1. UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
Licenciatura en Pedagogía Infantil
NOMBRE:María Fernanda López CODIGO:20152187024
REFLEXIÓN LOS JUEGOS Y LOS HOMBRES
Podemos definir al juego comola actividad libre y voluntaria que realiza el hombre, teniendo
en cuenta que se desarrolla dentro de un espacio y tiempo determinado. Este cobra sentido
por medio de un sistemade reglas, las cuales le otorgan a las personas que juegan diversos
derechos, deberes, privilegios y responsabilidades.
Aunque el juego no genera ninguna riqueza (exceptuando los de apuestas o de azar),
contribuye en la organización de nuestra civilización, en donde el hombre es capaz de
formar su carácter y reforzar capacidades físicas e intelectuales, teniendo en cuenta que a
partir de lo que juega va construyendo nuevos conocimientos, ya que se genera la
necesidad de inventar, buscar soluciones que permitan vencer obstáculos, dar respuestas
a diversidad de cuestionamientos teniendo en cuenta un límite de reglas.
Considero que en el juego construimos una realidad alterna o ficticia, la cual se enlaza con
los conocimientos que tenemos de nuestra vida cotidiana, comprendiendo así muchas
situaciones que surgen diariamente. Teniendo en cuenta que mientras jugamos no solo
estamos poniendo en prácticaun sistemade reglas, sino que también estamos aprendiendo
de un determinado estilo o características definidas que siembran en nosotros
determinados intereses, pasiones y riesgos respecto a lo que podemos hacer con los
recursos disponibles.
El juego en la vida del hombre actúa como una actividad libre, puesto que nadie lo obliga a
jugar, separada, teniendo en cuenta que este se desarrolla en un tiempo y espacio
determinado es decir que tiene un inicio y un fin, con una victoria o derrota en donde las
personas deben ser capaces de empezar de 0 en determinado momento. Es también una
actividad incierta, ya que no sesabe quién puede ganar o perder, cuáles situaciones pueden
surgir, todo está enlazado a la capacidad del hombre para inventar; es improductiva, ya que
no genera bienes ni riquezas, reglamentada, puesto que se rige a través de unas normas
establecidas, y, por último, ficticia en donde tomamos conciencia de una realidad
secundaria.