La disociación del agua genera iones hidrógeno e hidróxido que afectan el pH de las soluciones acuosas. Los ácidos y bases pueden alterar el equilibrio de estas concentraciones de iones, haciendo que las soluciones sean ácidas o básicas. Los organismos vivos mantienen su pH interno mediante sistemas tampón que contrarrestan los cambios en las concentraciones de iones hidrógeno.