Este documento analiza cómo la sociedad digital ha reemplazado los valores y normas tradicionales que solían orientar a las sociedades. Ya no existe una "Calle Elm" simbólica que una a la gente, como se representaba antes a través de la religión o la cultura. En cambio, vivimos en un mundo pluralista donde cada persona elige sus propios valores y creencias a la carta. Esto ha debilitado las instituciones y ha creado una crisis de sentido. Sin embargo, también ha traído mayor libertad individual y diversidad cultural.
Este articulo indaga en las raíces y las razones de la identidad. Así, la memoria sólo puede ser vicaria de la voluntad de futuro, no un armazón y corsé tradicional y tradicionalista que impida todo cambio y/o evolución.
Este articulo indaga en las raíces y las razones de la identidad. Así, la memoria sólo puede ser vicaria de la voluntad de futuro, no un armazón y corsé tradicional y tradicionalista que impida todo cambio y/o evolución.
Así como un aprendiz de mago extrae un conejo desde un viejo sombrero, en el último tiempo algunos aprendices de intelectuales orgánicos han sacado nuevamente al tapete el término ‘bonapartismo’, con el cual han bautizado/caracterizado al gobierno de Tatán Piraña. Decimos ‘nuevamente’, puesto que, en un despropósito anterior, el trotskismo vernáculo caratuló como ‘bonapartista’ al sistema político implantado con el golpe del “73 (al cual, en otro yerro, el reformismo calificara de ‘fascista’), cuando la más adecuada definición de aquella forma de excepción del Estado burgués era la de una ‘dictadura militar’, subordinada a la fracción burguesa monopólico-financiera, fracción hegemónica al interior del Bloque en el Poder ya por entonces.
La indiscriminada utilización del término ‘bonapartismo’, con el que nuestros prestidigitadores de marras caracterizan cuanto régimen político surja por ahí, expresa un claro bizantinismo teórico, por cuanto le asignan a aquella expresión un valor con vida propia y desarraigado de todo contexto, demostrando que algunos en la izquierda, contumazmente, siguen formando parte de la recua que criticara el ‘Amauta’ José Carlos Mariátegui, aquella que “sabe de un radicalismo teórico que no logra condensarse en fórmulas concretas y precisas”.
Presenta y ha presentado no pocos debates debido a los lugares desde donde se preguntaba o definía. La historia misma de las ciencias sociales se inicia en cierta forma con las palabras Cultura y Sociedad.
Así como un aprendiz de mago extrae un conejo desde un viejo sombrero, en el último tiempo algunos aprendices de intelectuales orgánicos han sacado nuevamente al tapete el término ‘bonapartismo’, con el cual han bautizado/caracterizado al gobierno de Tatán Piraña. Decimos ‘nuevamente’, puesto que, en un despropósito anterior, el trotskismo vernáculo caratuló como ‘bonapartista’ al sistema político implantado con el golpe del “73 (al cual, en otro yerro, el reformismo calificara de ‘fascista’), cuando la más adecuada definición de aquella forma de excepción del Estado burgués era la de una ‘dictadura militar’, subordinada a la fracción burguesa monopólico-financiera, fracción hegemónica al interior del Bloque en el Poder ya por entonces.
La indiscriminada utilización del término ‘bonapartismo’, con el que nuestros prestidigitadores de marras caracterizan cuanto régimen político surja por ahí, expresa un claro bizantinismo teórico, por cuanto le asignan a aquella expresión un valor con vida propia y desarraigado de todo contexto, demostrando que algunos en la izquierda, contumazmente, siguen formando parte de la recua que criticara el ‘Amauta’ José Carlos Mariátegui, aquella que “sabe de un radicalismo teórico que no logra condensarse en fórmulas concretas y precisas”.
Presenta y ha presentado no pocos debates debido a los lugares desde donde se preguntaba o definía. La historia misma de las ciencias sociales se inicia en cierta forma con las palabras Cultura y Sociedad.
Libro de Sociología con una amena manera de insertarse en el mundo sociológico y comprender las estructuras y procesos sociales que enmarcan los usos, costumbres y tradiciones convertidos en Cultura
Cosmovisión cultural y social: Qué futuro nos espera.pptxMartin Montoya
Estas son las presentaciones que muestran de modo orientativo los contenidos del libro "Encubrimiento y verdad: algunos rasgos diagnósticos de la sociedad actual".
Las presentaciones están dirigidas a los alumnos de la materia de Cosmovisión cultural y social de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, dentro del marco del Instituto Core Curriculum.
Evolución de los Medios de Comunicación e Información. El Futuro de la Prens...carlos.castro
UCV. Especialidad Mercadeo Nov 2010
Cátedra Sistemas de Información en la Empresa
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Tema 4"Evolución de los Medios de Comunicación e Información. El Futuro de la Prensa. La Convergencia Editorial"
Instrucciones del procedimiento para la oferta y la gestión conjunta del proceso de admisión a los centros públicos de primer ciclo de educación infantil de Pamplona para el curso 2024-2025.
1. SOCIEDAD DIGITAL: ¿NUESTRA PROPIA CALLE ELM?
Carlos Castro1
Una de los temas recurrentes en la teoría sociológica ha sido identificar y analizar cuál es hilo
conector y conductor de una sociedad. Múltiples posturas y enfoques han surgido para dar
respuesta a esta pregunta (Positivismo, Funcionalismo, Estructuralismo, Constructivismo, etc), pero
todas con un elemento en común: las creencias, valores y normas tienen un peso fundamental al
momento de cohesionar y dar un norte o sentido a una sociedad.
Simbólicamente este conector social ha sido representado en diversas culturas bajo la figura del
árbol. Desde la tradición oral de las comunidades indígenas, las mitologías europeas y las actuales
grandes religiones, el árbol ha servido para dar explicación a los logros y fracasos del ser humano,
así como también la evolución de la humanidad.
En décadas pasadas, la literatura y el cine han rescatado este símbolo. Ejemplo de ello, se
observa en las novelas de Stephen King iniciando con Jerusalem's Lot (1975). El film de Wes
Craven (1984) A Nightmare on Elm Street o recientemente Dogville (2003) de Lars Von Trier. En
cada uno de ellos, la trama ocurre en un poblado habitado por personas de moral tradicional,
conservadora, con desconfianza hacia los extranjeros y de prácticas religiosas cristinas un tanto
ortodoxas.
Más allá de la representación o crítica que realizan de la sociedad estadounidense y por extensión
a la sociedad occidental, lo interesante es que ofrecen un análisis desde un elemento en común: la
calle principal del pueblo se llama Elm (Olmo en inglés). Este nervio central en cada sociedad
evidencia los elementos simbólicos del árbol:
El olmo evoca longevidad, fortaleza, unión, nobleza, buen espíritu, amor fiel, devoción, honestidad
y sumisión a las causas justas. El grosor de su tronco simboliza, que todo lo que lo conforma, es la
base de su fuerza para mantener unido su cuerpo y ramas. Pero su densidad no permite conocer
su verdadero interior, y por ende, hay algún secreto que se esconde tras este hilo conector social.
El lado oscuro de la Calle Elm es representado en la novela de King por las creencias paganas,
prácticas de brujería por parte de los fundadores del pueblo y el demonio que les asecha. Craven
muestra gracias al asesino Freddy Kruger, todos los errores y fallas de los padres. Pecados que los
hijos deben callar, cargar a cuesta y que son la causa de su propia muerte. Von Trier narra la
historia de un pueblo, que tratando de demostrar que es noble de corazón aceptando a una
forastera, sobrevive a la invitada esclavizándola.
Cada historia refleja que la sociedad existe y se orienta gracias a un vínculo cultural o religioso, el
cual se transforma en el juez y ejecutor en contra de quienes busquen alterar el orden. Al llevar
este análisis a tiempo presente podemos preguntarnos:
¿Cuál es la Calle Elm en nuestra sociedad digital? O dicho de otra forma: ¿cuál es el norte de la
sociedad hoy día? ¿Cuál es la guía moral o cultural que nos orienta? ¿Cuál es el secreto que se
oculta tras nuestro vínculo social?
1 Sociólogo Especialista en Mercadeo para Empresa. Profesor de la Universidad Católica Andrés Bello Caracas-Venezuela
en las cátedras de Sociología, Mercadotecnia y del Seminario Sociología y Mercadotecnia. ccastro@ucab.edu.ve
2. De entre los diversos modelos de análisis, quiero rescatar los argumentos presentados por Berger
y Luckmann (1997), en su publicación: Modernidad, Pluralismo y Crisis de Sentido. La orientación
del hombre moderno. Tal como el título lo expresa, la tesis central del libro se ubica en esta idea:
“el pluralismo es la causa de la crisis de sentido en la modernidad”.
Dejando de fondo los análisis realizados por Max Weber sobre la secularización y Emil Durkheim
sobre la anomia, Berger y Luckmann postulan que la complejidad del mundo actual radica en que
la modernidad se caracteriza por una diversidad de explicaciones o sentidos los cuales ofrecen una
gama de posibilidades o caminos a seguir.
Atrás quedó la sociedad en donde la cosmovisión de la realidad quedaba en manos de las
religiones y eran ellas quienes ofrecían una orientación al conjunto social. Hoy día la realidad se
presenta diversa y se antepone a los sujetos con un abanico de posibilidades y posibles
explicaciones, que en definitiva, no ofrecen una única visión acerca de las cosas. Como en un
truco de magia, cada individuo tiene frente sí el mazo de cartas desplegado y es él quien debe
decidir cuál carta tomar.
Las instituciones continúan existiendo y teniendo su función de ser los depositarios de los sentidos
construidos históricamente por la dinámica intersubjetiva de los actores sociales. Dentro del marco
valorativo y normativo (cultura) de la sociedad, los agregados sociales siguen dotando de sentido
la realidad social, y de forma impuesta (hecho social), buscan inculcar guías/orientaciones a los
miembros de la sociedad, para que así puedan articular sus acciones.
Pero la pluralidad de la sociedad moderna, afecta el desempeño de las instituciones. La
multiplicidad de opciones y explicaciones de la realidad, fracturan lo dado por supuesto del tejido
institucional dando pie al cuestionamiento, la duda y la reflexión individual. Esto trae como
consecuencia, la reducción de espacios sociales de confianza, certeza y seguridad.
El mundo moderno implicó que los antiguos sistemas de valores y esquemas de interpretación
hayan sido descanonizados. Ejemplo de ello se constata en el incremento de personas que se
declaran creyentes, pero sin ser seguidores de alguna religión en particular. Como recuerda
Pastorino (2014) en su artículo, vivimos en una sociedad en donde el “dogma” de creencia es la
religiosidad a la carta.
Cada uno de los actores sociales compone y reconfigura su propio menú religioso. Se toman en
cuenta a su vez, las creencias tradicionales, pero se selecciona lo mejor de cada una
resignificando así, símbolos y contenidos según el propio parecer. Aunque perdura una
cosmovisión monoteísta, la espiritualidad se fundamenta en una relación uno a uno con este Dios
personal.
La personalización de contenidos, característica esencial del mundo 2.0, evidencia la adaptabilidad
de los paradigmas y la deconstrucción de los parámetros generales por parte de los actores
sociales en la vida cotidiana. No sólo en el ámbito religioso, sino también en el político, económico
y cultural.
Es compresible la preocupación de sociólogos como Bauman, que han visto en este hecho la
liquidez de nuestras relaciones sociales, y por ende, la volatilidad o fragilidad del nexo social. Pero
es por esta misma razón, que es importante tener una visión de análisis integral con un marco de
pensamiento que permita aceptar y comprender la pluralidad en la cual vivimos. Hoy más que
nunca vuelve a tener vigencia, la antigua lección de antropólogos como Malinowski: evitar el
etnocentrismo.
3. En tal sentido, pierde toda validez hablar de la calle Elm. Nos enfrentamos desde hace ya varias
décadas, a una multiplicidad de formas institucionales que existen en función a la variedad de
agregados socioculturales. Tenemos que ser críticos y discutir hacía dónde vamos como
colectivos. Evaluar los pros y contras. Garantizar el mayor bienestar para el mayor número de
personas, pero con la certeza de vivir en sociedades cimentadas en este valor: todos tenemos
razón, pero nadie tiene la verdad.
FUENTES:
BERGER, Peter y Luckmann, T (1997) Modernidad, Pluralismo y Crisis de Sentido. La orientación del
hombre moderno. Ediciones Paidós. Barcelona.
CRAVEN, Wes (1984) A Nightmare on Elm Street http://www.imdb.com/title/tt0087800/
PASTORINO, Miguel (2014) Creyentes sin religión. La tendencia que más crece en el mundo
http://ssociologos.com/2014/09/02/creyentes-sin-religion-la-tendencia-que-mas-crece-en-el-mundo/
TRIER, Lars Von (2003) Dogville http://www.imdb.com/title/tt0276919/
Imagen (escenario de la película Dogville): http://bit.ly/1oKwhEe