El documento argumenta a favor del uso de un lenguaje no sexista e inclusivo. Señala que el lenguaje evoluciona para reflejar la realidad, por lo que debe incorporar a las mujeres que ahora participan en todos los ámbitos de la sociedad. Propone varias alternativas concretas para lograr un lenguaje que represente por igual a mujeres y hombres sin resultar farragoso u ofensivo.