1. ¿SE PUEDE MODIFICAR
UNA CONDUCTA?
Elisabet Lucas Fernández
El proceso educativo en la etapa infantil
Facultad de Educación. Grado en Educación Infantil 1ºB
Profesor: Daniel Rodríguez Arenas
2. ¿Se puede modificar una conducta?
Juan es una niño de 3 años que cuando llega al colegio llora, grita y
patalea sistemáticamente por una excesiva "ansiedad por separación"
de sus padres. ¿Se puede modificar este comportamiento? ¿Cómo?
describe pautas concretas de actuación para la modificación paulatina de
esta conducta disruptiva.
Las rabietas, agresiones, peleas, miedos, timidez, desobediencia, problemas con las
comidas... y la mayoría de los problemas de conducta que los niños presentan durante
el desarrollo de su personalidad también los aprenden, no nacen con ellos
Para explicar y cambiar adecuadamente la conducta de los niños, lo primero que
tenemos que hacer es describirla con claridad y exactitud, decir justamente lo qué
pasó, de manera que se pueda saber a qué nos estamos refiriendo cuando lo
comunicamos a los demás.
En el caso de Juan, la situación está clara, a la hora de separarse de sus padres y
quedarse en el colegio, sufre una gran ansiedad por esa separación.
Para intervenir de manera eficaz en los problemas cotidianos de conducta de nuestros
hijos y alumnos debemos adoptar una actitud serena, pensar en las alternativas de
cambio y recorrer unos pasos previos. El dramatismo, la irritación y el nerviosismo lo
único que hacen es agravar el problema e impedirnos pensar en su solución.
Teniendo en cuenta la conducta a retirar, la edad de Juan y mi experiencia, pondría a
prueba estas estrategias:
1. Retirar la atención.
Es muy importante como se ha citado anteriormente, mantener la calma y hablar al
niño en un tono tranquilo. Dado que suponemos que esta conducta se produce desde
hace poco tiempo y que es debido al cambio de la Escuela Infantil al Colegio, o
simplemente por la incorporación al colegio, en un primer momento le explicaremos
a Juan que sus papás vendrán a por él después de que el haya pasado la mañana
jugando con sus amigos. A partir de ahí le diremos que le esperamos, ya sea en la
alfombra o en el lugar que elijamos, pero cuando deje de llorar. Y a partir de
entonces, le retiraremos nuestra atención, para que el no vea reforzado ese
comportamiento.
3. 2. Prestar atención a conductas positivas y contrarias a las no deseadas.
Valoraremos y reforzaremos cualquier conducta positiva que signifique un abandono
de la anterior, para hacerle ver que, esa es la conducta adecuada y que continúe
mostrando conductas positivas. Si por el contrario su actitud cambia pero continua
siendo negativa, omitiremos cualquier reacción por nuestra parte, seguiremos
ignorándole.
Cada niño es diferente y como ya sabemos, los problemas de conducta dependen de
las consecuencias, por eso, otras estrategias eficaces de cambio consiste en:
1. Cambiar de escenario
2. Empezar por lo más fácil e ir poco a poco
3. Enseñarle nuevas habilidades
4. Dar ejemplo
Refuerzos sociales son el abrazo, las sonrisas, las caricias, la aprobación, el elogio,
el interés, la atención, el cariño que los padres y los maestros proporcionamos a los
niños como respuesta a sus comportamientos. Este refuerzo social positivo es tan
necesario como lo es el agua y la luz del sol para las plantas. Si queremos influir de
modo efectivo en el desarrollo de los niños y queremos hacerles felices, con una
buena autoestima y seguridad en ellos y unos comportamientos adecuados,
tenemos que convertirnos en buenos dispensadores de refuerzo social.
Por eso haremos ver a Juan que puede contar con nosotros, en tanto y en cuanto
el cambie su conducta. Él necesita un eje de referencia dentro del colegio para
poder evitar que sufra ese estado de ansiedad por la falta de sus figuras de
apego.
Con ayuda y coordinación con los padres, ambos, colegio y familia
estableceremos unas estrategias a seguir para que Juan no reciba instrucciones
contradictorias
Bibliografía
http://trinidadbonet.com/index.php?option=com_content&view=article&id=24&Itemi
d=16