2. Los pares craneales son los 12 nervios del sistema nervioso periférico que
emergen desde los forámenes y fisuras del cráneo.
Su orden numérico está determinado según la ubicación de salida del
cráneo (rostral a caudal).
Todos los nervios craneales se originan de núcleos en el cerebro. Dos se
originan del prosencéfalo (olfatorio y óptico), uno tiene un núcleo en la
médula espinal (accesorio) y los restantes se originan del tronco encefálico.
3. Están involucrados en las
funciones sensoriales, el control
de los músculos faciales y la
regulación de distintas glándulas
4. Los pares craneales proporcionan
información motora y sensitiva a las
estructuras de la cabeza y el cuello,
controlando las actividades de esta región.
Solamente el nervio vago (X par craneal)
se extiende más allá del cuello para inervar
los órganos torácicos y abdominales.
6. I. Olfatorio
El olfatorio es un nervio aferente, lo que significa que transmite impulsos
nerviosos desde algún órgano sensorial hacia el sistema nervioso central.
Recoge los impulsos eléctricos generados en la cavidad nasal (sentido del
olfato) y los hace llegar directamente al cerebro, el cual procesará la
información para conseguir la verdadera experimentación del olfato.
7. La exploración de este nervio se realiza
ofreciendo al paciente sustancias conocidas y no
irritantes (porque
estimulan el V par craneal): chocolate, café,
jabón. Se alternan las fosas nasales ocluyendo la
contralateral.
El paciente debe identificar el olor en cada lado
8. II. Óptico
El nervio óptico recoge los impulsos eléctricos generados por parte de las
neuronas fotorreceptoras de la retina del ojo y transmite estas señales
nerviosas hasta el cerebro.
Una vez ahí, el cerebro convierte esta información eléctrica en la proyección de
imágenes, momento en el cual vemos de verdad.
9. La exploración consiste en la evaluación de la
agudeza visual, los campos visuales y el fondo de ojo
con el oftalmoscopio, prestando especial atención a
las papilas.
10. Los campos visuales se valoran por confrontación, para lo cual el explorador
se coloca frente del paciente (a 50 cm) y le pide que fije su mirada
directamente hacia él. Luego, el paciente debe ocluir uno de sus ojos y, con el
ojo del mismo lado cubierto, el examinador lleva la mano a la periferia y
gradualmente y moviendo los dedos debe llevarla al centro hasta que el
paciente pueda verla.
Este proceso se realiza de manera comparativa a diferentes grados y en
ambos ojos.
11. III. Oculomotor
El oculomotor es un nervio eferente, sirve para que el cerebro emita
órdenes, no para captar información del medio.
En este sentido, el nervio oculomotor envía mensajes desde el cerebro
hasta los músculos oculares para controlar que la pupila se contraiga o
dilate de forma involuntaria dependiendo de cuánta luz haya en el
ambiente.
12. Movimientos oculares hacia arriba,
hacia abajo y hacia adentro
La capacidad para mover cada
ojo hacia arriba, hacia abajo y
hacia dentro se explora
pidiéndole a la persona que
siga un objeto movido por el
examinador.
13. Estrechamiento (constricción) o
ensanchamiento (dilatación) de la
pupila en respuesta a los cambios de
la luz
La respuesta de la pupila a la luz se
comprueba dirigiendo una luz intensa
(como de una linterna) al interior de cada
pupila en una habitación oscura.
14. IV. Troclear o patético
Inerva por el segundo egundel músculo oblicuo
superior, el cual deprime, rota lateralmente
(alrededor del eje óptico) y rota internamente el
globo ocular
15. La capacidad de mover cada ojo hacia abajo y
hacia dentro se comprueba pidiendo a la
persona examinada que siga el movimiento de
un objeto manipulado por el examinador.
16. V. Trigémino
Se trata de un nervio tanto motor como sensorial.
Posee tres ramas sensoriales que facilitan información
sensorial de distintos puntos de la cara, la lengua y la
boca.
Las fibras motoras inervan los músculos de la mandíbula
que controlan la masticación.
17. Función motora. Corresponde al nervio mandibular,
que también presenta fibras sensitivas (3.a rama del
trigémino). Se explora pidiendo al paciente que apriete
un objeto entre los dientes (maseteros) o abra la boca
contra resistencia (pterigoideos)
Con la inspección se valoran signos de atrofia de los
músculos temporales y maseteros.
18. Función sensitiva.
Es la más importante. Se explora valorando la sensibilidad facial
táctil y dolorosa de sus tres ramas faciales: oftálmica (1.a) maxilar
(2.a) y mandibular (3.a), de abajo arriba y comparativamente de
ambos lados.
Podrán utilizarse un algodón y un alfiler. Se sugiere explorar cada
lado de la cara en tres puntos situados aproximadamente en una
misma línea vertical pero a diferentes alturas: por encima de la ceja
(la frente), el labio superior, y el mentón.
19. Función refleja.
Se explora con el reflejo corneal: al tocar
suavemente la cornea del paciente con un
bastoncillo de algodón se produce el cierre
palpebral de ambos ojos. Advertir previamente
al paciente que desvíe la mirada hacia un lado lo
más posible.
20. VI. Abducens o Motor Ocular externo
Es un músculo motor que controla el
músculo recto del ojo. Cuando se
activa, está acompañado de forma
coordinada con los nervios oculomotor
y troclear.
21. VII. Facial
El nervio facial es mixto. Por un lado, posee un componente motor somático que
inverva la musculatura encargada de la expresión facial.
También inverva fibras del sistema nervioso autónomo que se dirigen hacia las
glándulas lacrimógenas y salivales. Por otro lado, las fibras sensoriales cogen
información de las papilas gustativas de la parte anterio de la lengua y están
involucradas en el sentido del gusto.
22. Función motora.
Se valora en primer lugar con la inspección buscando
asimetrías en la expresión facial. Posteriormente se examinan
los siguientes movimientos: fruncir el entrecejo, cerrar los ojos,
enseñar los dientes e hinchar las mejillas.
Funciones sensitiva y vegetativa.
Consiste en determinar el gusto de los dos tercios anteriores
de la lengua usando soluciones acuosas débiles de azúcar o
sal. La función vegetativa se explora comprobando la
producción de lágrimas y de saliva.
24. Tiene dos porciones, acústica y vestibular y deben de explorarse por separado.
Componente acústico. Se valora inicialmente notando si el paciente es capaz de
percibir el sonido al frotar los dedos frente al meato auditivo externo. Si esta
exploración es anormal (hipoacusia) debe valorarse la conducción aérea (CA) y ósea
(CO) del sonido usando un diapasón, mediante las pruebas de Rinne y de Weber
25. Prueba de Rinne
El objetivo es comparar la vía aérea con la vía ósea. Se
coloca el mango del diapasón en la apófisis mastoides del
sujeto examinado, pidiéndole que nos diga cuándo deja
de percibirlo; a continuación acercamos las varillas del
diapasón al pabellón auditivo pidiéndole que nos diga si
percibe aún por vía aérea.
La vibración del diapasón colocado frente al pabellón
auricular (CA) debe de ser más fuerte y duradera que la
percibida al colocarlo sobre la apófisis mastoides (CO).
Hablamos entonces de Rinne normal o positivo, y existe
una audición normal o una hipoacusia de percepción.
26. En la prueba de Weber
Se coloca el mango del diapasón en el centro de
la frente del paciente y se comprueba la
resonancia de la vibración en ambos oídos. En
condiciones normales (o idéntica patología en
ambos oídos) la resonancia debe de ser la misma
en ambos oídos. Cuando el sonido se escucha
más en un lado que en otro hablamos de
lateralización del Weber, que puede deberse a
una lesión del aparato de conducción de ese oído
(hipoacusia o sordera de transmisión) o a nivel
del nervio coclear del lado contrario (hipoacusia
de percepción).
27. Componente vestibular. El aparato vestibular (vía vestibular y laberinto) constituye
junto con el cerebelo una unidad funcional que interviene en la coordinación
motora, del equilibrio y de la marcha, por lo que su exploración suele realizarse de
manera conjunta. Su déficit funcional se conoce como síndrome vestibular, cuyo
síntoma principal es el vértigo que consiste en una sensación de giro percibida por
el paciente.
28. IX y X. Glosofaríngeo y vago
Se examinan juntos porque inervan estructuras
relacionadas funcionalmente.
Con la boca abierta explorar la faringe y comprobar si
los pilares se contraen simultáneamente al tocar la
faringe con el depresor y si esta maniobra produce
náuseas (reflejo nauseoso).
A continuación, se solicita al paciente que diga «a» y se
observa si la elevación de la úvula es simétrica; en caso
de lesión, se desvía hacia el lado sano. También deben
valorarse la fonación, la existencia de disartria, tos o
salivación. Pueden existir trastornos en el gusto del
tercio posterior de la lengua.
29. XI. Espinal accesorio
Se explora con dos maniobras: ordenando al paciente
girar la cabeza contra la mano del observador
mientras éste con la otra mano palpa el músculo
esternocleidomastoideo, o pidiendo al paciente que
eleve o encoja los hombros contra resistencia.
30. XII. Hipogloso
Pídale al paciente que sobresalga la lengua. Si hay
debilidad unilateral presente, la lengua apuntará al lado
afectado debido a la acción sin oposición del músculo
normal. Una técnica alternativa es pedirle al paciente que
presione su lengua contra su mejilla mientras proporciona
resistencia con un dedo colocado en la parte exterior de
la mejilla.
31. Bibliografía
Bickley, L. S. y Szilagyi, P. G. (2018). Bates. Guía de exploración física e historia
clínica. 12a ed. España: Wolters Kluwer.
● Ropper, A. H., Samuels, M. A., Klein, J. P. y Prasad, S. (2019). Adams y Víctor.
Principios de Neurología. 11a ed. España: McGraw-Hill.