El movimiento formalista ruso se centró en el estudio de los mecanismos internos de la literatura, como la distorsión del lenguaje y la creación de extrañamiento. Analizaron conceptos como la literariedad, la función estética y la morfología de los cuentos folclóricos. Si bien aportaron nuevas perspectivas, también recibieron críticas por ignorar factores sociales.