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Revisión
Correspondencia: J. Muñoz Castellano
C/ Siete Infantes de Lara, nº 15 - 4º A. La Rioja
E-mail: jmunozc@riojasalud.es
Fecha de recepción: 5-10-2006
Fecha de aceptación: 15-1-2007
RESUMEN
E
l manejo prehospitalario de la lesión medular (LM) tiene una im-
portancia crítica ya que el 25% del daño puede producirse o
agravarse después de la lesión inicial. Su manejo incluye explo-
ración, inmovilización espinal, manejo cuidadoso de la vía aérea (intu-
bación, si indicado, usando estabilización manual de columna cervical),
y soporte cardiovascular. Los estudios no han demostrado convincen-
temente que la metilprednisolona u otros fármacos realmente aporten
ventajas clínicamente significativas e importantes para los pacientes
que sufren LM. Los estudios publicados tampoco apoyan el empleo te-
rapéutico de metilprednisolona en pacientes que sufren una LM en la
fase prehospitalaria, aunque es el único tratamiento que ha demostra-
do mejorar la función motora si se emplea dentro de las primeras 8
horas tras la lesión. Además, en esta etapa, no se sabe si alguna in-
tervención farmacológica tiene efectos beneficiosos o no. Por lo tanto,
deben realizarse ensayos clínicos en pacientes con LM, para intentar
mejorar el resultado en dichos pacientes.
ABSTRACT
Prehospital management of spinal cord injury
P
rehospital management of spinal cord injury is of critical impor-
tance since 25% of spinal cord injury damage may occur or be
aggravated after the initial event. Prehospital management inclu-
des examination of the patient, spinal immobilisation, careful airway
management (intubation, if indicated, using manual in-line stabilisation),
and cardiovascular support. Studies have not demonstrated convin-
cingly that methylprednisolone or other pharmacological agents really
have clinically significant and important benefits for patients suffering
from spinal cord injury. Published statements also do not support the
therapeutic use of methylprednisolone in patients suffering from spinal
cord injury in the prehospital setting any more, although it is the only
treatment that has demostrated to improve the motor function if it is
used wthin the first 8 hours after the injury. Moreover, at this stage, it is
not known whether pharmacological intervention has beneficial effects
or not. Therefore, networks for clinical studies in spinal cord injury pa-
tients should be established, as a basic requirement for further impro-
vement in outcome in such patients.
Palabrasclave: Lesión medular. Tratamiento de emergencia.
Fluidoterapia. Tratamiento con fármacos.
KeyWords: Spinal cord injury. Emergency treatment. Fluid
therapy. Drug therapy.
Manejo prehospitalario de la lesión medular
J. Muñoz Castellano
MÉDICO DEL SERVICIO DE URGENCIAS Y EMERGENCIAS DEL 061 DE LA RIOJA.
INTRODUCCIÓN
Este artículo presenta una visión práctica del manejo prehos-
pitalario de la lesión medular (LM). Abordaremos la epidemiolo-
gía, exploración, inmovilización del paciente, el manejo de la vía
aérea, el soporte cardiovascular y el tratamiento farmacológico.
La incidencia real de LM varía según las regiones y la me-
todología utilizada. Globalmente puede situarse en 9-53 LM por
millón de habitantes y año. Aproximadamente un 20% muere
antes de llegar al hospital1
. En España, se estima una incidencia
de 12-20 LM, por millón de habitantes y año. La incidencia de
patología traumática en España se acerca más a la cifra de 12
casos por millón de habitantes y año. La prevalencia estimada
de pacientes que han presentado una LM en nuestro país es de
350 personas por millón de habitantes, con una evolución ascen-
dente y progresiva en el tiempo debido a la mayor esperanza de
vida que proporciona el tratamiento especializado2
.
Afecta predominantemente a varones, con una relación de
4:1 respecto a las mujeres. Son pacientes jóvenes, con una me-
dia de edad de 35 años. La causa predominante de LM es la
traumática (81,5%) y de éstas la más frecuente es el accidente
de tráfico, causante del 52,4% de las mismas, seguido del acci-
dente casual (22,8%), el accidente laboral (13,6%), el accidente
deportivo (5,3%), los intentos de autólisis (2,3%) y otros (3,6%).
El nivel de lesión varía según los autores, y es en forma de pa-
raplejía el 60% (45-75%) y de tetraplejía un 40% (35-53%)2
.
Cuando el proceso se estabiliza menos del 30% consiguen
ser independientes, el 70% restante necesitará aparatos o silla
de ruedas, el 22% dependerá de una segunda persona, sólo el
13% se reincorpora a la vida laboral3
.
MANEJO INICIAL PREHOSPITALARIO
DE LA LM
La sospecha de LM requieren un tratamiento específico
en el nivel prehospitalario por lo que hay que conocer los sín-
tomas que se asocian a LM: dolor lumbar (40%), lesiones cra-
neales (35%) y alteraciones del nivel de conciencia (30%),
dolor cervical (15%), déficit neurológico (sólo el 15%), dolor
torácico (10%), raquis sensible al dolor (5%)4
.
Si hay dolor en un punto sugestivo de LM es necesario
tener especial cuidado porque la LM puede localizarse en otro
segmento de la médula espinal. Un 20% de las lesiones cervi-
cales, un 60% de las torácicas, y un 10% de las LM lumbares
el dolor se localizaba en otro sitio4
.
El objetivo del manejo prehospitalario del lesionado me-
dular es reducir el déficit neurológico y prevenir cualquier da-
ño adicional de la función neurológica.
La actuación en el lugar del accidente incluye una rápida
evaluación primaria del paciente con restitución de las funcio-
nes vitales (A, B, C, D: vía aérea, respiración circulación y
evaluación neurológica), una cuidadosa evaluación secundaria
y finalmente los cuidados definitivos que incluyen el transpor-
te y la admisión en urgencias o un centro de traumatología.
Aún diría más, tras llegar al lugar del siniestro es importante
“leer” el escenario para apreciar el mecanismo de la lesión y
así poder detectar posibles LM.
El manejo prehospitalario, en general, y el de la vía aérea
y la ventilación en particular, debería incluir la inmovilización
de la columna en los casos sospechosos para minimizar así la
LM secundaria a una mala movilización del paciente. La flui-
doterapia para el shock y el tratamiento farmacológico com-
pletan el manejo prehospitalario del síndrome de LM.
Evaluación primaria y restitución
de las funciones vitales
En el examen inicial el ABCD debe ser evaluado, contro-
lado y restaurado según las recomendaciones de las guías de
atención al politraumatizado5
.
El examen secundario es una evaluación exhaustiva desde
la cabeza a los pies. Este examen debe centrarse en los pa-
cientes con posible lesión medular si presentan dolor en el
cuello o en la espalda, dolor a la palpación en columna, sig-
nos de debilidad muscular, parálisis, parestesias, signos de in-
continencia, priapismo, aumento de la temperatura en la piel o
eritema5
.
Las conclusiones de la exploración prehospitalaria debe
ser recogida en la historia clínica con todo detalle.
Inmovilización del paciente
Se estima que hasta el 25% de LM pueden agravarse des-
pués de la lesión, bien sea durante el transporte o bien, en el
curso del tratamiento inicial6,7
. Hay que decir que estos datos
tienen más de 20 años, y no hay estudios recientes. La movili-
zación cuidadosa y el empleo de técnicas de salvamento apro-
piadas son cruciales en todos los pacientes con LM o en los
accidentes con mecanismos de lesión que potencialmente pue-
dan causar lesión de la columna vertebral. La inmovilización
de la columna en bloque es fundamental y debe realizarse de
manera sistemática. Debe colocarse al paciente en decúbito
supino sobre plano duro y en posición neutra, con el eje cabe-
za-cuello-tronco-extremidades alineado, y aplica una discreta
tracción axial en el cuello, manteniéndolo también en posi-
ción neutra y evitando cualquier movimiento del mismo.
Mientras tanto, otra persona coloca el collarín cervical retiran-
do ropas y pelos que puedan impedir un buen ajuste. Es im-
portante realizar una inspección y palpación cuidadosa de la
región cervical antes de inmovilizarla para poder detectar le-
siones y valorar las venas yugulares externas, pulsos carotí-
deos, tráquea y cartílagos laríngeos.
El paciente debe ser inmovilizado en el lugar del sinies-
tro, y durante el transporte por medio de un collarín cervical
rígido e inmovilizador cervical, y sobre un tablero espinal rí-
gido con correas6-8
. El dispositivo colchón de vacío en combi-
nación con un collarín cervical es un sistema de inmoviliza-
ción muy válido y muy usado7
. El colchón de vacío es una
estructura rellena de material aislante a la que se le aplica una
bomba para hacerle el vacío y transformarla en un soporte rí-
gido con la forma que nosotros queramos, puesto que es mol-
deable y adaptable a todas las curvaturas del cuerpo. Otras
ventajas son la mayor facilidad para colocar al paciente en de-
cúbito lateral en caso de vómitos y una buena amortiguación
de las vibraciones del vehículo gracias a su relleno de mate-
rial aislante. Sin embargo, a pesar de su rigidez puede sufrir
arqueamientos, por lo que hay que movilizarlo sobre un so-
porte más rígido debajo (tabla o camilla de tijera) o sobre la
camilla de la ambulancia.
emergencias 2007;19:25-31
26
Los dispositivos de inmovilización son eficaces en la li-
mitación del movimiento de la columna cervical generalmen-
te, sin embargo se asocian con una morbilidad importante (in-
comodidad, presión dolorosa, úlcera de decúbito, y dificultad
para la respiración)7,8
. Por lo tanto, los dispositivos de inmovi-
lización deben ser retirados cuando la lesión de la médula es-
pinal se ha excluido con certeza en el hospital tras la realiza-
ción de pruebas diagnósticas.
Los sistemas de inmovilización como el dispositivo de li-
beración Kendrick en combinación con un collarín cervical son
útiles para proporcionar una inmovilización casi completa de la
cabeza al torso. El tiempo para aplicar estos dispositivos puede
ser largo y por lo tanto, sólo deben ser aplicados si no hay le-
siones que pongan en peligro la vida y cuando las constantes
vitales del paciente son estables. Además, estos dispositivos
son inadecuados si es necesaria una liberación rápida (por
ejemplo, el fuego en el coche con un paciente atrapado)9
. Aquí,
el paciente debería ser evacuado usando estabilización manual.
A la llegada del equipo al hospital hay que realizar una
nueva transferencia del paciente hasta la camilla en la que
se va a manejar dentro del área de urgencias. Idealmente se
debería disponer de un equipo intercambiable con el de la
ambulancia para evitar la retirada apresurada del mismo y
recuperar la operatividad del equipo móvil lo antes posible.
En el caso de que esto no sea posible (lo que suele ser ha-
bitual), el cambio se llevará a cabo utilizando preferente-
mente la camilla de tijera, ya que el uso exclusivo de la ta-
bla larga obliga a realizar nuevos volteos de la víctima.
Oxigenación y manejo de la vía aérea
El manejo de la vía aérea es igual a la mayoría de las víc-
timas de politraumatismos, ya que las situaciones en las que
existe posibilidad de LM son numerosas y habituales, espe-
cialmente los pacientes con trastorno del nivel de conciencia y
traumatismos por encima de las clavículas.
Sin embargo, y aunque resulte obvio, es conveniente re-
cordar en este punto que la permeabilidad de la vía aérea es
una prioridad vital, y que de nada sirve una inmovilización
perfecta y un manejo escrupuloso si el paciente fallece o sufre
encefalopatía grave por hipoxia severa secundaria a un inade-
cuado o tardío control de la misma. Por tanto, es necesario,
mantener una actitud prudente, presidida por el sentido común
y basada en la experiencia del médico, lo que le permitirá sa-
ber en qué circunstancias y en qué momentos se deben asumir
necesaria y obligatoriamente determinados riesgos para el pa-
ciente.
En caso de lesión completa por encima del nivel de C3 se
produce parada respiratoria y la muerte a no ser que se de
apoyo ventilatorio inmediato8
, si se puede se debe realizar una
intubación urgente. La lesión del segmento cervical superior
(C3-C5) produce insuficiencia respiratoria aguda e hipoxia
causada por hipoventilación, aspiración, o por parálisis de la
función de diafragmática10
. Cuando la LM respeta el diafrag-
ma, pero paraliza los músculos intercostales y abdominales,
puede haber tos inadecuada, movimiento paradójico costal,
disminución en la capacidad vital importante y la pérdida de
espiración activa. Otros problemas del manejo de la vía aérea
en pacientes que sufren de LM pueden ocurrir si se asocian
lesiones faciales y torácicas, como son el neumotórax o la as-
piración de la hemorragia10
.
La intubación orotraqueal (IOT) realizada en pacientes
con una médula inestable puede producir una LM severa y la
muerte11
. Para conservar la integridad de la columna y de mé-
dula espinal, y prevenir el empeoramiento de función neuroló-
gica, el paciente debe ser intubado con mucho cuidado y debe
ser valorado el riesgo beneficio en cada paciente.
Los pacientes tetrapléjicos con adecuada ventilación a
costa de un gran consumo de energía deben ser intubados y
conectados al respirador de forma profiláctica12
.
La secuencia rápida de intubación utilizada por personal
del servicio de emergencias prehospitalario perfectamente en-
trenado es un sistema seguro para el manejo avanzado de la
vía aérea13
. La IOT en pacientes que sufren de LM debe reali-
zarse con una pauta de inducción rápida para reducir la tos y
movimientos espontáneos.
Usar succinilcolina en pacientes que han sufrido una LM
puede causar bradicardia y parada cardiaca por hiperpotase-
mia, pero seguramente su uso es seguro durante las primeras
48 horas tras la LM12
.
El 80% de las lesiones medulares cervicales se dan por
debajo de C3. La mayoría del movimiento cervical durante la
IOT con laringoscopio directo en sujetos sin anormalidad cer-
vical14
y en cadáveres15
, se da en la articulación atlantoccipital
y la unión atloaxoidea y los segmentos inferiores al axis se
desplazan con menos frecuencia.
De estudios en cadáveres, se deduce que el empleo de es-
tabilización manual en línea reduce considerablemente el des-
plazamiento antero-posterior durante la IOT respecto al colla-
rín cervical rígido. Además, abrir la boca es más complicado
con un collarín cervical y la movilidad cervical está restringi-
da, lo que hace la intubación más accidentada con el riesgo de
compromiso de vía aérea, intubación difícil y aspiración15
.
Inmediatamente después de llegar al lugar del accidente y
siempre antes de la intubación, el paciente debe recibir oxíge-
no, todo ello realizado con inmovilización cervical. La intuba-
ción de la tráquea (u otro método para asegurar la vía aérea) y
la ventilación controlada estarán indicados si la saturación
J. Muñoz Castellano. MANEJO PREHOSPITALARIO DE LA LESIÓN MEDULAR
27
(SatO2) es menor del 90% (a pesar de oxigenoterapia), si la
frecuencia respiratoria es baja, o si la escala de coma de Glas-
gow (GCS) es menor de 9. La intubación debe realizarse pre-
via secuencia de inducción rápida13
. Cuando la intubación es
urgente, el collarín cervical debe abrirse y hay que hacer esta-
bilización manual de la columna cervical (EMCC) para asegu-
rar la estabilidad mecánica de la médula espinal8
. EMCC sig-
nifica que una segunda persona inmoviliza la columna
cervical en una posición neutra, pone ambas manos a cada la-
do de la cabeza del paciente para prevenir cualquier movi-
miento del cuello. Después de la intubación el collarín debería
volverse a colocar. La EMCC reduce el movimiento de co-
lumna cervical durante la intubación, pero esto no previene
totalmente el movimiento16
.
Los dispositivos alternativos de vía aérea como la masca-
rilla laríngea, el Combitube, pueden ejercer mayor presión so-
bre las vértebras cervicales que técnicas convencionales de in-
tubación, estos dispositivos sólo deben usarse cuando no es
posible una intubación normal17
. Un estándar aceptado en pa-
cientes hospitalarios que sufren de LM es intubación por mé-
todos endoscópicos pero esta técnica casi nunca está disponi-
ble en la asistencia prehospitalaria.
Soporte cardiovascular
El shock hipovolémico y neurogénico puede estar presen-
te en la LM. El shock neurogénico puede ocurrir en LM por
encima de D5 cuando la lesión ha causado un simpatectomía
por debajo del nivel de la lesión. El shock neurogénico se
asocia con hipotensión secundaria a vasodilatación arteriolar y
venosa, hipotensión secundaria a la pérdida de la inervación
simpática vascular esplácnica, y bradicardia secundaria a la
interrupción de inervación simpática del corazón8
. Así, el
shock neurogénico suele asociarse con una tensión arterial sis-
tólica (TAS) menor a 90 mm Hg y con una bradicardia severa
por debajo de 60 por minuto.
El shock hipovolémico suele asociarse con TAS menor de
90 mm de Hg y taquicardia. Es posible distinguir entre shock
neurogénico y shock hipovolémico pero a menudo los dos tipos
de shock se dan conjuntamente en la evaluación prehospitalaria.
En la LM el objetivo principal es reestablecer la circula-
ción al tejido nervioso. Por lo tanto, durante el manejo del
shock neurogénico, el paciente debería estar en posición de
Trendelenburg, y usar atropina y catecolaminas EV, si está in-
dicado. Para restablecer la circulación en el tejido nervioso en
caso de shock hipovolémico el paciente debe estar en la posi-
ción Trendelenburg y recibir fluidos intravenosos. La adminis-
tración de fluido debe hacerse con especial cuidado en esta si-
tuación porque puede conducir a edema pulmonar. Deben
colocarse al menos dos vías EV gruesas. La tensión arterial
media (TAM) debe ser al menos de 90 mm Hg; los episodios
de hipotensión deben evitarse y corregirse tan pronto como
sea posible18
. El uso de los fluidos juega un papel esencial en
el manejo prehospitalario de la LM asociada con hipovolemia.
• Cristaloides y coloides. El uso de cristaloides o coloides
en la asistencia prehospitalaria es todavía un tema a debate.
Comparado con los cristaloides, los coloides tienen la misma
osmolaridad, pero una presión oncótica diferente. Depende el
tipo, pero los coloides pueden causar anafilaxia y perturbacio-
nes en la coagulación de sangre. Por lo tanto, los coloides no
deben usarse en una situación con LM.
• Soluciones hipertónicas-hiperosmóticas. Hay un concep-
to relativamente nuevo de "reanimación con pequeños volúme-
nes". Se usan soluciones hipertónicas-hiperosmóticas y son la
terapia inicial para la hipovolemia severa y el shock asociado a
un traumatismo19
. No se ha realizado ningún ensayo clínico so-
bre reanimación con pequeños volúmenes en pacientes con
LM. Sin embargo, algunos datos están disponibles en pacientes
politraumatizados y con lesión cerebral traumática severa. En
un ensayo clínico, aleatorizado, doble-ciego, 166
pacientes con traumatismo con TAS menor o igual a 100 mm Hg
fueron divididos en dos grupos. Un grupo recibió una carga de
volumen inicial con solución de Ringer lactato, mientras el se-
gundo grupo fue tratado con 250 ml de cloruro sódico del
7,5%/dextrano 70. En el grupo de politraumatizados (entre
ellos algunos con lesión cerebral traumática severa), los pa-
cientes tratados con cloruro sódico/dextrano mostraron una su-
pervivencia superior a la llegada al hospital. En el subgrupo
que sólo tenía lesión cerebral traumática severa, las diferencias
de la supervivencia no alcanzaron la importancia estadística20
.
Con los datos disponibles en realidad no está absoluta-
mente claro si hay ventajas clínicas con el uso de soluciones
hipertónicas o hipertónicas-hiperosmóticas en los pacientes
con TCE. Desde un punto de vista científico, no sabemos si
las soluciones hipertónicas-hiperosmolares tienen alguna ven-
taja clínica en el manejo de pacientes con TCE o LM.
Por lo tanto, en casos donde hay hipotensión o el trauma
múltiple combinado con LM, el empleo de soluciones hipertóni-
cas-hiperosmolares o soluciones hipertónicas puede estar justifi-
cado y no es dañino y posiblemente esté indicado, pero todavía
carecemos de ensayos clínicos controlados en pacientes con LM.
• Glucosa. En la asistencia prehospitalaria no debería in-
cluirse la glucosa como una perfusión, porque al menos hay
dos problemas. Primero, al comportarse como agua "libre"
provoca la formación de edema. En segundo lugar, hay riesgo
de hiperglucemia con un aumento de la tasa de glucólisis ana-
erobia, que aumenta el lactato y reduce pH.
La administración de glucosa EV está sólo justificada en
emergencias 2007;19:25-31
28
los casos de hipoglucemia aguda.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
EN EL PACIENTE CON LM
Algunos estudios experimentales han sugerido que el tra-
tamiento con metilprednisolona (MP) pueda ser beneficioso
en la LM21
. Los posibles efectos positivos de la MP son la es-
tabilización de la membrana celular, la inhibición de peroxi-
dación lipídica y una reducción de la liberación de radicales
libres, el aumento del flujo sanguíneo y una reducción de ede-
ma y la inflamación.
Algunos ensayos clínicos han considerado la naloxona o
el tirilazad sin demostrar eficacia. El empleo clínico de la MP
ha sido investigado en los Estados Unidos en tres estudios na-
cionales sobre la lesión médular aguda (National Acute Spinal
Cord Injury Studies o NASCIS).
NASCIS 1
El primer ensayo NASCIS fue un estudio multicéntrico
aleatorio, doble ciego que incluyó a 330 pacientes22,23
. Estos
pacientes recibieron un bolo de 100 mg EV de MP al día du-
rante 10 días o un bolo de 1.000 mg de MP EV al día durante
10 días. Los resultados no mostraron ninguna diferencia en
cuanto a recuperación neurológica a las 6 semanas, 6 meses, y
1 año después de la administración de MP. Sin embargo, la
incidencia de infecciones fue considerablemente mayor en el
grupo que recibe la dosis más alta de MP comparado con el
grupo que recibió los 100 mg de MP (el 9,3% contra el 2,6%,
riesgo relativo 3,6; p = 0,01)22
.
El problema principal de NASCIS 1 es que los resultados
no se comparan con un grupo placebo. Así que, los resultados
no son concluyentes y por lo tanto todavía no sabemos si la
MP es útil en la LM. Lo único que está claro que las megado-
sis de MP no son útiles e incluso pueden ser perjudiciales.
NASCIS 2
El NASCIS 2 fue realizado en los años 8024,25
. Es un estu-
dio multicéntrico, aleatorio, doble ciego y controlado con pla-
cebo; incluyó 487 pacientes. Evaluaron la eficacia y la seguri-
dad de MP (bolo inicial de 30 mg/kg EV + perfusión de 5,4
mg/kg/h durante 23 h, n = 162) y naloxona (bolo inicial de
5,4 mg/kg EV + perfusión de 4 mg/kg/h durante 23 h, n =
154) dentro de las 12 horas tras de la LM con placebo. La
función neurológica fue evaluada a la llegada a urgencias con
una escala neurológica sobre la función motora con una pun-
tuación de 0 a 70 y una escala de sensibilidad (pinchazo/to-
que) con un rango de 29 a 87. El estudio evaluó los cambios
con respeto a estas escalas.
En cuanto a la escala de sensibilidad pinchazo/toque, los
pacientes en el grupo tratado con MP no mostraron un au-
mento significativo comparando con el grupo placebo después
de 6 semanas. Sin embargo, después de 6 meses, los datos
realmente sugirieron un aumento, pequeño pero significativo,
de la función sensitiva pinchazo/toque (p = 0,012)24
. La pre-
gunta sigue en pie en cuanto a si una mejora de 10,0 contra
6,6 en una escala de 29 a 87 realmente representa una mejora
clínicamente relevante26
. Los resultados de la evaluación al
año no mostraron ningún efecto positivo en el grupo de MP o
en el grupo de naloxona, comparado con placebo. El análisis
de subgrupo en los pacientes que fueron tratados dentro de las
8 h tras la LM mostró un aumento pequeño, pero significati-
vo, de la función motora y sensitiva tanto a las 6 semanas co-
mo tras 6 meses24
. El seguimiento al año mostró un aumento
pequeño, pero significativo, de la función de motora en pa-
cientes tratados con MP (12,0 contra 17,2, p = 0,0325).
Después del NASCIS 2, el tratamiento con MP dentro de
las primeras 8 h de la LM se convirtió en una terapia estándar
en el LM aguda en los Estados Unidos y en muchas otras par-
tes del mundo, a pesar del hecho que algunas críticas fueron
publicadas sobre el estudio26,27
. La crítica principal del análisis
de subgrupo era que carecían de datos demográficos. Al pare-
cer, hay limitaciones principales y datos que fallan en la publi-
cación de este estudio. Además, los pacientes tratados con MP
presentaron efectos secundarios clínicamente importantes (por
ejemplo, la infección: MP el 7,1% contra el 3,3% con naloxo-
na contra el 3,6% en el grupo placebo; p = 0,21). Este estudio,
claramente, no puede ser considerado como base para la reco-
mendación general de usar al MP en pacientes con LM27
.
NASCIS 3
El estudio NASCIS 3 se realizó en los años 90; es un en-
sayo clínico, multicéntrico, aleatorizado, doble ciego que se re-
alizó sobre 499 pacientes con LM28,29
. Este estudio evaluó la
eficacia y seguridad de MP (bolo inicial de 30 mg/kg EV +
perfusión de 5,4 mg/kg/h durante 24 h, n = 166) frente a otro
grupo que se la administró MP (bolo inicial de 30 mg/kg EV +
perfusión de 5,4 mg/kg/h durante 48 h, n = 167) y otro grupo
al que se administró tirilazad combinado con MP (bolo inicial
MP 30 mg EV + un bolo de 2,5 mg/kg de tirilazad EV + bolos
de tirilazad EV 2,5 mg/kg cada 6 h durante 48 h, n = 166).
Los pacientes tratados con MP durante 48 h mostraron
una mejoría en la función motora después de 6 semanas, dife-
rencia pequeña pero significativa, comparado con los pacien-
J. Muñoz Castellano. MANEJO PREHOSPITALARIO DE LA LESIÓN MEDULAR
29
tes tratados con el MP durante 24 h (8,8 contra 12,4,
p = 0,04; basado en una escala de función motora de 0 a 70).
El análisis del subgrupo de pacientes tratado dentro de 3-
8 h después de que LM reflejó un aumento de 10 puntos en la
función motora a favor de los tratados con MP durante 48 h.
Se publicaron las principales críticas al NASCIS 326,27
. El
primer problema es que los grupos de tratamiento parecen es-
tar desequilibrados. El número de pacientes que partían con
una función motora normal en el grupo de tratamiento de MP
administrados durante 24 h comparado con el de 48 h fueron
considerablemente diferentes (el 25% contra el 14%;
p = 0,007). Por lo tanto, los resultados principales del estudio
deberían ser interpretado con la precaución. Además, después
de la administración de MP durante 48 h, los pacientes mos-
traron un aumento de efectos secundarios (por ejemplo, la
neumonía severa: MP 24 h el 2,6% versus tirilazad el 0,6%
versus MP 48 h el 5,8%; p = 0,02)26
.
Desde un punto de vista científico incluso después del
NASCIS 3, es todavía cuestionable si el tratamiento con MP
es beneficioso en pacientes que sufren de LM.
¿Qué hacer sobre el tratamiento con esteroides en manejo
prehospitalario de LM?
Basado en los datos arriba presentados, algunas revisiones
se abstuvieron del empleo de MP en el tratamiento de pacien-
tes con LM30,31
. Además, en una conferencia de consenso, la
Asociación Americana de Neurocirujanos32
tras hacer una re-
visión de la literatura desde 1966 hasta 2001 llegaron a la
conclusión: "El tratamiento con MP durante las primeras 24-
48 h es una opción en el tratamiento de pacientes con las le-
sión de médula espinal aguda que debería ser utilizado sa-
biendo que la evidencia sugiere que los efectos secundarios
dañinos son más evidentes que cualquier ventaja clínica."
Además, la Asociación Nacional de Médicos de Servicios
Médicos de la Emergencia (NAEMSP)33
en 2004, publicó que
la evidencia sobre el empleo de esteroides a dosis alta en LM
no son concluyentes, el tratamiento con esteroides no debe
considerarse como tratamiento estándar y en los sistemas de
emergencias europeos el empleo rutinario de esteroides no se
recomienda.
Sin embargo en una revisión Cochrane publicada en la Bi-
blioteca Cochrane Plus en 2006 nos dicen que después de ana-
lizar los ensayos NASCIS y otros dos ensayos (el de Otani de
1994 y el de Petitjean de 1998), se debe comenzar el trata-
miento con MP dentro de las ocho horas tras haberse produci-
do la lesión, un bolo inicial de 30 mg/Kg EV durante 15 minu-
tos, y transcurridos 45 minutos, una infusión continua de 5,4
mg/kg/h durante 24 horas. Se demostró una mejoría adicional
en las funciones motoras si se prolonga el tratamiento durante
48 horas. Los autores concluyen que la MP mejora la recupe-
ración neurológica pero tiene poca probabilidad de recuperar
una función normal a menos que el déficit inicial sea muy pe-
queño.
TRANSPORTE Y TIPO DE CENTRO
DE TRAUMATOLOGÍA
El tipo de vehículo depende del paciente y de los medios
disponibles. Pueden usarse tanto el transporte terrestre como
con helicóptero. Para decidir a qué centro se traslada, es nece-
sario considerar la estabilidad hemodinámica. Los pacientes
estables deben ser trasladados a un centro neuroquirúrgico. A
veces es preferible un traslado más largo a un centro especiali-
zado. Los pacientes inestables deben ser trasladados al centro
de traumatología más cercano para conseguir la estabilización
hemodinámica, incluso si no es un centro neuroquirúrgico. El
transporte a un centro de alto nivel en LM debe realizarse tras
conseguir la estabilización hemodinámica.
Existe la creencia que el traslado inicial a un centro espe-
cializado en LM produce una disminución del tiempo de in-
greso en UVI, una reducción del tiempo total del ingreso y
una disminución de la incidencia de las úlceras por presión.
Sin embargo, un análisis de la Base de datos Cochrane35
nos
dice que "la evidencia científica no permite sacar conclusio-
nes sobre las ventajas o las desventajas de remisión inmediata
en un centro especializado en LM. Es necesaria la realización
de más estudios bien diseñados”.
CONCLUSIONES
Sin duda el manejo prehospitalario de la LM es muy im-
portante, porque el 25% del daño puede producirse o agravar-
se después de la lesión inicial durante dicho manejo. El mane-
jo prehospitalario de la LM aguda incluye el examen del
paciente, la inmovilización en bloque de la columna, la oxige-
nación y el manejo cuidadoso de la vía aérea así como el so-
porte cardiovascular. El tratamiento de emergencia para redu-
cir el riesgo de LM secundaria incluye la intubación de la
tráquea, si está indicado (bajo estabilización manual de la co-
lumna cervical), y el mantenimiento TAM por encima de 90
mm Hg.
Desde el punto de vista científico no está todavía claro si
la terapia adicional específica es útil o no. No se ha demostra-
do convincentemente que el tratamiento precoz con MP tenga
ventajas clínicamente importantes para los pacientes que su-
fren una LM, y a pesar del amplísimo empleo de MP, aún
quedan muchas preguntas sin contestar acerca de este trata-
emergencias 2007;19:25-31
30
miento36
.
La Asociación Americana de Neurocirujanos y la NA-
EMSP no apoya el empleo rutinario de MP en el tratamiento
de pacientes con LM32,33
.
Sin embargo una revisión Cochrane traducida en el 2006
recomienda el uso de MP, si bien reconocen que sólo será útil
si el déficit inicial es pequeño y siempre que se use dentro de
las primeras ocho horas tras la lesión34
.
J. Muñoz Castellano. MANEJO PREHOSPITALARIO DE LA LESIÓN MEDULAR
31
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management. Resuscitation 2005;66:127-39.
En este momento, no sabemos si la hipotermia terapéutica
o cualquier otra intervención farmacológica tienen efectos be-
neficiosos. Por lo tanto, deberían realizarse ensayos clínicos
en pacientes LM como una exigencia básica para la futura
mejora del resultado en tales pacientes.
emergencias 2007;19:25-31
32

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Manejo prehosp. Lesión Medular

  • 1. emergencias 2007;19:25-31 25 Revisión Correspondencia: J. Muñoz Castellano C/ Siete Infantes de Lara, nº 15 - 4º A. La Rioja E-mail: jmunozc@riojasalud.es Fecha de recepción: 5-10-2006 Fecha de aceptación: 15-1-2007 RESUMEN E l manejo prehospitalario de la lesión medular (LM) tiene una im- portancia crítica ya que el 25% del daño puede producirse o agravarse después de la lesión inicial. Su manejo incluye explo- ración, inmovilización espinal, manejo cuidadoso de la vía aérea (intu- bación, si indicado, usando estabilización manual de columna cervical), y soporte cardiovascular. Los estudios no han demostrado convincen- temente que la metilprednisolona u otros fármacos realmente aporten ventajas clínicamente significativas e importantes para los pacientes que sufren LM. Los estudios publicados tampoco apoyan el empleo te- rapéutico de metilprednisolona en pacientes que sufren una LM en la fase prehospitalaria, aunque es el único tratamiento que ha demostra- do mejorar la función motora si se emplea dentro de las primeras 8 horas tras la lesión. Además, en esta etapa, no se sabe si alguna in- tervención farmacológica tiene efectos beneficiosos o no. Por lo tanto, deben realizarse ensayos clínicos en pacientes con LM, para intentar mejorar el resultado en dichos pacientes. ABSTRACT Prehospital management of spinal cord injury P rehospital management of spinal cord injury is of critical impor- tance since 25% of spinal cord injury damage may occur or be aggravated after the initial event. Prehospital management inclu- des examination of the patient, spinal immobilisation, careful airway management (intubation, if indicated, using manual in-line stabilisation), and cardiovascular support. Studies have not demonstrated convin- cingly that methylprednisolone or other pharmacological agents really have clinically significant and important benefits for patients suffering from spinal cord injury. Published statements also do not support the therapeutic use of methylprednisolone in patients suffering from spinal cord injury in the prehospital setting any more, although it is the only treatment that has demostrated to improve the motor function if it is used wthin the first 8 hours after the injury. Moreover, at this stage, it is not known whether pharmacological intervention has beneficial effects or not. Therefore, networks for clinical studies in spinal cord injury pa- tients should be established, as a basic requirement for further impro- vement in outcome in such patients. Palabrasclave: Lesión medular. Tratamiento de emergencia. Fluidoterapia. Tratamiento con fármacos. KeyWords: Spinal cord injury. Emergency treatment. Fluid therapy. Drug therapy. Manejo prehospitalario de la lesión medular J. Muñoz Castellano MÉDICO DEL SERVICIO DE URGENCIAS Y EMERGENCIAS DEL 061 DE LA RIOJA. INTRODUCCIÓN Este artículo presenta una visión práctica del manejo prehos- pitalario de la lesión medular (LM). Abordaremos la epidemiolo- gía, exploración, inmovilización del paciente, el manejo de la vía aérea, el soporte cardiovascular y el tratamiento farmacológico. La incidencia real de LM varía según las regiones y la me- todología utilizada. Globalmente puede situarse en 9-53 LM por millón de habitantes y año. Aproximadamente un 20% muere antes de llegar al hospital1 . En España, se estima una incidencia de 12-20 LM, por millón de habitantes y año. La incidencia de patología traumática en España se acerca más a la cifra de 12 casos por millón de habitantes y año. La prevalencia estimada de pacientes que han presentado una LM en nuestro país es de 350 personas por millón de habitantes, con una evolución ascen- dente y progresiva en el tiempo debido a la mayor esperanza de vida que proporciona el tratamiento especializado2 . Afecta predominantemente a varones, con una relación de 4:1 respecto a las mujeres. Son pacientes jóvenes, con una me- dia de edad de 35 años. La causa predominante de LM es la traumática (81,5%) y de éstas la más frecuente es el accidente de tráfico, causante del 52,4% de las mismas, seguido del acci-
  • 2. dente casual (22,8%), el accidente laboral (13,6%), el accidente deportivo (5,3%), los intentos de autólisis (2,3%) y otros (3,6%). El nivel de lesión varía según los autores, y es en forma de pa- raplejía el 60% (45-75%) y de tetraplejía un 40% (35-53%)2 . Cuando el proceso se estabiliza menos del 30% consiguen ser independientes, el 70% restante necesitará aparatos o silla de ruedas, el 22% dependerá de una segunda persona, sólo el 13% se reincorpora a la vida laboral3 . MANEJO INICIAL PREHOSPITALARIO DE LA LM La sospecha de LM requieren un tratamiento específico en el nivel prehospitalario por lo que hay que conocer los sín- tomas que se asocian a LM: dolor lumbar (40%), lesiones cra- neales (35%) y alteraciones del nivel de conciencia (30%), dolor cervical (15%), déficit neurológico (sólo el 15%), dolor torácico (10%), raquis sensible al dolor (5%)4 . Si hay dolor en un punto sugestivo de LM es necesario tener especial cuidado porque la LM puede localizarse en otro segmento de la médula espinal. Un 20% de las lesiones cervi- cales, un 60% de las torácicas, y un 10% de las LM lumbares el dolor se localizaba en otro sitio4 . El objetivo del manejo prehospitalario del lesionado me- dular es reducir el déficit neurológico y prevenir cualquier da- ño adicional de la función neurológica. La actuación en el lugar del accidente incluye una rápida evaluación primaria del paciente con restitución de las funcio- nes vitales (A, B, C, D: vía aérea, respiración circulación y evaluación neurológica), una cuidadosa evaluación secundaria y finalmente los cuidados definitivos que incluyen el transpor- te y la admisión en urgencias o un centro de traumatología. Aún diría más, tras llegar al lugar del siniestro es importante “leer” el escenario para apreciar el mecanismo de la lesión y así poder detectar posibles LM. El manejo prehospitalario, en general, y el de la vía aérea y la ventilación en particular, debería incluir la inmovilización de la columna en los casos sospechosos para minimizar así la LM secundaria a una mala movilización del paciente. La flui- doterapia para el shock y el tratamiento farmacológico com- pletan el manejo prehospitalario del síndrome de LM. Evaluación primaria y restitución de las funciones vitales En el examen inicial el ABCD debe ser evaluado, contro- lado y restaurado según las recomendaciones de las guías de atención al politraumatizado5 . El examen secundario es una evaluación exhaustiva desde la cabeza a los pies. Este examen debe centrarse en los pa- cientes con posible lesión medular si presentan dolor en el cuello o en la espalda, dolor a la palpación en columna, sig- nos de debilidad muscular, parálisis, parestesias, signos de in- continencia, priapismo, aumento de la temperatura en la piel o eritema5 . Las conclusiones de la exploración prehospitalaria debe ser recogida en la historia clínica con todo detalle. Inmovilización del paciente Se estima que hasta el 25% de LM pueden agravarse des- pués de la lesión, bien sea durante el transporte o bien, en el curso del tratamiento inicial6,7 . Hay que decir que estos datos tienen más de 20 años, y no hay estudios recientes. La movili- zación cuidadosa y el empleo de técnicas de salvamento apro- piadas son cruciales en todos los pacientes con LM o en los accidentes con mecanismos de lesión que potencialmente pue- dan causar lesión de la columna vertebral. La inmovilización de la columna en bloque es fundamental y debe realizarse de manera sistemática. Debe colocarse al paciente en decúbito supino sobre plano duro y en posición neutra, con el eje cabe- za-cuello-tronco-extremidades alineado, y aplica una discreta tracción axial en el cuello, manteniéndolo también en posi- ción neutra y evitando cualquier movimiento del mismo. Mientras tanto, otra persona coloca el collarín cervical retiran- do ropas y pelos que puedan impedir un buen ajuste. Es im- portante realizar una inspección y palpación cuidadosa de la región cervical antes de inmovilizarla para poder detectar le- siones y valorar las venas yugulares externas, pulsos carotí- deos, tráquea y cartílagos laríngeos. El paciente debe ser inmovilizado en el lugar del sinies- tro, y durante el transporte por medio de un collarín cervical rígido e inmovilizador cervical, y sobre un tablero espinal rí- gido con correas6-8 . El dispositivo colchón de vacío en combi- nación con un collarín cervical es un sistema de inmoviliza- ción muy válido y muy usado7 . El colchón de vacío es una estructura rellena de material aislante a la que se le aplica una bomba para hacerle el vacío y transformarla en un soporte rí- gido con la forma que nosotros queramos, puesto que es mol- deable y adaptable a todas las curvaturas del cuerpo. Otras ventajas son la mayor facilidad para colocar al paciente en de- cúbito lateral en caso de vómitos y una buena amortiguación de las vibraciones del vehículo gracias a su relleno de mate- rial aislante. Sin embargo, a pesar de su rigidez puede sufrir arqueamientos, por lo que hay que movilizarlo sobre un so- porte más rígido debajo (tabla o camilla de tijera) o sobre la camilla de la ambulancia. emergencias 2007;19:25-31 26
  • 3. Los dispositivos de inmovilización son eficaces en la li- mitación del movimiento de la columna cervical generalmen- te, sin embargo se asocian con una morbilidad importante (in- comodidad, presión dolorosa, úlcera de decúbito, y dificultad para la respiración)7,8 . Por lo tanto, los dispositivos de inmovi- lización deben ser retirados cuando la lesión de la médula es- pinal se ha excluido con certeza en el hospital tras la realiza- ción de pruebas diagnósticas. Los sistemas de inmovilización como el dispositivo de li- beración Kendrick en combinación con un collarín cervical son útiles para proporcionar una inmovilización casi completa de la cabeza al torso. El tiempo para aplicar estos dispositivos puede ser largo y por lo tanto, sólo deben ser aplicados si no hay le- siones que pongan en peligro la vida y cuando las constantes vitales del paciente son estables. Además, estos dispositivos son inadecuados si es necesaria una liberación rápida (por ejemplo, el fuego en el coche con un paciente atrapado)9 . Aquí, el paciente debería ser evacuado usando estabilización manual. A la llegada del equipo al hospital hay que realizar una nueva transferencia del paciente hasta la camilla en la que se va a manejar dentro del área de urgencias. Idealmente se debería disponer de un equipo intercambiable con el de la ambulancia para evitar la retirada apresurada del mismo y recuperar la operatividad del equipo móvil lo antes posible. En el caso de que esto no sea posible (lo que suele ser ha- bitual), el cambio se llevará a cabo utilizando preferente- mente la camilla de tijera, ya que el uso exclusivo de la ta- bla larga obliga a realizar nuevos volteos de la víctima. Oxigenación y manejo de la vía aérea El manejo de la vía aérea es igual a la mayoría de las víc- timas de politraumatismos, ya que las situaciones en las que existe posibilidad de LM son numerosas y habituales, espe- cialmente los pacientes con trastorno del nivel de conciencia y traumatismos por encima de las clavículas. Sin embargo, y aunque resulte obvio, es conveniente re- cordar en este punto que la permeabilidad de la vía aérea es una prioridad vital, y que de nada sirve una inmovilización perfecta y un manejo escrupuloso si el paciente fallece o sufre encefalopatía grave por hipoxia severa secundaria a un inade- cuado o tardío control de la misma. Por tanto, es necesario, mantener una actitud prudente, presidida por el sentido común y basada en la experiencia del médico, lo que le permitirá sa- ber en qué circunstancias y en qué momentos se deben asumir necesaria y obligatoriamente determinados riesgos para el pa- ciente. En caso de lesión completa por encima del nivel de C3 se produce parada respiratoria y la muerte a no ser que se de apoyo ventilatorio inmediato8 , si se puede se debe realizar una intubación urgente. La lesión del segmento cervical superior (C3-C5) produce insuficiencia respiratoria aguda e hipoxia causada por hipoventilación, aspiración, o por parálisis de la función de diafragmática10 . Cuando la LM respeta el diafrag- ma, pero paraliza los músculos intercostales y abdominales, puede haber tos inadecuada, movimiento paradójico costal, disminución en la capacidad vital importante y la pérdida de espiración activa. Otros problemas del manejo de la vía aérea en pacientes que sufren de LM pueden ocurrir si se asocian lesiones faciales y torácicas, como son el neumotórax o la as- piración de la hemorragia10 . La intubación orotraqueal (IOT) realizada en pacientes con una médula inestable puede producir una LM severa y la muerte11 . Para conservar la integridad de la columna y de mé- dula espinal, y prevenir el empeoramiento de función neuroló- gica, el paciente debe ser intubado con mucho cuidado y debe ser valorado el riesgo beneficio en cada paciente. Los pacientes tetrapléjicos con adecuada ventilación a costa de un gran consumo de energía deben ser intubados y conectados al respirador de forma profiláctica12 . La secuencia rápida de intubación utilizada por personal del servicio de emergencias prehospitalario perfectamente en- trenado es un sistema seguro para el manejo avanzado de la vía aérea13 . La IOT en pacientes que sufren de LM debe reali- zarse con una pauta de inducción rápida para reducir la tos y movimientos espontáneos. Usar succinilcolina en pacientes que han sufrido una LM puede causar bradicardia y parada cardiaca por hiperpotase- mia, pero seguramente su uso es seguro durante las primeras 48 horas tras la LM12 . El 80% de las lesiones medulares cervicales se dan por debajo de C3. La mayoría del movimiento cervical durante la IOT con laringoscopio directo en sujetos sin anormalidad cer- vical14 y en cadáveres15 , se da en la articulación atlantoccipital y la unión atloaxoidea y los segmentos inferiores al axis se desplazan con menos frecuencia. De estudios en cadáveres, se deduce que el empleo de es- tabilización manual en línea reduce considerablemente el des- plazamiento antero-posterior durante la IOT respecto al colla- rín cervical rígido. Además, abrir la boca es más complicado con un collarín cervical y la movilidad cervical está restringi- da, lo que hace la intubación más accidentada con el riesgo de compromiso de vía aérea, intubación difícil y aspiración15 . Inmediatamente después de llegar al lugar del accidente y siempre antes de la intubación, el paciente debe recibir oxíge- no, todo ello realizado con inmovilización cervical. La intuba- ción de la tráquea (u otro método para asegurar la vía aérea) y la ventilación controlada estarán indicados si la saturación J. Muñoz Castellano. MANEJO PREHOSPITALARIO DE LA LESIÓN MEDULAR 27
  • 4. (SatO2) es menor del 90% (a pesar de oxigenoterapia), si la frecuencia respiratoria es baja, o si la escala de coma de Glas- gow (GCS) es menor de 9. La intubación debe realizarse pre- via secuencia de inducción rápida13 . Cuando la intubación es urgente, el collarín cervical debe abrirse y hay que hacer esta- bilización manual de la columna cervical (EMCC) para asegu- rar la estabilidad mecánica de la médula espinal8 . EMCC sig- nifica que una segunda persona inmoviliza la columna cervical en una posición neutra, pone ambas manos a cada la- do de la cabeza del paciente para prevenir cualquier movi- miento del cuello. Después de la intubación el collarín debería volverse a colocar. La EMCC reduce el movimiento de co- lumna cervical durante la intubación, pero esto no previene totalmente el movimiento16 . Los dispositivos alternativos de vía aérea como la masca- rilla laríngea, el Combitube, pueden ejercer mayor presión so- bre las vértebras cervicales que técnicas convencionales de in- tubación, estos dispositivos sólo deben usarse cuando no es posible una intubación normal17 . Un estándar aceptado en pa- cientes hospitalarios que sufren de LM es intubación por mé- todos endoscópicos pero esta técnica casi nunca está disponi- ble en la asistencia prehospitalaria. Soporte cardiovascular El shock hipovolémico y neurogénico puede estar presen- te en la LM. El shock neurogénico puede ocurrir en LM por encima de D5 cuando la lesión ha causado un simpatectomía por debajo del nivel de la lesión. El shock neurogénico se asocia con hipotensión secundaria a vasodilatación arteriolar y venosa, hipotensión secundaria a la pérdida de la inervación simpática vascular esplácnica, y bradicardia secundaria a la interrupción de inervación simpática del corazón8 . Así, el shock neurogénico suele asociarse con una tensión arterial sis- tólica (TAS) menor a 90 mm Hg y con una bradicardia severa por debajo de 60 por minuto. El shock hipovolémico suele asociarse con TAS menor de 90 mm de Hg y taquicardia. Es posible distinguir entre shock neurogénico y shock hipovolémico pero a menudo los dos tipos de shock se dan conjuntamente en la evaluación prehospitalaria. En la LM el objetivo principal es reestablecer la circula- ción al tejido nervioso. Por lo tanto, durante el manejo del shock neurogénico, el paciente debería estar en posición de Trendelenburg, y usar atropina y catecolaminas EV, si está in- dicado. Para restablecer la circulación en el tejido nervioso en caso de shock hipovolémico el paciente debe estar en la posi- ción Trendelenburg y recibir fluidos intravenosos. La adminis- tración de fluido debe hacerse con especial cuidado en esta si- tuación porque puede conducir a edema pulmonar. Deben colocarse al menos dos vías EV gruesas. La tensión arterial media (TAM) debe ser al menos de 90 mm Hg; los episodios de hipotensión deben evitarse y corregirse tan pronto como sea posible18 . El uso de los fluidos juega un papel esencial en el manejo prehospitalario de la LM asociada con hipovolemia. • Cristaloides y coloides. El uso de cristaloides o coloides en la asistencia prehospitalaria es todavía un tema a debate. Comparado con los cristaloides, los coloides tienen la misma osmolaridad, pero una presión oncótica diferente. Depende el tipo, pero los coloides pueden causar anafilaxia y perturbacio- nes en la coagulación de sangre. Por lo tanto, los coloides no deben usarse en una situación con LM. • Soluciones hipertónicas-hiperosmóticas. Hay un concep- to relativamente nuevo de "reanimación con pequeños volúme- nes". Se usan soluciones hipertónicas-hiperosmóticas y son la terapia inicial para la hipovolemia severa y el shock asociado a un traumatismo19 . No se ha realizado ningún ensayo clínico so- bre reanimación con pequeños volúmenes en pacientes con LM. Sin embargo, algunos datos están disponibles en pacientes politraumatizados y con lesión cerebral traumática severa. En un ensayo clínico, aleatorizado, doble-ciego, 166 pacientes con traumatismo con TAS menor o igual a 100 mm Hg fueron divididos en dos grupos. Un grupo recibió una carga de volumen inicial con solución de Ringer lactato, mientras el se- gundo grupo fue tratado con 250 ml de cloruro sódico del 7,5%/dextrano 70. En el grupo de politraumatizados (entre ellos algunos con lesión cerebral traumática severa), los pa- cientes tratados con cloruro sódico/dextrano mostraron una su- pervivencia superior a la llegada al hospital. En el subgrupo que sólo tenía lesión cerebral traumática severa, las diferencias de la supervivencia no alcanzaron la importancia estadística20 . Con los datos disponibles en realidad no está absoluta- mente claro si hay ventajas clínicas con el uso de soluciones hipertónicas o hipertónicas-hiperosmóticas en los pacientes con TCE. Desde un punto de vista científico, no sabemos si las soluciones hipertónicas-hiperosmolares tienen alguna ven- taja clínica en el manejo de pacientes con TCE o LM. Por lo tanto, en casos donde hay hipotensión o el trauma múltiple combinado con LM, el empleo de soluciones hipertóni- cas-hiperosmolares o soluciones hipertónicas puede estar justifi- cado y no es dañino y posiblemente esté indicado, pero todavía carecemos de ensayos clínicos controlados en pacientes con LM. • Glucosa. En la asistencia prehospitalaria no debería in- cluirse la glucosa como una perfusión, porque al menos hay dos problemas. Primero, al comportarse como agua "libre" provoca la formación de edema. En segundo lugar, hay riesgo de hiperglucemia con un aumento de la tasa de glucólisis ana- erobia, que aumenta el lactato y reduce pH. La administración de glucosa EV está sólo justificada en emergencias 2007;19:25-31 28
  • 5. los casos de hipoglucemia aguda. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO EN EL PACIENTE CON LM Algunos estudios experimentales han sugerido que el tra- tamiento con metilprednisolona (MP) pueda ser beneficioso en la LM21 . Los posibles efectos positivos de la MP son la es- tabilización de la membrana celular, la inhibición de peroxi- dación lipídica y una reducción de la liberación de radicales libres, el aumento del flujo sanguíneo y una reducción de ede- ma y la inflamación. Algunos ensayos clínicos han considerado la naloxona o el tirilazad sin demostrar eficacia. El empleo clínico de la MP ha sido investigado en los Estados Unidos en tres estudios na- cionales sobre la lesión médular aguda (National Acute Spinal Cord Injury Studies o NASCIS). NASCIS 1 El primer ensayo NASCIS fue un estudio multicéntrico aleatorio, doble ciego que incluyó a 330 pacientes22,23 . Estos pacientes recibieron un bolo de 100 mg EV de MP al día du- rante 10 días o un bolo de 1.000 mg de MP EV al día durante 10 días. Los resultados no mostraron ninguna diferencia en cuanto a recuperación neurológica a las 6 semanas, 6 meses, y 1 año después de la administración de MP. Sin embargo, la incidencia de infecciones fue considerablemente mayor en el grupo que recibe la dosis más alta de MP comparado con el grupo que recibió los 100 mg de MP (el 9,3% contra el 2,6%, riesgo relativo 3,6; p = 0,01)22 . El problema principal de NASCIS 1 es que los resultados no se comparan con un grupo placebo. Así que, los resultados no son concluyentes y por lo tanto todavía no sabemos si la MP es útil en la LM. Lo único que está claro que las megado- sis de MP no son útiles e incluso pueden ser perjudiciales. NASCIS 2 El NASCIS 2 fue realizado en los años 8024,25 . Es un estu- dio multicéntrico, aleatorio, doble ciego y controlado con pla- cebo; incluyó 487 pacientes. Evaluaron la eficacia y la seguri- dad de MP (bolo inicial de 30 mg/kg EV + perfusión de 5,4 mg/kg/h durante 23 h, n = 162) y naloxona (bolo inicial de 5,4 mg/kg EV + perfusión de 4 mg/kg/h durante 23 h, n = 154) dentro de las 12 horas tras de la LM con placebo. La función neurológica fue evaluada a la llegada a urgencias con una escala neurológica sobre la función motora con una pun- tuación de 0 a 70 y una escala de sensibilidad (pinchazo/to- que) con un rango de 29 a 87. El estudio evaluó los cambios con respeto a estas escalas. En cuanto a la escala de sensibilidad pinchazo/toque, los pacientes en el grupo tratado con MP no mostraron un au- mento significativo comparando con el grupo placebo después de 6 semanas. Sin embargo, después de 6 meses, los datos realmente sugirieron un aumento, pequeño pero significativo, de la función sensitiva pinchazo/toque (p = 0,012)24 . La pre- gunta sigue en pie en cuanto a si una mejora de 10,0 contra 6,6 en una escala de 29 a 87 realmente representa una mejora clínicamente relevante26 . Los resultados de la evaluación al año no mostraron ningún efecto positivo en el grupo de MP o en el grupo de naloxona, comparado con placebo. El análisis de subgrupo en los pacientes que fueron tratados dentro de las 8 h tras la LM mostró un aumento pequeño, pero significati- vo, de la función motora y sensitiva tanto a las 6 semanas co- mo tras 6 meses24 . El seguimiento al año mostró un aumento pequeño, pero significativo, de la función de motora en pa- cientes tratados con MP (12,0 contra 17,2, p = 0,0325). Después del NASCIS 2, el tratamiento con MP dentro de las primeras 8 h de la LM se convirtió en una terapia estándar en el LM aguda en los Estados Unidos y en muchas otras par- tes del mundo, a pesar del hecho que algunas críticas fueron publicadas sobre el estudio26,27 . La crítica principal del análisis de subgrupo era que carecían de datos demográficos. Al pare- cer, hay limitaciones principales y datos que fallan en la publi- cación de este estudio. Además, los pacientes tratados con MP presentaron efectos secundarios clínicamente importantes (por ejemplo, la infección: MP el 7,1% contra el 3,3% con naloxo- na contra el 3,6% en el grupo placebo; p = 0,21). Este estudio, claramente, no puede ser considerado como base para la reco- mendación general de usar al MP en pacientes con LM27 . NASCIS 3 El estudio NASCIS 3 se realizó en los años 90; es un en- sayo clínico, multicéntrico, aleatorizado, doble ciego que se re- alizó sobre 499 pacientes con LM28,29 . Este estudio evaluó la eficacia y seguridad de MP (bolo inicial de 30 mg/kg EV + perfusión de 5,4 mg/kg/h durante 24 h, n = 166) frente a otro grupo que se la administró MP (bolo inicial de 30 mg/kg EV + perfusión de 5,4 mg/kg/h durante 48 h, n = 167) y otro grupo al que se administró tirilazad combinado con MP (bolo inicial MP 30 mg EV + un bolo de 2,5 mg/kg de tirilazad EV + bolos de tirilazad EV 2,5 mg/kg cada 6 h durante 48 h, n = 166). Los pacientes tratados con MP durante 48 h mostraron una mejoría en la función motora después de 6 semanas, dife- rencia pequeña pero significativa, comparado con los pacien- J. Muñoz Castellano. MANEJO PREHOSPITALARIO DE LA LESIÓN MEDULAR 29
  • 6. tes tratados con el MP durante 24 h (8,8 contra 12,4, p = 0,04; basado en una escala de función motora de 0 a 70). El análisis del subgrupo de pacientes tratado dentro de 3- 8 h después de que LM reflejó un aumento de 10 puntos en la función motora a favor de los tratados con MP durante 48 h. Se publicaron las principales críticas al NASCIS 326,27 . El primer problema es que los grupos de tratamiento parecen es- tar desequilibrados. El número de pacientes que partían con una función motora normal en el grupo de tratamiento de MP administrados durante 24 h comparado con el de 48 h fueron considerablemente diferentes (el 25% contra el 14%; p = 0,007). Por lo tanto, los resultados principales del estudio deberían ser interpretado con la precaución. Además, después de la administración de MP durante 48 h, los pacientes mos- traron un aumento de efectos secundarios (por ejemplo, la neumonía severa: MP 24 h el 2,6% versus tirilazad el 0,6% versus MP 48 h el 5,8%; p = 0,02)26 . Desde un punto de vista científico incluso después del NASCIS 3, es todavía cuestionable si el tratamiento con MP es beneficioso en pacientes que sufren de LM. ¿Qué hacer sobre el tratamiento con esteroides en manejo prehospitalario de LM? Basado en los datos arriba presentados, algunas revisiones se abstuvieron del empleo de MP en el tratamiento de pacien- tes con LM30,31 . Además, en una conferencia de consenso, la Asociación Americana de Neurocirujanos32 tras hacer una re- visión de la literatura desde 1966 hasta 2001 llegaron a la conclusión: "El tratamiento con MP durante las primeras 24- 48 h es una opción en el tratamiento de pacientes con las le- sión de médula espinal aguda que debería ser utilizado sa- biendo que la evidencia sugiere que los efectos secundarios dañinos son más evidentes que cualquier ventaja clínica." Además, la Asociación Nacional de Médicos de Servicios Médicos de la Emergencia (NAEMSP)33 en 2004, publicó que la evidencia sobre el empleo de esteroides a dosis alta en LM no son concluyentes, el tratamiento con esteroides no debe considerarse como tratamiento estándar y en los sistemas de emergencias europeos el empleo rutinario de esteroides no se recomienda. Sin embargo en una revisión Cochrane publicada en la Bi- blioteca Cochrane Plus en 2006 nos dicen que después de ana- lizar los ensayos NASCIS y otros dos ensayos (el de Otani de 1994 y el de Petitjean de 1998), se debe comenzar el trata- miento con MP dentro de las ocho horas tras haberse produci- do la lesión, un bolo inicial de 30 mg/Kg EV durante 15 minu- tos, y transcurridos 45 minutos, una infusión continua de 5,4 mg/kg/h durante 24 horas. Se demostró una mejoría adicional en las funciones motoras si se prolonga el tratamiento durante 48 horas. Los autores concluyen que la MP mejora la recupe- ración neurológica pero tiene poca probabilidad de recuperar una función normal a menos que el déficit inicial sea muy pe- queño. TRANSPORTE Y TIPO DE CENTRO DE TRAUMATOLOGÍA El tipo de vehículo depende del paciente y de los medios disponibles. Pueden usarse tanto el transporte terrestre como con helicóptero. Para decidir a qué centro se traslada, es nece- sario considerar la estabilidad hemodinámica. Los pacientes estables deben ser trasladados a un centro neuroquirúrgico. A veces es preferible un traslado más largo a un centro especiali- zado. Los pacientes inestables deben ser trasladados al centro de traumatología más cercano para conseguir la estabilización hemodinámica, incluso si no es un centro neuroquirúrgico. El transporte a un centro de alto nivel en LM debe realizarse tras conseguir la estabilización hemodinámica. Existe la creencia que el traslado inicial a un centro espe- cializado en LM produce una disminución del tiempo de in- greso en UVI, una reducción del tiempo total del ingreso y una disminución de la incidencia de las úlceras por presión. Sin embargo, un análisis de la Base de datos Cochrane35 nos dice que "la evidencia científica no permite sacar conclusio- nes sobre las ventajas o las desventajas de remisión inmediata en un centro especializado en LM. Es necesaria la realización de más estudios bien diseñados”. CONCLUSIONES Sin duda el manejo prehospitalario de la LM es muy im- portante, porque el 25% del daño puede producirse o agravar- se después de la lesión inicial durante dicho manejo. El mane- jo prehospitalario de la LM aguda incluye el examen del paciente, la inmovilización en bloque de la columna, la oxige- nación y el manejo cuidadoso de la vía aérea así como el so- porte cardiovascular. El tratamiento de emergencia para redu- cir el riesgo de LM secundaria incluye la intubación de la tráquea, si está indicado (bajo estabilización manual de la co- lumna cervical), y el mantenimiento TAM por encima de 90 mm Hg. Desde el punto de vista científico no está todavía claro si la terapia adicional específica es útil o no. No se ha demostra- do convincentemente que el tratamiento precoz con MP tenga ventajas clínicamente importantes para los pacientes que su- fren una LM, y a pesar del amplísimo empleo de MP, aún quedan muchas preguntas sin contestar acerca de este trata- emergencias 2007;19:25-31 30
  • 7. miento36 . La Asociación Americana de Neurocirujanos y la NA- EMSP no apoya el empleo rutinario de MP en el tratamiento de pacientes con LM32,33 . Sin embargo una revisión Cochrane traducida en el 2006 recomienda el uso de MP, si bien reconocen que sólo será útil si el déficit inicial es pequeño y siempre que se use dentro de las primeras ocho horas tras la lesión34 . J. Muñoz Castellano. MANEJO PREHOSPITALARIO DE LA LESIÓN MEDULAR 31 BIBLIOGRAFÍA 1- Sekhon LHS, Fehlings MG. Epidemiology, demographics, and pathophi- siology of acute spinal cord injury. Spine 2001;26:S2-12. 2- Mazaira J, La Banda F, Romero J, García ME, Gambarrutta C, Sánchez A, et al. Epidemiología de la lesión medular y otros aspectos. Rehabilita- ción 1998;32:365-72. 3- Herruzo R, García J, Vizcaíno MJ, Madero R, Gil A, Rey J. Epidemiolo- gía descriptiva y analítica de la lesión medular espinal traumática ocurrida en España durante 1984 y 1985. 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  • 8. En este momento, no sabemos si la hipotermia terapéutica o cualquier otra intervención farmacológica tienen efectos be- neficiosos. Por lo tanto, deberían realizarse ensayos clínicos en pacientes LM como una exigencia básica para la futura mejora del resultado en tales pacientes. emergencias 2007;19:25-31 32