El garbanzo se originó en el suroeste de Turquía y se extendió por Europa, África, América y Australia. Es una planta herbácea anual de unos 60 cm con raíces profundas que se adaptan bien a suelos secos. Se cultiva principalmente para su fruto, la vaina, que contiene uno o dos granos ricos en proteínas y carbohidratos. Requiere mejoramiento genético, fertilización adecuada y control de plagas para una producción exitosa.