Las elecciones alimentarias pueden influir en el cáncer y su progresión. Una dieta rica en frutas y verduras y pobre en carnes rojas procesadas se asocia con menor mortalidad y mayor supervivencia. Ciertos flavonoides, como la naringenina en las uvas, inhiben la captación de glucosa en las células cancerígenas. Llevar un estilo de vida saludable incluyendo actividad física se recomienda antes, durante y después del tratamiento contra el cáncer.