1. SOLOMILLO AL WHISKY
INGREDIENTES:
Medio kilo de solomillo de cerdo.
1 cebolla.
8 o 10 dientes de ajo.
Un vasito pequeño de whisky.
Sal, pimienta negra molida y aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
Salpimentamos el solomillo cortado a nuestro gusto (taquitos no
demasiado pequeños o filetillos no demasiado finos) y los freímos en
aceite bien caliente de forma que queden doraditos pero sin quemar por
el exterior y jugosos en su interior (de ahí que, independientemente de
cómo los hagamos, no sean demasiado finos).
Reservamos la carne y, en el mismo aceite y con la grasa que ha soltado el
solomillo, echamos la cebolla cortada en rodajas finitas y los dientes de
ajos (pelados o no, eso al gusto) enteros y con un sólo corte por la mitad.
Una vez que los ajos y la cebolla están bien doraditos (pero sin que se
quemen, cuidado) se añaden de nuevo los solomillos, se les dan unas
vueltas, bañamos con el whisky (no hace falta que sea un buen whisky:
basta con aquella botella de DYC que alguien trajo a la última barbacoa y
que nadie se anima a acabarse), dejamos cocer unos minutos y
flambeamos directamente sobre la cazuela dónde lo estamos preparando.
A la hora de servirlo lo acompañamos de patatas fritas.