La educación debe enfocarse en desarrollar la creatividad, la curiosidad y la capacidad de pensar de forma crítica en los estudiantes. En lugar de centrarse únicamente en impartir conocimientos, la enseñanza debe inspirar a los alumnos a plantear preguntas sobre el mundo que les rodea y encontrar sus propias respuestas. Una educación de calidad fomenta el pensamiento independiente y la resolución de problemas para preparar a los estudiantes para los retos del futuro.