La factibilidad ambiental para el desarrollo de software incluye aspectos como el uso eficiente de la energía, el agua y los recursos humanos. Algunas buenas prácticas son usar equipos reutilizados, programar con luz natural, facilitar el teletrabajo, realizar pausas activas y reciclar desechos. Las normas ISO también apoyan la responsabilidad ambiental de las organizaciones.