1. LA ÉTICA EN EL QUEHACER DE ENFERMERÍA "UNA CUESTIÓN QUE VÁ MÁS
ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL" by Universidad Icesi is licensed under a Creative
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ESCRITO ENSAYÍSTICO
Presentado por:
JACKELINE VIVAS MENDEZ
UNIVERSIDAD ICESI
VALLE DEL CAUCA
Cali, 2022
2. LA ETICA EN EL QUEHACER DE ENFERMERÍA: “UNA CUESTIÓN QUE VÁ MÁS
ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL”
Concepto de Ética aplicada a la cotidianidad
Ricardo, un joven de 21 años, era ingresado a la sala de Cuidado Intensivo posterior a una cirugía
de emergencia, donde le repararon sus órganos abdominales afectados por una bala; era un día
cualquiera, cotidiano, donde ejercía mi profesión como enfermera. Como de costumbre lo pasamos
a una cama y le hicimos todas las medidas necesarias, para que pudiese sobrevivir a la injuria a la
que estaba sometido. Me fue entregado lo relacionado con sus signos vitales, reportes de
laboratorio, manejo farmacológico y plan a seguir. Parte de la historia que daba cuenta del motivo
de su presencia en la sala, detuvo por un momento el tiempo y puso en juego mi raciocinio.
Ricardo, esa persona vulnerable que ahora tenia a mi cargo, estaba implicado en un robo a mano
armada, de la cual surgió una víctima, que no contó con su misma suerte y murió en la escena. Un
tercero, espectador, quien se encontraba en el mismo lugar, fue quien decidió tomar “justicia” por
sus propias manos y disparar a Ricardo…ahora entendía la presencia de autoridades y guardas en
la sala… Reparé de nuevo su rostro, parecía sentir dolor y confusión, a su vez detallé su piel llena
de cicatrices, cada una parecía contar una historia de su corta, pero ajetreada vida. Mientras le
atendía seguía pensando como ese ser, podía arrebatarle la vida a alguien más, que estaba pensando,
que sentía, ¿Por qué lo había hecho?, pero a la final ¿quién era yo para juzgarle?
Casi que de inmediato, entra su madre, una mujer que se notaba la vida le había dado muy duro,
confundida, angustiada, repetía con afán sobre la inocencia de su hijo, lo besaba como si fuera de
nuevo su bebe, su tesoro más preciado. Sentí demasiado pesar porque sabia que su sufrimiento era
constante y estaba lejos de terminar. Se le notaba en sus ojos opacados por las lagrimas y su cara
desconfigurada: el desconcierto y el cansancio. Para ella; él, era el mejor hijo del mundo, su niño.
Una serie de pensamientos y sentimientos me invadieron, venía a mí mente también la persona que
murió por cuenta de Ricardo, ¿quién era? ¿Qué sueños tenía? ¿De quién era hijo, hermano, esposo
o padre?, ¿qué sería de su familia y amigos, que quedaron sin él?, Pero independiente de lo que
pudiese pensar o sentir mi misión inmediata consistía en ayudar a salvar esa vida, a Ricardo. ¿Qué
pasaría después?, no lo sabía, o talvez no quería pensarlo, y entraba en una serie de dilemas y
3. cuestionamientos que eran inevitables, porque antes que enfermera soy un ser humano; comienzo
con esta historia porque hace parte de mi cotidianidad enmarcada en mi profesión.
Entender que “está bien o que está mal” fue algo que aprendí desde niña, o al menos desde que
tengo consciencia. Concibo que hace parte del comportamiento humano, guiado por valores
morales para poder convivir en sociedad e integrarme de una forma adecuada y armónica. En otras
palabras, fui integrando la ética como parte esencial en mi desarrollo personal y social. Esa
concepción, me ha permitido según mi consideración, desempeñar mi papel como una ciudadana
dentro de los parámetros sociales establecidos y esperados. Durante mi proceso educativo desde
lo aprendido en mi núcleo familiar y dentro de las instalaciones académicas, fui comprendiendo el
significado de algunos valores, como la pluralidad, dentro del ejercicio de la democracia, donde
todos tenemos cabida y valor, la cual considero necesaria para fluir como comunidad. La
participación, entendida como la posibilidad de aportar dentro de un conjunto o como parte de un
grupo social. El reconocimiento, que da cuenta de aceptar que “el otro” es diferente a mí, y aunque
lo sea no tiene porque entorpecer, sino al contrario desde su diferencia aportar y enriquecer. La
empatía, la cual puede desarrollar desde la infancia y potenciar en mis relaciones sociales de todo
tipo, es poder ponerme en el lugar del otro, lograr esa conexión humana y el respeto por el mundo
y la naturaleza; y finalmente la tolerancia, en donde se facilita el respeto a la diferencia y por lo
tanto la convivencia. Estos valores aprendidos y fortalecidos según experiencias de vida, se
esperan, estén integrados en una persona que decide por vocación estudiar una carrera de la salud,
donde el sujeto de atención es otro ser humano con toda la dimensionalidad y complejidad que
implica.
La importancia de la enseñanza de la Ética en el ámbito Universitario
Sin duda alguna, la inclusión de la enseñanza de forma transversal de la ética dentro del programa
curricular profesional es fundamental. El educar en valores implica salirse de los esquemas del
fundacionalismo (fundamentos preestablecidos) y el reduccionismo. Se trata de abrir la mente al
aquí y al ahora, de agudizar la sensibilidad de tal manera que se pueda identificar, lo que requiere
de algunos cambios o ajustes y se preserve lo que se considere se encuentra bien. Finalmente, todos
los esfuerzos y la capacidad creativa y de adaptación deben dirigirse a responder a la pregunta
“¿Cómo vivir bien, aquí y ahora?” y ello seguramente debe de trascender mas allá de la
normatividad que está implícita en la convivencia social o en el deber ser, muchas veces impuesto
4. por algunos pocos. Esta inclusión curricular debe hacerse de tal manera que estimule en el
estudiante, esa capacidad de deliberación que ponga en juego sus principios morales, desde un
nivel individual y colectivo con todo lo que ello acarrea, ser como se desea ser, pero a la vez no
traspasar al otro siendo parte de un grupo, facilitando la consecución de proyectos a nivel social.
Algo que me llamó mucho la atención de uno de los textos referencia (Puig Rovir & García, 2015)
es el uso del “mapa” y la “brújula”, para entender como a partir de la educación en valores,
podemos llegar a “vivir bien”. Con estas herramientas se nos indica el camino o la dirección, de tal
manera que el alumno pueda trazar y experimentar el camino a seguir e incluso alentar al que viene
detrás según su experiencia. Esa educación en valores permite tomar una postura crítica frente a
algo, evitando el “solo seguir órdenes”; Al respecto, traigo a colación el caso de Eichman, quien
afirmaba “solo seguía órdenes” se libraba de la culpa de la muerte de millones de judíos,
despersonalizándose, abandonando la capacidad de pensar por sí mismo o de hacer juicios,
situación que, según afirmaba Hanna Arendt; lo hacia un “DON NADIE”.
Dado lo anterior, y para no ir por el mundo como profesionales insulsos, se debe insertar en los
currículos una educación en valores, donde se fomenten las prácticas morales que nos permitan
“Valorar la actualidad y discriminar que se debe aceptar y cómo adquirirlo, lo que se debe
transformar y como cambiarlo, y lo que se debe inventar y como crearlo” (Puig Rovir & García,
2015). El desarrollo de estas prácticas sea procedimentales o sustantivas, deben favorecerse desde
diversos espacios académicos, que incluyan el uso de asambleas, debates, resolución de casos,
donde pongan en juego sus posturas, intercambio de ideas, creatividad para la resolución,
argumentación, reflexión. Estas prácticas morales deben orientarse desde diversos ángulos, de tal
manera que, con su uso continuo, los alumnos puedan llegar a convertirse en individuos con
“virtudes y disposiciones personales”, favoreciendo el establecimiento de una cultura moral, la cual
se va a ver reflejada en el actuar en sociedad.
Importancia de la Ética en el quehacer de Enfermería
Estas prácticas deben hacer parte de todas las disciplinas sin duda, pero quiero enfocarme en la
Enfermería, ciencia de la cual hago parte. Esta, es reconocida históricamente como una profesión
de servicio, en donde existe una interacción directa con el individuo y/o comunidad, con el objetivo
principal de lograr el cuidado de la salud y la prevención de la enfermedad. En el ámbito clínico,
específicamente en la Unidad de Cuidado Intensivo, la interacción con los pacientes y su familia
5. se hace más estrecha al tratarse de una condición que requiere extremo cuidado, dado el escenario
clínico de los pacientes que ingresan con riesgo inminente de fallecer. Dicha situación per se,
significa una alta vulnerabilidad en todos los sentidos y total o parcial dependencia en los cuidados
que puedan brindársele, con el objetivo de recuperar la salud en el menor tiempo posible. Teniendo
en cuenta el contexto anterior, es imprescindible que el trato con ese ser “vulnerable” y su entorno,
debe estar regido por principios éticos que permitan una adecuada relación y consecución de
objetivos dirigidos a la recuperación de la salud.
El Enfermero debe desarrollar sin duda una serie de competencias desde el saber conocer
(relacionado con conocimientos científicos) desde las diferentes áreas de la anatomía, fisiología,
farmacología, semiología, patología entre otros, hasta el saber hacer, cuyas destrezas se ven
reflejadas en las múltiples tareas cotidianas desde varios niveles de complejidad, pero sobre todo
y al tratarse de seres humanos en el saber ser, que va enfocado al desarrollo de la sensibilidad
“frente al otro” de respeto de su ser y su intimidad, de la capacidad que tiene de identificar sus
necesidades y carencias, lo cual le brinda ese carácter humanista a la profesión. Finalmente somos
los profesionales quienes estamos más tiempo cerca a los pacientes y sus familias. Esto le
proporciona un contacto estrecho con la ética y con los dilemas que se derivan en el contexto de la
atención.
Actuar con ética implica que prime el respeto por los derechos de los pacientes, de su dignidad, sin
distinción de raza, sexo, religión, cultura, preferencia política o sexual, donde no existe el que
catalogamos como “bueno” o “malo” sino como un ser que necesita de cuidados; a ello me refiero
que atendemos por igual al que dispara la pistola como a quien recibe la bala. Considerar y respetar
la diferencia en las costumbres, valores, creencias y decisiones es fundamental, así como lo es el
mantenimiento de la confidencialidad de los datos clínicos y de la intimidad del paciente.
Equiparando los principios bioéticos (Rojas Osorio & Lara C., 2014), en el quehacer de enfermería,
puedo afirmar con respecto al principio de beneficencia: el cual “supone la obligación moral de
actuar en beneficio de los otros”, va enfocado a que todas las acciones que se desarrollen mediante
el quehacer estén enfocadas a hacer el bien, el de no maleficiencia “ no hacer o provocar daño
intencionadamente hacia el enfermo” en este sentido se encuentra dirigido a que mediante acciones
u omisiones no se haga daño a nuestros pacientes con medidas no terapéuticas, desde todas las
dimensiones tanto física, mental o en su contexto social, ellos se puede hacer incluso con
6. comentarios imprudentes o con acciones negligentes. El principio de justicia en el cual “las
personas deben ser tratadas con igualdad”, independiente de su condición cultural, económica o
religiosa, de priorizar esos cuidados y hacer buen uso de los recursos con los que cuenta la
institución para que alcancen para todos, y el principio de autonomía en el cual el paciente “actúa
con conocimiento de causa, intencionadamente, sin influencias externas” este va dirigido a
proporcionarle al paciente y su familia una información veraz y suficiente que le permita la toma
de decisiones que considere correcta para su salud, manifestado en el consentimiento informado.
En el contexto de una UCI se generan múltiples dilemas que requieren de un razonamiento moral
(Kartawidjaja, 2020), guiado por nuestra conciencia y consideraciones personales frente a las
diversas situaciones clínicas, ejemplo: Algunas medidas que pueden estar dirigidas a prolongar la
vida, pueden convertirse según nuestro criterio en medidas para aplazar la muerte, entrando en
terrenos de futilidad médica, y generando sentimientos de cansancio, desesperanza y desasosiego.
Ahora bien, no hay que dejar de lado los conflictos éticos que pueden generarse dentro del equipo
de salud, porque si bien es cierto el medico es quien da las indicaciones de manejo, el personal de
enfermería es quien las ejecuta y puede estar o no de acuerdo con ellas y sentir que están en contra
de sus principios morales o éticos en lo que piensa que se debería hacer, generando sentimientos
de frustración personal y profesional por tener esa sensación de encarnizamiento terapéutico.
Anteriormente la enfermería estaba circunscrita al cumplimiento de órdenes sin embargo a partir
del siglo XX (Taboada, 2003), esta profesión se ha posicionado como igual dentro del equipo de
salud para trabajar con el médico y otros profesionales para el paciente, esta connotación le generó
autonomía e independencia en sus decisiones y la capacidad para pensar de forma critica frente a
las medidas de cuidado establecidas sin embargo con aun con las limitaciones legales que implica
el quehacer profesional. Una de los aspectos a resaltar es que, durante el ejercicio profesional, se
ejecutan acciones de gran responsabilidad como administración de medicamentos, realización de
procedimientos, toma de decisiones que impactan directamente en la vida de los pacientes y
requieren del principio de integridad, en el cual el profesional actúa bajo el precepto de sus
principios, lo estén viendo o no, de ahí la necesidad que sea capaz de reconocer errores y pueda
llegar a comunicarlos para tomar las medidas correctivas sin poner por delante sus intereses
personales, y el riesgo de la vida del paciente, en otras palabras ser HONESTO con sus acciones u
omisiones.
7. Para concluir, la ética, la bioética y la moral hacen parte fundamental de nuestro desarrollo personal
y profesional y debe ser inherente a nuestro actuar humano, más aún cuando se trata del abordaje
de otros seres humanos, la educación en valores, así como las formas de resolución de dilemas
éticos mediante el razonamiento moral deben de ser enseñados e incluidos de forma transversal en
los currículos universitarios, no se puede suponer que se trate de un acto instintivo que ya viene
integrado a nuestra naturaleza humana.
BIBLIOGRAFIA
Kartawidjaja, J. (2020). Etica y razonamiento moral. Orphanet Journal of Rare Diseases, 21(1),
1–9.
Puig Rovir, J. M., & García, X. M. (2015). Para un currículum de educación en valores. Folios,
41, 7–22. https://doi.org/10.17227/01234870.41folios7.22
Rojas Osorio, A., & Lara C., L. (2014). ¿Ética, Bioética o Ética Médica? Revista Chilena de
Enfermedades Respiratorias, 30(2), 91–94. https://doi.org/10.4067/S0717-
73482014000200005
Taboada, R. M. B. (2003). Aspectos éticos-bioéticos en la atención del paciente crítico. Revista
Cubana de Medicina, 42(1), 5–11.