Los mosaicos más antiguos datan del siglo VIII a.C. y se hacían de guijarros. En la antigüedad, la técnica de colocación de mosaicos se utilizaba principalmente en suelos y aceras debido a la durabilidad y resistencia de materiales como el mármol y la piedra caliza. Las piedrecitas de mosaico tienen forma de cuadrados o triángulos pequeños y se unen para componer diseños bidimensionales de manera similar a la pintura.