Platero es un burro pequeño y suave cuya única dureza son sus ojos negros como escarabajos de cristal. Se divierte olisqueando flores en el prado y viene alegremente cuando es llamado. Come naranjas, uvas y higos morados con gusto, aunque es fuerte por dentro como piedra. Los domingos, el narrador lo monta por el pueblo y los campesinos lo miran.