Robert Owen fundó la primera escuela infantil en 1816 para promover una educación basada en la disciplina, la higiene, la amabilidad y el juego. Las lecciones duraban menos de 45 minutos y los niños asistían a clase durante 5 horas y media, donde aprendían costura, química, religión, música, historia natural y ejercicio físico de forma práctica. El objetivo era crear una sociedad justa e igualitaria mediante una educación que hiciera felices a los niños.