Para mejorar el rendimiento académico, los estudiantes deben practicar el aprendizaje autorregulado, que implica establecer metas personales, controlar los procesos de aprendizaje, y evaluar los logros y errores. El aprendizaje autorregulado requiere que los estudiantes participen activamente en su propio aprendizaje mediante la metacognición y la autorregulación, teniendo en cuenta sus características personales y objetivos.