1.
Semana
del
15
al
21
de
febrero
de
2016
EL
PAPA
Y
LA
POLÍTICA
Marcos
Pérez
Esquer
Sin
desconocer
ni
minimizar
los
errores
en
que
ha
incurrido
a
lo
largo
de
la
historia,
como
la
santa
inquisición
o
las
cruzadas,
y
mas
recientemente
los
graves
problemas
de
pederastia,
es
de
reconocerse
que
la
iglesia
católica
ha
realizado
grandes
aportes
a
la
humanidad;
la
mayoría
de
ellos,
claro
está,
tienen
que
ver
con
el
trabajo
de
dispersar
ese
mensaje
de
amor
y
de
paz
propio
del
cristianismo,
así
como
el
de
proporcionar
sosiego
espiritual
a
millones
de
personas
y
ayudarles
–como
hacen
también
otras
religiones-‐
a
encontrar
un
sentido
a
la
vida.
Podríamos
hablar
también
de
los
aportes
en
el
arte,
en
la
educación,
en
el
sostenimiento
de
instituciones
de
beneficencia,
y
en
general,
en
su
papel
determinante
en
la
construcción
de
lo
que
hoy
conocemos
como
civilización
occidental,
pero
quiero
detenerme
en
un
aporte
que
en
lo
personal
me
encanta:
la
doctrina
social
de
la
iglesia
católica.
Lo
que
intenta
esta
doctrina
es
llevar
las
ideas
y
principios
del
cristianismo,
al
pensamiento
y
la
acción
política.
Esta
doctrina
tiene
su
origen
en
las
encíclicas,
desde
rerum
novarum
de
León
XIII
publicada
en
1891
hasta
Laudato
si,
de
Francisco
I
aparecida
apenas
el
año
pasado,
pero
ha
sido
nutrida
también
por
múltiples
pensadores
laicos.
Mas
de
80
partidos
políticos
del
mundo
basan
su
filosofía
política
en
esta
corriente
de
pensamiento,
incluidos
el
Partido
Popular
en
España,
la
Unión
Demócrata
Cristiana
en
Alemania,
o
el
Partido
Acción
Nacional
en
México.
Nótese
que
digo
“filosofía”
y
no
“religión”,
ya
que
la
doctrina
social
de
la
Iglesia
está
basada
en
la
razón
y
no
en
la
fe,
y
por
lo
tanto
es
perfectamente
disociable
de
la
religión.
Dicho
en
otras
palabras,
incluso
un
ateo
podría
encontrar
en
esta
doctrina
los
fundamentos
de
su
actuar
político.
La
también
llamada
democracia
cristiana
convoca
a
retomar
la
política
en
su
sentido
original
y
verdadero,
como
actividad
humana
que
busca
el
bien
común.
Por
eso
el
Papa
ha
dicho,
palabras
mas
palabras
menos,
que
“involucrarse
en
política
es
una
obligación,
no
podemos
lavarnos
las
manos.
Debemos
inmiscuirnos
en
la
política,
porque
la
política
es
una
de
las
formas
mas
altas
de
la
caridad,
porque
busca
el
bien
común.
Todos
debemos
participar
en
política,
(...)
trabajar
por
el
bien
común
es
un
deber
ciudadano,
y
muchas
veces
el
camino
a
seguir
es
la
política”.
Así,
en
congruencia
con
la
doctrina
social
de
la
iglesia,
el
Papa
nos
hace
un
llamado
a
participar
en
política,
y
a
hacerlo
con
sentido
ético,
buscando
el
bien
común,
que
es
el
verdadero
sentido
de
la
política;
lo
demás
es
politiquería.
Ojalá,
el
llamado
del
Papa
sea
atendido
por
muchas
personas
de
bien
en
este
país.
Solo
así,
podremos
atajar
la
corrupción,
propiciar
la
paz,
y
generar
mejores
condiciones
de
vida.
Lo
contrario,
lavarse
las
manos,
es
complicidad.