define lo que Wittgenstein denominó “juegos del
lenguaje”.
Él llega al convencimiento de que el punto de vista adecuado es de carácter
conductista: no se trata de buscar las estructuras lógicas del lenguaje, sino de
estudiar cómo se comportan los usuarios de un lenguaje, cómo aprendemos a
hablar y para qué nos sirve. En el “Tractatus” nunca tenemos la idea de que las
personas usan el lenguaje para decir algo. Es un sistema abstracto. En las
“Investigaciones” él rechazó esa visión. Una de sus tesis fundamentales es la
imposibilidad del lenguaje privado. Para Wittgenstein, un lenguaje es un
conglomerado de juegos, los cuales estarán regidos cada uno por sus propias
reglas. El asunto está en comprender que estas reglas no pueden ser privadas, es
decir, que no podemos seguir privadamente una regla. La razón está en que el
único criterio para saber que seguimos correctamente la regla está en el uso
habitual de una comunidad: si me pierdo en una isla desierta, y establezco un
juego para entretenerme, al día siguiente no puedo estar seguro de si cumplo las
mismas reglas que el día anterior, pues bien podría fallarme la memoria o haber
enloquecido. La comprensión de un lenguaje se vincula a un hábito social.
Asimismo, el segundo Wittgenstein enfatizó la diversidad de clases de oraciones.
No todas las oraciones hacen lo mismo, no todas describen hechos. Ellas servirían
a diferentes propósitos y no deberíamos tener esta posición demasiado simplista
acerca de lo que hacen las oraciones. La expresión “juego del lenguaje” debe
25
26. poner de relieve aquí que hablar el lenguaje forma parte de una actividad o de una
forma de vida. Ten a la vista la multiplicidad de juegos de lenguaje en estos
ejemplos y en otros: dar órdenes y actuar siguiendo órdenes; describir un objeto
por su apariencia o por sus medidas; fabricar un objeto de acuerdo con una
descripción (dibujo); relatar un suceso; hacer conjeturas sobre el suceso; formar y
comprobar una hipótesis; presentar los resultados de un experimento mediante
tablas y diagramas; inventar una historia y leerla; actuar en teatro; cantar a coro;
adivinar acertijos; hacer un chiste, contarlo; resolver un problema de aritmética
aplicada; traducir de un lenguaje a otro; y suplicar, agradecer, maldecir, saludar,
rezar.
Por lo tanto, el lenguaje no solo representa sino que también sirve para orar,
llamar, pedir, amar. No todo se reduce a información. Usar el lenguaje implica una
relación interpersonal. Según Wittgenstein: “Pensemos en herramientas; dentro de
una caja hay un martillo, pinzas, un serrucho, un destornillador, una regla,
pegamentos, clavos y tornillos. Las funciones de las palabras son tan diversas
como las funciones de estos objetos.” La idea de juegos del lenguaje intenta
captar estos diversos usos del lenguaje. Por eso la idea era que un juego de
lenguaje es una actividad. Por eso tenemos la idea de juego, una actividad del uso
del lenguaje en la que están entrelazados, las formas de vida de los hablantes:
aproximadamente la cultura y la sociedad en la cual son empleadas. Wittgenstein
enfatiza los aspectos sociales de la cognición; para ver cómo funciona el lenguaje,
debemos observar cómo funciona en una situación social específica. Solo
prestando atención al fondo social se vuelve inteligible el lenguaje. Por ello, "Si un
león pudiera hablar, no podríamos comprenderlo". No entiendo el lenguaje de un
león porque no sé como es su mundo, no puedo entrar en su mente. Los juegos
de lenguaje pertenecen a una colectividad humana. Aprendemos a usar las
palabras porque pertenecemos a una cultura. A una cultura, a una forma práctica
de hacer cosas. En definitiva, hablamos como hablamos por lo que hacemos.
Jugar con el lenguaje es un asunto público.
26
27. La filosofía tradicional según lo expresado por Wittgenstein despoja las palabras
de aquello que les da vida, el aire fresco del uso cotidiano. Los llamados
"problemas filosóficos" no son en realidad problemas, sino perplejidades,
enfermedades mentales, calambres mentales. Los filósofos se plantean esas
preguntas filosóficas por tener una vaga intranquilidad mental. De ahí que un
problema filosófico tiene la forma de “no sé por donde voy”. La filosofía es una
consecuencia de entender mal el lenguaje. Persiguiendo esencias, conceptos
puros, procesos inmateriales y fundamentaciones últimas los filósofos lograron
crear un recipiente bien sellado que los aísla del mundo tal y cual es. Caen ellos
mismos en esa trampa como moscas encerradas en una botella. Cuando hacemos
filosofía, nos enredamos en un juego de lenguaje cuyas reglas no están
determinadas, ya que es la propia filosofía la que pretende establecer esas reglas;
es una suerte de círculo vicioso. Por ello, debemos dejar de seguir inventando
teorías nuevas sobre el mundo, el alma o Dios ya que eso enreda más las cosas.
De ahí que la misión de la filosofía sea, para Wittgenstein, luchar contra el
"embrujamiento" de nuestra inteligencia por el lenguaje. El propósito de la filosofía
es mostrarnos la salida de esa botella. La filosofía no es una teoría o una doctrina,
no es un decir sino un hacer, sino una actividad de esclarecimiento. Aquí hay una
clase de filosofía que es terapéutica lo que él denomina una batalla contra el
hechizo de nuestra inteligencia por medio del lenguaje. Los rompecabezas
filosóficos surgen al mezclar distintos juegos del lenguaje. La gente se rompe la
cabeza con la naturaleza del alma, pero puede que esto sea porque piensan en
ella como pensarían en un objeto físico. Están confundiendo una manera de
hablar con otra. Por ejemplo, la verdad ¿Qué es la verdad? Algunos dicen que la
filosofía es la búsqueda de la verdad y hablan de la verdad de la misma manera
de la que hablan de una mesa o una silla. La verdad no es un concepto sustantivo
ni tiene propiedades relevantes que la hagan necesaria. Decir ¿qué es la verdad?
Es hacer mal la pregunta pues uno piensa que se pregunta de la misma manera
cuando dice: “¿qué es el sol?, ¿qué es la lluvia?”. Se confunde un juego del
lenguaje con otro.
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28. BIBLIOGRAFÍA:
BOCHENSKI, I. M. (1951) La Filosofía Actual. México: FCE.
FRAPOLLI, M. y ROMERO E. (1998) Una aproximación a la Filosofía del
Lenguaje. Madrid: Síntesis.
HARTNACK, J. (1972) Wittgenstein y la Filosofía contemporánea. Barcelona: Ariel
HEATON, J. y GROVES, J. (2002) Wittgenstein para principiantes. Buenos Aires:
Era Naciente.
KNEALE, W. y KNEALE, M. (1980) El desarrollo de la Lógica. Madrid: Tecnos.
MOSTERÍN, J. (2000) Los Lógicos. Madrid: Espasa
Rafael Félix Mora Ramirez
Domingo, 4 de Octubre del 2009
28