La reforma educativa chilena de 1990 buscó mejorar gradualmente la educación preescolar, básica y media a través de programas de mejoramiento y la implementación de un estatuto docente. Los objetivos fueron afectar todas las dimensiones del sistema educativo como los contenidos, la gestión, la infraestructura y las condiciones laborales de los profesores. Las políticas se centraron en la equidad y calidad, moviéndose del enfoque en insumos al enfoque en procesos y resultados de aprendizaje. Los desafíos actual