Un estudio estadounidense encontró que solo el 25% de los programas educativos comerciales tenían un desarrollo adecuado, y la mayoría imponían límites a su uso efectivo en el aula debido a carencias propias. Pocos programas permitían trabajar el plan de estudios o uno adaptado, y la mayoría carecían de opciones programables o la capacidad de modificar los contenidos para ajustarse al ritmo de aprendizaje individual.