La transición de la Antigüedad a la Edad Media en la Península Ibérica estuvo marcada por la llegada de pueblos germánicos como los suevos, vándalos y alanos en el siglo V y los visigodos a principios del siglo VI, que se asentaron en la península e instauraron reinos. Los visigodos consolidaron su monarquía en Toledo y unificaron religiosa y jurídicamente los territorios a finales del siglo VI. La sociedad experimentó una ruralización y la polar