El documento describe las actividades que un tutor debe realizar antes, durante y después de una formación. Antes, el tutor debe establecer objetivos negociados, explicar expectativas y ofrecer herramientas de gestión. Durante, el tutor debe hacer seguimiento personalizado, integrar a los estudiantes y guiar el aprendizaje con ejemplos prácticos. Después, aunque no es formal, el tutor puede mantener contacto a través de redes sociales creadas durante el curso.
3. Explicarle qué es lo que se espera de él, y cuáles son los criterios a valorar.
4. Ofrecer herramientas que le sirvan de auto-gestión para el estudio (referencias temporales -fechas, duración de módulos, tiempo estimado de estudio-).
5. Ofrecerles referencias documentales del proceso: Guía didáctica del curso: que deberá recoger todas las referencias temporales citadas antes junto con los criterios de evaluación, la metodología del curso, los contenidos que se van a desarrollar y toda aquella información relevante para ellos o que deban conocer. Guía de navegación de la plataforma: redactada de la forma más práctica y visual posible. Tutoriales sobre procedimientos concretos o software adicional a la plataforma, que se vayan a usar durante la formación, elaborados con los mismos criterios que el documento anterior.
6. ACTIVIDADES A DESARROLLAR DURANTE LA ACTIVIDAD FORMATIVA (I) Complementar y adaptar esta información a la acción formativa concreta es de vital importancia. Durante esta fase, el tutor debe: Recabar el máximo de información posible con respecto al alumno. Con esta información acerca de sus conocimientos previos, destrezas y actitud hacia la materia de la formación, el trabajo del tutor será el de valorar su capacidad de aprendizaje y aconsejarle. Hacer un seguimiento personalizado para conocer de qué manera puede adaptar el curso a sus necesidades, contactando telefónicamente en caso necesario. Tener presencia en los medios de forma personalizada, para que perciban que se les escucha. Reforzar la participación y las relaciones entre los alumnos, ofreciéndoles oportunidades y escenarios para la colaboración. Integrar a los alumnos con dificultades, dotándole de conexiones con otros alumnos que le puedan servir de apoyo.
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8. Guiar su proceso de aprendizaje mediante el uso de ejemplos cotidianos prácticos, o enlazados con los problemas que debe solventar en su actividad laboral. Para ello, disponer de información concreta sobre el alumno es vital.
9. Poner ejemplos y ofrecer aclaraciones conceptuales sobre los contenidos, son dos de las tareas más habituales de un tutor, para las cuales es necesario establecer desde el inicio del curso una relación estrecha con el alumno.
10. Desarrollar una labor informativa sobre todos los aspectos procedimentales y metodológicos de la formación:
11. Cómo usar y sacar partido de los materiales y los recursos.
16. ACTIVIDADES A DESARROLLAR DESPUES DE LA ACTIVIDAD FORMATIVA El seguimiento posterior a la acción formativa no suele ser una acción desarrollada por el tutor a un nivel formal. No obstante, pueden darse situaciones que favorezcan la creación de redes para el contacto posterior con el grupo, sobre todo porque el tutor es una referencia profesional para los alumnos. La web social es una gran herramienta para la creación de dicha red de contactos y es una buena práctica docente crearla de forma previa a la finalización del curso.