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Biografía
Definido por Kant como el «Newton de la moral», Rousseau fue una figura
compleja y revolucionaria. Un hombre controvertido, lleno de contradicciones,
que no recibió una educación sistemática (fue autodidacta), cuya inestable salud
mental siempre estuvo en entredicho y que llevó una vida de bohemio, es
también uno de los teóricos del Estado de mayor influencia en la época
moderna, de manera que muchas de las instituciones políticas hasta la
actualidad, están inspiradas en su pensamiento y, en numerosos casos, están
basadas en los principios expresados por él.
3. z
Biografía
Jean-Jacques Rousseau nació en Ginebra el 28 de junio de 1712. Su madre
murió al darle a luz, y su infancia transcurrió en compañía de su padre. Cuando
tenía 15 años, Rousseau salió de Ginebra y fue presentado a la Madame de
Warens, que le hizo de madre, mentora y amante. Fue «una mujer toda ternura y
suavidad», como él la recuerda, que le permitió estudiar e instruirse.
4. z
Biografía
De 1738 a 1740 Rousseau trabajó como tutor particular, luego viajó a París y
consiguió el trabajo de secretario del embajador francés en Venecia, pero fue
despedido por insolente, por lo que se vio obligado a regresar a París. En 1745
conoció a Voltaire y en 1749 Diderot le encargó los artículos sobre música para
la Enciclopedia.
5. z
Biografía
Su primera obra individual, Discurso sobre las Ciencias y las Artes, fue ganadora
de un concurso de ensayos convocado por la Academia de Dijon sobre si el
progreso de las artes y de las ciencias ha tendido a purificar o a corromper la
moralidad. Dicho ensayo se publicó en 1750.
A partir de entonces Rousseau se hizo famoso, pero debido a que en su ensayo
afirma que la sociedad corrompe a los hombres, se vio obligado a integrar esta
idea a sus doctrinas posteriores, lo que le atrajo no pocos enemigos, sobre todo
entre los filósofos de la enciclopedia.
6. z
En 1762 se publicó su obra
más famosa: El Contrato
Social.
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Biografía
El resto de la vida de Rousseau estuvo rodeada de polémicas y persecuciones
políticas. Finalmente moriría el 2 de julio de 1778, a causa de una insolación
provocada por un paseo durante una tarde de verano.
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El hombre en el «estado de naturaleza»
Rousseau tiene una visión positiva y optimista de la naturaleza humana: el
hombre es un ser bueno que naturalmente desea convivir en paz y armonía con
otros seres humanos. Para desarrollar esta visión, Rousseau, imaginando una
etapa anterior a toda civilización describe un «estado de naturaleza». En ese
estado pre-civilizatorio los hombres vivían felices y en paz, lo que Rousseau
llama una vida de «buen salvaje». Allí los seres humanos se valían de los
recursos naturales sin egoísmo y compartían generosamente los bienes que el
mundo les ofrecía.
9. z
El hombre en el «estado de naturaleza»
Rousseau cree intuir así lo esencial y primitivo de la naturaleza humana en dos
principios vitales:
a) Todo hombre busca el bienestar y la propia conservación.
b) Todo hombre siente repugnancia a la muerte y al sufrimiento de todo ser
sensible, principalmente al de sus semejantes.
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El hombre en el «estado de naturaleza»
En el Discurso sobre las Ciencias y las Artes afirma: «Los salvajes no son malos
porque no saben que son buenos: no es el aumento de las luces ni el freno de la
ley lo que les impide hacer el mal, sino la calma natural de sus pasiones y la
ignorancia del vicio».
Por lo tanto, se trata de un estado más acá del bien y del mal.
11. z
El hombre en el «estado de naturaleza»
Analizando las sociedades europeas de su tiempo, Rousseau concluye que la
llamada «civilización» destruyó la armonía del hombre natural. Aparece
entonces el «hombre histórico»: un ser egoísta, depravado y violento. Según
Rousseau, la vida en sociedad trajo consigo grandes desigualdades, siendo la
mayor de ellas la propiedad privada.
12. z
El hombre en el «estado de naturaleza»
En su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, dice
Rousseau:
«El verdadero fundador de la sociedad civil fue el primero que, después de haber
delimitado un terreno, pensó en decir “esto es mío”, y halló a otros tan ingenuos como
para creerle. Cuántos crímenes, conflictos y homicidios, cuántas miserias y cuántos
horrores habría ahorrado al género humano aquel que, rompiendo las vallas o rellenando
los fosos de separación, hubiese gritado a sus semejantes: “Guardaos de hacer caso a
este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra no es de
nadie”».
13. z
El hombre en el «estado de naturaleza»
La acumulación de posesiones de uso exclusivo originó la desigualdad, y, con
ella, la hostilidad entre los hombres; pues al tiempo que unos cuantos buscaron
apoderarse de casi todo, otros tantos empezaron a quedarse con casi nada.
He aquí en qué sentido el origen del mal es social: el hombre ya no pudo
satisfacerse sino dañando a los demás. La riqueza de uno comenzó a provenir
de la pobreza del otro (disminuyó la compasión natural y se acrecentaron los
sentimientos hostiles). El resultado es la violencia y desigualdad que se percibe
en las sociedades contemporáneas.
14. z
El hombre en el «estado de naturaleza»
Junto a la propiedad privada surgieron otros vicios y males como la vanidad, los
lujos, la ambición y el ansia de poder. La natural armonía y bondad que
caracterizaba al hombre primitivo desapareció, y poco a poco empezó el caos
que perdura hasta el día de hoy.
La consecuencia de esto es lo que llama Rousseau «la sociedad civilizada». El
hombre en estado de naturaleza era un ser bondadoso, sincero, honesto y
solidario, pero la civilización lo ha corrompido y el hombre ya no puede regresar
a su feliz estado original.
15. z
El Contrato Social
Según Rousseau la sociedad no va a dar marcha atrás en sus estructuras, por lo
que no es posible soñar con un retorno al hombre primitivo. Surge entonces la
necesidad de buscar un mecanismo o forma de vida que de alguna manera
regenere al hombre y le permita vivir en sociedad. Este mecanismo es El
Contrato Social.
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El Contrato Social
Éste consiste en que cada individuo se pone bajo la suprema dirección de la
voluntad general y es considerado como parte indivisible del todo. El contrato
social «consiste en el proceso por medio del cual cada individuo deja su poder
particular y lo deposita en la voluntad general, es decir, en el pueblo soberano
que tiene como finalidad el bien común».
17. z
El Contrato Social
El pueblo (la mayoría en cuanto busca el bien común) es el que gobierna y él
establece lo que es de interés común. Por lo que la voluntad general (de todo el
pueblo), el bien común, es más importante que la voluntad particular (el bien de
un solo individuo). Nadie debe estar por encima de la ley, porque esto sería la
ruptura del contrato social.
18. z
El Contrato Social
Dice Rousseau:
«Creo poder establecer como principio indiscutible que sólo la voluntad general puede
dirigir las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común; en
efecto, si para que apareciesen las sociedades civilizadas fue preciso el choque entre los
intereses particulares, el acuerdo entre éstos es el que las hace posibles. El vínculo
social es consecuencia de lo que hay de común entre estos intereses divergentes, y si no
hubiese ningún elemento en el que coinciden todos los intereses, la sociedad no podría
existir. Ahora bien, puesto que la voluntad siempre tiende hacia el bien del ser que quiere
y la voluntad particular siempre tiene por objeto el bien privado, mientras que la voluntad
general se propone el interés común, de ello se deduce que sólo esta última es, o debe
ser, el verdadero motor del cuerpo social»
19. z
El Contrato Social
La voluntad general no es por lo tanto la suma de las voluntades de todos sus
componentes, sino una realidad que surge de la renuncia de cada uno a sus
propios intereses en favor de la colectividad. El todo es más que la suma de sus
partes; es algo nuevo.
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El Contrato Social
La voluntad general se manifiesta a través del voto de los ciudadanos reunidos
en asamblea, por tanto, se trata de una democracia, en la medida en que el
poder ya no pertenece a un príncipe o a una oligarquía, sino a la comunidad. De
esta manera los individuos, mediante el contrato social, se ajustan a las leyes
que dicte la voluntad general y ejercitan así su libertad, pues cada uno es
partícipe de las decisiones que adopte el pueblo soberano. En este sentido no
importa si el régimen de gobierno es monárquico. Lo importante es que el poder
ejecutivo ejerza lo que el legislativo le indique. Pues el poder legislativo es la
instancia representativa del pueblo, que ha expresado su voluntad mediante el
voto. De esta forma, el interés común se expresa en las leyes.
21. z
El Contrato Social
De esta forma, cada ciudadano se somete necesariamente a las condiciones
que impone a los demás: no robaré, pero no me robarán; no asesinaré, pero no
me asesinarán; no cometeré fraude, pero nadie me defraudará; etcétera.
En el contrato social el hombre no pierde su libertad, sino más bien adquiere una
forma superior de libertad: la libertad que no pasa por encima de nadie. Es así
como Rousseau cree que es posible moralizar la sociedad.