La neurociencia aplicada a la educación analiza los procesos neuronales durante el aprendizaje. Existen dos tipos de memoria, una a corto plazo para cosas poco importantes y otra a largo plazo para conocimientos habituales. Sin embargo, a menudo se estudia sólo para exámenes, enviando el mensaje al cerebro de que la información no es importante y arriesgándose a olvidarla. Estudiar de forma continuada fortalece las conexiones neuronales y reduce el estrés, haciendo que el aprendizaje sea más duradero.