El tratamiento de la insuficiencia cardiaca incluye diuréticos para aliviar los síntomas congestivos, reducir el volumen sanguíneo y mejorar el pronóstico; agentes vasodilatadores como IECAs y beta bloqueantes para retrasar la progresión de la enfermedad; y espironolactona y digoxina para tratar casos graves o controlar arritmias. Los diuréticos más comunes son la furosemida, hidroclorotiazida y espironolactona.