Este documento discute cómo el marketing utiliza las emociones y la sensación de pertenencia a un grupo para influir en las personas y vender productos. Aunque los grupos parecen compartir intereses comunes, en realidad cada individuo tiene sus propias opiniones e interpretaciones. El comportamiento colectivo se debe más a las emociones que a una conciencia colectiva real. Los líderes deben promover el cambio de una manera ética que reconozca la individualidad de cada persona.