SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 50
LITERATURA DE LA ANTIGÜEDAD
ÍNDICE
LITERATURA HEBREA ................................................................................................................................................. 1
LITERATURA INDIA....................................................................................................................................................... 4
LITERATURA GRIEGA.................................................................................................................................................... 5
HOMERO (S. VIII a. de C.)......................................................................................................................................... 5
Ilíada ............................................................................................................................................................................... 5
Odisea.............................................................................................................................................................................. 8
Himno a Afrodita...................................................................................................................................................... 14
Lo que uno ama......................................................................................................................................................... 14
La pasión...................................................................................................................................................................... 15
Dulce y amargo......................................................................................................................................................... 16
EL TEATRO GRIEGO..................................................................................................................................................... 16
Prometeo encadenado........................................................................................................................................... 16
Antígona (442 a. de C.)........................................................................................................................................... 18
Edipo Rey (430 a. de C.)........................................................................................................................................ 25
Medea............................................................................................................................................................................ 25
Lisístrata...................................................................................................................................................................... 31
Fábulas. El cuervo y la zorra................................................................................................................................ 37
LITERATURA LATINA................................................................................................................................................. 38
Anfitrión....................................................................................................................................................................... 38
Eneida (29-19 a. de C.)........................................................................................................................................... 40
Epodos.......................................................................................................................................................................... 42
Odas / Carmina......................................................................................................................................................... 43
Metamorfosis............................................................................................................................................................. 44
LITERATURA DE LA ANTIGÜEDAD
LITERATURA HEBREA
LA BIBLIA: Cantar de los Cantares (S. IV a. de C.)
1
PRELUDIO
Que me bese con besos de su boca
porque mejores son tus amores que el vino.
Tus ungüentos tienen olor agradable,
tu nombre es como ungüento purificado;
por eso te aman las doncellas.
PRIMER CANTAR
LA AMADA:
Soy morena, pero hermosa
hijas de Jerusalén,
como las tiendas de Quedar, (1)
como las carpas de Salem. (2)
No se fijen en mi tez morena:
he sido tostada por el sol.
Los hijos de mi madre se irritaron contra mí,
me pusieron a cuidar las viñas,
¡y a mi propia viña no la pude cuidar!
¡Qué hermoso eres,
amado mío, qué encanto!
Dime, amado de mi alma,
dónde llevas a pastar el rebaño,
dónde lo haces descansar al mediodía,
para que yo no ande vagando
junto a los rebaños de tus compañeros.
CORO DE PASTORES:
Si tú no lo sabes,
¡la más bella de las mujeres!
sigue las huellas del rebaño
y lleva a pastar tus cabritos
junto a las cabañas de los pastores.
EL AMADO:
Yo te comparo, amada mía,
a una yegua uncida al carro del Faraón.
¡Qué hermosas son tus mejillas entre los pendientes
y tu cuello entre los collares!
Te haremos pendientes de oro
con incrustaciones de plata.
LA AMADA
Mientras el rey (3) está en su diván,
mi nardo (4) exhala su perfume.
Mi amado es para mí una bolsita de mirra (5)
que descansa entre mis pechos.
Mi amado es para mí un racimo de alheña (6)
en las viñas de Engadí. (7)
2
EL AMADO:
¡Qué hermosa eres,
amada mía, qué hermosa eres!
¡Tus ojos son palomas!
LA AMADA:
¡Qué hermoso eres, amado mío,
eres realmente encantador!
Nuestro lecho es de flores;
las vigas de nuestra casa, de cedro;
y nuestro techo, de ciprés.
(1) las tiendas de Quedar: en el desierto de Siria; se confeccionaban con el pelo negro de las
cabras. En el interior de estas tiendas se guardaban los bienes de sus dueños.
(2) Salem: Jerusalén.
(3) rey: aquí, el Amado.
(4) nardo: aquí, imagen del corazón.
(5) mirra: sustancia aromática que se obtenía de la resina de un árbol y que se utilizaba para
elaborar perfumes y ungüentos.
(6) Alheña: planta de la que se extrae la henna.
(7) Engadí: bellísimo oasis cerca de la orilla occidental del Mar Muerto, en el que se refugió
David huyendo de su perseguidores.
Actividades:
1.- Describe a los dos protagonistas, tanto desde el punto de vista físico como emocional.
Soy morena, pero hermosa, dice la Amada. ¿A qué se debe el color de su piel?
Recuerda la figura de la “morenica” en la lírica tradicional castellana.
2.- El Cantar de los Cantares es un diálogo amoroso incluido en un texto religioso, la Biblia.
¿Quién será el Amado? ¿y la Amada? Desde la perspectiva religiosa, ¿cómo interpretarías
este fragmento?
El Cantar de los Cantares es la base creativa para el Cántico espiritual. De esta
obra, recuerda: autor, siglo, movimiento literario y resumen de la misma.
3.- Fíjate en la presencia del Coro de pastores: ¿a quién se dirige? ¿Qué le aconseja, tanto
desde el punto de vista amoroso como religioso?
4.- En el poema se puede apreciar un cierto dinamismo: ¿qué palabras se emplean para
generar esa sensación de movimiento? ¿Qué relación guarda con el contenido y el sentido
del Cantar?
5.- Tanto el Cantar de los Cantares como el Cántico espiritual presentan una estructura
dialogada. ¿Crees que la intensidad comunicativa sería distinta si fuera un texto narrativo
3
en 3ª persona, sin intervención directa de los personajes? Argumenta tu respuesta.
6.- Analicemos ahora el estilo de este fragmento:
6.1.- Identifica todos los tipos de paralelismo propios de la literatura tradicional y,
por lo tanto, de la literatura bíblica.
6.2.- Localiza y comenta las metáforas fijándote en sus términos reales y, por
consiguiente, en el mundo al que se refieren y en el que se contextualiza la obra.
6.3.- Analiza los campos semánticos más destacados de este fragmento.
LITERATURA INDIA
Panchatantra: La olla rota (S. III a. de C.)
En cierto lugar vivía un brahmán llamado Svabhakripana, que tenía una olla llena de arroz
que le habían dado de limosna y que le había sobrado de la comida. Colgó esta olla en un
clavo en la pared, puso su cama debajo y pasó la noche mirándola sin quitarle la vista de
encima, pensando así:
-Esa olla está completamente llena de harina de arroz. Si sobreviene ahora una época de
hambre podré sacarle cien monedas de plata. Con las monedas compraré un par de
cabras. Como estas crían cada seis meses, reuniré todo un rebaño. Después, con las
cabras compraré vacas. Cuando las vacas hayan parido, venderé las terneras. Con las
vacas compraré búfalas. Con las búfalas, yeguas. Cuando las yeguas hayan parido, tendré
muchos caballos. Con la venta de estos reuniré gran cantidad de oro. Por el oro me darán
una casa de cuatro salas. Entonces vendrá a mi casa un brahmán y me dará en matrimonio
a su hija hermosa y bien dotada. Ella dará a luz un hijo. Al hijo le llamaré Somarsamán.
Cuando tenga edad para saltar sobre mis rodillas, cogeré un libro, me iré a las caballerizas
y me pondré a estudiar. Entonces me verá Somarsamán y, deseoso de mecerse sobre mis
rodillas, dejará el regazo de su madre y vendrá hacia mí, acercándose a los caballos. Yo,
enfadado, gritaré a la brahmana: “¡Coge al niño!” Pero ella, ocupada en las faenas, no oirá
mis palabras. Yo me levantaré entonces y le daré un puntapié.
Tan embargado estaba en estos pensamientos, que dio un puntapié y rompió la olla, y él
quedó todo blanco con la harina de arroz que había dentro y que le cayó encima. Por eso
digo yo:
El que hace sobre el porvenir proyectos irrealizables
se queda blanco como el padre de Somarsamán.
Actividades:
1.- Qué es un brahmán.
2.- El relato de La olla rota ha pervivido a lo largo de los siglos y en muy diversas
literaturas. Localiza y lee las fábulas que, siguiendo al mismo, han escrito: Esopo, el
Arcipreste de Hita, La Fontaine y Samaniego; indica también a qué época pertenecían
estos autores. Posteriormente realiza un análisis comparativo de estos cinco textos.
4
LITERATURA GRIEGA
HOMERO (S. VIII a. de C.)
Ilíada
Resumen de la obra en Reo de nocturnidad, canal educativo:
https://www.youtube.com/watch?v=R13ZUlVV9AU
CANTO I
Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los
aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de
perros y pasto de aves -cumplíase la voluntad de Zeus- desde que se separaron
disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles.
Actividades:
1.- El inicio de la Iliada constituye una brevísima introducción sobre lo que sucederá en la
obra y el porqué de esos hechos: interprétalo.
CANTO I: AQUILES ENTREGA A BRISEIDA:
Así habló y Patroclo obedeció a su compañero, y sacó de la tienda a Briseida, la de las
bellas mejillas, y se la dio para llevarla. Volvieron a las naves de los aqueos, y la mujer
marchó con ellos de mala gana. A su vez, Aquiles se apartó al punto de sus compañeros y
se echó a llorar sentado sobre la ribera del canoso mar, mirando al ilimitado ponto (1).
Muchas plegarias dirigió a su madre, extendiendo los brazos: “¡Madre! Ya que me diste a
luz para una vida efímera, honor me debió haber otorgado el olímpico Zeus altitonante (2).
Ahora bien, ni una pizca me ha otorgado, pues Atrida Agamenón, señor de los anchos
dominios, me ha deshonrado y quitado el botín y lo retiene en su poder”. Así habló
vertiendo lágrimas, y le oyó su augusta madre sentada en los abismos del mar al lado de
su anciano padre y al punto emergió, como nubareda de polvo del ancho mar. Se sentó
delante de él, que seguía vertiendo lágrimas, lo acarició con la mano, lo llamó con todos
sus nombres y dijo: “¡Hijo! ¿Por qué lloras? ¿Qué pena invade tus mientes? Habla, no la
ocultes en tu pensamiento, sepámosla ambos”.
(1) ponto: nombre dado por los griegos a las tierras del noreste de Asia Menor (actual Turquía).
(2) altitonante: que truena desde lo alto.
Actividades:
1.- Sitúa este fragmento dentro de la obra y las consecuencias que se derivarán del mismo:
cómo actuará Aquiles a partir de este momento, qué sucederá con Patroclo y cómo
reaccionará entonces su amante.
2.- Localiza quién era la madre de Aquiles y, por lo tanto, por qué estaba sentada en los
abismos del mar.
Infórmate también de cómo y por qué otorgó la inmortalidad de su hijo… menos en
una parte de su cuerpo, ¿cuál?
3.- El uso de epítetos épicos es propio del género épico. Recuerda qué es un epíteto
épico y localiza alguno en este fragmento.
5
4.- Briseida: ¿cómo eran utilizadas las mujeres en la guerra?
Esta situación se sigue dando hoy en día. Recaba información y elabora un texto
expositivo en el que analices los abusos que sufren y han sufrido las mujeres en guerras
contemporáneas:
- los japoneses en la Segunda Guerra Mundial,
- los rusos cuando entraron en Berlín en ese mismo periodo (recomendable la lectura
de Una mujer en Berlín, de Marta Hillers),
- las violaciones masivas en la guerra de Bosnia o en el Congo,
- el trato que reciben las mujeres por parte del EI (Ejército o Estado Islámico) también
llamado ISIS, o Dáesh.
- la violencia sexual en América: Colombia, México…
- …
Para una reflexión más profunda, te recomendamos este artículo de María Vilellas,
Cuando la violencia sexual es arma de guerra, publicado en Píkara Magazine on line:
http://www.pikaramagazine.com/2015/06/cuando-la-violencia-sexual-es-arma-de-guerra/
CANTO XXII: DESPEDIDA DE HÉCTOR Y ANDRÓMACA
La esposa de Héctor, de broncíneo casco, le salió entonces al paso y con ella se acercó la
sirvienta, llevando en su regazo al delicado niño, todavía sin habla, el preciado Hectórida,
semejante a un bello astro. Héctor solía llamarlo Escamandrio, pero los demás Astianacte
("protector de la ciudad"); pues Héctor era el único que protegía Ilio (1). Este sonrió
mirando al niño en silencio, y Andrómaca se detuvo cerca, derramando lágrimas; le asió la
mano, lo llamó con todos sus nombres y le dijo:
"¡Desdichado! Tu furia te perderá. Ni siquiera te apiadas de tu tierno niño ni de mí,
infortunada, que pronto viuda de ti quedaré. Pues pronto te matarán los aqueos, atacándote
todos a la vez. Y para mí mejor sería, si te pierdo, sumergirme bajo tierra. Pues ya no habrá
otro consuelo, cuando cumplas tu hado, sino solo sufrimientos. No tengo padre ni augusta
madre: a mi padre lo mató Aquiles, de la casta de Zeus, cuando saqueó la bien habitada
ciudad de los cilicios, Teba, la de elevadas puertas. (…) Y los siete hermanos míos que
había en el palacio todos ellos el mismo día, penetraron dentro de Hades; pues a todos
mató el divino Aquiles, de pies protectores, (…). A mi madre, que reinaba bajo el boscoso
Placo, tras traerla aquí con las demás riquezas, la liberó de regreso, luego de recibir
inmensos rescates, y en el palacio de su padre le disparó la sagitaria Artemis.
¡Oh Héctor! Tú eres para mí mi padre y mi augusta madre, y también mi hermano, y
tú eres mi lozano esposo. Ea, compadécete ahora y quédate aquí, sobre la torre. No dejes
a tu niño huérfano, ni viuda a tu mujer. (…)
Le dijo, a su vez, el alto Héctor, de tremolante penacho:
"También a mí me preocupa todo eso, mujer; pero tremenda vergüenza me dan los
troyanos y troyanas, de rozagantes mantos, si como un cobarde trato de escabullirme lejos
del combate. También me lo impide el ánimo, pues he aprendido a ser valiente en todo
momento y a luchar entre los primeros troyanos, tratando de ganar gran gloria para mi
padre y para mí mismo. Bien sé yo esto en mi mente y en mi ánimo: habrá un día en que
seguramente perezca la sacra Ilio, y Príamo y la hueste de Príamo, el de buena lanza de
fresno. Mas no me importa tanto el dolor de los troyanos en el futuro ni el de la propia
Hécuba ni el del soberano Príamo ni el de mis hermanos, que, muchos y valerosos, puede
que caigan en el polvo bajo los enemigos, como el tuyo, cuando uno de los aqueos, de
broncíneas túnicas, te lleve envuelta en lágrimas y te prive del día de la libertad; (…). Y
alguna vez quizá diga alguien al verte derramar lágrimas: "Esta es la mujer de Héctor, el
que descollaba en la lucha sobre los troyanos, domadores de caballos, cuando se batían
6
por Ilio." Así dirá alguien alguna vez, y tú sentirás un renovado dolor por la falta del marido
que te proteja del día de la esclavitud. Mas ojalá que un montón de tierra me oculte, ya
muerto, antes de oír tu grito y ver cómo te arrastran."
Tras hablar así, el preclaro Héctor se estiró hacia su hijo. Y el niño hacia el regazo
de la nodriza, de bello ceñidor, retrocedió con un grito, asustado del aspecto de su padre.
Lo intimidaron el bronce y el penacho de crines de caballo, al verlo oscilar temiblemente
desde la cima del casco. Y se echó a reír su padre, y también su augusta madre. Entonces
el esclarecido Héctor se quitó el casco de la cabeza y lo depositó, resplandeciente, sobre el
suelo. Después, tras besar a su hijo y mecerlo en los brazos, dijo elevando una plegaria a
Zeus y a los demás dioses:
"¡Zeus y demás dioses! Concededme que este niño mío llegue a ser como yo,
sobresaliente entre los troyanos, igual de valeroso en fuerza y rey con poder soberano en
Ilio. Que alguna vez uno diga de él: "Es mucho mejor que su padre", al regresar del
combate. Y que traiga ensangrentados despojos del enemigo muerto y que a su madre se
le alegre el corazón."
Tras hablar así, en los brazos de su esposa puso a su hijo, y esta lo acogió en su
fragante regazo, entre lágrimas riendo. Su marido se compadeció al notarlo, la acarició con
la mano, la llamó con todos sus nombres y dijo:
"¡Desdichada! No te aflijas demasiado por mí en tu ánimo, que ningún hombre me
precipitará al Hades contra el destino. De su suerte te aseguro que no hay ningún hombre
que escape, ni cobarde ni valeroso, desde el mismo día en que ha nacido. Mas ve a casa y
ocúpate de tus labores, el telar y la rueca, y ordena a las sirvientas aplicarse a la faena. Del
combate se cuidarán los hombres todos que en Ilio han nacido y yo, sobre todo."
Tras hablar así, el esclarecido Héctor cogió el casco hecho de crines de caballo,
mientras su esposa marchaba a casa volviéndose de vez en cuando y derramando lozanas
lágrimas. (…) Su marido se compadeció al notarlo, la acarició con la mano, la llamó con
todos sus nombres.
(1) Ilio: Troya.
Actividades:
1.- Sitúa este fragmento dentro de la obra e infórmate sobre si se cumplen los presagios de
los esposos: qué sucedió con Héctor, con Andrómaca y con su hijo.
2.- Analiza la psicología de estos dos personajes.
3.- ¿Quién era el padre de Héctor? Localiza de qué modo participó en la guerra de Troya y
cómo acabó su vida.
4.- ¿Quién era la madre de Héctor? Infórmate sobre qué sucedió con ella tras la guerra de
Troya.
5.- Cuáles eran las labores propias de las mujeres en Troya.
6.- Justifica qué función puede tener este fragmento, de carácter sentimental y familiar,
dentro de una obra épica.
¿Pertenece a una parte de tensión o de distensión dentro de la narración?
7.- Localiza los epítetos épicos.
7
Hécuba, de Eurípides, en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida:
https://www.youtube.com/watch?v=tqCmQ5WI1iE
Agustín García Calvo recita, en español y griego clásico (a partir del minuto 3:35), el inicio
del Libro IV de la Iliada: https://www.youtube.com/watch?
time_continue=1&v=nqXdbdWbmow
Odisea
Resumen de la obra en Reo de nocturnidad, canal educativo:
https://www.youtube.com/watch?v=xnZar0NUGyM
CANTO I:
El aedo famoso cantaba ante ellos
sentados, silenciosos; cantaba el aciago regreso que Palas
Atenea infligió a los aqueos de vuelta de Troya.
Desde arriba, en la casa, escuchaba la hija de Icario,
la discreta Penélope, el canto, y al alma llegábale.
De su alcoba bajó por la larga escalera, no sola
porque dábanle fiel compañía a su lado dos siervas.
Y al llegar ante los pretendientes, la joven divina
se paró y apoyó en la columna que el sólido techo
sustentaba, y un espléndido velo caíale sobre
sus mejillas, y a un lado y a otro a las siervas tenía.
Y con llanto en los ojos hablóle al aedo divino:
“Tú que sabes, ¡oh Femio!, contar cosas gratas al hombre,
gestas de héroes y dioses, que luego el aedo celebra,
cántales una de ellas, sentado a su lado; en silencio
beban ellos el vino, mas cesa este cántico triste
porque mi corazón se me ansía en el pecho al oírte,
pues de mí se apodera un inmenso pesar que no olvido.
¡Ay, tal es la cabeza que lloro al pensar en el héroe
cuya fama en la Hélade es tal y en el centro de Argos!”
Y, mirándola, prudentemente, le dijo Telémaco:
“Madre mía, ¿por qué no deseas que tan digno aedo
nos deleite en la forma en que quiera su espíritu hacerlo?
Los culpables no son los aedos, es Zeus que concede
a cada varón ingenioso lo que a él le parece.
(…)
Tengan tu corazón y tu mente valor para oírlo,
pues no solo Odiseo fue quien perdió en Troya su día
del regreso, que innúmeros héroes también lo perdieron.
Mas retorna a tu alcoba; en tus propios quehaceres ocúpate:
el telar y la rueca, y ordena el trabajo a las siervas,
porque hablar corresponde tan sólo a los hombres, a todos
y a mí más que a ninguno, pues mío es el mando en la casa”.
8
Asombrada, Penélope fuese a su alcoba, pensando
todas esas discretas palabras que el hijo había dicho.
Y una vez en la alcoba se halló con las siervas reunida,
a Odiseo, su amado consorte, lloró hasta que Atenea,
la de claras pupilas, posó dulce sueño en sus párpados.
Actividades:
1.- Explica la misión del aedo dentro de la literatura épica, y la diferencia con respecto al
rapsoda.
¿En qué parte del fragmento se aprecia que es una literatura de transmisión oral?
2.- Infórmate sobre por qué los pretendientes están en el palacio de Penélope, y la actitud
que esta mantiene durante toda la obra.
3- Señala las noticias que se aportan sobre la guerra de Troya y, en concreto, qué
innúmeros héroes griegos no regresaron a su patria.
4.- Indica qué función se otorga a los dioses que se mencionan en este fragmento.
5.- Localiza un mapa digital en el que se presente el itinerario que siguió Ulises a su
regreso a Ítaca, y recuerda las aventuras que vivió en cada una de sus etapas. Si no lo
encuentras, puedes consultar este: https://www.youtube.com/watch?v=57qqBkaRqL0
Indica también cuánto tiempo transcurrió desde su partida de Troya y cuántos años
duró esta guerra.
Su hijo Telémaco era un recién nacido cuando él se fue de Ítaca, por lo tanto,
¿cuántos años tendrá ahora?
6.- Señala cuál era el papel de las mujeres en la antigua Grecia, según este fragmento.
CANTO IX: EL CÍCLOPE
(…) llegamos a la tierra de los cíclopes, (…)
(…). La isla tampoco está ocupada por ganados ni sembrados, (…).
En la parte alta del puerto corre un agua resplandeciente, una fuente que surge de la
profundidad de una cueva, y en torno crecen álamos. (…).
(…) enseguida sacamos de las naves los curvados arcos y las lanzas de largas
puntas, y ordenados en tres grupos comenzamos a disparar, y pronto un dios nos
proporcionó abundante caza. Me seguían doce naves, y a cada una de ellas tocaron en
suerte nueve cabras, y para mí solo tomé diez. Así estuvimos todo el día hasta el
sumergirse de Helios, comiendo innumerables trozos de carne y dulce vino; que todavía no
se había agotado en las naves el dulce vino, sino que aún quedaba, pues cada uno había
guardado mucho en las ánforas cuando tomamos la sagrada ciudad de los Cicones.
Echamos un vistazo a la tierra de los Cíclopes que estaban cerca y vimos el humo
de sus fogatas y escuchamos el vagido de sus ovejas y cabras. Y cuando Helios se
sumergió y sobrevino la oscuridad, nos echamos a dormir sobre la ribera del mar.
Cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa, convoqué
asamblea y les dije a todos:
"Quedaos ahora los demás, mis fieles compañeros, que yo con mi nave y los que me
acompañan voy a llegarme a esos hombres para saber quiénes son, (…)”
9
Así dije, y me embarqué (…). Y cuando llegamos a un lugar cercano, vimos una
cueva cerca del mar, elevada, techada de laurel. Allí pasaba la noche abundante ganado –
ovejas y cabras–, y alrededor había una alta cerca construida con piedras hundidas en
tierra y con enormes pinos y encinas de elevada copa. Allí habitaba un hombre monstruoso
que apacentaba sus rebaños, solo, apartado, y no frecuentaba a los demás, (…).
Yo escogí a mis doce mejores compañeros y me puse en camino. Llevaba un pellejo
de cabra con negro, agradable vino (…).
Llegamos enseguida a su cueva y no lo encontramos dentro, sino que guardaba sus
gordos rebaños en el pasto. Conque entramos en la cueva y echamos un vistazo a cada
cosa: los canastos se inclinaban bajo el peso de los quesos, y los establos estaban llenos
de corderos y cabritillos. (…).
Entonces mis compañeros me rogaron que nos apoderásemos primero de los
quesos y regresáramos, y que sacáramos luego de los establos cabritillos y corderos y,
conduciéndolos a la rápida nave, diéramos velar sobre el agua salada. Pero yo no les hice
caso –aunque hubiera sido más ventajoso–, para poder ver al monstruo (…).
Así que, encendiendo una fogata, hicimos un sacrificio, repartimos quesos, los
comimos y aguardamos sentados dentro de la cueva hasta que llegó conduciendo el
rebaño. Traía el Cíclope una pesada carga de leña seca para su comida y la tiró dentro con
gran ruido. Nosotros nos arrojamos atemorizados al fondo de la cueva, y él a continuación
introdujo sus gordos rebaños, todos cuantos solía ordeñar, y a los machos -a los carneros y
cabrones- los dejó a la puerta, fuera del profundo establo. Después levantó una gran roca y
la colocó arriba, tan pesada que no la habrían levantado del suelo ni veintidós buenos
carros de cuatro ruedas: ¡tan enorme piedra colocó sobre la puerta! Sentóse luego a
ordeñar las ovejas y las baladoras cabras, (…). Enseguida puso a cuajar la mitad de la
blanca leche en cestas bien entretejidas y la otra mitad la colocó en cubos, para beber
cuando comiera y le sirviera de adición al banquete. Cuando hubo realizado todo su trabajo
prendió fuego, y al vernos nos preguntó:
"Forasteros, ¿quiénes sois? (…)".
Así habló, y nuestro corazón se estremeció por miedo a su voz insoportable y a él
mismo, al gigante. Pero le contesté con mi palabra y le dije:
"Somos aqueos y hemos venido errantes desde Troya, zarandeados por toda clase
de vientos sobre el gran abismo del mar, desviados por otro rumbo, por otros caminos,
aunque nos dirigimos de vuelta a casa. Así quiso Zeus proyectarlo. Nos preciamos de
pertenecer al ejército del átrida Agamenón, cuya fama es la más grande bajo el cielo: ¡tan
gran ciudad ha devastado y tantos hombres ha hecho sucumbir! Conque hemos dado
contigo y nos hemos llegado a tus rodillas por si nos ofreces hospitalidad y nos das un
regalo, como es costumbre entre los huéspedes. Ten respeto, excelente, a los dioses;
somos tus suplicantes y Zeus es el vengador de los suplicantes y de los huéspedes, Zeus
Hospitalario, quien acompaña a los huéspedes, a quienes se debe respeto."
Así hablé, y él me contestó con corazón cruel: "Eres estúpido, forastero, o vienes de
lejos, tú que me ordenas temer o respetar a los dioses, pues los cíclopes no se cuidan de
Zeus (...), ni de los dioses felices. Pues somos mucho más fuertes. No te perdonaría ni a ti
ni a tus compañeros, si el ánimo no me lo ordenara, por evitar la enemistad de Zeus. (…)."
(…) lanzóse y echó mano a mis compañeros. Agarró a dos a la vez y los golpeó contra el
suelo como a cachorrillos, y sus sesos se esparcieron por el suelo empapando la tierra.
Cortó en trozos sus miembros, se los preparó como cena y se los comió, como un león
montaraz, sin dejar ni sus entrañas ni sus carnes ni sus huesos llenos de meollo.
(…) Cuando el Cíclope había llenado su enorme vientre de carne humana (…), se tumbó
dentro de la cueva, tendiéndose entre los rebaños. Entonces yo tomé la decisión en mi
magnánimo corazón de acercarme a este, sacar la aguda espada de junto a mi muslo y
10
atravesarle el pecho por donde el diafragma contiene el hígado y la tenté con mi mano.
Pero me contuvo otra decisión, pues allí hubiéramos perecido también nosotros con muerte
cruel: no habríamos sido capaces de retirar de la elevada entrada la piedra que había
colocado. Así que llorando esperamos a Eos divina. Y cuando se mostró Eos, la que nace
de la mañana, la de dedos de rosa, se puso a encender fuego y a ordeñar a sus insignes
rebaños de ovejas y cabras, (…). Luego que hubo realizado sus trabajos, agarró a dos
compañeros a la vez y se los preparó como desayuno. Y cuando había desayunado,
condujo fuera de la cueva a sus gordos rebaños retirando con facilidad la gran piedra de la
entrada. Y la volvió a poner como si colocara la tapa a una aljaba. Y mientras el Cíclope
encaminaba con gran estrépito sus rebaños hacia el monte, yo me quedé meditando (…)
Y esta fue la decisión que me pareció mejor. Junto al establo yacía la enorme clava
del cíclope, verde, de olivo; la había cortado para llevarla cuando estuviera seca. Al mirarla
la comparábamos con el mástil de una negra nave de veinte bancos de remeros, (…): así
era su longitud, así era su anchura al mirarla. Me acerqué y corté de ella como una braza,
la coloqué junto a mis compañeros y les ordené que la afilaran. Estos la alisaron y luego
me acerqué yo, le agucé el extremo y después la puse al fuego para endurecerla. La
coloqué bien cubriéndola bajo el estiércol que estaba extendido en abundancia por la
cueva. Después ordené que sortearan quién se atrevería a levantar la estaca conmigo y a
retorcerla en su ojo cuando le llegara el dulce sueño, y eligieron entre ellos a cuatro, a los
que yo mismo habría deseado escoger. Y yo me conté entre ellos como quinto.
Llegó el Cíclope por la tarde (…) e introdujo en la amplia cueva a sus gordos
rebaños, (…). Después colocó la gran piedra que hacía de puerta, (…), y se sentó a
ordeñar las ovejas y las baladoras cabras, (…). Luego que hubo realizado sus trabajos
agarró a dos compañeros a la vez y se los preparó como cena. Entonces me acerqué y le
dije al Cíclope sosteniendo entre mis manos una copa de negro vino:
"¡Aquí, Cíclope! Bebe vino después que has comido carne humana, para que veas
qué bebida escondía nuestra nave. Te lo he traído como libación, por si te compadezcas de
mí y me envías a casa, (…)"
Así hablé, y él la tomó, bebió y gozó terriblemente bebiendo la dulce bebida. Y me
pidió por segunda vez: "Dame más de buen grado y dime ahora ya tu nombre para que te
ofrezca el don de hospitalidad con el que te vas a alegrar. Pues también la donadora de
vida, la Tierra, produce para los cíclopes vino de grandes uvas y la lluvia de Zeus se las
hace crecer. Pero esto es una catarata de ambrosía y néctar."
Así habló, y yo le ofrecí de nuevo rojo vino. Tres veces se lo llevé y tres veces bebió
sin medida. Después, cuando el rojo vino había invadido la mente del Cíclope, me dirigí a él
con dulces palabras: "Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Te lo voy a decir, mas
dame tú el don de hospitalidad como me has prometido. Nadie es mi nombre, y Nadie me
llaman mi madre y mi padre y todos mis compañeros."
Así hablé, y él me contestó con corazón cruel: "A Nadie me lo comeré el último entre
sus compañeros, y a los otros antes. Este será tu don de hospitalidad."
Dijo, y reclinándose cayó boca arriba. Estaba tumbado con su robusto cuello
inclinado a un lado, y de su garganta saltaba vino y trozos de carne humana; eructaba
cargado de vino.
Entonces arrimé la estaca bajo el abundante rescoldo para que se calentara y
comencé a animar con mi palabra a todos los compañeros, no fuera que alguien se me
escapara por miedo. (…). Tomaron la aguda estaca de olivo y se la clavaron arriba en el
ojo, y yo hacía fuerza desde arriba y le daba vueltas. Como cuando un hombre taladra con
un trépano la madera destinada a un navío (…) así hacíamos dar vueltas, bien asida, a la
estaca de punta de fuego en el ojo del Cíclope, y la sangre corría por la estaca caliente. Al
arder la pupila, el soplo del fuego le quemó todos los párpados, y las cejas y las raíces
11
crepitaban por el fuego. (…). Y lanzó un gemido grande, horroroso, y la piedra retumbó en
torno, y nosotros nos echamos a huir aterrorizados.
Entonces se extrajo del ojo la estaca empapada en sangre y, enloquecido, la arrojó
de sí con las manos. Y al punto se puso a llamar a grandes voces a los cíclopes que
habitaban en derredor suyo, (…). Al oír estos sus gritos, (…) y le preguntaron qué le afligía:
(…)
Y les contestó desde la cueva el poderoso Polifemo: "Amigos, Nadie me mata con
engaño y no con sus propias fuerzas."
Y ellos le contestaron y le dijeron aladas palabras: "Pues si nadie te ataca y estás
solo... es imposible escapar de la enfermedad del gran Zeus, pero al menos suplica a tu
padre Poseidón, al soberano."
Así dijeron, y se marcharon. Y mi corazón rompió a reír: ¡cómo los había engañado
mi nombre y mi inteligencia irreprochable! El Cíclope gemía y se retorcía de dolor, y
palpando con las manos retiró la piedra de la entrada. Y se sentó a la puerta, las manos
extendidas, por si pillaba a alguien saliendo afuera entre las ovejas. ¡Tan estúpido pensaba
en su mente que era yo! Entonces me puse a deliberar cómo saldrían mejor las cosas –¡si
encontrará el medio de liberar a mis compañeros y a mí mismo de la muerte..! – Y me puse
a entretejer toda clase de engaños y planes, ya que se trataba de mi propia vida. Pues un
gran mal estaba cercano. Y me pareció la mejor esta decisión: los carneros estaban bien
alimentados, con densos vellones, hermosos y grandes, (…). Conque los até en silencio,
juntándolos de tres en tres, con mimbres bien trenzadas sobre las que dormía el Cíclope,
(…); el carnero del medio llevaba a un hombre, y los otros dos marchaban a cada lado,
salvando a mis compañeros. Tres carneros llevaban a cada hombre.
(…) Había un carnero; el mejor con mucho de todo su rebaño. Me apoderé de este
por el lomo y me coloqué bajo su velludo vientre hecho un ovillo (…). Su dueño, abatido por
funestos dolores, tentaba el lomo de todos sus carneros, que se mantenían rectos. El
inocente no se daba cuenta de que mis compañeros estaban sujetos bajo el pecho de las
lanudas ovejas. El último del rebaño en salir fue el carnero cargado con su lana y conmigo,
(…). El poderoso Polifemo lo palpó (…)
(…) Y cuando llegamos un poco lejos de la cueva y del corral, yo me desaté el primero de
debajo del carnero y liberé a mis compañeros. Entonces hicimos volver rápidamente al (…)
abundante ganado, y lo condujimos hasta llegar a la nave.
(…) cuando estaba tan lejos como para hacerme oír si gritaba, me dirigí al Cíclope con
mordaces palabras: "Cíclope, no estaba privado de fuerza el hombre cuyos compañeros
ibas a comerte en la cóncava cueva con tu poderosa fuerza. (…)”
Así hablé, y él se irritó más en su corazón. Arrancó la cresta de un gran monte, nos
la arrojó y dio detrás de la nave de azuloscura proa, tan cerca que faltó poco para que
alcanzara lo alto del timón. El mar se levantó por la caída de la piedra, y el oleaje arrastró
en su reflujo, la nave hacia el litoral y la impulsó hacia tierra. Entonces tomé con mis manos
un largo botador y la empujé hacia fuera, y di órdenes a mis compañeros de que se
lanzaran sobre los remos para escapar del peligro, haciéndoles señas con mi cabeza. (…)
Me dirigí de nuevo a él airado: "Cíclope, si alguno de los mortales hombres te
pregunta por la vergonzosa ceguera de tu ojo, dile que lo ha dejado ciego Odiseo, el
destructor de ciudades; el hijo de Laertes que tiene su casa en Ítaca."
Así hablé, y él dio un alarido y me contestó con su palabra: "¡Ay, ay, ya me ha
alcanzado el antiguo oráculo! Había aquí un adivino (…). Este me dijo que todo esto se
cumpliría en el futuro, que me vería privado de la vista a manos de Odiseo. Pero siempre
esperé que llegara aquí un hombre grande y bello, dotado de un gran vigor; sin embargo,
uno que es pequeño, de poca valía y débil me ha cegado el ojo después de sujetarme con
vino. Pero ven acá, Odiseo, para que te ofrezca los dones de hospitalidad y exhorte al
12
ínclito, al que conduce su carro por la tierra, a que te dé escolta, pues soy hijo suyo y él se
gloría de ser mi padre. Sólo él, si quiere, me sanará, y ningún otro de los dioses felices ni
de los mortales hombres."
Así habló, y yo le contesté diciendo: "¡Ojalá pudiera privarte también de la vida y de
la existencia y enviarte a la mansión de Hades! Así no te curaría el ojo ni el que sacude la
tierra."
Así dije, y luego hizo él una súplica a Poseidón soberano, tendiendo su mano hacia
el cielo estrellado: "Escúchame tú, Poseidón, (…). Si de verdad soy hijo tuyo –y tú te
precias de ser mi padre–, concédeme que Odiseo, el destructor de ciudades, no llegue a
casa, (…). Pero si su destino es que vea a los suyos y llegue (…) a su tierra patria, que
regrese de mala manera: sin sus compañeros, en nave ajena, y que encuentre
calamidades en casa."
Actividades:
1.- Resume este episodio.
2.- Indica el cambio de perspectiva narrativa en este fragmento: ¿quién es el narrador?
3.- En su diálogo inicial con el Cíclope, Ulises recuerda la guerra de Troya: ¿a quién se
refiere? Recuerda quién era este personaje.
4.- Describe con ejemplos a nuestro héroe: la generosidad para con sus hombres; su
audacia y osadía; su valentía; y su inteligencia.
En cuanto a este último rasgo, recuerda qué había tramado para conquistar Troya.
5.- En el comportamiento del Cíclope apreciamos una dualidad: por un lado, se muestra
como un ser civilizado; por el otro, es un monstruo lleno de crueldad. Ejemplifica estos dos
rasgos.
¿De quién es hijo? Este hecho muestra su incoherencia porque, ¿qué dice con
respecto a los dioses?
Al igual que Ulises, el Cíclope también se presenta como un ser astuto, aunque
nuestro héroe lo será más, ¿en qué momento?
Justifica si se cumplirán sus augurios respecto a Ulises y sus hombres.
6.- Los relatos mitológicos explican literariamente fenómenos de la naturaleza. En
este fragmento se aprecia este hecho, localízalo.
7.- Lee el Libro XIII, de las Metamorfosis, de Ovidio, en este mismo tema, y realiza un
estudio comparativo entre los dos fragmentos. Relaciona también estas dos obras con la
Fábula de Polifemo y Galatea, de Góngora (S. XVII).
8.- Por último, lee el poema Ítaca, de Kavafis (S. XX), que encontrarás en el tema del Siglo
XX, y compáralo también con la obra homérica.
9.- Infórmate sobre la relación que existe entre la Odisea de Homero, y el Ulises (1922), de
James Joyce, a quien analizaremos más profundamente en el tema del Siglo XX. Para
ello, puedes consultar este enlace de Lucy Jara Zea:
http://es.slideshare.net/chihiroshindou315/ulises-de-james-joyce-y-la-odisea-de-homero
Localiza también el vínculo que la une a Luces de bohemia, de uno de los grandes
13
renovadores del teatro español, Valle-Inclán (S. XX. Generación del 98).
SAFO DE LESBOS (S. VII a. de C.)
Himno a Afrodita
¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
hija de Zeus, inmortal, dolosa: (1)
no me acongojes con pesar y tedio!
¡Ruégote, Afrodita!
Antes acude como en otros días,
mi voz oyendo y encendido ruego;
por mí dejaste la áurea morada del padre.
Alta morada.
El áureo carro que veloces llevan
lindos gorriones, sacudiendo el ala,
a negro suelo, desde el éter
raudo bajaba.
Y tú, ¡oh, dichosa! en tu inmortal semblante
te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces ahora?
-me preguntabas-
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
mísera Safo?
Que si te huye, tornará a tus brazos,
y más propicio ofreceráte dones,
y cuando esquives el ardiente beso,
querrá besarte.
Ven, pues ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
liberta el alma de su dura pena;
cual protectora, en la batalla lidia
siempre a mi lado.
(1) dolosa: engañosa.
Actividades:
1.- ¿Quién era Afrodita?
2.- Resume el sentido del poema y señala su tema.
Lo que uno ama
Unos dicen que un ejército ecuestre,
otros, que un tropel de infantería
y otros, que una flota de barcos
resulta lo más bello en esta tierra oscura.
14
Pero yo digo
que lo más bello es lo que uno ama.
Y es muy fácil a cualquiera entenderlo.
Pues aquella que en belleza tanto aventajaba
a todos los humanos, Helena,
abandonó a su esposo, un príncipe ilustre,
y marchó navegando hasta Troya,
sin acordarse ni de su hija ni de sus padres,
pues la sedujo Cipris.
… Porque ahora me has hecho recordar a Anactoria,
que no está junto a mí,
y de ella quisiera contemplar
su andar que inspira amor y el centelleo radiante de su rostro
antes que los carruajes de los lidios (1) y antes que los soldados
en pie de guerra.
(1) lidios: procedentes de Lidia, antigua región del Asia Menor, que lucharon contra los griegos por
los territorios de Jonia, en el s. VI a. de C.
Actividades:
1.- Recuerda la historia de Helena y, por lo tanto, la referencia que se realiza a ella en este
poema. ¿Quién debe de ser Anactoria?
2.- En la primera y en la última estrofa aparecen términos referidos al mundo épico de la
guerra, que contrastan con el lirismo del poema. Esta contraposición responde a dos
maneras de ver el mundo: la del “yo” y la de la “mayoría” (unos, otros). Analiza ese
contraste.
3.- ¿Estás de acuerdo con Safo en qué es lo que uno (o una) ama? Argumenta tu
respuesta.
La pasión
Un igual a los dioses me parece
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
de cerca y cuando dulcemente hablas
te escucha, y cuando ríes
seductora. Esto –no hay duda- hace
mi corazón volcar dentro del pecho
miro hacia ti un instante y de mi voz
ni un hilo ya me acude,
la lengua queda inerte y un sutil
fuego bajo la piel fluye ligero
y con mis ojos nada alcanzo a ver
y zumban mis oídos;
me desborda el sudor, toda me invade
un temblor, y más pálida me vuelvo
15
que la hierba. No falta –me parece-
mucho para estar muerta.
Actividad:
1.- Interpreta el sentido de este poema. ¿Son los mismos sentimientos que tú tendrías?
2.- En este mismo tema encontrarás un poema de Catulo, muy parecido al que acabas de
leer. Señala las semejanzas y diferencias que encuentres entre las dos creaciones.
Localiza en wikipedia el concepto de “originalidad” para entender el parecido que podía
producirse entre distintas obras.
Dulce y amargo
Me arrastra -otra vez- Eros, que desmaya los miembros,
dulce animal amargo que repta irresistible.
EL TEATRO GRIEGO
Deberéis realizar un trabajo expositivo, que posteriormente también presentaréis de
forma oral, y en el que desarrolléis los siguientes apartados:
1.- Orígenes del teatro griego.
2.- Representaciones:
2.1.- Espacio teatral.
2.2.- Máscaras, coturnos y vestuario.
3.- Los géneros teatrales: tragedia y comedia.
3.1.- Estructura de las obras. Partes.
3.2.- Regla de las tres unidades.
3.3.- Temas.
3.4.- Personajes, incluido el coro.
3.5.- Autores, y obras, tanto de la tragedia como de la comedia.
4.- Recreaciones artísticas (literatura, música, arte, películas, series, cómic…) de la
figura y la historia de Edipo.
ESQUILO (525-456 a. de C.)
Prometeo encadenado
CORIFEO: Revélanos todo y danos a nosotras tu información: ¿En qué culpa te ha hallado
Zeus para castigarte tan infame y amargamente? Explícanoslo, si es que no te lastima el
contarlo.
PROMETEO: (...) En cuanto a lo que me preguntáis, el motivo por el que me ultraja de este
modo, ahora os lo aclararé. Apenas se sentó en el trono de su padre, empezó a repartir
prebendas a las divinidades, unas a unos y otras a otros, y organizó su imperio. Pero de los
apurados mortales no tuvo ninguna consideración, sino que deseaba, tras aniquilar su raza
entera, producir otra nueva. Y a esto no se oponía nadie más que yo. Y yo, con mi audacia,
16
libré a los humanos de caer, aplastados en el Hades. Por eso estoy doblegado bajo tales
tormentos, dolorosos de sufrir, penosos de ver. Por haber preferido la piedad hacia los
mortales, no fui considerado digno de obtenerla, sino que sin la menor compasión estoy así
sometido, espectáculo infamante para Zeus.
Actividades:
1.- La figura de Prometeo ya había sido tratada por Hesíodo (S. VIII a. de C. ¿) en Los
trabajos y los días, obra en la que relata el mito de las cinco edades del mundo: edad de
oro, de plata, de bronce, edad de los héroes o semidioses, y edad de hierro.
En este fragmento de la obra sabrás por qué Zeus castigó a Prometeo. Localiza cuál
fue ese castigo.
HESÍODO: Los trabajos y los días.
Irritado en su corazón porque el sagaz Prometeo le había engañado, Zeus, (…)
preparó a los hombres males lamentables, y escondió el fuego que el excelente hijo de
Yapeto robara en una caña hueca abierta para dárselo a los hombres, engañando así a
Zeus que disfruta del rayo. Entonces, Zeus que amontona las nubes dijo indignado:
“(…) te alegras de haber hurtado el fuego y engañado a mi espíritu; pero eso constituirá
una gran desdicha para ti, así como para los hombres futuros. A causa de ese fuego, les
enviaré un mal del que quedarán encantados, y abrazarán su propio azote.”
Habló así y rio el Padre de los hombres y de los Dioses, y ordenó al ilustre Hefesto
que mezclara en seguida la tierra con el agua y de la pasta formara una bella virgen
semejante a las Diosas inmortales, y a la cual daría voz humana y fuerza. Y ordenó a
Atenea que le enseñara las labores de las mujeres y a tejer la tela; y que Afrodita de oro
esparciera la gracia sobre su cabeza y le diera el áspero deseo y las inquietudes que
enervan los miembros. Y ordenó al mensajero Hermes, matador de Argos, que le inspirara
la impudicia y un ánimo falaz. Ordenó así, y los aludidos obedecieron al rey Zeus (…). Al
punto, el ilustre Cojo de ambos pies, por orden de Zeus, modeló con tierra una imagen
semejante a una virgen venerable; la Diosa Atenea la de los ojos claros la vistió y la
adornó; (…) Palas Atenea le adornó todo el cuerpo; y el Mensajero matador de Argos, por
orden de Zeus retumbante, le inspiró las mentiras, los halagos y las perfidias; y finalmente
el Mensajero de los Dioses puso en ella la voz. Y Zeus llamó a esta mujer Pandora, porque
todos los Dioses de las moradas olímpicas le dieron algún don, que se convirtiera en daño
de los hombres que se alimentan de pan.
Tras de acabar esta obra perniciosa (…) el Padre Zeus envía a Epimeteo (…) con
ese presente (lleno de males); y Epimeteo no pensó en que Prometeo le había
recomendado que no aceptara nada de Zeus Olímpico y le devolviera sus presentes, para
que no trajesen desgracia a los mortales. Y aceptó el obsequio y no sintió el mal hasta
después de haberlo recibido.
Antes de aquel día, las generaciones de hombres vivían sobre la tierra exentas de
males, y del rudo trabajo, y de las enfermedades crueles que acarrean la muerte a los
hombres. Porque ahora los mortales envejecen entre miserias.
Y aquella mujer, levantando la tapa de un gran vaso que tenía en sus manos
esparció sobre los hombres las miserias horribles.
Unicamente la Esperanza quedó en el vaso, detenida en los bordes, y no echó a
volar porque Pandora había vuelto a cerrar la tapa por orden de Zeus tempestuoso, que
amontona las nubes.
Actividades:
1.- Resume este fragmento.
17
2.- Por qué Zeus encargará a Hefesto, Atenea, Afrodita y Hermes las diversas misiones
que les encomienda.
3.- ¿Con qué personaje de la tradición hebrea, bíblica, relacionarías a Pandora? ¿Qué
consecuencias tiene para el hombre su aparición? ¿En qué edad del mundo, según la
división de Hesíodo, viviría hasta entonces?
4.- ¿Qué contenía el vaso que Pandora abrió? ¿qué se quedó dentro de él al cerrarlo?
Reflexiona sobre este hecho.
5.- Lee el poema Prometeo, de Goethe, que encontrarás en el tema del Prerromanticismo,
y realiza las actividades pertinentes.
6.- A continuación, lee el poema del mismo título, Prometeo, de Lord Byron, que
encontrarás en el tema del Romanticismo, y realiza sus actividades.
7.- Por último, Mary Shelley, escritora también romántica, tituló su más famosa obra
Frankenstein o el moderno Prometeo. Deduce por qué lo haría.
SÓFOCLES (496-406 a. de C.)
Antígona (442 a. de C.)
Resumen en Grandes Obras Universales (TVE):
http://www.rtve.es/alacarta/videos/grandes-obras-universales/grandes-obras-universales-
antigona/998500/
ANTÍGONA: (…) ¿No ha juzgado Creonte digno de honores sepulcrales a uno de nuestros
hermanos, y al otro tiene en cambio deshonrado? Es lo que dicen: a Etéocles le ha
parecido justo tributarle las justas, acostumbradas honras, y le ha hecho enterrar de forma
que en honor le reciban los muertos, bajo tierra. El pobre cadáver de Polinices, en cambio,
dicen que un edicto dio a los ciudadanos prohibiendo que alguien le dé sepultura, que
alguien le llore, incluso. Dejarle allí, sin duelo, insepulto, (…) a merced de las aves que
busquen donde cebarse. Y esto es, dicen, lo que el buen Creonte tiene decretado, también
para ti y para mí, (…) que el que transgreda alguna de estas órdenes será reo de muerte,
públicamente lapidado en la ciudad. (…)
(…)
ISMENE: Pero, ¿es que piensas darle sepultura, sabiendo que se ha publicamente
prohibido?
ANTÍGONA: Es mi hermano —y también tuyo, aunque tú no quieras—; cuando me
prendan, nadie podrá llamarme traidora.
(…)
CORO:
menos los dos míseros que, nacidos de un mismo padre y una misma madre, levantaron, el
18
uno contra el otro, sus lanzas (…) y ambos lograron su parte en una muerte común. Y,
pues, exaltadora de nombres, la Victoria ha llegado a Tebas rica en carros, devolviendo a
la ciudad la alegría (…)
(…)
GUARDIÁN: (…) el cadáver había desaparecido, no enterrado, no, pero con una leve capa
de polvo encima, obra como de alguien que quisiera evitar una ofensa a los dioses...
(…)
GUARDIÁN: (…) he venido (…) para traerte a esta muchacha que ha sido hallada
componiendo una tumba. (…)
cuando volvimos a la guardia, bajo el peso terrible de tus amenazas, después de barrer
todo el polvo que cubría el cadáver, dejando bien al desnudo su cuerpo ya en
descomposición, (…), vimos a esta doncella que gemía agudamente como el ave condolida
que ve, vacío de sus crías, el nido en que yacían. Así, ella, al ver el cadáver desvalido, se
estaba gimiendo y llorando y maldecía a los autores de aquello. Veloz en las manos lleva
árido polvo y de un aguamanil de bronce bien forjado de arriba a abajo triple libación vierte,
corona para el muerto; nosotros, al verla, presurosos la apresamos, todos juntos, en
seguida, sin que ella muestre temor en lo absoluto, y así, pues, aclaramos lo que antes
pasó y lo que ahora; ella, allí de pie, nada ha negado; (…)
CREONTE: (Dirigiéndose a ANTÍGONA) Eh, tú, la que inclina la cabeza hacia el suelo,
¿confirmas o niegas haberlo hecho?
ANTÍGONA: Lo confirmo, sí; yo lo hice, y no lo niego.
(…)
Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que solo un hombre
pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no
es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. No iba yo
a atraerme el castigo de los dioses por temor a lo que pudiera pensar alguien: ya veía, ya,
mi muerte –¿y cómo no?—, aunque tú no hubieses decretado nada; (…) Y así, no es, no
desgracia, para mí, tener este destino; y en cambio, si el cadáver de un hijo de mi madre
estuviera insepulto y yo lo aguantara, entonces, eso sí me sería doloroso; lo otro, en
cambio, no me es doloroso: puede que a ti te parezca que obré como una loca, pero, poco
más o menos, es a un loco a quien doy cuenta de mi locura.
(…)
CREONTE: (Al coro.) (…) no cuadra la arrogancia (…); y ella se daba perfecta cuenta de la
suya, al transgredir las leyes establecidas; y, después de hacerlo, otra nueva arrogancia:
ufanarse y mostrar alegría por haberlo hecho. En verdad que el hombre no soy yo, que el
hombre es ella si ante esto no siente el peso de la autoridad; pero, por muy de sangre de
mi hermana que sea, (…), ni ella ni su hermana podrán escapar de muerte infamante,
porque a su hermana también la acuso de haber tenido parte en la decisión de sepultarle.
(A los esclavos.) Llamadla. (…)
ANTÍGONA: Ya me tienes: ¿buscas aún algo más que mi muerte?
CREONTE: Por mi parte, nada más; con tener esto, lo tengo ya todo.
ANTÍGONA: ¿Qué esperas, pues? (…) De todos modos, ¿cómo podía alcanzar más
gloriosa gloria que enterrando a mi hermano? Todos estos, te dirían que mi acción les
agrada, si el miedo no les tuviera cerrada la boca; pero la tiranía tiene, entre otras muchas
19
ventajas, la de poder hacer y decir lo que le venga en gana.
CREONTE: De entre todos los cadmeos, este punto de vista es solo tuyo.
ANTÍGONA: Estos también lo ven, pero cierran la boca ante ti.
(…)
CREONTE: ¿Y no era acaso tu hermano el que murió frente a él? (…) Y, siendo así,
¿como tributas al uno honores impíos para el otro?
(…)
ANTÍGONA: Cuando murió no era su esclavo: era su hermano.
CREONTE: Que había venido a arrasar el país; y el otro se opuso en su defensa.
ANTÍGONA: Con todo, Hades requiere leyes igualitarias. (…) No nací para compartir el
odio sino el amor.
CREONTE: Pues vete abajo y, si te quedan ganas de amar, ama a los muertos que, a mí,
mientras viva, no ha de mandarme una mujer.
(Se acerca Ismene entre dos esclavos.)
CORIFEO: He aquí, ante las puertas, he aquí a Ismene. Lagrimas vierte, de amor por su
hermana; (…)
CREONTE: (A Ismene) Y tú, (…) Venga, habla: ¿vas a decirme, también tú, que tuviste tu
parte en lo de la tumba, o jurarás no saber nada?
ISMENE: Si ella está de acuerdo, yo lo he hecho: acepto mi responsabilidad; con ella
cargo.
ANTÍGONA: No, que no te lo permite la justicia; ni tú quisiste ni te di yo parte en ello.
ISMENE: Pero, ante tu desgracia, no me avergüenza ser tu socorro en el remo, por el mar
de tu dolor. (…) no me niegues el honor de morir contigo y el de haberte ayudado a cumplir
los ritos debidos al muerto.
ANTÍGONA: No quiero que mueras tú conmigo ni que hagas tuyo algo en lo que no tuviste
parte: bastará con mi muerte.
ISMENE: ¿Y cómo podré vivir, si tú me dejas?
(…)
ANTÍGONA: Sálvate: yo no he de envidiarte si te salvas.
ISMENE: ¡Ay de mí, desgraciada, y no poder acompañarte en tu destino!
ANTÍGONA: Tú escogiste vivir, y yo la muerte.
(…)
ISMENE: Pero, ¿cómo?, ¿matarás a la novia de tu hijo?
(…)
CREONTE.
No quiero yo malas mujeres para mis hijos.
ANTÍGONA: ¡Ay, Hemón querido! Tu padre te falta al respeto.
(…)
HEMÓN: Padre, el más sublime don que de todas cuantas riquezas existen dan los dioses
al hombre es la prudencia. Yo no podría ni sabría explicar por qué tus razones no son del
todo rectas; (…). Tú no has podido constatar lo que por Tebas se dice; lo que se hace o se
reprocha. Tu rostro impone respeto al hombre de la calle; sobre todo si ha de dirigírsete
con palabras que no te daría gusto escuchar. A mí, en cambio, me es posible oírlas, en la
sombra, y son: que la ciudad se lamenta por la suerte de esta joven que muere de mala
muerte, como la más innoble de todas las mujeres, por obras que ha cumplido bien
gloriosas. Ella, que no ha querido que su propio hermano, sangrante muerto, desapareciera
20
sin sepultura ni que lo deshicieran ni perros ni aves voraces, ¿no se ha hecho así
acreedora de dorados honores? Esta es la oscura petición que en silencio va
propagándose. Padre, para mí no hay bien mas preciado que tu felicidad y buena ventura:
¿qué puede ser mejor ornato que la fama creciente de su padre, para un hijo, y que, para
un padre, con respecto a sus hijos? No te habitúes, pues; a pensar de una manera única,
absoluta, (…). Los que creen que ellos son los únicos que piensan o que tienen un modo
de hablar o un espíritu como nadie, estos aparecen vacíos de vanidad, al ser descubiertos.
Para un hombre, al menos si es prudente, no es nada vergonzoso ni aprender mucho ni no
mostrarse en exceso intransigente; (…). Por tanto, no me extremes tu rigor y admite el
cambio. (…), que bueno es tomar consejo de los que bien lo dan.
CORIFEO: Lo que ha dicho a propósito, señor, conviene que lo aprendas. (A Hemón) (…)
CREONTE: Si, encima, los de mi edad vamos a tener que aprender a pensar según el
natural de jóvenes de la edad de este.
HEMÓN: No, en lo que no sea justo. Pero, si es cierto que soy joven, también lo es que
conviene más en las obras fijarse que en la edad.
(…)
CREONTE: Pero, ¿ es que me van a decir los ciudadanos lo que he de mandar?
(…)
HEMÓN: No puede, una ciudad, ser solamente de un hombre.
(…)
CREONTE: (Al coro.) Está claro: se pone del lado de la mujer.
(…) Pues nunca te casarás con ella, al menos viva.
HEMÓN: Sí, morirá, pero su muerte ha de ser la ruina de alguien.
CREONTE: ¿Con amenazas me vienes ahora, atrevido?
(…) No me fatigues más con tus palabras, tú, juguete de una mujer.
HEMÓN: Hablar y hablar, y sin oír a nadie: ¿es esto lo que quieres?
CREONTE: ¿Con que sí, eh? (…) (A unos esclavos.) Traedme a aquella odiosa mujer para
que aquí y al punto, ante sus ojos, presente su novio, muera.
HEMÓN: Eso sí que no: no en mi presencia; ni se te ocurra pensarlo, que ni ella morirá a
mi lado ni tú podrás nunca más, con tus ojos, ver mi rostro ante ti. Quédese esto para
aquellos de los tuyos que sean cómplices de tu locura.
(Sale Hemón, corriendo.)
(…)
CORIFEO: Y, a Antígona, ¿qué clase de muerte piensas darle?
CREONTE: La llevaré a un lugar que no conozca la pisada del hombre y, viva, la enterraré
en un subterráneo de piedra, poniéndole comida, solo la que baste para la expiación, a fin
de que la ciudad quede sin mancha de sangre, enteramente. Y allí, que vaya con súplicas a
Hades, el único dios que venera: (…).
(…)
ANTÍGONA: (…) por qué leyes voy a un túmulo de piedras que me encierre, tumba hasta
hoy nunca vista. Ay de mí, mísera, que, muerta, no podré ni vivir entre los muertos; ni entre
los vivos, pues, ni entre los muertos.
CORÍFEO: (…) Tú cargas con la culpa de algún cargo paterno.
ANTÍGONA: (…) el hado de mi padre, (…) ¡Ay, ceguera del lecho de mi madre, matrimonio
de mi madre desgraciada con mi padre que ella misma había parido! De tales padres yo,
infortunada, he nacido. (…)
21
(…)
TlRESlAS: (…) piensa ahora que has llegado a un momento crucial de tu destino.
CREONTE: ¿Qué pasa? Tus palabras me hacen temblar.
TlRESlAS: (…) la ciudad está enferma de estos males por tu voluntad, porque nuestras
aras y nuestros hogares están llenos, todos, de la comida que pájaros y perros han hallado
en el desgraciado hijo de Edipo caído en el combate. Y los dioses ya no aceptan las
súplicas que acompañan al sacrificio y los muslos no llamean. (…). Recapacita, pues, en
todo eso, hijo. Cosa común es equivocarse entre los hombres, pero, cuando uno yerra, el
que no es imprudente ni infeliz, caído en el mal, no se está quieto e intenta levantarse; el
orgullo un castigo comporta, la necedad. Cede, pues, al muerto, no te ensañes en quien
tuvo ya su fin: (…) Pensando en tu bien te digo que cosa dulce es aprender de quien bien
te aconseja en tu provecho.
CREONTE: (…) ni vosotros, los adivinos, dejáis de atacarme con vuestra arte: (…). Pero a
él no lo veréis enterrado (…); ni así os permitiré enterrarlo, (…).
TlRESlAS: Ay, ¿hay algún hombre que sepa, que pueda decir... (…) ...en qué medida la
mayor riqueza es tener juicio?
CREONTE: En la medida justa, me parece, en que el mal mayor es no tenerlo.
TlRESlAS: Y, sin embargo, tú naciste de esta enfermedad (…).
CREONTE: No quiero responder con injurias al adivino.
TlRESIAS: Con ellas me respondes cuando dices que lo que vaticino yo no es cierto.
CREONTE: Sucede que la familia toda de los adivinos es muy amante del dinero.
TIRESlAS: Y que gusta la de los tiranos de riquezas mal ganadas.
CREONTE: ¿Te das cuenta de que lo que dices lo dices a tus jefes?
TlRESIAS: Sí, me doy cuenta, porque si mantienes a salvo la ciudad, a mí lo debes.
(…)
sepas tú, a tu vez, que (…) de tus propias entrañas, des un muerto, en compensación por
los muertos que tú has enviado allí abajo, (…), y por la vida que indecorosamente has
encerrado en una tumba, mientras tienes aquí a un muerto que es de los dioses
subterráneos, y al que privas de su derecho, de ofrendas y de piadosos ritos. (…). Y ve
reflexionando, a ver si hablo por dinero, que, dentro no de mucho tiempo, se oirán en tu
casa gemidos de hombres y de mujeres, (…); no podrás, no, eludir el ardiente dolor que
han de causarte.
(…)
CORIFEO: Se ha ido, señor, dejándonos terribles vaticinios. Y sabemos —desde que estos
cabellos, negros antes, se vuelven ya blancos— que nunca ha predicho a la ciudad nada
que no fuera cierto. (…) Conviene que reflexiones con tiento, (…).
CREONTE: ¿Qué he de hacer? Habla, que estoy dispuesto a obedecerte.
CORIFEO: Venga, pues: saca a Antígona de su subterránea morada, y al muerto que yace
abandonado levántale una tumba.
CREONTE: ¿Esto me aconsejas? ¿Debo, pues, ceder, según tú?
CORIFEO: Sí, y lo antes posible, señor. (…).
CREONTE: Ay de mí: a duras penas pero cambio de idea sobre lo que he de hacer; no hay
forma de luchar contra lo que es forzoso.
(…) venga, siervos, los que estáis aquí y los que no estáis, rápido, proveeros de palas y
subid a aquel lugar que se ve allí arriba. En cuanto a mí, pues así he cambiado de opinión,
lo que yo mismo até, quiero yo al presente desatar, porque me temo que lo mejor no sea
22
pasar toda la vida en la observancia de las leyes instituidas.
(…)
(Se abre la puerta de palacio e, inadvertida por los de la escena, aparece Eurídice, esposa
de Creonte, con unas doncellas.)
(…)
MENSAJERO: Hemón ha perecido, y él de su propia mano ha vertido su sangre (…) Él
mismo y por su misma mano: irritada protesta contra el asesinato perpetrado por su padre.
(…)
Yo estuve allí presente, (…). Yo he acompañado como guía a tu marido hacia lo alto del
llano, donde yacía aún sin piedad, destrozo causado por los perros, el cadáver de
Polinices. Hemos hecho una súplica a la diosa de los caminos y a Plutón, (…); le hemos
dado un baño purificador, hemos cogido ramas de olivo y quemado lo que de él quedaba;
hemos amontonado tierra patria hasta hacerle un túmulo bien alto. Luego nos
encaminamos a donde tiene la muchacha su tálamo nupcial, lecho de piedra y cueva de
Hades. Alguien ha oído ya, desde lejos, voces, agudos lamentos, en torno a la tumba a la
que faltaron fúnebres honras, y se acerca nuestro amo Creonte (…) entre sollozos, dice
estas palabras: "Ay de mí, desgraciado, (…). Es de mi hijo esta voz que me acoge. Venga,
servidores, veloces, corred, plantaros en la tumba, retirad una piedra, meteos en el túmulo
por la abertura, (…)." Nosotros (…), miramos, y al fondo de la caverna, la vimos a ella
colgada por el cuello, ahogada por el lazo de hilo hecho de su fino velo, y a él caído a su
vera, abrazándola por la cintura, llorando la pérdida de su novia, ya muerta, (…). Cuando
Creonte le ve, (…) se acerca a él y le llama con quejidos de dolor: "Infeliz, (…) ¿Qué
pretendes? (…) Sal, hijo, sal; te lo ruego, suplicante." Pero su hijo le miró de arriba a abajo
con ojos terribles, le escupió en el rostro, sin responderle, y desenvainó su espada de doble
filo. Su padre, de un salto, esquiva el golpe: (…) vuelve su ira entonces contra sí mismo, el
desgraciado; como va, se inclina, rígido, sobre la espada y hasta la mitad la clava en sus
costillas; aún en sus cabales, sin fuerza ya en su brazo, se abraza a la muchacha; exhala
súbito golpe de sangre y ensangrentada deja la blanca mejilla de la joven; allí queda,
cadáver al lado de un cadáver; que al final, mísero, logró su boda, pero ya en el Hades:
ejemplo para los mortales de hasta qué punto el peor mal del hombre es la irreflexión.
(…)
CREONTE: (…): mi obstinada razón que no razona, ¡oh errores fatales! ¡Ay, mis órdenes,
que desventura! (…)
¡Ay, mísero de mí! ¡Sí, ya he aprendido! (…)
MENSAJERO: (Sale ahora de palacio.) Señor, la que sostienes en tus brazos es pena que
ya tienes, pero otra tendrás en entrando en tu casa; (…).
CREONTE: ¿Cómo? ¿Puede haber todavía un mal peor que éstos?
MENSAJERO: Tu mujer, cabal madre de este muerto (señalando a Hemón), se ha matado:
recientes aún las heridas que se ha hecho, desgraciada.
(…)
(Unos esclavos sacan de palacio el cadáver de Eurídice.)
(…)
CREONTE: ¡Ay, ay! ¡Ay, ay, que me siento transportado por el pavor! ¿No viene nadie a
herirme con una espada de doble filo, de frente? (…)
MENSAJERO: Según esta muerta que aquí está, el culpable de una y otra muerte eras tú.
CREONTE: Y, ella ¿de qué modo se abandonó a la muerte?
23
MENSAJERO: Ella misma, con su propia mano, se golpeó en el pecho así que se enteró
del tan lamentable infortunio de su hijo.
CREONTE: ¡Ay! ¡Ay de mí! De todo, la culpa es mía y nunca podrá corresponder a ningún
otro hombre. Sí, yo, yo la maté, yo, infortunada. (…) Llevadme, servidores, lo más rápido
posible, (…), sacadme de aquí: a mí, que ya no soy más que quien es nada.
CORIFEO: (…) Las desgracias que uno tiene que afrontar, cuanto más brevemente mejor.
CREONTE: ¡Que venga, que venga, que aparezca, de entre mis días, el ultimo, el que me
lleve a mi postrer destino! ¡Que venga, que venga! Así podré no ver ya un nuevo día.
(…)
Todo aquello en que pongo mano sale mal y sobre mi cabeza se ha abatido un destino que
no hay quien lleve a buen puerto.
(Sacan los esclavos a Creonte, abatido, en brazos. Queda en la escena sólo con el coro;
mientras desfila, recita el final el corifeo.)
CORIFEO: Con mucho, la prudencia es la base de la felicidad. Y, en lo debido a los dioses,
no hay que cometer ni un desliz. No. Las palabras hinchadas por el orgullo comportan, para
los orgullosos, los mayores golpes; ellas, con la vejez, enseñan a tener prudencia.
Actividades:
1.- Resume estos fragmentos de la obra, prestando especial atención a la relación que
algunos de ellos mantienen con la otra gran obra de Sófocles, Edipo.
2.- Antígona es uno de los grandes personajes de la literatura universal, llena de decisión y
valentía. Ella representa el poder de la individualidad frente a la masa, el coraje de
enfrentarse a la tiranía, la lucha hasta la muerte por defender sus propias ideas. Analiza
estos rasgos basándote en el texto.
3.- Por su parte, Creonte representa al tirano lleno de despotismo y crueldad. Ejemplifica
estos rasgos con fragmentos de la obra.
¿A qué personaje de la obra hará caso finalmente?
4.- Frente a la situación planteada, ¿cuál es el sentimiento, y el comportamiento, del pueblo
de Tebas? ¿y el de Ismene?
5.- A pesar de que Creonte infringe las leyes naturales marcadas por los dioses, el destino
marcado por estos acaba cumpliéndose: ¿qué había vaticinado el adivino Tiresias? ¿Cuál
será entonces la reacción de Creonte?
6.- ¿Cuál es el mensaje último de la obra, contenido en las palabras del Corifeo? Otros
personajes también habían comunicado a Creonte esta misma idea, ¿quiénes?
7.- Analiza la relación de Hemón con su padre y con Antígona.
8.- Justifica el respeto a la regla de las tres unidades, característica propia del teatro griego.
9.- A pesar de que las tragedias griegas están llenas de acciones violentas, sin embargo,
ninguna de ellas se presenta en escena con el fin de que quien contemplara el espectáculo
no quedara tan impactada/-o por ellas que se desviara del fin último de la obra, que es la
reflexión, la catarsis. Ejemplifica lo dicho con partes de la obra.
24
10.- Basándote en el texto, plasma cómo sería el ritual de enterramiento entre el pueblo
griego. ¿Por qué era tan importante, tanto como para que Antígona entregue su vida?
11.- Extrae de estos fragmentos declaraciones sobre cuál debía ser la opinión sobre las
mujeres en la antigua Grecia. ¿Por qué será, entonces, una mujer la protagonista de esta
obra?
12.- No nací para compartir el odio sino el amor. Desarrolla ampliamente esta hermosa
declaración de Antígona.
Edipo Rey (430 a. de C.)
V. en el blog de la materia, apartado GUÍAS DE LECTURA:
http://literaturauniversalelbatan.blogspot.com.es/p/guias-de-lectura.html
EURÍPIDES (480-406 a. de C.)
Medea
MEDEA: (Desde el interior)
¿No veis cómo mi esposo se porta después
de que un gran juramento a los dos nos ligó?
¡Ojalá que a su novia con él pueda ver
destrozada, y lo mismo el palacio también
por la ofensa que juntos me hicieron los dos!
¡Padre mío, ciudad de que en tiempos partí
cuando en forma afrentosa a mi hermano maté!
(…)
Pero a mí este suceso que inesperado vino
me ha destrozado el ánimo; perdida estoy, no tengo
ya a la vida afición; quiero morir, amigas.
Porque mi esposo, el que era todo para mí, como
sabe él muy bien, resulta ser el peor de los hombres.
De todas las criaturas que tienen mente y alma
no hay especie más mísera que la de las mujeres.
Primero han de acopiar dinero con que compren
un marido que en amo se torne de sus cuerpos,
lo cual es ya la cosa más dolorosa que hay.
Y en ello es capital el hecho de que sea
buena o mala la compra, porque honroso el divorcio
no es para las mujeres ni el rehuir al cónyuge.
(…)
Si, tras tantos esfuerzos, se aviene el hombre y no
protesta contra el yugo, vida envidiable es esta;
25
pero, si tal no ocurre, morirse vale más.
El varón, si se aburre de estar con la familia,
en la calle al hastío de su humor pone fin;
nosotras nadie más a quien mirar tenemos.
Y dicen que vivimos en casa una existencia
segura mientras ellos con la lanza combaten,
mas sin razón: tres veces formar con el escudo
preferiría yo antes que parir una sola.
(…) yo el ultraje padezco de mi esposo,
que de mi tierra bárbara me raptó, abandonada,
sin patria, madre, hermanos, parientes en los cuales
pudiera echar el ancla frente a tal infortunio.
Mas, en fin, yo quisiera de ti obtener solo esto,
que, si un medio o manera yo encuentro de vengar
el mal que mi marido me ha hecho, callada sepas
estar. (…)
CORIFEO:
Así lo haré, que tienes razón para vengarte,
Medea. No me extraña que tu caso deplores.
(…)
MEDEA: (dialogando con Jasón)
Te salvé, como salvé cuantos de los Helenos
contigo en la nave Argo se embarcaron, al ser
tú enviado a gobernar a los toros de soplo
ígneo y a arar con ellos la yugada mortal.
Y a aquel dragón insomne de innúmeras volutas
que con su cuerpo el áureo vellocino guardaba
muerte le di alumbrándole con mi luz salvadora.
Dejé luego mi casa y a mi padre contigo
a Yolco la peliótide me vine, más vehemente
que cuerda siendo en ello maté después a Pelias
del más penoso modo que pueda hallarse, a manos
de sus hijas, y así tu temor disipé.
Y tú, el peor de los hombres, tras ese tratamiento
mío quieres dejarme y a un nuevo lecho vas
teniendo hijos de mí; pues, si ellos te faltaran,
disculpable el buscar nuevas nupcias sería.
(…)
¡Voy a ser del país desterrada, expulsada,
con mis hijos tan solos como yo, sin amigos!
(…)
JASÓN
Bien, no discutiré más contigo; si quieres,
con miras al exilio de tus hijos y tuyo,
recibir el dinero con que pueda ayudarte,
dilo, pues presto estoy a dar con mano pródiga
y a enviar signos a huéspedes que bien te tratarán.
26
(…)
MEDEA
Ni pienso con tus huéspedes tener el menor trato
ni de ti recibir nada; no me lo ofrezcas;
no aprovechan los dones del hombre que es perverso.
(JASÓN se va).
(…)
para a la hija del rey (1) poder matar con dolo. (1) Glauca, la hija de Creonte.
Pues les enviaré con dones en las manos
y, cuando el atavío se ponga, morirá
malamente y, con ella, quienquiera que la toque:
tales son los venenos con que ungiré el regalo.
Mas aquí a otro lenguaje paso y a gemir voy
por la terrible cosa que a continuación
haré: porque a mis hijos mataré, sin que nadie
pueda salvarlos ya; y así, tras destruir
la casa de Jasón, me obligará a marchar
de esta tierra la muerte de mis hijos amados
y mi crimen inicuo; (…)
me las pagará si los dioses me ayudan.
Porque ni verá nunca más vivos a mis hijos
ni podrá procrear a otros con la muchacha
recién casada, a quien forzoso sucumbir
será de mala muerte por obra de mis drogas.
(…)
CORIFEO
Pues ya que de tu intento nos has hecho partícipes,
queriéndote ayudar y servir a las leyes
humanas te prohíbo que lo lleves a cabo.
MEDEA
No es posible otra cosa; mas puede perdonársete
que hables así, pues no has sufrido lo que yo.
CORIFEO
¿Entonces a tu prole, mujer, vas a matar?
MEDEA
Sí, porque es lo que más dolerá a mi marido.
(…)
MEDEA
(…)
¡Ay, ay! ¿Por qué volvéis la mirada hacia mí
dedicándome esa última sonrisa, niños míos?
¡Ay! ¿Qué voy a hacer yo? Me desfallece el alma,
mujeres, cuando veo sus semblantes alegres.
¡No puedo! ¡Adiós, proyectos! ¿Por qué doblar mis (penas)
sólo por un afán de hacer sufrir al padre
27
con las desdichas de ellos? ¡No puedo, de verdad!
¡Adiós los planes míos! Mas ¿qué es lo que me pasa?
¿Me resignaré (…)
permitiendo que impunes mis enemigos queden?
Hay que osar lo que intento. ¡Vaya con mi blandura!
¡Que tan mansas ideas admita mi alma!
(…)
¡Queridísima mano, queridísima boca,
figura y noble faz de mis hijos! Felices
seáis los dos, pero allá, porque de lo de aquí
vuestro padre os privó. ¡Dulce abrazo, piel suave,
oh, dulcísimo aliento de estos niños! Marchaos,
idos ya, que capaz no soy de dirigir
la mirada a mis hijos, pues el dolor me vence.
(Los aleja y hace una señal para que los conduzcan dentro del palacio).
Yo comprendo qué crimen tan grande voy a osar,
pero en mis decisiones impera la pasión,
que es la mayor culpable de los males humanos.
(…)
MENSAJERO
Acaban de matar tus drogas a la joven
princesa y a Creonte, padre que la engendró.
(…) tomó
el peplo de colores y se atavió con él,
en sus rizos poniendo la dorada corona,
(…)
Mas luego el espectáculo fue terrible de ver:
se quedó sin color, se encogió y, temblorosos
los miembros, volvió al trono y a duras penas pudo
sentarse allí otra vez sin caer por los suelos.
(…) a la boca
venía blanca espuma, se salían las niñas
de los ojos y exangüe se quedaba su cuerpo,
(…) la infortunada despertó de su mudo
trance y abrió los ojos y gimió horriblemente.
Porque eran dos los males que a la vez la atacaban:
en su cabeza la áurea guirnalda despedía
una espantable lengua de fuego abrasador
y el delicado peplo, regalo de tus hijos,
se cebaba en el blanco cuerpo de la infeliz.
Y se alzó y salió huyendo de su trono entre llamas,
su melena agitando de esta y de la otra parte
para que la guirnalda cayera; pero el oro
firmemente se asía y, al moverse más ella,
aumentaba también el ígneo resplandor.
Y al final cayó al suelo, vencida por el mal
y ya irreconocible salvo para sus padres;
no se podían ver la forma de sus ojos
28
ni su bello semblante; manaba, desde lo alto
de su cabeza, sangre confundida con llamas;
sus carnes, corroídas por el diente invisible
del veneno, goteaban cual resina de pino.
¡Horrorosa visión! Y nadie su cadáver
tocaba, que su suerte de lección nos servía.
Pero su pobre padre, (…),
de pronto entró en la casa y arrojóse sobre ella
y empezó a sollozar y, abrazando su cuerpo,
la besaba (…)
Y, una vez que dio fin a su queja y lamento,
quiso su anciano cuerpo levantar, mas quedábase,
como yedra a las ramas del laurel, aferrado
por el peplo sutil, y era horrible su lucha.
El padre alzar quería sus rodillas, pero ella
le agarraba a su vez; y, al esforzarse más,
se arrancaban sus carnes seniles de los huesos
hasta que el desgraciado se entregó y rindió el alma
sintiéndose incapaz de vencer su infortunio.
Y ahora yacen juntos la hija y el viejo padre,
(…)
MEDEA
Amigas, decidido tengo el matar al punto
a mis hijos y luego marcharme de esta tierra
sin demoras que puedan ponerles en las manos
asesinas de aquellos que me odian. Es forzoso
que sin remedio mueran; y, puesto que es preciso,
yo seré quien les mate, la que vida les di.
¡Ea, corazón, ármate! ¿Por qué vacilo ahora
ante este hecho terrible, mas también necesario?
¡Vamos, mano infeliz mía, toma la espada,
tómala, (…)
No te ablandes ni pienses
que les amabas mucho, que les pariste; al menos
en este breve día de ellos olvídate;
luego podrás llorar; que, aunque les sacrifiques,
les querías; en fin, soy una desdichada.
(Entra en el palacio).
(…)
UN NIÑO DENTRO
¡Ay de mí!
CORO
¿Oyes la voz oyes al niño?
¡Oh miserable mujer desgraciada!
UN NIÑO DENTRO
¡Ay de mí! ¿Qué haré yo? ¿Cómo escapo a mi madre?
29
OTRO NIÑO DENTRO
No sé; hermano querido; pues perdidos estamos.
CORO
¿Entro en la casa? Creo que debemos
darles ayuda.
UN NIÑO DENTRO
¡Sí, favor, por los dioses! ¡Que lo necesitamos!
OTRO NIÑO DENTRO
¡Estamos en la red y el filo de la espada!
(…)
MEDEA (después de matar a sus hijos)
(…) no podrás tocarme:
tal es el carro alado que me da Helio, mi abuelo,
baluarte contra ataques de cualquier enemigo.
JASÓN:
¡Oh, monstruo, la mujer a la que más odiamos
yo y los dioses y toda la especie de los hombres,
que a tus hijos osaste con la espada atacar
siendo su propia madre y a mí así me matabas!
(…)
¡Ninguna mujer griega tal cosa habría osado,
(…)
Actividades:
1.- Resume estos fragmentos.
2.- Infórmate sobre la historia de Medea cuyas referencias puedes encontrar en estos
textos.
3.- Analiza el comportamiento y la psicología de Medea. ¿Crees que es un personaje
redondo? Justifica tu respuesta.
Ten presente que las obras de Eurípides se caracterizan por su capacidad para
humanizar a sus personajes, a pesar de su origen mitológico, dotándolos de pasiones
reconocibles y universales: los celos, el odio, la venganza, la duda, el amor
maternal/paternal…
En base a esta lectura, indica cómo sería la situación de la mujer griega dentro del
matrimonio.
3.- Fíjate en el comportamiento de la Corifeo y del Coro de mujeres.
4.- De nuevo apreciamos cómo los sucesos más cruentos no se representan en escena,
sino que se narran. Justifica esta afirmación.
5.- La magia y la brujería son fundamentales en esta tragedia: ¿puedes relacionarlas con
un gran, y también universal, personaje femenino de la literatura española del siglo XV?
Quién y por qué. Recuerda también quién es el autor de esta obra.
6.- ¿Crees que hoy en día alguna mujer asesinaría a sus hijos para causar dolor al hombre
30
con el que ha estado? ¿y un hombre con el fin de dañar a la mujer que ha sido su pareja?
Argumenta ampliamente la respuesta.
ARISTÓFANES (440-387 a. de C.)
Lisístrata
CLEOLICE. ¿De qué se trata, querida Lisístrata, el asunto por el que nos convocas a
nosotras las mujeres? ¿En qué consiste, de qué tamaño es?
LISÍSTRATA. Grande.
CLEONICE. ¿Es también grueso?
LISÍSTRATA. Sí, por Zeus, muy grueso.
(…)
tan delicado que la salvación de Grecia entera estriba en las mujeres. (…) si se reúnen
aquí las mujeres, las de los beocios, las de los peloponesios y nosotras, salvaremos todas
juntas a Grecia.
(…)
¿No echáis de menos a los padres de vuestros hijitos, que están lejos, de servicio? Pues
bien sé que todas vosotras tenéis al marido lejos de casa. (…). Y ni siquiera de los amantes
ha quedado ni una chispa, pues desde que los milesios nos traicionaron, no he visto ni un
solo consolador de cuero de ocho dedos de largo que nos sirviera de alivio “cueril”. Así que,
si yo encontrara la manera, ¿querríais poner fin a la guerra con mi ayuda?
(…)
Voy a decíroslo, pues no tiene ya que seguir oculto el asunto. Mujeres, si vamos a obligar a
los hombres a hacer la paz, tenemos que abstenernos... (…) del cipote.
(…)
CLEONICE. Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta, estoy
dispuesta a andar por fuego. Eso antes que el cipote, que no hay nada comparable,
Lisístrata, guapa.
LISÍSTRATA. Y tú, ¿qué?
(A MÍRRINA.)
MÍRRINA. También yo prefiero andar por fuego.
LISÍSTRATA. Jodidísima ralea nuestra, toda entera. No sin razón las tragedias se hacen a
costa nuestra, pues no somos nada más que follar y parir.
(A LAMPITO)
LAMPITO.
Pol loh doh diozeh, éh difisi que lah muhere duerman zin capuyo, zolah der todo. Zin
embargo, zea, que jase musha farta la pá.
LISÍSTRATA. Mucho sí, por las dos diosas. Porque si nos quedáramos quietecitas en casa,
bien maquilladas, pasáramos a su lado desnudas con sólo las camisitas transparentes y
con el triángulo depilado, y a nuestros maridos se les pusiera dura y ardieran en deseos de
follar, pero nosotras no les hiciéramos caso, sino que nos aguantáramos, harían la paz a
toda prisa, bien lo sé.
LAMPITO.
Pol lo menoh, Menelao, cuando eshó una mirada a loh meloneh de Helena, que ehtaba
dehnuda, tiró la ehpada, creo yo.
31
(…)
(Las mujeres cogen la copa de vino para jurar sobre ella).
CLEONICE. Mujeres, dejadme jurar a mí la primera. (1) (1) porque le gusta mucho el vino.
LISÍSTRATA. No, por Afrodita; cuando te llegue el turno. Tocad todas la copa, Lampito, y
que una en vuestro nombre repita exactamente lo que yo diga. Vosotras declararéis esto
bajo juramento de acuerdo conmigo y lo mantendréis firmemente: “Ningún hombre, ni
amante, ni marido”...
CLEONICE. “Ningún hombre, ni amante, ni marido”...
LISÍSTRATA.... “se acercará a mí descapullado”. Dilo.
CLEONICE. ... “se acercará a mí descapullado”. ¡Ay, ay!, se me debilitan las rodillas,
Lisístrata.
LISÍSTRATA. “En casa pasaré el tiempo sin mi toro”
CLEONICE. “En casa pasaré el tiempo sin mi toro”...
LISÍSTRATA.... “con mi vestido azafranado (2) y muy bien arreglada”... (2) transparente
CLEONICE. ... “con mi vestido azafranado y muy bien arreglada”...
LISÍSTRATA.... “para que mi marido se ponga al rojo vivo”...
CLEONICE. ... “para que mi marido se ponga al rojo vivo”...
LISÍSTRATA.... “y nunca le seguiré la corriente a mi marido de buena gana”.
CLEONICE.... “y nunca le seguiré la corriente a mi marido de buena gana”.
LISÍSTRATA. “Pero si me obliga por la fuerza contra mi voluntad”...
CLEONICE. “Pero si me obliga por la fuerza contra mi voluntad”...
LISÍSTRATA.... “me dejaré de mala gana y no le seguiré en sus meneos”.
CLEONICE. ... “me dejaré de mala gana y no le seguiré en sus meneos”.
LISÍSTRATA. “No levantaré hacia el techo mis zapatillas persas”.
CLEONICE. “No levantaré hacia el techo mis zapatillas persas”.
LISÍSTRATA. “No me pondré a cuatro patas como una leona encima del rallador de queso”.
CLEONICE. “No me pondré a cuatro patas como una leona encima del rallador de queso”.
(Las mujeres toman la Acrópolis donde se guarda el dinero con que se financia la guerra. Los hombres las
asedian con violencia pero ellas se resisten fieramente.)
LA CORIFEO. Es que soy libre.
(…)
COMISARIO. ¿Qué es lo que vas a hacer?
LISÍSTRATA. ¿Eso me preguntas? (El dinero) Lo vamos a administrar nosotras.
COMISARIO. ¿Que vosotras lo vais a administrar?
LISÍSTRATA. Y, ¿por qué te parece chocante? ¿No somos nosotras las que os
administramos todo lo de la casa?
COMISARIO. Pero no es lo mismo.
LISÍSTRATA. ¿Cómo que no es lo mismo?
COMISARIO. La guerra hay que hacerla contando con ese dinero.
LISÍSTRATA. Pero lo primero de todo es que no hay que hacer la guerra.
COMISARIO. Pues, ¿de qué otra manera estaremos a salvo?
LISÍSTRATA. Nosotras os salvaremos.
(…)
Nosotras, en las primeras fases de la guerra y durante un tiempo, aguantamos, por lo
prudentes que somos, cualquier cosa que hicierais vosotros los hombres -la verdad es que
no nos dejabais ni rechistar-, y eso que agradarnos, no nos agradabais. Pero nosotras
estábamos bien informadas de lo vuestro, y, por ejemplo, muchas veces, estando en casa,
32
nos enterábamos de una mala resolución vuestra sobre un asunto importante. Y después,
sufriendo por dentro, os preguntábamos con una sonrisa: “¿Qué cláusula habéis decidido,
hoy, en la Asamblea, (…) en relación con la tregua?” “¿Y eso a ti, qué? -decía el marido de
turno- ¿No te callarás?”, y yo me callaba.
CLEONICE. Pero yo no me callaba nunca.
COMISARIO. Habrías llorado, si no te callabas.
LISÍSTRATA. Yo, cierto que me callaba. Pero cada vez nos enterábamos de una decisión
vuestra peor que la anterior. Y, luego, preguntábamos: “Marido, ¿cómo es que actuáis de
una manera tan disparatada?”. Y él, echándome una mirada atravesada, me decía en
seguida que si yo no me ponía a hilar, mi cabeza iba a gemir a gritos. “De la guerra se
ocuparán los hombres” (3) (3)verso de la Ilíada.
COMISARIO. Bien dicho lo de aquel, por Zeus.
LISÍSTRATA. ¿Cómo que bien, estúpido, si ni siquiera cuando vuestras decisiones eran
malas nos estaba permitido sugeriros nada? Y cuando ya os oíamos a las claras por las
calles: “¿Es que no queda ni un hombre en este país?”. “Desde luego que no, por Zeus”,
decía otro; después de esto acordamos ya sin más salvar a Grecia todas juntas,
reuniéndonos las mujeres. Pues, ¿de qué hubiera valido esperar? Así es que si queréis
atendernos ahora a nosotras que os hablamos cuerdamente, y callaros como antes
nosotras, podríamos enderezaros
(…)
COMISARIO. ¿Y cómo os las vais a arreglar vosotras para reconciliar y poner fin a tal
cantidad de asuntos enmarañados en las ciudades griegas?
LISÍSTRATA. Muy simple.
COMISARIO. ¿Cómo? Explícamelo.
LISÍSTRATA. Igual que el hilo, cuando se nos ha enredado, lo cogemos así (Muestra con
gestos lo que está diciendo), y con los husos por un lado y por otro, lo traemos a su sitio,
así también desenmarañaremos esta guerra, si es que nos dejan hacer, poniendo las cosas
en su sitio por medio de embajadas a un lado y a otro.
COMISARIO. ¿Así que con lanas, hilos y husos, os creéis que vais a poner fin a unos
asuntos tan terribles? ¡Qué necias!
LISÍSTRATA. Sí, y también vosotros, si tuvieras una pizca de sentido común, según
nuestras lanas gobernaríais todo.
COMISARIO. ¿Cómo? A ver.
LISÍSTRATA. Primero, a la ciudad como al vellón de lana, después de haberle quitado la
mugre lavándola en un baño, habría que ponerla sobre un lecho, apalearla para que eche a
los sinvergüenzas y sacarle los abrojos; y a esos que se reúnen y se aglomeran junto a los
cargos públicos, separarlos con el cardado y arrancarles... las cabezas. Después habría
que esponjar la buena voluntad común y echarla en un cestito, mezclando a todos, a los
metecos, a los extranjeros que sean amigos nuestros, y a los que tengan deudas con el
Estado: también a esos mezclarlos ahí. ¡Por Zeus!, y las ciudades, todas las que son
colonias de esta tierra, habría que tener una idea clara de que para nosotros son como los
copos de lana que están cada uno por su lado; luego se cogen estos copos que forman
cada una de ellas, se reúnen y se juntan en uno solo, y después se hace una gran bola
y,con ella, se teje un vestido para la gente.
COMISARIO. ¿No es terrible que estas arreglen el asunto dando palos y haciendo bolas,
ellas que ni siquiera tomaron parte ninguna en la guerra?
LISÍSTRATA. Hijo de perra, nosotras la aguantamos más que por partida doble. Lo primero
de todo, que damos a luz a nuestros hijos y los enviamos como hoplitas...
COMISARIO. Calla, deja los malos recuerdos.
LISÍSTRATA. Además, cuando teníamos que disfrutar y sacarle partido a la juventud,
33
dormimos solas por culpa de las campañas militares. Y aún lo nuestro pase, pero me dan
pena las chicas que envejecen en sus habitaciones.
COMISARIO. ¿Es que los hombres no envejecen?
LISÍSTRATA. Por Zeus, no se parece nada. Pues cuando el hombre regresa, aunque esté
lleno de canas, en seguida lo tienes casado con una jovencita. Pero el momento de la
mujer es muy breve, y si no lo aprovecha, nadie quiere casarse con ella, y ahí se queda
alimentando ilusiones.
(…)
LA CORIFEO. No me ocultes la desgracia que nos pasa.
LISÍSTRATA. En dos palabras: queremos joder. (…)
Yo no soy ya capaz de mantenerlas (a las mujeres) apartadas de los hombres: se escapan.
(…) Oye, tú, ¿adónde vas tan corriendo?
MUJER PRIMERA. Quiero ir a casa, que en casa tengo unas lanas de Miletoque me las
están haciendo polvo las polillas.
LISÍSTRATA. ¿Qué polillas? ¿Es que no vas a volver?
MUJER PRIMERA. Pero si vendré en seguida, por las dos diosas, en cuanto extienda
encima de la cama ...
LISÍSTRATA. Nada de extender ni de salir a ningún sitio.
MUJER PRIMERA. ¿Tengo que dejar que se eche a perder la lana?
LISÍSTRATA. Si hace falta, sí.
(Entra otra mujer.)
MUJER SEGUNDA. ¡Desgraciada de mí, desgraciada!, ¡el lino que he dejado en casa sin
pelar!
LISÍSTRATA. Aquí sale otra en busca del lino sin pelar. ¡Anda, vuelve aquí!
MUJER SEGUNDA. Por la Lucífera, yo sólo voy a pelarlo y vuelvo en seguida.
LISÍSTRATA. No, no lo peles, que si empiezas con eso, otra mujer querrá hacer lo mismo.
(Entra una tercera mujer.)
MUJER TERCERA. Soberana Ilitía, contén el parto hasta que yo llegue a un lugar que no
sea prohibido.
LISÍSTRATA. ¿Qué bobadas dices?
MUJER TERCERA. Estoy a punto de dar a luz.
LISÍSTRATA. ¡Pero si ayer ni siquiera estabas embarazada!
(…)
¡Dichosas mujeres! Basta ya de disparates. Os despepitáis por los hombres, seguro.
(Se dirige a otra de ellas.)
Pero, ¿crees que ellos no se despepitan por nosotras? Terribles, bien lo sé, son las noches
que pasan ellos. Resistid, valientes, y soportadlo un poco de tiempo más, pues según un
oráculo vamos a vencer si no reñimos.
MUJER TERCERA. Léenos lo que dice.
LISÍSTRATA. Pues callaos. “Cuando los pájaros se acurruquen en un solo lugar huyendo
de las abubillas, y se abstengan del falo, se producirá el cese de sus desgracias, y lo que
está encima lo pondrá debajo Zeus, de resonante voz...”
MUJER TERCERA. ¿Que nos tumbaremos nosotras encima?
(…)
LISÍSTRATA. Un hombre, un hombre veo que se acerca trastornado, poseído por los
éxtasis de Afrodita. (…) Sigue por ese camino tan tieso que llevas.
34
(…)
MÍRRINA. (…) ¡es mi marido, Cinesias!
LISÍSTRATA. Lo que tienes que hacer ya es (…) engatusarlo con el quiero y no quiero, y
decirle que sí a todo menos a lo que conoce la copa.
(…)
CINESIAS. Yo, esto (Señala su miembro), por Zeus, si quieres. Esto es lo que tengo, y lo
que tengo te lo doy.
LISÍSTRATA. Pues hala, voy a bajar a llamártela (a su mujer, Mirrina).
(Se va.)
CINESIAS. A toda prisa. Pues ninguna ilusión tengo por la vida, desde el momento en que
ella se marchó de casa; sufro al entrar en ella, que todo me parece desierto. La comida,
ningún gusto me da comerla. Es que estoy empalmado.
(…)
MÍRRINA. Y, ¿dónde se podría hacer eso, desdicha de hombre? (…) Hala, pues voy a traer
una cama para nosotros dos.
CINESIAS. De eso nada. Nos basta con el suelo.
MÍRRINA. No, por Apolo, aunque seas así, no te haré acostarte en el suelo.
CINESIAS. Desde luego mi mujer me quiere, está clarísimo.
(Regresa MÍRRINA con la cama.)
MÍRRINA. Aquí está, échate, acaba ya, que yo me voy desnudando. Pero, la cosa esta, la
esterilla, hay que traerla.
CINESIAS. ¿Qué rayo de esterilla? Para mí no.
MÍRRINA. Sí, por Ártemis, que encima del jergón da vergüenza.
CINESIAS. Déjame que te bese.
MÍRRINA. Espera.
(Sale MÍRRINA.)
CINESIAS. ¡Ay, ay, ay! Vuelve a toda prisa.
(Vuelve con una esterilla.)
MÍRRINA. Aquí está la esterilla. Échate, que ya me desnudo. Pero, la cosa esa, la
almohada, no tienes.
CINESIAS. No me hace ninguna falta.
MÍRRINA. Por Zeus, a mí sí.
(Sale MÍRRINA.)
CINESIAS. ¿Pero es que el cipote este es Heracles convidado a un banquete?
(Vuelve MÍRRINA.)
MÍRRINA. Levántate, alza. (Le pone la almohada.) Ya tengo todo.
CINESIAS. Todo, seguro. Ven aquí, tesoro.
MÍRRINA. El sujetador me lo suelto ya. Y recuerda: no vayas a engañarme en lo de hacer
las paces.
CINESIAS. ¡Que me muera, por Zeus!
MÍRRINA. ¡Pero si no tienes manta!
CINESIAS. Por Zeus, ni la necesito; joder es lo que quiero.
MÍRRINA. Descuida, eso lo harás, que vengo en seguida.
(Sale.)
CINESIAS. La tía esta me va hacer polvo por culpa de las mantas.
(Entra MÍRRINA.)
MÍRRINA. Ponte erguido.
CINESIAS. Bien erguida está esta. (Señala el miembro.)
MÍRRINA. ¿Quieres que te eche perfume?
CINESIAS. No, por Apolo, a mí no.
35
MÍRRINA. Sí, por Afrodita, quieras o no.
(Sale.)
(…)
(Vuelve)
Eso voy a hacer, por Ártemis. Ya estoy descalza, por lo menos. Pero, vida mía, tienes que
votar que se haga la paz.
CINESIAS. Lo tendré en cuenta.
(MÍRRINA se va.)
Me ha matado, me ha hecho trizas mi mujer, y encima de todo lo demás, se marcha y me
deja así, descapullado. ¡Ay!, ¿qué hago? ¿A quién joderé, rechazado por la más guapa de
todas? ¿Cómo cuidaré a esta cría? (Señala el miembro.) ¿Dónde está el Perrozorro? (4)
Alquílame la nodriza. (4) sobrenombre del dueño de un burdel.
(…)
HERALDO. Shiquiyo, como erardo vengo de Ehparta, ¡pol loh doh diozeh!, para tratá de la
pá.
PRÍTANIS. ¿Y te vienes con una lanza debajo del brazo?
HERALDO. No, por Seuh, yo no.
PRÍTANIS. ¿Para dónde te vuelves? ¿Y porqué te echas por delante la clámide? ¿Es que
tienes un bulto en la ingle por culpa del viaje?
HERALDO. Ehtá pirado er tío éhte, po Cáhto.
PRÍTANIS.
(Le aparta la clámide.)
La tienes tiesa, desgraciado.
(…)
HERALDO. Tieza ehtá toda Lasedemonia, y todoh loh aliadoh ettán emparmadoh. Noh
jasen farta lob cuencoh.
PRITANIS. ¿Y cómo andáis?
HERALDO. Heshoh porvo, que vamoh pol la ciudá encorvadoh, como zi yeváramoh una
lámpara. Pueh lah muhereh no noh deban ni ziquiera tocal les er mirto ahta que todoh, en
común, agamoh lah paseh en Gresia.
PRÍTANIS. El asunto este es una conspiración de todas las mujeres, ahora lo veo. Rápido,
di que envíen aquí embajadores con plenos poderes para tratar de la paz. Y yo le diré al
Consejo que elija a otros embajadores de aquí, enseñándoles el cipote este.
(…)
LISÍSTRATA. No es difícil la cosa, si se les coge llenos de deseo y sin que intenten nada
unos contra otros. Pronto lo sabré. ¿Dónde está Conciliación?
(Aparece CONCILIACIÓN personificada en una chica desnuda.)
Coge y trae primero a los laconios, no con mano arisca e insolente, ni a lo bruto como
hacían nuestros hombres, sino como suelen hacerlo las mujeres, muy amistosamente. Al
que no te dé la mano, tráetelo del cipote. (CONCILIACIÓN trae a los laconios.) Ahora ve y
trae a estos atenienses; por donde te dejen, cógelos y tráemelos.(Trae a los atenienses.)
Laconios, colocaos junto a mí, y vosotros (a los atenienses) a este lado, y escuchad mis
palabras: “Mujer soy, pero tengo inteligencia” (4) “Por mí misma no discurro mal, y de mi
padre y mis antepasados las palabras muchas tras haber oído, no estoy mal instruida.”
(4) Cita de Melanipa la Sabia, de Eurípides.
36
(…)
LISÍSTRATA. Hala, como todo lo demás ha salido muy bien, llevaos, laconios, con vosotros
a estas (Señala a las mujeres espartanas), y vosotros, a estas de aquí (Señala a las
mujeres atenienses). Que el marido esté junto a su mujer, y la mujer junto a su marido, y,
después de bailar en honor de los dioses por estos sucesos felices, que tengamos cuidado
en lo sucesivo de no volver a cometer errores nunca más.
(…)
Actividades:
1.- Señala las características propias de la comedia clásica griega en esta obra: tema,
personajes, lenguaje, humor situacional…
2.- Extrae elementos con los que puedas analizar la situación del mujer en la Grecia clásica
y ten presente la que hemos analizado en otras obras clásicas: ¿dirías que casi 26 siglos
después ha cambiado mucho? Argumenta tu respuesta.
3.- Lisístrata se considera una obra “feminista”. Argumenta ampliamente esta afirmación
basándote en estos fragmentos.
Sin embargo, al final de la obra Lisístrata estará en escena… pero callada. Son los
hombres quienes vuelven a tomar el mando y la voz.
4.- El humor surge, en muchas ocasiones, de la dilogía, el uso de una palabra con un
doble significado (el segundo, de carácter erótico). Localiza ejemplos en estos fragmentos.
5.- El 3 de marzo de 2003, con motivo de la guerra de Irak, se creó The Lysistrata Project
(http://www.lysistrataproject.org/) en todo el mundo.
En la entrada de wikipedia “huelga sexual”
(https://es.wikipedia.org/wiki/Huelga_sexual) encontrarás actuaciones que mujeres
contemporáneas han realizado, imitando a Lisístrata, en conflictos bélicos que estaban
sufriendo .
ESOPO (S. VI a. de C.)
Fábulas. El cuervo y la zorra.
Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.
Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al
cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no
había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo
afectaba el hecho de que no tuviera voz.
El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para
lanzar con orgullo fuertes gritos.
La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:
37
-Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría
realmente para ser el rey de las aves.
Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.
Actividades:
1.- Recuerda qué es una fabula y aplica esa definición a esta.
2.- Esta fábula ha sido recreada en la literatura española a lo largo de los siglos. Localiza
las composiciones de: el Arcipreste de Hita (s. XIV) en el Libro de Buen Amor; Don
Juan Manuel (S. XIV), en El Conde Lucanor; y Samaniego (S. XVIII), en sus Fábulas.
Pero también en otras lenguas encontramos versiones de la fábula de Esopo: por
ejemplo, Le Corbeau et le Renard, del francés La Fontaine, a quien encontrarás en el
tema del siglo XVIII, el Neoclasicismo.
Realiza un análisis comparativo de las cuatro historias con respecto a su original.
LITERATURA LATINA
PLAUTO (254-184 a. de C.)
Anfitrión
Júpiter desea a Alcmena, la mujer de Anfitrión, y aprovechando la ausencia de su
marido, toma el aspecto físico de este para acostarse con su esposa. Le ayuda Mercurio,
quien, a su vez, ha tomado el aspecto de Sosia, el esclavo de Anfitrión. De este modo,
cuando regresan los verdaderos Anfitrión y Sosia, el enredo está servido.
Al final, Alcmena dará a luz dos hijos: Hércules (hijo de Júpiter) e Ificles (hijo de
Anfitrión).
ACTO V, ESCENA PRIMERA
BROMIA: (…) (Dándose cuenta de ANFITRIÓN) Pero, ¿qué es esto? ¿Quién es este viejo
que está ahí caído junto a la puerta de casa? ¿Lo ha tocado un rayo de Júpiter? Lo creo,
¡por Pólux!, porque está tendido como si estuviera muerto. Voy a ver quién es.
(Descubriendo la cara de ANFITRIÓN) ¡Pero si es Anfitrión, mi amo! (Intenta incorporarlo)
¡Anfitrión!
ANFITRIÓN: ¡Estoy muerto!
BROMIA: ¡Levántate!
ANFITRIÓN: ¡Soy un hombre acabado!
BROMIA: ¡Dame la mano!
38
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad
Literatura de la Antigüedad

Más contenido relacionado

Similar a Literatura de la Antigüedad

El joven y el caballero
El joven y el caballeroEl joven y el caballero
El joven y el caballeroMargaGutierrez
 
Plan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de Enero
Plan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de EneroPlan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de Enero
Plan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de EneroPaolis Villarreal
 
Pachatantra 120213192711-phpapp02
Pachatantra 120213192711-phpapp02Pachatantra 120213192711-phpapp02
Pachatantra 120213192711-phpapp02Alfoncina Valencia
 
Sesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docx
Sesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docxSesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docx
Sesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docxScarlettBenavides
 
32 coincidir octubre
32 coincidir octubre32 coincidir octubre
32 coincidir octubremaliciapino
 
154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)
154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)
154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)Claudia Mera Vargas
 
Seminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la Literatura
Seminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la LiteraturaSeminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la Literatura
Seminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la LiteraturaMelissa M.
 
25 cuentos ruben_-dario
25 cuentos ruben_-dario25 cuentos ruben_-dario
25 cuentos ruben_-darioGabyMusic
 
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015colegiolascumbres
 
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015colegiolascumbres
 
Plan de trabajo simultáneo 56
Plan de trabajo simultáneo 56Plan de trabajo simultáneo 56
Plan de trabajo simultáneo 56Elizabeth Guevara
 

Similar a Literatura de la Antigüedad (20)

Literatura india
Literatura indiaLiteratura india
Literatura india
 
Ficha
FichaFicha
Ficha
 
El joven y el caballero
El joven y el caballeroEl joven y el caballero
El joven y el caballero
 
Plan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de Enero
Plan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de EneroPlan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de Enero
Plan de trabajo simultaneo del 2 al 13 de Enero
 
Pachatantra 120213192711-phpapp02
Pachatantra 120213192711-phpapp02Pachatantra 120213192711-phpapp02
Pachatantra 120213192711-phpapp02
 
Pachatantra
PachatantraPachatantra
Pachatantra
 
Pachatantra
PachatantraPachatantra
Pachatantra
 
La gallinaserafina
La gallinaserafinaLa gallinaserafina
La gallinaserafina
 
Sesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docx
Sesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docxSesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docx
Sesion-de-Comunicacion-Oraciones-Simples-y-Compuestas.docx
 
32 coincidir octubre
32 coincidir octubre32 coincidir octubre
32 coincidir octubre
 
154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)
154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)
154867920 lectura-4-ano-pepito-y-sus-libruras (1)
 
Seminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la Literatura
Seminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la LiteraturaSeminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la Literatura
Seminario sobre la enseñanza aprendizaje de la lengua y la Literatura
 
25 cuentos ruben_-dario
25 cuentos ruben_-dario25 cuentos ruben_-dario
25 cuentos ruben_-dario
 
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
 
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
Lit 5to-1ertrimestre-dic-2015
 
01 16 mensaje a los gnosticos arratas www.gftaognosticaespiritual.org
01 16 mensaje a los gnosticos arratas www.gftaognosticaespiritual.org01 16 mensaje a los gnosticos arratas www.gftaognosticaespiritual.org
01 16 mensaje a los gnosticos arratas www.gftaognosticaespiritual.org
 
Plan de trabajo simultáneo 56
Plan de trabajo simultáneo 56Plan de trabajo simultáneo 56
Plan de trabajo simultáneo 56
 
Europa
EuropaEuropa
Europa
 
Tertulia de botigas prodigiosas
Tertulia de botigas prodigiosasTertulia de botigas prodigiosas
Tertulia de botigas prodigiosas
 
4degejerciciosprimermomento
4degejerciciosprimermomento4degejerciciosprimermomento
4degejerciciosprimermomento
 

Más de Elena Vázquez Martínez (20)

Yo solo quiero bailar
Yo solo quiero bailarYo solo quiero bailar
Yo solo quiero bailar
 
Hamlet
Hamlet Hamlet
Hamlet
 
Las cartas al director
Las cartas al directorLas cartas al director
Las cartas al director
 
La entrevista
La entrevistaLa entrevista
La entrevista
 
El editorial
El editorialEl editorial
El editorial
 
Abuelas Pablo
Abuelas PabloAbuelas Pablo
Abuelas Pablo
 
La muerte de ivan illich
La muerte de ivan illichLa muerte de ivan illich
La muerte de ivan illich
 
Renacimiento
RenacimientoRenacimiento
Renacimiento
 
El principito
El principitoEl principito
El principito
 
Edad Media
Edad MediaEdad Media
Edad Media
 
Cohesión textual
Cohesión textualCohesión textual
Cohesión textual
 
La hija del sepulturero
La hija del sepultureroLa hija del sepulturero
La hija del sepulturero
 
Literatura del siglo XVI: Renacimiento
Literatura del siglo XVI: RenacimientoLiteratura del siglo XVI: Renacimiento
Literatura del siglo XVI: Renacimiento
 
Diana en la red
Diana en la redDiana en la red
Diana en la red
 
El español de América
El español de AméricaEl español de América
El español de América
 
Las lenguas del estado español
Las lenguas del estado españolLas lenguas del estado español
Las lenguas del estado español
 
Alicia en el país de las maravillas
Alicia en el país de las maravillasAlicia en el país de las maravillas
Alicia en el país de las maravillas
 
Edipo
EdipoEdipo
Edipo
 
Kafka. Biografía
Kafka. BiografíaKafka. Biografía
Kafka. Biografía
 
El diario de Manjou
El diario de ManjouEl diario de Manjou
El diario de Manjou
 

Último

TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOSTEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOSjlorentemartos
 
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcciónEstrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcciónLourdes Feria
 
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxzulyvero07
 
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...JonathanCovena1
 
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoHeinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoFundación YOD YOD
 
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdfNeurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdfDemetrio Ccesa Rayme
 
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfCuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfNancyLoaa
 
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAJAVIER SOLIS NOYOLA
 
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptxTECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptxKarlaMassielMartinez
 
Historia y técnica del collage en el arte
Historia y técnica del collage en el arteHistoria y técnica del collage en el arte
Historia y técnica del collage en el arteRaquel Martín Contreras
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAEl Fortí
 
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...Lourdes Feria
 
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdf
plan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdfplan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdf
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdfenelcielosiempre
 
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADCALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADauxsoporte
 
Dinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dDinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dstEphaniiie
 
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptxRegistro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptxFelicitasAsuncionDia
 
Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdf
Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdfCurso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdf
Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdfFrancisco158360
 
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMarjorie Burga
 

Último (20)

TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOSTEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
TEMA 13 ESPAÑA EN DEMOCRACIA:DISTINTOS GOBIERNOS
 
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcciónEstrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
 
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptxACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
ACUERDO MINISTERIAL 078-ORGANISMOS ESCOLARES..pptx
 
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
 
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativoHeinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
Heinsohn Privacidad y Ciberseguridad para el sector educativo
 
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdfNeurociencias para Educadores  NE24  Ccesa007.pdf
Neurociencias para Educadores NE24 Ccesa007.pdf
 
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfCuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
 
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
 
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptxTECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
TECNOLOGÍA FARMACEUTICA OPERACIONES UNITARIAS.pptx
 
Historia y técnica del collage en el arte
Historia y técnica del collage en el arteHistoria y técnica del collage en el arte
Historia y técnica del collage en el arte
 
Unidad 3 | Metodología de la Investigación
Unidad 3 | Metodología de la InvestigaciónUnidad 3 | Metodología de la Investigación
Unidad 3 | Metodología de la Investigación
 
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURAFORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
FORTI-MAYO 2024.pdf.CIENCIA,EDUCACION,CULTURA
 
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
 
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdf
plan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdfplan de capacitacion docente  AIP 2024          clllll.pdf
plan de capacitacion docente AIP 2024 clllll.pdf
 
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDADCALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
CALENDARIZACION DE MAYO / RESPONSABILIDAD
 
Dinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dDinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes d
 
Presentacion Metodología de Enseñanza Multigrado
Presentacion Metodología de Enseñanza MultigradoPresentacion Metodología de Enseñanza Multigrado
Presentacion Metodología de Enseñanza Multigrado
 
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptxRegistro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
 
Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdf
Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdfCurso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdf
Curso = Metodos Tecnicas y Modelos de Enseñanza.pdf
 
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grandeMAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
MAYO 1 PROYECTO día de la madre el amor más grande
 

Literatura de la Antigüedad

  • 1. LITERATURA DE LA ANTIGÜEDAD ÍNDICE LITERATURA HEBREA ................................................................................................................................................. 1 LITERATURA INDIA....................................................................................................................................................... 4 LITERATURA GRIEGA.................................................................................................................................................... 5 HOMERO (S. VIII a. de C.)......................................................................................................................................... 5 Ilíada ............................................................................................................................................................................... 5 Odisea.............................................................................................................................................................................. 8 Himno a Afrodita...................................................................................................................................................... 14 Lo que uno ama......................................................................................................................................................... 14 La pasión...................................................................................................................................................................... 15 Dulce y amargo......................................................................................................................................................... 16 EL TEATRO GRIEGO..................................................................................................................................................... 16 Prometeo encadenado........................................................................................................................................... 16 Antígona (442 a. de C.)........................................................................................................................................... 18 Edipo Rey (430 a. de C.)........................................................................................................................................ 25 Medea............................................................................................................................................................................ 25 Lisístrata...................................................................................................................................................................... 31 Fábulas. El cuervo y la zorra................................................................................................................................ 37 LITERATURA LATINA................................................................................................................................................. 38 Anfitrión....................................................................................................................................................................... 38 Eneida (29-19 a. de C.)........................................................................................................................................... 40 Epodos.......................................................................................................................................................................... 42 Odas / Carmina......................................................................................................................................................... 43 Metamorfosis............................................................................................................................................................. 44 LITERATURA DE LA ANTIGÜEDAD LITERATURA HEBREA LA BIBLIA: Cantar de los Cantares (S. IV a. de C.) 1
  • 2. PRELUDIO Que me bese con besos de su boca porque mejores son tus amores que el vino. Tus ungüentos tienen olor agradable, tu nombre es como ungüento purificado; por eso te aman las doncellas. PRIMER CANTAR LA AMADA: Soy morena, pero hermosa hijas de Jerusalén, como las tiendas de Quedar, (1) como las carpas de Salem. (2) No se fijen en mi tez morena: he sido tostada por el sol. Los hijos de mi madre se irritaron contra mí, me pusieron a cuidar las viñas, ¡y a mi propia viña no la pude cuidar! ¡Qué hermoso eres, amado mío, qué encanto! Dime, amado de mi alma, dónde llevas a pastar el rebaño, dónde lo haces descansar al mediodía, para que yo no ande vagando junto a los rebaños de tus compañeros. CORO DE PASTORES: Si tú no lo sabes, ¡la más bella de las mujeres! sigue las huellas del rebaño y lleva a pastar tus cabritos junto a las cabañas de los pastores. EL AMADO: Yo te comparo, amada mía, a una yegua uncida al carro del Faraón. ¡Qué hermosas son tus mejillas entre los pendientes y tu cuello entre los collares! Te haremos pendientes de oro con incrustaciones de plata. LA AMADA Mientras el rey (3) está en su diván, mi nardo (4) exhala su perfume. Mi amado es para mí una bolsita de mirra (5) que descansa entre mis pechos. Mi amado es para mí un racimo de alheña (6) en las viñas de Engadí. (7) 2
  • 3. EL AMADO: ¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos son palomas! LA AMADA: ¡Qué hermoso eres, amado mío, eres realmente encantador! Nuestro lecho es de flores; las vigas de nuestra casa, de cedro; y nuestro techo, de ciprés. (1) las tiendas de Quedar: en el desierto de Siria; se confeccionaban con el pelo negro de las cabras. En el interior de estas tiendas se guardaban los bienes de sus dueños. (2) Salem: Jerusalén. (3) rey: aquí, el Amado. (4) nardo: aquí, imagen del corazón. (5) mirra: sustancia aromática que se obtenía de la resina de un árbol y que se utilizaba para elaborar perfumes y ungüentos. (6) Alheña: planta de la que se extrae la henna. (7) Engadí: bellísimo oasis cerca de la orilla occidental del Mar Muerto, en el que se refugió David huyendo de su perseguidores. Actividades: 1.- Describe a los dos protagonistas, tanto desde el punto de vista físico como emocional. Soy morena, pero hermosa, dice la Amada. ¿A qué se debe el color de su piel? Recuerda la figura de la “morenica” en la lírica tradicional castellana. 2.- El Cantar de los Cantares es un diálogo amoroso incluido en un texto religioso, la Biblia. ¿Quién será el Amado? ¿y la Amada? Desde la perspectiva religiosa, ¿cómo interpretarías este fragmento? El Cantar de los Cantares es la base creativa para el Cántico espiritual. De esta obra, recuerda: autor, siglo, movimiento literario y resumen de la misma. 3.- Fíjate en la presencia del Coro de pastores: ¿a quién se dirige? ¿Qué le aconseja, tanto desde el punto de vista amoroso como religioso? 4.- En el poema se puede apreciar un cierto dinamismo: ¿qué palabras se emplean para generar esa sensación de movimiento? ¿Qué relación guarda con el contenido y el sentido del Cantar? 5.- Tanto el Cantar de los Cantares como el Cántico espiritual presentan una estructura dialogada. ¿Crees que la intensidad comunicativa sería distinta si fuera un texto narrativo 3
  • 4. en 3ª persona, sin intervención directa de los personajes? Argumenta tu respuesta. 6.- Analicemos ahora el estilo de este fragmento: 6.1.- Identifica todos los tipos de paralelismo propios de la literatura tradicional y, por lo tanto, de la literatura bíblica. 6.2.- Localiza y comenta las metáforas fijándote en sus términos reales y, por consiguiente, en el mundo al que se refieren y en el que se contextualiza la obra. 6.3.- Analiza los campos semánticos más destacados de este fragmento. LITERATURA INDIA Panchatantra: La olla rota (S. III a. de C.) En cierto lugar vivía un brahmán llamado Svabhakripana, que tenía una olla llena de arroz que le habían dado de limosna y que le había sobrado de la comida. Colgó esta olla en un clavo en la pared, puso su cama debajo y pasó la noche mirándola sin quitarle la vista de encima, pensando así: -Esa olla está completamente llena de harina de arroz. Si sobreviene ahora una época de hambre podré sacarle cien monedas de plata. Con las monedas compraré un par de cabras. Como estas crían cada seis meses, reuniré todo un rebaño. Después, con las cabras compraré vacas. Cuando las vacas hayan parido, venderé las terneras. Con las vacas compraré búfalas. Con las búfalas, yeguas. Cuando las yeguas hayan parido, tendré muchos caballos. Con la venta de estos reuniré gran cantidad de oro. Por el oro me darán una casa de cuatro salas. Entonces vendrá a mi casa un brahmán y me dará en matrimonio a su hija hermosa y bien dotada. Ella dará a luz un hijo. Al hijo le llamaré Somarsamán. Cuando tenga edad para saltar sobre mis rodillas, cogeré un libro, me iré a las caballerizas y me pondré a estudiar. Entonces me verá Somarsamán y, deseoso de mecerse sobre mis rodillas, dejará el regazo de su madre y vendrá hacia mí, acercándose a los caballos. Yo, enfadado, gritaré a la brahmana: “¡Coge al niño!” Pero ella, ocupada en las faenas, no oirá mis palabras. Yo me levantaré entonces y le daré un puntapié. Tan embargado estaba en estos pensamientos, que dio un puntapié y rompió la olla, y él quedó todo blanco con la harina de arroz que había dentro y que le cayó encima. Por eso digo yo: El que hace sobre el porvenir proyectos irrealizables se queda blanco como el padre de Somarsamán. Actividades: 1.- Qué es un brahmán. 2.- El relato de La olla rota ha pervivido a lo largo de los siglos y en muy diversas literaturas. Localiza y lee las fábulas que, siguiendo al mismo, han escrito: Esopo, el Arcipreste de Hita, La Fontaine y Samaniego; indica también a qué época pertenecían estos autores. Posteriormente realiza un análisis comparativo de estos cinco textos. 4
  • 5. LITERATURA GRIEGA HOMERO (S. VIII a. de C.) Ilíada Resumen de la obra en Reo de nocturnidad, canal educativo: https://www.youtube.com/watch?v=R13ZUlVV9AU CANTO I Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves -cumplíase la voluntad de Zeus- desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles. Actividades: 1.- El inicio de la Iliada constituye una brevísima introducción sobre lo que sucederá en la obra y el porqué de esos hechos: interprétalo. CANTO I: AQUILES ENTREGA A BRISEIDA: Así habló y Patroclo obedeció a su compañero, y sacó de la tienda a Briseida, la de las bellas mejillas, y se la dio para llevarla. Volvieron a las naves de los aqueos, y la mujer marchó con ellos de mala gana. A su vez, Aquiles se apartó al punto de sus compañeros y se echó a llorar sentado sobre la ribera del canoso mar, mirando al ilimitado ponto (1). Muchas plegarias dirigió a su madre, extendiendo los brazos: “¡Madre! Ya que me diste a luz para una vida efímera, honor me debió haber otorgado el olímpico Zeus altitonante (2). Ahora bien, ni una pizca me ha otorgado, pues Atrida Agamenón, señor de los anchos dominios, me ha deshonrado y quitado el botín y lo retiene en su poder”. Así habló vertiendo lágrimas, y le oyó su augusta madre sentada en los abismos del mar al lado de su anciano padre y al punto emergió, como nubareda de polvo del ancho mar. Se sentó delante de él, que seguía vertiendo lágrimas, lo acarició con la mano, lo llamó con todos sus nombres y dijo: “¡Hijo! ¿Por qué lloras? ¿Qué pena invade tus mientes? Habla, no la ocultes en tu pensamiento, sepámosla ambos”. (1) ponto: nombre dado por los griegos a las tierras del noreste de Asia Menor (actual Turquía). (2) altitonante: que truena desde lo alto. Actividades: 1.- Sitúa este fragmento dentro de la obra y las consecuencias que se derivarán del mismo: cómo actuará Aquiles a partir de este momento, qué sucederá con Patroclo y cómo reaccionará entonces su amante. 2.- Localiza quién era la madre de Aquiles y, por lo tanto, por qué estaba sentada en los abismos del mar. Infórmate también de cómo y por qué otorgó la inmortalidad de su hijo… menos en una parte de su cuerpo, ¿cuál? 3.- El uso de epítetos épicos es propio del género épico. Recuerda qué es un epíteto épico y localiza alguno en este fragmento. 5
  • 6. 4.- Briseida: ¿cómo eran utilizadas las mujeres en la guerra? Esta situación se sigue dando hoy en día. Recaba información y elabora un texto expositivo en el que analices los abusos que sufren y han sufrido las mujeres en guerras contemporáneas: - los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, - los rusos cuando entraron en Berlín en ese mismo periodo (recomendable la lectura de Una mujer en Berlín, de Marta Hillers), - las violaciones masivas en la guerra de Bosnia o en el Congo, - el trato que reciben las mujeres por parte del EI (Ejército o Estado Islámico) también llamado ISIS, o Dáesh. - la violencia sexual en América: Colombia, México… - … Para una reflexión más profunda, te recomendamos este artículo de María Vilellas, Cuando la violencia sexual es arma de guerra, publicado en Píkara Magazine on line: http://www.pikaramagazine.com/2015/06/cuando-la-violencia-sexual-es-arma-de-guerra/ CANTO XXII: DESPEDIDA DE HÉCTOR Y ANDRÓMACA La esposa de Héctor, de broncíneo casco, le salió entonces al paso y con ella se acercó la sirvienta, llevando en su regazo al delicado niño, todavía sin habla, el preciado Hectórida, semejante a un bello astro. Héctor solía llamarlo Escamandrio, pero los demás Astianacte ("protector de la ciudad"); pues Héctor era el único que protegía Ilio (1). Este sonrió mirando al niño en silencio, y Andrómaca se detuvo cerca, derramando lágrimas; le asió la mano, lo llamó con todos sus nombres y le dijo: "¡Desdichado! Tu furia te perderá. Ni siquiera te apiadas de tu tierno niño ni de mí, infortunada, que pronto viuda de ti quedaré. Pues pronto te matarán los aqueos, atacándote todos a la vez. Y para mí mejor sería, si te pierdo, sumergirme bajo tierra. Pues ya no habrá otro consuelo, cuando cumplas tu hado, sino solo sufrimientos. No tengo padre ni augusta madre: a mi padre lo mató Aquiles, de la casta de Zeus, cuando saqueó la bien habitada ciudad de los cilicios, Teba, la de elevadas puertas. (…) Y los siete hermanos míos que había en el palacio todos ellos el mismo día, penetraron dentro de Hades; pues a todos mató el divino Aquiles, de pies protectores, (…). A mi madre, que reinaba bajo el boscoso Placo, tras traerla aquí con las demás riquezas, la liberó de regreso, luego de recibir inmensos rescates, y en el palacio de su padre le disparó la sagitaria Artemis. ¡Oh Héctor! Tú eres para mí mi padre y mi augusta madre, y también mi hermano, y tú eres mi lozano esposo. Ea, compadécete ahora y quédate aquí, sobre la torre. No dejes a tu niño huérfano, ni viuda a tu mujer. (…) Le dijo, a su vez, el alto Héctor, de tremolante penacho: "También a mí me preocupa todo eso, mujer; pero tremenda vergüenza me dan los troyanos y troyanas, de rozagantes mantos, si como un cobarde trato de escabullirme lejos del combate. También me lo impide el ánimo, pues he aprendido a ser valiente en todo momento y a luchar entre los primeros troyanos, tratando de ganar gran gloria para mi padre y para mí mismo. Bien sé yo esto en mi mente y en mi ánimo: habrá un día en que seguramente perezca la sacra Ilio, y Príamo y la hueste de Príamo, el de buena lanza de fresno. Mas no me importa tanto el dolor de los troyanos en el futuro ni el de la propia Hécuba ni el del soberano Príamo ni el de mis hermanos, que, muchos y valerosos, puede que caigan en el polvo bajo los enemigos, como el tuyo, cuando uno de los aqueos, de broncíneas túnicas, te lleve envuelta en lágrimas y te prive del día de la libertad; (…). Y alguna vez quizá diga alguien al verte derramar lágrimas: "Esta es la mujer de Héctor, el que descollaba en la lucha sobre los troyanos, domadores de caballos, cuando se batían 6
  • 7. por Ilio." Así dirá alguien alguna vez, y tú sentirás un renovado dolor por la falta del marido que te proteja del día de la esclavitud. Mas ojalá que un montón de tierra me oculte, ya muerto, antes de oír tu grito y ver cómo te arrastran." Tras hablar así, el preclaro Héctor se estiró hacia su hijo. Y el niño hacia el regazo de la nodriza, de bello ceñidor, retrocedió con un grito, asustado del aspecto de su padre. Lo intimidaron el bronce y el penacho de crines de caballo, al verlo oscilar temiblemente desde la cima del casco. Y se echó a reír su padre, y también su augusta madre. Entonces el esclarecido Héctor se quitó el casco de la cabeza y lo depositó, resplandeciente, sobre el suelo. Después, tras besar a su hijo y mecerlo en los brazos, dijo elevando una plegaria a Zeus y a los demás dioses: "¡Zeus y demás dioses! Concededme que este niño mío llegue a ser como yo, sobresaliente entre los troyanos, igual de valeroso en fuerza y rey con poder soberano en Ilio. Que alguna vez uno diga de él: "Es mucho mejor que su padre", al regresar del combate. Y que traiga ensangrentados despojos del enemigo muerto y que a su madre se le alegre el corazón." Tras hablar así, en los brazos de su esposa puso a su hijo, y esta lo acogió en su fragante regazo, entre lágrimas riendo. Su marido se compadeció al notarlo, la acarició con la mano, la llamó con todos sus nombres y dijo: "¡Desdichada! No te aflijas demasiado por mí en tu ánimo, que ningún hombre me precipitará al Hades contra el destino. De su suerte te aseguro que no hay ningún hombre que escape, ni cobarde ni valeroso, desde el mismo día en que ha nacido. Mas ve a casa y ocúpate de tus labores, el telar y la rueca, y ordena a las sirvientas aplicarse a la faena. Del combate se cuidarán los hombres todos que en Ilio han nacido y yo, sobre todo." Tras hablar así, el esclarecido Héctor cogió el casco hecho de crines de caballo, mientras su esposa marchaba a casa volviéndose de vez en cuando y derramando lozanas lágrimas. (…) Su marido se compadeció al notarlo, la acarició con la mano, la llamó con todos sus nombres. (1) Ilio: Troya. Actividades: 1.- Sitúa este fragmento dentro de la obra e infórmate sobre si se cumplen los presagios de los esposos: qué sucedió con Héctor, con Andrómaca y con su hijo. 2.- Analiza la psicología de estos dos personajes. 3.- ¿Quién era el padre de Héctor? Localiza de qué modo participó en la guerra de Troya y cómo acabó su vida. 4.- ¿Quién era la madre de Héctor? Infórmate sobre qué sucedió con ella tras la guerra de Troya. 5.- Cuáles eran las labores propias de las mujeres en Troya. 6.- Justifica qué función puede tener este fragmento, de carácter sentimental y familiar, dentro de una obra épica. ¿Pertenece a una parte de tensión o de distensión dentro de la narración? 7.- Localiza los epítetos épicos. 7
  • 8. Hécuba, de Eurípides, en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida: https://www.youtube.com/watch?v=tqCmQ5WI1iE Agustín García Calvo recita, en español y griego clásico (a partir del minuto 3:35), el inicio del Libro IV de la Iliada: https://www.youtube.com/watch? time_continue=1&v=nqXdbdWbmow Odisea Resumen de la obra en Reo de nocturnidad, canal educativo: https://www.youtube.com/watch?v=xnZar0NUGyM CANTO I: El aedo famoso cantaba ante ellos sentados, silenciosos; cantaba el aciago regreso que Palas Atenea infligió a los aqueos de vuelta de Troya. Desde arriba, en la casa, escuchaba la hija de Icario, la discreta Penélope, el canto, y al alma llegábale. De su alcoba bajó por la larga escalera, no sola porque dábanle fiel compañía a su lado dos siervas. Y al llegar ante los pretendientes, la joven divina se paró y apoyó en la columna que el sólido techo sustentaba, y un espléndido velo caíale sobre sus mejillas, y a un lado y a otro a las siervas tenía. Y con llanto en los ojos hablóle al aedo divino: “Tú que sabes, ¡oh Femio!, contar cosas gratas al hombre, gestas de héroes y dioses, que luego el aedo celebra, cántales una de ellas, sentado a su lado; en silencio beban ellos el vino, mas cesa este cántico triste porque mi corazón se me ansía en el pecho al oírte, pues de mí se apodera un inmenso pesar que no olvido. ¡Ay, tal es la cabeza que lloro al pensar en el héroe cuya fama en la Hélade es tal y en el centro de Argos!” Y, mirándola, prudentemente, le dijo Telémaco: “Madre mía, ¿por qué no deseas que tan digno aedo nos deleite en la forma en que quiera su espíritu hacerlo? Los culpables no son los aedos, es Zeus que concede a cada varón ingenioso lo que a él le parece. (…) Tengan tu corazón y tu mente valor para oírlo, pues no solo Odiseo fue quien perdió en Troya su día del regreso, que innúmeros héroes también lo perdieron. Mas retorna a tu alcoba; en tus propios quehaceres ocúpate: el telar y la rueca, y ordena el trabajo a las siervas, porque hablar corresponde tan sólo a los hombres, a todos y a mí más que a ninguno, pues mío es el mando en la casa”. 8
  • 9. Asombrada, Penélope fuese a su alcoba, pensando todas esas discretas palabras que el hijo había dicho. Y una vez en la alcoba se halló con las siervas reunida, a Odiseo, su amado consorte, lloró hasta que Atenea, la de claras pupilas, posó dulce sueño en sus párpados. Actividades: 1.- Explica la misión del aedo dentro de la literatura épica, y la diferencia con respecto al rapsoda. ¿En qué parte del fragmento se aprecia que es una literatura de transmisión oral? 2.- Infórmate sobre por qué los pretendientes están en el palacio de Penélope, y la actitud que esta mantiene durante toda la obra. 3- Señala las noticias que se aportan sobre la guerra de Troya y, en concreto, qué innúmeros héroes griegos no regresaron a su patria. 4.- Indica qué función se otorga a los dioses que se mencionan en este fragmento. 5.- Localiza un mapa digital en el que se presente el itinerario que siguió Ulises a su regreso a Ítaca, y recuerda las aventuras que vivió en cada una de sus etapas. Si no lo encuentras, puedes consultar este: https://www.youtube.com/watch?v=57qqBkaRqL0 Indica también cuánto tiempo transcurrió desde su partida de Troya y cuántos años duró esta guerra. Su hijo Telémaco era un recién nacido cuando él se fue de Ítaca, por lo tanto, ¿cuántos años tendrá ahora? 6.- Señala cuál era el papel de las mujeres en la antigua Grecia, según este fragmento. CANTO IX: EL CÍCLOPE (…) llegamos a la tierra de los cíclopes, (…) (…). La isla tampoco está ocupada por ganados ni sembrados, (…). En la parte alta del puerto corre un agua resplandeciente, una fuente que surge de la profundidad de una cueva, y en torno crecen álamos. (…). (…) enseguida sacamos de las naves los curvados arcos y las lanzas de largas puntas, y ordenados en tres grupos comenzamos a disparar, y pronto un dios nos proporcionó abundante caza. Me seguían doce naves, y a cada una de ellas tocaron en suerte nueve cabras, y para mí solo tomé diez. Así estuvimos todo el día hasta el sumergirse de Helios, comiendo innumerables trozos de carne y dulce vino; que todavía no se había agotado en las naves el dulce vino, sino que aún quedaba, pues cada uno había guardado mucho en las ánforas cuando tomamos la sagrada ciudad de los Cicones. Echamos un vistazo a la tierra de los Cíclopes que estaban cerca y vimos el humo de sus fogatas y escuchamos el vagido de sus ovejas y cabras. Y cuando Helios se sumergió y sobrevino la oscuridad, nos echamos a dormir sobre la ribera del mar. Cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa, convoqué asamblea y les dije a todos: "Quedaos ahora los demás, mis fieles compañeros, que yo con mi nave y los que me acompañan voy a llegarme a esos hombres para saber quiénes son, (…)” 9
  • 10. Así dije, y me embarqué (…). Y cuando llegamos a un lugar cercano, vimos una cueva cerca del mar, elevada, techada de laurel. Allí pasaba la noche abundante ganado – ovejas y cabras–, y alrededor había una alta cerca construida con piedras hundidas en tierra y con enormes pinos y encinas de elevada copa. Allí habitaba un hombre monstruoso que apacentaba sus rebaños, solo, apartado, y no frecuentaba a los demás, (…). Yo escogí a mis doce mejores compañeros y me puse en camino. Llevaba un pellejo de cabra con negro, agradable vino (…). Llegamos enseguida a su cueva y no lo encontramos dentro, sino que guardaba sus gordos rebaños en el pasto. Conque entramos en la cueva y echamos un vistazo a cada cosa: los canastos se inclinaban bajo el peso de los quesos, y los establos estaban llenos de corderos y cabritillos. (…). Entonces mis compañeros me rogaron que nos apoderásemos primero de los quesos y regresáramos, y que sacáramos luego de los establos cabritillos y corderos y, conduciéndolos a la rápida nave, diéramos velar sobre el agua salada. Pero yo no les hice caso –aunque hubiera sido más ventajoso–, para poder ver al monstruo (…). Así que, encendiendo una fogata, hicimos un sacrificio, repartimos quesos, los comimos y aguardamos sentados dentro de la cueva hasta que llegó conduciendo el rebaño. Traía el Cíclope una pesada carga de leña seca para su comida y la tiró dentro con gran ruido. Nosotros nos arrojamos atemorizados al fondo de la cueva, y él a continuación introdujo sus gordos rebaños, todos cuantos solía ordeñar, y a los machos -a los carneros y cabrones- los dejó a la puerta, fuera del profundo establo. Después levantó una gran roca y la colocó arriba, tan pesada que no la habrían levantado del suelo ni veintidós buenos carros de cuatro ruedas: ¡tan enorme piedra colocó sobre la puerta! Sentóse luego a ordeñar las ovejas y las baladoras cabras, (…). Enseguida puso a cuajar la mitad de la blanca leche en cestas bien entretejidas y la otra mitad la colocó en cubos, para beber cuando comiera y le sirviera de adición al banquete. Cuando hubo realizado todo su trabajo prendió fuego, y al vernos nos preguntó: "Forasteros, ¿quiénes sois? (…)". Así habló, y nuestro corazón se estremeció por miedo a su voz insoportable y a él mismo, al gigante. Pero le contesté con mi palabra y le dije: "Somos aqueos y hemos venido errantes desde Troya, zarandeados por toda clase de vientos sobre el gran abismo del mar, desviados por otro rumbo, por otros caminos, aunque nos dirigimos de vuelta a casa. Así quiso Zeus proyectarlo. Nos preciamos de pertenecer al ejército del átrida Agamenón, cuya fama es la más grande bajo el cielo: ¡tan gran ciudad ha devastado y tantos hombres ha hecho sucumbir! Conque hemos dado contigo y nos hemos llegado a tus rodillas por si nos ofreces hospitalidad y nos das un regalo, como es costumbre entre los huéspedes. Ten respeto, excelente, a los dioses; somos tus suplicantes y Zeus es el vengador de los suplicantes y de los huéspedes, Zeus Hospitalario, quien acompaña a los huéspedes, a quienes se debe respeto." Así hablé, y él me contestó con corazón cruel: "Eres estúpido, forastero, o vienes de lejos, tú que me ordenas temer o respetar a los dioses, pues los cíclopes no se cuidan de Zeus (...), ni de los dioses felices. Pues somos mucho más fuertes. No te perdonaría ni a ti ni a tus compañeros, si el ánimo no me lo ordenara, por evitar la enemistad de Zeus. (…)." (…) lanzóse y echó mano a mis compañeros. Agarró a dos a la vez y los golpeó contra el suelo como a cachorrillos, y sus sesos se esparcieron por el suelo empapando la tierra. Cortó en trozos sus miembros, se los preparó como cena y se los comió, como un león montaraz, sin dejar ni sus entrañas ni sus carnes ni sus huesos llenos de meollo. (…) Cuando el Cíclope había llenado su enorme vientre de carne humana (…), se tumbó dentro de la cueva, tendiéndose entre los rebaños. Entonces yo tomé la decisión en mi magnánimo corazón de acercarme a este, sacar la aguda espada de junto a mi muslo y 10
  • 11. atravesarle el pecho por donde el diafragma contiene el hígado y la tenté con mi mano. Pero me contuvo otra decisión, pues allí hubiéramos perecido también nosotros con muerte cruel: no habríamos sido capaces de retirar de la elevada entrada la piedra que había colocado. Así que llorando esperamos a Eos divina. Y cuando se mostró Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa, se puso a encender fuego y a ordeñar a sus insignes rebaños de ovejas y cabras, (…). Luego que hubo realizado sus trabajos, agarró a dos compañeros a la vez y se los preparó como desayuno. Y cuando había desayunado, condujo fuera de la cueva a sus gordos rebaños retirando con facilidad la gran piedra de la entrada. Y la volvió a poner como si colocara la tapa a una aljaba. Y mientras el Cíclope encaminaba con gran estrépito sus rebaños hacia el monte, yo me quedé meditando (…) Y esta fue la decisión que me pareció mejor. Junto al establo yacía la enorme clava del cíclope, verde, de olivo; la había cortado para llevarla cuando estuviera seca. Al mirarla la comparábamos con el mástil de una negra nave de veinte bancos de remeros, (…): así era su longitud, así era su anchura al mirarla. Me acerqué y corté de ella como una braza, la coloqué junto a mis compañeros y les ordené que la afilaran. Estos la alisaron y luego me acerqué yo, le agucé el extremo y después la puse al fuego para endurecerla. La coloqué bien cubriéndola bajo el estiércol que estaba extendido en abundancia por la cueva. Después ordené que sortearan quién se atrevería a levantar la estaca conmigo y a retorcerla en su ojo cuando le llegara el dulce sueño, y eligieron entre ellos a cuatro, a los que yo mismo habría deseado escoger. Y yo me conté entre ellos como quinto. Llegó el Cíclope por la tarde (…) e introdujo en la amplia cueva a sus gordos rebaños, (…). Después colocó la gran piedra que hacía de puerta, (…), y se sentó a ordeñar las ovejas y las baladoras cabras, (…). Luego que hubo realizado sus trabajos agarró a dos compañeros a la vez y se los preparó como cena. Entonces me acerqué y le dije al Cíclope sosteniendo entre mis manos una copa de negro vino: "¡Aquí, Cíclope! Bebe vino después que has comido carne humana, para que veas qué bebida escondía nuestra nave. Te lo he traído como libación, por si te compadezcas de mí y me envías a casa, (…)" Así hablé, y él la tomó, bebió y gozó terriblemente bebiendo la dulce bebida. Y me pidió por segunda vez: "Dame más de buen grado y dime ahora ya tu nombre para que te ofrezca el don de hospitalidad con el que te vas a alegrar. Pues también la donadora de vida, la Tierra, produce para los cíclopes vino de grandes uvas y la lluvia de Zeus se las hace crecer. Pero esto es una catarata de ambrosía y néctar." Así habló, y yo le ofrecí de nuevo rojo vino. Tres veces se lo llevé y tres veces bebió sin medida. Después, cuando el rojo vino había invadido la mente del Cíclope, me dirigí a él con dulces palabras: "Cíclope, ¿me preguntas mi célebre nombre? Te lo voy a decir, mas dame tú el don de hospitalidad como me has prometido. Nadie es mi nombre, y Nadie me llaman mi madre y mi padre y todos mis compañeros." Así hablé, y él me contestó con corazón cruel: "A Nadie me lo comeré el último entre sus compañeros, y a los otros antes. Este será tu don de hospitalidad." Dijo, y reclinándose cayó boca arriba. Estaba tumbado con su robusto cuello inclinado a un lado, y de su garganta saltaba vino y trozos de carne humana; eructaba cargado de vino. Entonces arrimé la estaca bajo el abundante rescoldo para que se calentara y comencé a animar con mi palabra a todos los compañeros, no fuera que alguien se me escapara por miedo. (…). Tomaron la aguda estaca de olivo y se la clavaron arriba en el ojo, y yo hacía fuerza desde arriba y le daba vueltas. Como cuando un hombre taladra con un trépano la madera destinada a un navío (…) así hacíamos dar vueltas, bien asida, a la estaca de punta de fuego en el ojo del Cíclope, y la sangre corría por la estaca caliente. Al arder la pupila, el soplo del fuego le quemó todos los párpados, y las cejas y las raíces 11
  • 12. crepitaban por el fuego. (…). Y lanzó un gemido grande, horroroso, y la piedra retumbó en torno, y nosotros nos echamos a huir aterrorizados. Entonces se extrajo del ojo la estaca empapada en sangre y, enloquecido, la arrojó de sí con las manos. Y al punto se puso a llamar a grandes voces a los cíclopes que habitaban en derredor suyo, (…). Al oír estos sus gritos, (…) y le preguntaron qué le afligía: (…) Y les contestó desde la cueva el poderoso Polifemo: "Amigos, Nadie me mata con engaño y no con sus propias fuerzas." Y ellos le contestaron y le dijeron aladas palabras: "Pues si nadie te ataca y estás solo... es imposible escapar de la enfermedad del gran Zeus, pero al menos suplica a tu padre Poseidón, al soberano." Así dijeron, y se marcharon. Y mi corazón rompió a reír: ¡cómo los había engañado mi nombre y mi inteligencia irreprochable! El Cíclope gemía y se retorcía de dolor, y palpando con las manos retiró la piedra de la entrada. Y se sentó a la puerta, las manos extendidas, por si pillaba a alguien saliendo afuera entre las ovejas. ¡Tan estúpido pensaba en su mente que era yo! Entonces me puse a deliberar cómo saldrían mejor las cosas –¡si encontrará el medio de liberar a mis compañeros y a mí mismo de la muerte..! – Y me puse a entretejer toda clase de engaños y planes, ya que se trataba de mi propia vida. Pues un gran mal estaba cercano. Y me pareció la mejor esta decisión: los carneros estaban bien alimentados, con densos vellones, hermosos y grandes, (…). Conque los até en silencio, juntándolos de tres en tres, con mimbres bien trenzadas sobre las que dormía el Cíclope, (…); el carnero del medio llevaba a un hombre, y los otros dos marchaban a cada lado, salvando a mis compañeros. Tres carneros llevaban a cada hombre. (…) Había un carnero; el mejor con mucho de todo su rebaño. Me apoderé de este por el lomo y me coloqué bajo su velludo vientre hecho un ovillo (…). Su dueño, abatido por funestos dolores, tentaba el lomo de todos sus carneros, que se mantenían rectos. El inocente no se daba cuenta de que mis compañeros estaban sujetos bajo el pecho de las lanudas ovejas. El último del rebaño en salir fue el carnero cargado con su lana y conmigo, (…). El poderoso Polifemo lo palpó (…) (…) Y cuando llegamos un poco lejos de la cueva y del corral, yo me desaté el primero de debajo del carnero y liberé a mis compañeros. Entonces hicimos volver rápidamente al (…) abundante ganado, y lo condujimos hasta llegar a la nave. (…) cuando estaba tan lejos como para hacerme oír si gritaba, me dirigí al Cíclope con mordaces palabras: "Cíclope, no estaba privado de fuerza el hombre cuyos compañeros ibas a comerte en la cóncava cueva con tu poderosa fuerza. (…)” Así hablé, y él se irritó más en su corazón. Arrancó la cresta de un gran monte, nos la arrojó y dio detrás de la nave de azuloscura proa, tan cerca que faltó poco para que alcanzara lo alto del timón. El mar se levantó por la caída de la piedra, y el oleaje arrastró en su reflujo, la nave hacia el litoral y la impulsó hacia tierra. Entonces tomé con mis manos un largo botador y la empujé hacia fuera, y di órdenes a mis compañeros de que se lanzaran sobre los remos para escapar del peligro, haciéndoles señas con mi cabeza. (…) Me dirigí de nuevo a él airado: "Cíclope, si alguno de los mortales hombres te pregunta por la vergonzosa ceguera de tu ojo, dile que lo ha dejado ciego Odiseo, el destructor de ciudades; el hijo de Laertes que tiene su casa en Ítaca." Así hablé, y él dio un alarido y me contestó con su palabra: "¡Ay, ay, ya me ha alcanzado el antiguo oráculo! Había aquí un adivino (…). Este me dijo que todo esto se cumpliría en el futuro, que me vería privado de la vista a manos de Odiseo. Pero siempre esperé que llegara aquí un hombre grande y bello, dotado de un gran vigor; sin embargo, uno que es pequeño, de poca valía y débil me ha cegado el ojo después de sujetarme con vino. Pero ven acá, Odiseo, para que te ofrezca los dones de hospitalidad y exhorte al 12
  • 13. ínclito, al que conduce su carro por la tierra, a que te dé escolta, pues soy hijo suyo y él se gloría de ser mi padre. Sólo él, si quiere, me sanará, y ningún otro de los dioses felices ni de los mortales hombres." Así habló, y yo le contesté diciendo: "¡Ojalá pudiera privarte también de la vida y de la existencia y enviarte a la mansión de Hades! Así no te curaría el ojo ni el que sacude la tierra." Así dije, y luego hizo él una súplica a Poseidón soberano, tendiendo su mano hacia el cielo estrellado: "Escúchame tú, Poseidón, (…). Si de verdad soy hijo tuyo –y tú te precias de ser mi padre–, concédeme que Odiseo, el destructor de ciudades, no llegue a casa, (…). Pero si su destino es que vea a los suyos y llegue (…) a su tierra patria, que regrese de mala manera: sin sus compañeros, en nave ajena, y que encuentre calamidades en casa." Actividades: 1.- Resume este episodio. 2.- Indica el cambio de perspectiva narrativa en este fragmento: ¿quién es el narrador? 3.- En su diálogo inicial con el Cíclope, Ulises recuerda la guerra de Troya: ¿a quién se refiere? Recuerda quién era este personaje. 4.- Describe con ejemplos a nuestro héroe: la generosidad para con sus hombres; su audacia y osadía; su valentía; y su inteligencia. En cuanto a este último rasgo, recuerda qué había tramado para conquistar Troya. 5.- En el comportamiento del Cíclope apreciamos una dualidad: por un lado, se muestra como un ser civilizado; por el otro, es un monstruo lleno de crueldad. Ejemplifica estos dos rasgos. ¿De quién es hijo? Este hecho muestra su incoherencia porque, ¿qué dice con respecto a los dioses? Al igual que Ulises, el Cíclope también se presenta como un ser astuto, aunque nuestro héroe lo será más, ¿en qué momento? Justifica si se cumplirán sus augurios respecto a Ulises y sus hombres. 6.- Los relatos mitológicos explican literariamente fenómenos de la naturaleza. En este fragmento se aprecia este hecho, localízalo. 7.- Lee el Libro XIII, de las Metamorfosis, de Ovidio, en este mismo tema, y realiza un estudio comparativo entre los dos fragmentos. Relaciona también estas dos obras con la Fábula de Polifemo y Galatea, de Góngora (S. XVII). 8.- Por último, lee el poema Ítaca, de Kavafis (S. XX), que encontrarás en el tema del Siglo XX, y compáralo también con la obra homérica. 9.- Infórmate sobre la relación que existe entre la Odisea de Homero, y el Ulises (1922), de James Joyce, a quien analizaremos más profundamente en el tema del Siglo XX. Para ello, puedes consultar este enlace de Lucy Jara Zea: http://es.slideshare.net/chihiroshindou315/ulises-de-james-joyce-y-la-odisea-de-homero Localiza también el vínculo que la une a Luces de bohemia, de uno de los grandes 13
  • 14. renovadores del teatro español, Valle-Inclán (S. XX. Generación del 98). SAFO DE LESBOS (S. VII a. de C.) Himno a Afrodita ¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina, hija de Zeus, inmortal, dolosa: (1) no me acongojes con pesar y tedio! ¡Ruégote, Afrodita! Antes acude como en otros días, mi voz oyendo y encendido ruego; por mí dejaste la áurea morada del padre. Alta morada. El áureo carro que veloces llevan lindos gorriones, sacudiendo el ala, a negro suelo, desde el éter raudo bajaba. Y tú, ¡oh, dichosa! en tu inmortal semblante te sonreías: ¿Para qué me llamas? ¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces ahora? -me preguntabas- ¿Arde de nuevo el corazón inquieto? ¿A quién pretendes enredar en suave lazo de amores? ¿Quién tu red evita, mísera Safo? Que si te huye, tornará a tus brazos, y más propicio ofreceráte dones, y cuando esquives el ardiente beso, querrá besarte. Ven, pues ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple, liberta el alma de su dura pena; cual protectora, en la batalla lidia siempre a mi lado. (1) dolosa: engañosa. Actividades: 1.- ¿Quién era Afrodita? 2.- Resume el sentido del poema y señala su tema. Lo que uno ama Unos dicen que un ejército ecuestre, otros, que un tropel de infantería y otros, que una flota de barcos resulta lo más bello en esta tierra oscura. 14
  • 15. Pero yo digo que lo más bello es lo que uno ama. Y es muy fácil a cualquiera entenderlo. Pues aquella que en belleza tanto aventajaba a todos los humanos, Helena, abandonó a su esposo, un príncipe ilustre, y marchó navegando hasta Troya, sin acordarse ni de su hija ni de sus padres, pues la sedujo Cipris. … Porque ahora me has hecho recordar a Anactoria, que no está junto a mí, y de ella quisiera contemplar su andar que inspira amor y el centelleo radiante de su rostro antes que los carruajes de los lidios (1) y antes que los soldados en pie de guerra. (1) lidios: procedentes de Lidia, antigua región del Asia Menor, que lucharon contra los griegos por los territorios de Jonia, en el s. VI a. de C. Actividades: 1.- Recuerda la historia de Helena y, por lo tanto, la referencia que se realiza a ella en este poema. ¿Quién debe de ser Anactoria? 2.- En la primera y en la última estrofa aparecen términos referidos al mundo épico de la guerra, que contrastan con el lirismo del poema. Esta contraposición responde a dos maneras de ver el mundo: la del “yo” y la de la “mayoría” (unos, otros). Analiza ese contraste. 3.- ¿Estás de acuerdo con Safo en qué es lo que uno (o una) ama? Argumenta tu respuesta. La pasión Un igual a los dioses me parece el hombre aquel que frente a ti se sienta, de cerca y cuando dulcemente hablas te escucha, y cuando ríes seductora. Esto –no hay duda- hace mi corazón volcar dentro del pecho miro hacia ti un instante y de mi voz ni un hilo ya me acude, la lengua queda inerte y un sutil fuego bajo la piel fluye ligero y con mis ojos nada alcanzo a ver y zumban mis oídos; me desborda el sudor, toda me invade un temblor, y más pálida me vuelvo 15
  • 16. que la hierba. No falta –me parece- mucho para estar muerta. Actividad: 1.- Interpreta el sentido de este poema. ¿Son los mismos sentimientos que tú tendrías? 2.- En este mismo tema encontrarás un poema de Catulo, muy parecido al que acabas de leer. Señala las semejanzas y diferencias que encuentres entre las dos creaciones. Localiza en wikipedia el concepto de “originalidad” para entender el parecido que podía producirse entre distintas obras. Dulce y amargo Me arrastra -otra vez- Eros, que desmaya los miembros, dulce animal amargo que repta irresistible. EL TEATRO GRIEGO Deberéis realizar un trabajo expositivo, que posteriormente también presentaréis de forma oral, y en el que desarrolléis los siguientes apartados: 1.- Orígenes del teatro griego. 2.- Representaciones: 2.1.- Espacio teatral. 2.2.- Máscaras, coturnos y vestuario. 3.- Los géneros teatrales: tragedia y comedia. 3.1.- Estructura de las obras. Partes. 3.2.- Regla de las tres unidades. 3.3.- Temas. 3.4.- Personajes, incluido el coro. 3.5.- Autores, y obras, tanto de la tragedia como de la comedia. 4.- Recreaciones artísticas (literatura, música, arte, películas, series, cómic…) de la figura y la historia de Edipo. ESQUILO (525-456 a. de C.) Prometeo encadenado CORIFEO: Revélanos todo y danos a nosotras tu información: ¿En qué culpa te ha hallado Zeus para castigarte tan infame y amargamente? Explícanoslo, si es que no te lastima el contarlo. PROMETEO: (...) En cuanto a lo que me preguntáis, el motivo por el que me ultraja de este modo, ahora os lo aclararé. Apenas se sentó en el trono de su padre, empezó a repartir prebendas a las divinidades, unas a unos y otras a otros, y organizó su imperio. Pero de los apurados mortales no tuvo ninguna consideración, sino que deseaba, tras aniquilar su raza entera, producir otra nueva. Y a esto no se oponía nadie más que yo. Y yo, con mi audacia, 16
  • 17. libré a los humanos de caer, aplastados en el Hades. Por eso estoy doblegado bajo tales tormentos, dolorosos de sufrir, penosos de ver. Por haber preferido la piedad hacia los mortales, no fui considerado digno de obtenerla, sino que sin la menor compasión estoy así sometido, espectáculo infamante para Zeus. Actividades: 1.- La figura de Prometeo ya había sido tratada por Hesíodo (S. VIII a. de C. ¿) en Los trabajos y los días, obra en la que relata el mito de las cinco edades del mundo: edad de oro, de plata, de bronce, edad de los héroes o semidioses, y edad de hierro. En este fragmento de la obra sabrás por qué Zeus castigó a Prometeo. Localiza cuál fue ese castigo. HESÍODO: Los trabajos y los días. Irritado en su corazón porque el sagaz Prometeo le había engañado, Zeus, (…) preparó a los hombres males lamentables, y escondió el fuego que el excelente hijo de Yapeto robara en una caña hueca abierta para dárselo a los hombres, engañando así a Zeus que disfruta del rayo. Entonces, Zeus que amontona las nubes dijo indignado: “(…) te alegras de haber hurtado el fuego y engañado a mi espíritu; pero eso constituirá una gran desdicha para ti, así como para los hombres futuros. A causa de ese fuego, les enviaré un mal del que quedarán encantados, y abrazarán su propio azote.” Habló así y rio el Padre de los hombres y de los Dioses, y ordenó al ilustre Hefesto que mezclara en seguida la tierra con el agua y de la pasta formara una bella virgen semejante a las Diosas inmortales, y a la cual daría voz humana y fuerza. Y ordenó a Atenea que le enseñara las labores de las mujeres y a tejer la tela; y que Afrodita de oro esparciera la gracia sobre su cabeza y le diera el áspero deseo y las inquietudes que enervan los miembros. Y ordenó al mensajero Hermes, matador de Argos, que le inspirara la impudicia y un ánimo falaz. Ordenó así, y los aludidos obedecieron al rey Zeus (…). Al punto, el ilustre Cojo de ambos pies, por orden de Zeus, modeló con tierra una imagen semejante a una virgen venerable; la Diosa Atenea la de los ojos claros la vistió y la adornó; (…) Palas Atenea le adornó todo el cuerpo; y el Mensajero matador de Argos, por orden de Zeus retumbante, le inspiró las mentiras, los halagos y las perfidias; y finalmente el Mensajero de los Dioses puso en ella la voz. Y Zeus llamó a esta mujer Pandora, porque todos los Dioses de las moradas olímpicas le dieron algún don, que se convirtiera en daño de los hombres que se alimentan de pan. Tras de acabar esta obra perniciosa (…) el Padre Zeus envía a Epimeteo (…) con ese presente (lleno de males); y Epimeteo no pensó en que Prometeo le había recomendado que no aceptara nada de Zeus Olímpico y le devolviera sus presentes, para que no trajesen desgracia a los mortales. Y aceptó el obsequio y no sintió el mal hasta después de haberlo recibido. Antes de aquel día, las generaciones de hombres vivían sobre la tierra exentas de males, y del rudo trabajo, y de las enfermedades crueles que acarrean la muerte a los hombres. Porque ahora los mortales envejecen entre miserias. Y aquella mujer, levantando la tapa de un gran vaso que tenía en sus manos esparció sobre los hombres las miserias horribles. Unicamente la Esperanza quedó en el vaso, detenida en los bordes, y no echó a volar porque Pandora había vuelto a cerrar la tapa por orden de Zeus tempestuoso, que amontona las nubes. Actividades: 1.- Resume este fragmento. 17
  • 18. 2.- Por qué Zeus encargará a Hefesto, Atenea, Afrodita y Hermes las diversas misiones que les encomienda. 3.- ¿Con qué personaje de la tradición hebrea, bíblica, relacionarías a Pandora? ¿Qué consecuencias tiene para el hombre su aparición? ¿En qué edad del mundo, según la división de Hesíodo, viviría hasta entonces? 4.- ¿Qué contenía el vaso que Pandora abrió? ¿qué se quedó dentro de él al cerrarlo? Reflexiona sobre este hecho. 5.- Lee el poema Prometeo, de Goethe, que encontrarás en el tema del Prerromanticismo, y realiza las actividades pertinentes. 6.- A continuación, lee el poema del mismo título, Prometeo, de Lord Byron, que encontrarás en el tema del Romanticismo, y realiza sus actividades. 7.- Por último, Mary Shelley, escritora también romántica, tituló su más famosa obra Frankenstein o el moderno Prometeo. Deduce por qué lo haría. SÓFOCLES (496-406 a. de C.) Antígona (442 a. de C.) Resumen en Grandes Obras Universales (TVE): http://www.rtve.es/alacarta/videos/grandes-obras-universales/grandes-obras-universales- antigona/998500/ ANTÍGONA: (…) ¿No ha juzgado Creonte digno de honores sepulcrales a uno de nuestros hermanos, y al otro tiene en cambio deshonrado? Es lo que dicen: a Etéocles le ha parecido justo tributarle las justas, acostumbradas honras, y le ha hecho enterrar de forma que en honor le reciban los muertos, bajo tierra. El pobre cadáver de Polinices, en cambio, dicen que un edicto dio a los ciudadanos prohibiendo que alguien le dé sepultura, que alguien le llore, incluso. Dejarle allí, sin duelo, insepulto, (…) a merced de las aves que busquen donde cebarse. Y esto es, dicen, lo que el buen Creonte tiene decretado, también para ti y para mí, (…) que el que transgreda alguna de estas órdenes será reo de muerte, públicamente lapidado en la ciudad. (…) (…) ISMENE: Pero, ¿es que piensas darle sepultura, sabiendo que se ha publicamente prohibido? ANTÍGONA: Es mi hermano —y también tuyo, aunque tú no quieras—; cuando me prendan, nadie podrá llamarme traidora. (…) CORO: menos los dos míseros que, nacidos de un mismo padre y una misma madre, levantaron, el 18
  • 19. uno contra el otro, sus lanzas (…) y ambos lograron su parte en una muerte común. Y, pues, exaltadora de nombres, la Victoria ha llegado a Tebas rica en carros, devolviendo a la ciudad la alegría (…) (…) GUARDIÁN: (…) el cadáver había desaparecido, no enterrado, no, pero con una leve capa de polvo encima, obra como de alguien que quisiera evitar una ofensa a los dioses... (…) GUARDIÁN: (…) he venido (…) para traerte a esta muchacha que ha sido hallada componiendo una tumba. (…) cuando volvimos a la guardia, bajo el peso terrible de tus amenazas, después de barrer todo el polvo que cubría el cadáver, dejando bien al desnudo su cuerpo ya en descomposición, (…), vimos a esta doncella que gemía agudamente como el ave condolida que ve, vacío de sus crías, el nido en que yacían. Así, ella, al ver el cadáver desvalido, se estaba gimiendo y llorando y maldecía a los autores de aquello. Veloz en las manos lleva árido polvo y de un aguamanil de bronce bien forjado de arriba a abajo triple libación vierte, corona para el muerto; nosotros, al verla, presurosos la apresamos, todos juntos, en seguida, sin que ella muestre temor en lo absoluto, y así, pues, aclaramos lo que antes pasó y lo que ahora; ella, allí de pie, nada ha negado; (…) CREONTE: (Dirigiéndose a ANTÍGONA) Eh, tú, la que inclina la cabeza hacia el suelo, ¿confirmas o niegas haberlo hecho? ANTÍGONA: Lo confirmo, sí; yo lo hice, y no lo niego. (…) Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que solo un hombre pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. No iba yo a atraerme el castigo de los dioses por temor a lo que pudiera pensar alguien: ya veía, ya, mi muerte –¿y cómo no?—, aunque tú no hubieses decretado nada; (…) Y así, no es, no desgracia, para mí, tener este destino; y en cambio, si el cadáver de un hijo de mi madre estuviera insepulto y yo lo aguantara, entonces, eso sí me sería doloroso; lo otro, en cambio, no me es doloroso: puede que a ti te parezca que obré como una loca, pero, poco más o menos, es a un loco a quien doy cuenta de mi locura. (…) CREONTE: (Al coro.) (…) no cuadra la arrogancia (…); y ella se daba perfecta cuenta de la suya, al transgredir las leyes establecidas; y, después de hacerlo, otra nueva arrogancia: ufanarse y mostrar alegría por haberlo hecho. En verdad que el hombre no soy yo, que el hombre es ella si ante esto no siente el peso de la autoridad; pero, por muy de sangre de mi hermana que sea, (…), ni ella ni su hermana podrán escapar de muerte infamante, porque a su hermana también la acuso de haber tenido parte en la decisión de sepultarle. (A los esclavos.) Llamadla. (…) ANTÍGONA: Ya me tienes: ¿buscas aún algo más que mi muerte? CREONTE: Por mi parte, nada más; con tener esto, lo tengo ya todo. ANTÍGONA: ¿Qué esperas, pues? (…) De todos modos, ¿cómo podía alcanzar más gloriosa gloria que enterrando a mi hermano? Todos estos, te dirían que mi acción les agrada, si el miedo no les tuviera cerrada la boca; pero la tiranía tiene, entre otras muchas 19
  • 20. ventajas, la de poder hacer y decir lo que le venga en gana. CREONTE: De entre todos los cadmeos, este punto de vista es solo tuyo. ANTÍGONA: Estos también lo ven, pero cierran la boca ante ti. (…) CREONTE: ¿Y no era acaso tu hermano el que murió frente a él? (…) Y, siendo así, ¿como tributas al uno honores impíos para el otro? (…) ANTÍGONA: Cuando murió no era su esclavo: era su hermano. CREONTE: Que había venido a arrasar el país; y el otro se opuso en su defensa. ANTÍGONA: Con todo, Hades requiere leyes igualitarias. (…) No nací para compartir el odio sino el amor. CREONTE: Pues vete abajo y, si te quedan ganas de amar, ama a los muertos que, a mí, mientras viva, no ha de mandarme una mujer. (Se acerca Ismene entre dos esclavos.) CORIFEO: He aquí, ante las puertas, he aquí a Ismene. Lagrimas vierte, de amor por su hermana; (…) CREONTE: (A Ismene) Y tú, (…) Venga, habla: ¿vas a decirme, también tú, que tuviste tu parte en lo de la tumba, o jurarás no saber nada? ISMENE: Si ella está de acuerdo, yo lo he hecho: acepto mi responsabilidad; con ella cargo. ANTÍGONA: No, que no te lo permite la justicia; ni tú quisiste ni te di yo parte en ello. ISMENE: Pero, ante tu desgracia, no me avergüenza ser tu socorro en el remo, por el mar de tu dolor. (…) no me niegues el honor de morir contigo y el de haberte ayudado a cumplir los ritos debidos al muerto. ANTÍGONA: No quiero que mueras tú conmigo ni que hagas tuyo algo en lo que no tuviste parte: bastará con mi muerte. ISMENE: ¿Y cómo podré vivir, si tú me dejas? (…) ANTÍGONA: Sálvate: yo no he de envidiarte si te salvas. ISMENE: ¡Ay de mí, desgraciada, y no poder acompañarte en tu destino! ANTÍGONA: Tú escogiste vivir, y yo la muerte. (…) ISMENE: Pero, ¿cómo?, ¿matarás a la novia de tu hijo? (…) CREONTE. No quiero yo malas mujeres para mis hijos. ANTÍGONA: ¡Ay, Hemón querido! Tu padre te falta al respeto. (…) HEMÓN: Padre, el más sublime don que de todas cuantas riquezas existen dan los dioses al hombre es la prudencia. Yo no podría ni sabría explicar por qué tus razones no son del todo rectas; (…). Tú no has podido constatar lo que por Tebas se dice; lo que se hace o se reprocha. Tu rostro impone respeto al hombre de la calle; sobre todo si ha de dirigírsete con palabras que no te daría gusto escuchar. A mí, en cambio, me es posible oírlas, en la sombra, y son: que la ciudad se lamenta por la suerte de esta joven que muere de mala muerte, como la más innoble de todas las mujeres, por obras que ha cumplido bien gloriosas. Ella, que no ha querido que su propio hermano, sangrante muerto, desapareciera 20
  • 21. sin sepultura ni que lo deshicieran ni perros ni aves voraces, ¿no se ha hecho así acreedora de dorados honores? Esta es la oscura petición que en silencio va propagándose. Padre, para mí no hay bien mas preciado que tu felicidad y buena ventura: ¿qué puede ser mejor ornato que la fama creciente de su padre, para un hijo, y que, para un padre, con respecto a sus hijos? No te habitúes, pues; a pensar de una manera única, absoluta, (…). Los que creen que ellos son los únicos que piensan o que tienen un modo de hablar o un espíritu como nadie, estos aparecen vacíos de vanidad, al ser descubiertos. Para un hombre, al menos si es prudente, no es nada vergonzoso ni aprender mucho ni no mostrarse en exceso intransigente; (…). Por tanto, no me extremes tu rigor y admite el cambio. (…), que bueno es tomar consejo de los que bien lo dan. CORIFEO: Lo que ha dicho a propósito, señor, conviene que lo aprendas. (A Hemón) (…) CREONTE: Si, encima, los de mi edad vamos a tener que aprender a pensar según el natural de jóvenes de la edad de este. HEMÓN: No, en lo que no sea justo. Pero, si es cierto que soy joven, también lo es que conviene más en las obras fijarse que en la edad. (…) CREONTE: Pero, ¿ es que me van a decir los ciudadanos lo que he de mandar? (…) HEMÓN: No puede, una ciudad, ser solamente de un hombre. (…) CREONTE: (Al coro.) Está claro: se pone del lado de la mujer. (…) Pues nunca te casarás con ella, al menos viva. HEMÓN: Sí, morirá, pero su muerte ha de ser la ruina de alguien. CREONTE: ¿Con amenazas me vienes ahora, atrevido? (…) No me fatigues más con tus palabras, tú, juguete de una mujer. HEMÓN: Hablar y hablar, y sin oír a nadie: ¿es esto lo que quieres? CREONTE: ¿Con que sí, eh? (…) (A unos esclavos.) Traedme a aquella odiosa mujer para que aquí y al punto, ante sus ojos, presente su novio, muera. HEMÓN: Eso sí que no: no en mi presencia; ni se te ocurra pensarlo, que ni ella morirá a mi lado ni tú podrás nunca más, con tus ojos, ver mi rostro ante ti. Quédese esto para aquellos de los tuyos que sean cómplices de tu locura. (Sale Hemón, corriendo.) (…) CORIFEO: Y, a Antígona, ¿qué clase de muerte piensas darle? CREONTE: La llevaré a un lugar que no conozca la pisada del hombre y, viva, la enterraré en un subterráneo de piedra, poniéndole comida, solo la que baste para la expiación, a fin de que la ciudad quede sin mancha de sangre, enteramente. Y allí, que vaya con súplicas a Hades, el único dios que venera: (…). (…) ANTÍGONA: (…) por qué leyes voy a un túmulo de piedras que me encierre, tumba hasta hoy nunca vista. Ay de mí, mísera, que, muerta, no podré ni vivir entre los muertos; ni entre los vivos, pues, ni entre los muertos. CORÍFEO: (…) Tú cargas con la culpa de algún cargo paterno. ANTÍGONA: (…) el hado de mi padre, (…) ¡Ay, ceguera del lecho de mi madre, matrimonio de mi madre desgraciada con mi padre que ella misma había parido! De tales padres yo, infortunada, he nacido. (…) 21
  • 22. (…) TlRESlAS: (…) piensa ahora que has llegado a un momento crucial de tu destino. CREONTE: ¿Qué pasa? Tus palabras me hacen temblar. TlRESlAS: (…) la ciudad está enferma de estos males por tu voluntad, porque nuestras aras y nuestros hogares están llenos, todos, de la comida que pájaros y perros han hallado en el desgraciado hijo de Edipo caído en el combate. Y los dioses ya no aceptan las súplicas que acompañan al sacrificio y los muslos no llamean. (…). Recapacita, pues, en todo eso, hijo. Cosa común es equivocarse entre los hombres, pero, cuando uno yerra, el que no es imprudente ni infeliz, caído en el mal, no se está quieto e intenta levantarse; el orgullo un castigo comporta, la necedad. Cede, pues, al muerto, no te ensañes en quien tuvo ya su fin: (…) Pensando en tu bien te digo que cosa dulce es aprender de quien bien te aconseja en tu provecho. CREONTE: (…) ni vosotros, los adivinos, dejáis de atacarme con vuestra arte: (…). Pero a él no lo veréis enterrado (…); ni así os permitiré enterrarlo, (…). TlRESlAS: Ay, ¿hay algún hombre que sepa, que pueda decir... (…) ...en qué medida la mayor riqueza es tener juicio? CREONTE: En la medida justa, me parece, en que el mal mayor es no tenerlo. TlRESlAS: Y, sin embargo, tú naciste de esta enfermedad (…). CREONTE: No quiero responder con injurias al adivino. TlRESIAS: Con ellas me respondes cuando dices que lo que vaticino yo no es cierto. CREONTE: Sucede que la familia toda de los adivinos es muy amante del dinero. TIRESlAS: Y que gusta la de los tiranos de riquezas mal ganadas. CREONTE: ¿Te das cuenta de que lo que dices lo dices a tus jefes? TlRESIAS: Sí, me doy cuenta, porque si mantienes a salvo la ciudad, a mí lo debes. (…) sepas tú, a tu vez, que (…) de tus propias entrañas, des un muerto, en compensación por los muertos que tú has enviado allí abajo, (…), y por la vida que indecorosamente has encerrado en una tumba, mientras tienes aquí a un muerto que es de los dioses subterráneos, y al que privas de su derecho, de ofrendas y de piadosos ritos. (…). Y ve reflexionando, a ver si hablo por dinero, que, dentro no de mucho tiempo, se oirán en tu casa gemidos de hombres y de mujeres, (…); no podrás, no, eludir el ardiente dolor que han de causarte. (…) CORIFEO: Se ha ido, señor, dejándonos terribles vaticinios. Y sabemos —desde que estos cabellos, negros antes, se vuelven ya blancos— que nunca ha predicho a la ciudad nada que no fuera cierto. (…) Conviene que reflexiones con tiento, (…). CREONTE: ¿Qué he de hacer? Habla, que estoy dispuesto a obedecerte. CORIFEO: Venga, pues: saca a Antígona de su subterránea morada, y al muerto que yace abandonado levántale una tumba. CREONTE: ¿Esto me aconsejas? ¿Debo, pues, ceder, según tú? CORIFEO: Sí, y lo antes posible, señor. (…). CREONTE: Ay de mí: a duras penas pero cambio de idea sobre lo que he de hacer; no hay forma de luchar contra lo que es forzoso. (…) venga, siervos, los que estáis aquí y los que no estáis, rápido, proveeros de palas y subid a aquel lugar que se ve allí arriba. En cuanto a mí, pues así he cambiado de opinión, lo que yo mismo até, quiero yo al presente desatar, porque me temo que lo mejor no sea 22
  • 23. pasar toda la vida en la observancia de las leyes instituidas. (…) (Se abre la puerta de palacio e, inadvertida por los de la escena, aparece Eurídice, esposa de Creonte, con unas doncellas.) (…) MENSAJERO: Hemón ha perecido, y él de su propia mano ha vertido su sangre (…) Él mismo y por su misma mano: irritada protesta contra el asesinato perpetrado por su padre. (…) Yo estuve allí presente, (…). Yo he acompañado como guía a tu marido hacia lo alto del llano, donde yacía aún sin piedad, destrozo causado por los perros, el cadáver de Polinices. Hemos hecho una súplica a la diosa de los caminos y a Plutón, (…); le hemos dado un baño purificador, hemos cogido ramas de olivo y quemado lo que de él quedaba; hemos amontonado tierra patria hasta hacerle un túmulo bien alto. Luego nos encaminamos a donde tiene la muchacha su tálamo nupcial, lecho de piedra y cueva de Hades. Alguien ha oído ya, desde lejos, voces, agudos lamentos, en torno a la tumba a la que faltaron fúnebres honras, y se acerca nuestro amo Creonte (…) entre sollozos, dice estas palabras: "Ay de mí, desgraciado, (…). Es de mi hijo esta voz que me acoge. Venga, servidores, veloces, corred, plantaros en la tumba, retirad una piedra, meteos en el túmulo por la abertura, (…)." Nosotros (…), miramos, y al fondo de la caverna, la vimos a ella colgada por el cuello, ahogada por el lazo de hilo hecho de su fino velo, y a él caído a su vera, abrazándola por la cintura, llorando la pérdida de su novia, ya muerta, (…). Cuando Creonte le ve, (…) se acerca a él y le llama con quejidos de dolor: "Infeliz, (…) ¿Qué pretendes? (…) Sal, hijo, sal; te lo ruego, suplicante." Pero su hijo le miró de arriba a abajo con ojos terribles, le escupió en el rostro, sin responderle, y desenvainó su espada de doble filo. Su padre, de un salto, esquiva el golpe: (…) vuelve su ira entonces contra sí mismo, el desgraciado; como va, se inclina, rígido, sobre la espada y hasta la mitad la clava en sus costillas; aún en sus cabales, sin fuerza ya en su brazo, se abraza a la muchacha; exhala súbito golpe de sangre y ensangrentada deja la blanca mejilla de la joven; allí queda, cadáver al lado de un cadáver; que al final, mísero, logró su boda, pero ya en el Hades: ejemplo para los mortales de hasta qué punto el peor mal del hombre es la irreflexión. (…) CREONTE: (…): mi obstinada razón que no razona, ¡oh errores fatales! ¡Ay, mis órdenes, que desventura! (…) ¡Ay, mísero de mí! ¡Sí, ya he aprendido! (…) MENSAJERO: (Sale ahora de palacio.) Señor, la que sostienes en tus brazos es pena que ya tienes, pero otra tendrás en entrando en tu casa; (…). CREONTE: ¿Cómo? ¿Puede haber todavía un mal peor que éstos? MENSAJERO: Tu mujer, cabal madre de este muerto (señalando a Hemón), se ha matado: recientes aún las heridas que se ha hecho, desgraciada. (…) (Unos esclavos sacan de palacio el cadáver de Eurídice.) (…) CREONTE: ¡Ay, ay! ¡Ay, ay, que me siento transportado por el pavor! ¿No viene nadie a herirme con una espada de doble filo, de frente? (…) MENSAJERO: Según esta muerta que aquí está, el culpable de una y otra muerte eras tú. CREONTE: Y, ella ¿de qué modo se abandonó a la muerte? 23
  • 24. MENSAJERO: Ella misma, con su propia mano, se golpeó en el pecho así que se enteró del tan lamentable infortunio de su hijo. CREONTE: ¡Ay! ¡Ay de mí! De todo, la culpa es mía y nunca podrá corresponder a ningún otro hombre. Sí, yo, yo la maté, yo, infortunada. (…) Llevadme, servidores, lo más rápido posible, (…), sacadme de aquí: a mí, que ya no soy más que quien es nada. CORIFEO: (…) Las desgracias que uno tiene que afrontar, cuanto más brevemente mejor. CREONTE: ¡Que venga, que venga, que aparezca, de entre mis días, el ultimo, el que me lleve a mi postrer destino! ¡Que venga, que venga! Así podré no ver ya un nuevo día. (…) Todo aquello en que pongo mano sale mal y sobre mi cabeza se ha abatido un destino que no hay quien lleve a buen puerto. (Sacan los esclavos a Creonte, abatido, en brazos. Queda en la escena sólo con el coro; mientras desfila, recita el final el corifeo.) CORIFEO: Con mucho, la prudencia es la base de la felicidad. Y, en lo debido a los dioses, no hay que cometer ni un desliz. No. Las palabras hinchadas por el orgullo comportan, para los orgullosos, los mayores golpes; ellas, con la vejez, enseñan a tener prudencia. Actividades: 1.- Resume estos fragmentos de la obra, prestando especial atención a la relación que algunos de ellos mantienen con la otra gran obra de Sófocles, Edipo. 2.- Antígona es uno de los grandes personajes de la literatura universal, llena de decisión y valentía. Ella representa el poder de la individualidad frente a la masa, el coraje de enfrentarse a la tiranía, la lucha hasta la muerte por defender sus propias ideas. Analiza estos rasgos basándote en el texto. 3.- Por su parte, Creonte representa al tirano lleno de despotismo y crueldad. Ejemplifica estos rasgos con fragmentos de la obra. ¿A qué personaje de la obra hará caso finalmente? 4.- Frente a la situación planteada, ¿cuál es el sentimiento, y el comportamiento, del pueblo de Tebas? ¿y el de Ismene? 5.- A pesar de que Creonte infringe las leyes naturales marcadas por los dioses, el destino marcado por estos acaba cumpliéndose: ¿qué había vaticinado el adivino Tiresias? ¿Cuál será entonces la reacción de Creonte? 6.- ¿Cuál es el mensaje último de la obra, contenido en las palabras del Corifeo? Otros personajes también habían comunicado a Creonte esta misma idea, ¿quiénes? 7.- Analiza la relación de Hemón con su padre y con Antígona. 8.- Justifica el respeto a la regla de las tres unidades, característica propia del teatro griego. 9.- A pesar de que las tragedias griegas están llenas de acciones violentas, sin embargo, ninguna de ellas se presenta en escena con el fin de que quien contemplara el espectáculo no quedara tan impactada/-o por ellas que se desviara del fin último de la obra, que es la reflexión, la catarsis. Ejemplifica lo dicho con partes de la obra. 24
  • 25. 10.- Basándote en el texto, plasma cómo sería el ritual de enterramiento entre el pueblo griego. ¿Por qué era tan importante, tanto como para que Antígona entregue su vida? 11.- Extrae de estos fragmentos declaraciones sobre cuál debía ser la opinión sobre las mujeres en la antigua Grecia. ¿Por qué será, entonces, una mujer la protagonista de esta obra? 12.- No nací para compartir el odio sino el amor. Desarrolla ampliamente esta hermosa declaración de Antígona. Edipo Rey (430 a. de C.) V. en el blog de la materia, apartado GUÍAS DE LECTURA: http://literaturauniversalelbatan.blogspot.com.es/p/guias-de-lectura.html EURÍPIDES (480-406 a. de C.) Medea MEDEA: (Desde el interior) ¿No veis cómo mi esposo se porta después de que un gran juramento a los dos nos ligó? ¡Ojalá que a su novia con él pueda ver destrozada, y lo mismo el palacio también por la ofensa que juntos me hicieron los dos! ¡Padre mío, ciudad de que en tiempos partí cuando en forma afrentosa a mi hermano maté! (…) Pero a mí este suceso que inesperado vino me ha destrozado el ánimo; perdida estoy, no tengo ya a la vida afición; quiero morir, amigas. Porque mi esposo, el que era todo para mí, como sabe él muy bien, resulta ser el peor de los hombres. De todas las criaturas que tienen mente y alma no hay especie más mísera que la de las mujeres. Primero han de acopiar dinero con que compren un marido que en amo se torne de sus cuerpos, lo cual es ya la cosa más dolorosa que hay. Y en ello es capital el hecho de que sea buena o mala la compra, porque honroso el divorcio no es para las mujeres ni el rehuir al cónyuge. (…) Si, tras tantos esfuerzos, se aviene el hombre y no protesta contra el yugo, vida envidiable es esta; 25
  • 26. pero, si tal no ocurre, morirse vale más. El varón, si se aburre de estar con la familia, en la calle al hastío de su humor pone fin; nosotras nadie más a quien mirar tenemos. Y dicen que vivimos en casa una existencia segura mientras ellos con la lanza combaten, mas sin razón: tres veces formar con el escudo preferiría yo antes que parir una sola. (…) yo el ultraje padezco de mi esposo, que de mi tierra bárbara me raptó, abandonada, sin patria, madre, hermanos, parientes en los cuales pudiera echar el ancla frente a tal infortunio. Mas, en fin, yo quisiera de ti obtener solo esto, que, si un medio o manera yo encuentro de vengar el mal que mi marido me ha hecho, callada sepas estar. (…) CORIFEO: Así lo haré, que tienes razón para vengarte, Medea. No me extraña que tu caso deplores. (…) MEDEA: (dialogando con Jasón) Te salvé, como salvé cuantos de los Helenos contigo en la nave Argo se embarcaron, al ser tú enviado a gobernar a los toros de soplo ígneo y a arar con ellos la yugada mortal. Y a aquel dragón insomne de innúmeras volutas que con su cuerpo el áureo vellocino guardaba muerte le di alumbrándole con mi luz salvadora. Dejé luego mi casa y a mi padre contigo a Yolco la peliótide me vine, más vehemente que cuerda siendo en ello maté después a Pelias del más penoso modo que pueda hallarse, a manos de sus hijas, y así tu temor disipé. Y tú, el peor de los hombres, tras ese tratamiento mío quieres dejarme y a un nuevo lecho vas teniendo hijos de mí; pues, si ellos te faltaran, disculpable el buscar nuevas nupcias sería. (…) ¡Voy a ser del país desterrada, expulsada, con mis hijos tan solos como yo, sin amigos! (…) JASÓN Bien, no discutiré más contigo; si quieres, con miras al exilio de tus hijos y tuyo, recibir el dinero con que pueda ayudarte, dilo, pues presto estoy a dar con mano pródiga y a enviar signos a huéspedes que bien te tratarán. 26
  • 27. (…) MEDEA Ni pienso con tus huéspedes tener el menor trato ni de ti recibir nada; no me lo ofrezcas; no aprovechan los dones del hombre que es perverso. (JASÓN se va). (…) para a la hija del rey (1) poder matar con dolo. (1) Glauca, la hija de Creonte. Pues les enviaré con dones en las manos y, cuando el atavío se ponga, morirá malamente y, con ella, quienquiera que la toque: tales son los venenos con que ungiré el regalo. Mas aquí a otro lenguaje paso y a gemir voy por la terrible cosa que a continuación haré: porque a mis hijos mataré, sin que nadie pueda salvarlos ya; y así, tras destruir la casa de Jasón, me obligará a marchar de esta tierra la muerte de mis hijos amados y mi crimen inicuo; (…) me las pagará si los dioses me ayudan. Porque ni verá nunca más vivos a mis hijos ni podrá procrear a otros con la muchacha recién casada, a quien forzoso sucumbir será de mala muerte por obra de mis drogas. (…) CORIFEO Pues ya que de tu intento nos has hecho partícipes, queriéndote ayudar y servir a las leyes humanas te prohíbo que lo lleves a cabo. MEDEA No es posible otra cosa; mas puede perdonársete que hables así, pues no has sufrido lo que yo. CORIFEO ¿Entonces a tu prole, mujer, vas a matar? MEDEA Sí, porque es lo que más dolerá a mi marido. (…) MEDEA (…) ¡Ay, ay! ¿Por qué volvéis la mirada hacia mí dedicándome esa última sonrisa, niños míos? ¡Ay! ¿Qué voy a hacer yo? Me desfallece el alma, mujeres, cuando veo sus semblantes alegres. ¡No puedo! ¡Adiós, proyectos! ¿Por qué doblar mis (penas) sólo por un afán de hacer sufrir al padre 27
  • 28. con las desdichas de ellos? ¡No puedo, de verdad! ¡Adiós los planes míos! Mas ¿qué es lo que me pasa? ¿Me resignaré (…) permitiendo que impunes mis enemigos queden? Hay que osar lo que intento. ¡Vaya con mi blandura! ¡Que tan mansas ideas admita mi alma! (…) ¡Queridísima mano, queridísima boca, figura y noble faz de mis hijos! Felices seáis los dos, pero allá, porque de lo de aquí vuestro padre os privó. ¡Dulce abrazo, piel suave, oh, dulcísimo aliento de estos niños! Marchaos, idos ya, que capaz no soy de dirigir la mirada a mis hijos, pues el dolor me vence. (Los aleja y hace una señal para que los conduzcan dentro del palacio). Yo comprendo qué crimen tan grande voy a osar, pero en mis decisiones impera la pasión, que es la mayor culpable de los males humanos. (…) MENSAJERO Acaban de matar tus drogas a la joven princesa y a Creonte, padre que la engendró. (…) tomó el peplo de colores y se atavió con él, en sus rizos poniendo la dorada corona, (…) Mas luego el espectáculo fue terrible de ver: se quedó sin color, se encogió y, temblorosos los miembros, volvió al trono y a duras penas pudo sentarse allí otra vez sin caer por los suelos. (…) a la boca venía blanca espuma, se salían las niñas de los ojos y exangüe se quedaba su cuerpo, (…) la infortunada despertó de su mudo trance y abrió los ojos y gimió horriblemente. Porque eran dos los males que a la vez la atacaban: en su cabeza la áurea guirnalda despedía una espantable lengua de fuego abrasador y el delicado peplo, regalo de tus hijos, se cebaba en el blanco cuerpo de la infeliz. Y se alzó y salió huyendo de su trono entre llamas, su melena agitando de esta y de la otra parte para que la guirnalda cayera; pero el oro firmemente se asía y, al moverse más ella, aumentaba también el ígneo resplandor. Y al final cayó al suelo, vencida por el mal y ya irreconocible salvo para sus padres; no se podían ver la forma de sus ojos 28
  • 29. ni su bello semblante; manaba, desde lo alto de su cabeza, sangre confundida con llamas; sus carnes, corroídas por el diente invisible del veneno, goteaban cual resina de pino. ¡Horrorosa visión! Y nadie su cadáver tocaba, que su suerte de lección nos servía. Pero su pobre padre, (…), de pronto entró en la casa y arrojóse sobre ella y empezó a sollozar y, abrazando su cuerpo, la besaba (…) Y, una vez que dio fin a su queja y lamento, quiso su anciano cuerpo levantar, mas quedábase, como yedra a las ramas del laurel, aferrado por el peplo sutil, y era horrible su lucha. El padre alzar quería sus rodillas, pero ella le agarraba a su vez; y, al esforzarse más, se arrancaban sus carnes seniles de los huesos hasta que el desgraciado se entregó y rindió el alma sintiéndose incapaz de vencer su infortunio. Y ahora yacen juntos la hija y el viejo padre, (…) MEDEA Amigas, decidido tengo el matar al punto a mis hijos y luego marcharme de esta tierra sin demoras que puedan ponerles en las manos asesinas de aquellos que me odian. Es forzoso que sin remedio mueran; y, puesto que es preciso, yo seré quien les mate, la que vida les di. ¡Ea, corazón, ármate! ¿Por qué vacilo ahora ante este hecho terrible, mas también necesario? ¡Vamos, mano infeliz mía, toma la espada, tómala, (…) No te ablandes ni pienses que les amabas mucho, que les pariste; al menos en este breve día de ellos olvídate; luego podrás llorar; que, aunque les sacrifiques, les querías; en fin, soy una desdichada. (Entra en el palacio). (…) UN NIÑO DENTRO ¡Ay de mí! CORO ¿Oyes la voz oyes al niño? ¡Oh miserable mujer desgraciada! UN NIÑO DENTRO ¡Ay de mí! ¿Qué haré yo? ¿Cómo escapo a mi madre? 29
  • 30. OTRO NIÑO DENTRO No sé; hermano querido; pues perdidos estamos. CORO ¿Entro en la casa? Creo que debemos darles ayuda. UN NIÑO DENTRO ¡Sí, favor, por los dioses! ¡Que lo necesitamos! OTRO NIÑO DENTRO ¡Estamos en la red y el filo de la espada! (…) MEDEA (después de matar a sus hijos) (…) no podrás tocarme: tal es el carro alado que me da Helio, mi abuelo, baluarte contra ataques de cualquier enemigo. JASÓN: ¡Oh, monstruo, la mujer a la que más odiamos yo y los dioses y toda la especie de los hombres, que a tus hijos osaste con la espada atacar siendo su propia madre y a mí así me matabas! (…) ¡Ninguna mujer griega tal cosa habría osado, (…) Actividades: 1.- Resume estos fragmentos. 2.- Infórmate sobre la historia de Medea cuyas referencias puedes encontrar en estos textos. 3.- Analiza el comportamiento y la psicología de Medea. ¿Crees que es un personaje redondo? Justifica tu respuesta. Ten presente que las obras de Eurípides se caracterizan por su capacidad para humanizar a sus personajes, a pesar de su origen mitológico, dotándolos de pasiones reconocibles y universales: los celos, el odio, la venganza, la duda, el amor maternal/paternal… En base a esta lectura, indica cómo sería la situación de la mujer griega dentro del matrimonio. 3.- Fíjate en el comportamiento de la Corifeo y del Coro de mujeres. 4.- De nuevo apreciamos cómo los sucesos más cruentos no se representan en escena, sino que se narran. Justifica esta afirmación. 5.- La magia y la brujería son fundamentales en esta tragedia: ¿puedes relacionarlas con un gran, y también universal, personaje femenino de la literatura española del siglo XV? Quién y por qué. Recuerda también quién es el autor de esta obra. 6.- ¿Crees que hoy en día alguna mujer asesinaría a sus hijos para causar dolor al hombre 30
  • 31. con el que ha estado? ¿y un hombre con el fin de dañar a la mujer que ha sido su pareja? Argumenta ampliamente la respuesta. ARISTÓFANES (440-387 a. de C.) Lisístrata CLEOLICE. ¿De qué se trata, querida Lisístrata, el asunto por el que nos convocas a nosotras las mujeres? ¿En qué consiste, de qué tamaño es? LISÍSTRATA. Grande. CLEONICE. ¿Es también grueso? LISÍSTRATA. Sí, por Zeus, muy grueso. (…) tan delicado que la salvación de Grecia entera estriba en las mujeres. (…) si se reúnen aquí las mujeres, las de los beocios, las de los peloponesios y nosotras, salvaremos todas juntas a Grecia. (…) ¿No echáis de menos a los padres de vuestros hijitos, que están lejos, de servicio? Pues bien sé que todas vosotras tenéis al marido lejos de casa. (…). Y ni siquiera de los amantes ha quedado ni una chispa, pues desde que los milesios nos traicionaron, no he visto ni un solo consolador de cuero de ocho dedos de largo que nos sirviera de alivio “cueril”. Así que, si yo encontrara la manera, ¿querríais poner fin a la guerra con mi ayuda? (…) Voy a decíroslo, pues no tiene ya que seguir oculto el asunto. Mujeres, si vamos a obligar a los hombres a hacer la paz, tenemos que abstenernos... (…) del cipote. (…) CLEONICE. Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta, estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes que el cipote, que no hay nada comparable, Lisístrata, guapa. LISÍSTRATA. Y tú, ¿qué? (A MÍRRINA.) MÍRRINA. También yo prefiero andar por fuego. LISÍSTRATA. Jodidísima ralea nuestra, toda entera. No sin razón las tragedias se hacen a costa nuestra, pues no somos nada más que follar y parir. (A LAMPITO) LAMPITO. Pol loh doh diozeh, éh difisi que lah muhere duerman zin capuyo, zolah der todo. Zin embargo, zea, que jase musha farta la pá. LISÍSTRATA. Mucho sí, por las dos diosas. Porque si nos quedáramos quietecitas en casa, bien maquilladas, pasáramos a su lado desnudas con sólo las camisitas transparentes y con el triángulo depilado, y a nuestros maridos se les pusiera dura y ardieran en deseos de follar, pero nosotras no les hiciéramos caso, sino que nos aguantáramos, harían la paz a toda prisa, bien lo sé. LAMPITO. Pol lo menoh, Menelao, cuando eshó una mirada a loh meloneh de Helena, que ehtaba dehnuda, tiró la ehpada, creo yo. 31
  • 32. (…) (Las mujeres cogen la copa de vino para jurar sobre ella). CLEONICE. Mujeres, dejadme jurar a mí la primera. (1) (1) porque le gusta mucho el vino. LISÍSTRATA. No, por Afrodita; cuando te llegue el turno. Tocad todas la copa, Lampito, y que una en vuestro nombre repita exactamente lo que yo diga. Vosotras declararéis esto bajo juramento de acuerdo conmigo y lo mantendréis firmemente: “Ningún hombre, ni amante, ni marido”... CLEONICE. “Ningún hombre, ni amante, ni marido”... LISÍSTRATA.... “se acercará a mí descapullado”. Dilo. CLEONICE. ... “se acercará a mí descapullado”. ¡Ay, ay!, se me debilitan las rodillas, Lisístrata. LISÍSTRATA. “En casa pasaré el tiempo sin mi toro” CLEONICE. “En casa pasaré el tiempo sin mi toro”... LISÍSTRATA.... “con mi vestido azafranado (2) y muy bien arreglada”... (2) transparente CLEONICE. ... “con mi vestido azafranado y muy bien arreglada”... LISÍSTRATA.... “para que mi marido se ponga al rojo vivo”... CLEONICE. ... “para que mi marido se ponga al rojo vivo”... LISÍSTRATA.... “y nunca le seguiré la corriente a mi marido de buena gana”. CLEONICE.... “y nunca le seguiré la corriente a mi marido de buena gana”. LISÍSTRATA. “Pero si me obliga por la fuerza contra mi voluntad”... CLEONICE. “Pero si me obliga por la fuerza contra mi voluntad”... LISÍSTRATA.... “me dejaré de mala gana y no le seguiré en sus meneos”. CLEONICE. ... “me dejaré de mala gana y no le seguiré en sus meneos”. LISÍSTRATA. “No levantaré hacia el techo mis zapatillas persas”. CLEONICE. “No levantaré hacia el techo mis zapatillas persas”. LISÍSTRATA. “No me pondré a cuatro patas como una leona encima del rallador de queso”. CLEONICE. “No me pondré a cuatro patas como una leona encima del rallador de queso”. (Las mujeres toman la Acrópolis donde se guarda el dinero con que se financia la guerra. Los hombres las asedian con violencia pero ellas se resisten fieramente.) LA CORIFEO. Es que soy libre. (…) COMISARIO. ¿Qué es lo que vas a hacer? LISÍSTRATA. ¿Eso me preguntas? (El dinero) Lo vamos a administrar nosotras. COMISARIO. ¿Que vosotras lo vais a administrar? LISÍSTRATA. Y, ¿por qué te parece chocante? ¿No somos nosotras las que os administramos todo lo de la casa? COMISARIO. Pero no es lo mismo. LISÍSTRATA. ¿Cómo que no es lo mismo? COMISARIO. La guerra hay que hacerla contando con ese dinero. LISÍSTRATA. Pero lo primero de todo es que no hay que hacer la guerra. COMISARIO. Pues, ¿de qué otra manera estaremos a salvo? LISÍSTRATA. Nosotras os salvaremos. (…) Nosotras, en las primeras fases de la guerra y durante un tiempo, aguantamos, por lo prudentes que somos, cualquier cosa que hicierais vosotros los hombres -la verdad es que no nos dejabais ni rechistar-, y eso que agradarnos, no nos agradabais. Pero nosotras estábamos bien informadas de lo vuestro, y, por ejemplo, muchas veces, estando en casa, 32
  • 33. nos enterábamos de una mala resolución vuestra sobre un asunto importante. Y después, sufriendo por dentro, os preguntábamos con una sonrisa: “¿Qué cláusula habéis decidido, hoy, en la Asamblea, (…) en relación con la tregua?” “¿Y eso a ti, qué? -decía el marido de turno- ¿No te callarás?”, y yo me callaba. CLEONICE. Pero yo no me callaba nunca. COMISARIO. Habrías llorado, si no te callabas. LISÍSTRATA. Yo, cierto que me callaba. Pero cada vez nos enterábamos de una decisión vuestra peor que la anterior. Y, luego, preguntábamos: “Marido, ¿cómo es que actuáis de una manera tan disparatada?”. Y él, echándome una mirada atravesada, me decía en seguida que si yo no me ponía a hilar, mi cabeza iba a gemir a gritos. “De la guerra se ocuparán los hombres” (3) (3)verso de la Ilíada. COMISARIO. Bien dicho lo de aquel, por Zeus. LISÍSTRATA. ¿Cómo que bien, estúpido, si ni siquiera cuando vuestras decisiones eran malas nos estaba permitido sugeriros nada? Y cuando ya os oíamos a las claras por las calles: “¿Es que no queda ni un hombre en este país?”. “Desde luego que no, por Zeus”, decía otro; después de esto acordamos ya sin más salvar a Grecia todas juntas, reuniéndonos las mujeres. Pues, ¿de qué hubiera valido esperar? Así es que si queréis atendernos ahora a nosotras que os hablamos cuerdamente, y callaros como antes nosotras, podríamos enderezaros (…) COMISARIO. ¿Y cómo os las vais a arreglar vosotras para reconciliar y poner fin a tal cantidad de asuntos enmarañados en las ciudades griegas? LISÍSTRATA. Muy simple. COMISARIO. ¿Cómo? Explícamelo. LISÍSTRATA. Igual que el hilo, cuando se nos ha enredado, lo cogemos así (Muestra con gestos lo que está diciendo), y con los husos por un lado y por otro, lo traemos a su sitio, así también desenmarañaremos esta guerra, si es que nos dejan hacer, poniendo las cosas en su sitio por medio de embajadas a un lado y a otro. COMISARIO. ¿Así que con lanas, hilos y husos, os creéis que vais a poner fin a unos asuntos tan terribles? ¡Qué necias! LISÍSTRATA. Sí, y también vosotros, si tuvieras una pizca de sentido común, según nuestras lanas gobernaríais todo. COMISARIO. ¿Cómo? A ver. LISÍSTRATA. Primero, a la ciudad como al vellón de lana, después de haberle quitado la mugre lavándola en un baño, habría que ponerla sobre un lecho, apalearla para que eche a los sinvergüenzas y sacarle los abrojos; y a esos que se reúnen y se aglomeran junto a los cargos públicos, separarlos con el cardado y arrancarles... las cabezas. Después habría que esponjar la buena voluntad común y echarla en un cestito, mezclando a todos, a los metecos, a los extranjeros que sean amigos nuestros, y a los que tengan deudas con el Estado: también a esos mezclarlos ahí. ¡Por Zeus!, y las ciudades, todas las que son colonias de esta tierra, habría que tener una idea clara de que para nosotros son como los copos de lana que están cada uno por su lado; luego se cogen estos copos que forman cada una de ellas, se reúnen y se juntan en uno solo, y después se hace una gran bola y,con ella, se teje un vestido para la gente. COMISARIO. ¿No es terrible que estas arreglen el asunto dando palos y haciendo bolas, ellas que ni siquiera tomaron parte ninguna en la guerra? LISÍSTRATA. Hijo de perra, nosotras la aguantamos más que por partida doble. Lo primero de todo, que damos a luz a nuestros hijos y los enviamos como hoplitas... COMISARIO. Calla, deja los malos recuerdos. LISÍSTRATA. Además, cuando teníamos que disfrutar y sacarle partido a la juventud, 33
  • 34. dormimos solas por culpa de las campañas militares. Y aún lo nuestro pase, pero me dan pena las chicas que envejecen en sus habitaciones. COMISARIO. ¿Es que los hombres no envejecen? LISÍSTRATA. Por Zeus, no se parece nada. Pues cuando el hombre regresa, aunque esté lleno de canas, en seguida lo tienes casado con una jovencita. Pero el momento de la mujer es muy breve, y si no lo aprovecha, nadie quiere casarse con ella, y ahí se queda alimentando ilusiones. (…) LA CORIFEO. No me ocultes la desgracia que nos pasa. LISÍSTRATA. En dos palabras: queremos joder. (…) Yo no soy ya capaz de mantenerlas (a las mujeres) apartadas de los hombres: se escapan. (…) Oye, tú, ¿adónde vas tan corriendo? MUJER PRIMERA. Quiero ir a casa, que en casa tengo unas lanas de Miletoque me las están haciendo polvo las polillas. LISÍSTRATA. ¿Qué polillas? ¿Es que no vas a volver? MUJER PRIMERA. Pero si vendré en seguida, por las dos diosas, en cuanto extienda encima de la cama ... LISÍSTRATA. Nada de extender ni de salir a ningún sitio. MUJER PRIMERA. ¿Tengo que dejar que se eche a perder la lana? LISÍSTRATA. Si hace falta, sí. (Entra otra mujer.) MUJER SEGUNDA. ¡Desgraciada de mí, desgraciada!, ¡el lino que he dejado en casa sin pelar! LISÍSTRATA. Aquí sale otra en busca del lino sin pelar. ¡Anda, vuelve aquí! MUJER SEGUNDA. Por la Lucífera, yo sólo voy a pelarlo y vuelvo en seguida. LISÍSTRATA. No, no lo peles, que si empiezas con eso, otra mujer querrá hacer lo mismo. (Entra una tercera mujer.) MUJER TERCERA. Soberana Ilitía, contén el parto hasta que yo llegue a un lugar que no sea prohibido. LISÍSTRATA. ¿Qué bobadas dices? MUJER TERCERA. Estoy a punto de dar a luz. LISÍSTRATA. ¡Pero si ayer ni siquiera estabas embarazada! (…) ¡Dichosas mujeres! Basta ya de disparates. Os despepitáis por los hombres, seguro. (Se dirige a otra de ellas.) Pero, ¿crees que ellos no se despepitan por nosotras? Terribles, bien lo sé, son las noches que pasan ellos. Resistid, valientes, y soportadlo un poco de tiempo más, pues según un oráculo vamos a vencer si no reñimos. MUJER TERCERA. Léenos lo que dice. LISÍSTRATA. Pues callaos. “Cuando los pájaros se acurruquen en un solo lugar huyendo de las abubillas, y se abstengan del falo, se producirá el cese de sus desgracias, y lo que está encima lo pondrá debajo Zeus, de resonante voz...” MUJER TERCERA. ¿Que nos tumbaremos nosotras encima? (…) LISÍSTRATA. Un hombre, un hombre veo que se acerca trastornado, poseído por los éxtasis de Afrodita. (…) Sigue por ese camino tan tieso que llevas. 34
  • 35. (…) MÍRRINA. (…) ¡es mi marido, Cinesias! LISÍSTRATA. Lo que tienes que hacer ya es (…) engatusarlo con el quiero y no quiero, y decirle que sí a todo menos a lo que conoce la copa. (…) CINESIAS. Yo, esto (Señala su miembro), por Zeus, si quieres. Esto es lo que tengo, y lo que tengo te lo doy. LISÍSTRATA. Pues hala, voy a bajar a llamártela (a su mujer, Mirrina). (Se va.) CINESIAS. A toda prisa. Pues ninguna ilusión tengo por la vida, desde el momento en que ella se marchó de casa; sufro al entrar en ella, que todo me parece desierto. La comida, ningún gusto me da comerla. Es que estoy empalmado. (…) MÍRRINA. Y, ¿dónde se podría hacer eso, desdicha de hombre? (…) Hala, pues voy a traer una cama para nosotros dos. CINESIAS. De eso nada. Nos basta con el suelo. MÍRRINA. No, por Apolo, aunque seas así, no te haré acostarte en el suelo. CINESIAS. Desde luego mi mujer me quiere, está clarísimo. (Regresa MÍRRINA con la cama.) MÍRRINA. Aquí está, échate, acaba ya, que yo me voy desnudando. Pero, la cosa esta, la esterilla, hay que traerla. CINESIAS. ¿Qué rayo de esterilla? Para mí no. MÍRRINA. Sí, por Ártemis, que encima del jergón da vergüenza. CINESIAS. Déjame que te bese. MÍRRINA. Espera. (Sale MÍRRINA.) CINESIAS. ¡Ay, ay, ay! Vuelve a toda prisa. (Vuelve con una esterilla.) MÍRRINA. Aquí está la esterilla. Échate, que ya me desnudo. Pero, la cosa esa, la almohada, no tienes. CINESIAS. No me hace ninguna falta. MÍRRINA. Por Zeus, a mí sí. (Sale MÍRRINA.) CINESIAS. ¿Pero es que el cipote este es Heracles convidado a un banquete? (Vuelve MÍRRINA.) MÍRRINA. Levántate, alza. (Le pone la almohada.) Ya tengo todo. CINESIAS. Todo, seguro. Ven aquí, tesoro. MÍRRINA. El sujetador me lo suelto ya. Y recuerda: no vayas a engañarme en lo de hacer las paces. CINESIAS. ¡Que me muera, por Zeus! MÍRRINA. ¡Pero si no tienes manta! CINESIAS. Por Zeus, ni la necesito; joder es lo que quiero. MÍRRINA. Descuida, eso lo harás, que vengo en seguida. (Sale.) CINESIAS. La tía esta me va hacer polvo por culpa de las mantas. (Entra MÍRRINA.) MÍRRINA. Ponte erguido. CINESIAS. Bien erguida está esta. (Señala el miembro.) MÍRRINA. ¿Quieres que te eche perfume? CINESIAS. No, por Apolo, a mí no. 35
  • 36. MÍRRINA. Sí, por Afrodita, quieras o no. (Sale.) (…) (Vuelve) Eso voy a hacer, por Ártemis. Ya estoy descalza, por lo menos. Pero, vida mía, tienes que votar que se haga la paz. CINESIAS. Lo tendré en cuenta. (MÍRRINA se va.) Me ha matado, me ha hecho trizas mi mujer, y encima de todo lo demás, se marcha y me deja así, descapullado. ¡Ay!, ¿qué hago? ¿A quién joderé, rechazado por la más guapa de todas? ¿Cómo cuidaré a esta cría? (Señala el miembro.) ¿Dónde está el Perrozorro? (4) Alquílame la nodriza. (4) sobrenombre del dueño de un burdel. (…) HERALDO. Shiquiyo, como erardo vengo de Ehparta, ¡pol loh doh diozeh!, para tratá de la pá. PRÍTANIS. ¿Y te vienes con una lanza debajo del brazo? HERALDO. No, por Seuh, yo no. PRÍTANIS. ¿Para dónde te vuelves? ¿Y porqué te echas por delante la clámide? ¿Es que tienes un bulto en la ingle por culpa del viaje? HERALDO. Ehtá pirado er tío éhte, po Cáhto. PRÍTANIS. (Le aparta la clámide.) La tienes tiesa, desgraciado. (…) HERALDO. Tieza ehtá toda Lasedemonia, y todoh loh aliadoh ettán emparmadoh. Noh jasen farta lob cuencoh. PRITANIS. ¿Y cómo andáis? HERALDO. Heshoh porvo, que vamoh pol la ciudá encorvadoh, como zi yeváramoh una lámpara. Pueh lah muhereh no noh deban ni ziquiera tocal les er mirto ahta que todoh, en común, agamoh lah paseh en Gresia. PRÍTANIS. El asunto este es una conspiración de todas las mujeres, ahora lo veo. Rápido, di que envíen aquí embajadores con plenos poderes para tratar de la paz. Y yo le diré al Consejo que elija a otros embajadores de aquí, enseñándoles el cipote este. (…) LISÍSTRATA. No es difícil la cosa, si se les coge llenos de deseo y sin que intenten nada unos contra otros. Pronto lo sabré. ¿Dónde está Conciliación? (Aparece CONCILIACIÓN personificada en una chica desnuda.) Coge y trae primero a los laconios, no con mano arisca e insolente, ni a lo bruto como hacían nuestros hombres, sino como suelen hacerlo las mujeres, muy amistosamente. Al que no te dé la mano, tráetelo del cipote. (CONCILIACIÓN trae a los laconios.) Ahora ve y trae a estos atenienses; por donde te dejen, cógelos y tráemelos.(Trae a los atenienses.) Laconios, colocaos junto a mí, y vosotros (a los atenienses) a este lado, y escuchad mis palabras: “Mujer soy, pero tengo inteligencia” (4) “Por mí misma no discurro mal, y de mi padre y mis antepasados las palabras muchas tras haber oído, no estoy mal instruida.” (4) Cita de Melanipa la Sabia, de Eurípides. 36
  • 37. (…) LISÍSTRATA. Hala, como todo lo demás ha salido muy bien, llevaos, laconios, con vosotros a estas (Señala a las mujeres espartanas), y vosotros, a estas de aquí (Señala a las mujeres atenienses). Que el marido esté junto a su mujer, y la mujer junto a su marido, y, después de bailar en honor de los dioses por estos sucesos felices, que tengamos cuidado en lo sucesivo de no volver a cometer errores nunca más. (…) Actividades: 1.- Señala las características propias de la comedia clásica griega en esta obra: tema, personajes, lenguaje, humor situacional… 2.- Extrae elementos con los que puedas analizar la situación del mujer en la Grecia clásica y ten presente la que hemos analizado en otras obras clásicas: ¿dirías que casi 26 siglos después ha cambiado mucho? Argumenta tu respuesta. 3.- Lisístrata se considera una obra “feminista”. Argumenta ampliamente esta afirmación basándote en estos fragmentos. Sin embargo, al final de la obra Lisístrata estará en escena… pero callada. Son los hombres quienes vuelven a tomar el mando y la voz. 4.- El humor surge, en muchas ocasiones, de la dilogía, el uso de una palabra con un doble significado (el segundo, de carácter erótico). Localiza ejemplos en estos fragmentos. 5.- El 3 de marzo de 2003, con motivo de la guerra de Irak, se creó The Lysistrata Project (http://www.lysistrataproject.org/) en todo el mundo. En la entrada de wikipedia “huelga sexual” (https://es.wikipedia.org/wiki/Huelga_sexual) encontrarás actuaciones que mujeres contemporáneas han realizado, imitando a Lisístrata, en conflictos bélicos que estaban sufriendo . ESOPO (S. VI a. de C.) Fábulas. El cuervo y la zorra. Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol. Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz. El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos. La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo: 37
  • 38. -Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves. Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes. Actividades: 1.- Recuerda qué es una fabula y aplica esa definición a esta. 2.- Esta fábula ha sido recreada en la literatura española a lo largo de los siglos. Localiza las composiciones de: el Arcipreste de Hita (s. XIV) en el Libro de Buen Amor; Don Juan Manuel (S. XIV), en El Conde Lucanor; y Samaniego (S. XVIII), en sus Fábulas. Pero también en otras lenguas encontramos versiones de la fábula de Esopo: por ejemplo, Le Corbeau et le Renard, del francés La Fontaine, a quien encontrarás en el tema del siglo XVIII, el Neoclasicismo. Realiza un análisis comparativo de las cuatro historias con respecto a su original. LITERATURA LATINA PLAUTO (254-184 a. de C.) Anfitrión Júpiter desea a Alcmena, la mujer de Anfitrión, y aprovechando la ausencia de su marido, toma el aspecto físico de este para acostarse con su esposa. Le ayuda Mercurio, quien, a su vez, ha tomado el aspecto de Sosia, el esclavo de Anfitrión. De este modo, cuando regresan los verdaderos Anfitrión y Sosia, el enredo está servido. Al final, Alcmena dará a luz dos hijos: Hércules (hijo de Júpiter) e Ificles (hijo de Anfitrión). ACTO V, ESCENA PRIMERA BROMIA: (…) (Dándose cuenta de ANFITRIÓN) Pero, ¿qué es esto? ¿Quién es este viejo que está ahí caído junto a la puerta de casa? ¿Lo ha tocado un rayo de Júpiter? Lo creo, ¡por Pólux!, porque está tendido como si estuviera muerto. Voy a ver quién es. (Descubriendo la cara de ANFITRIÓN) ¡Pero si es Anfitrión, mi amo! (Intenta incorporarlo) ¡Anfitrión! ANFITRIÓN: ¡Estoy muerto! BROMIA: ¡Levántate! ANFITRIÓN: ¡Soy un hombre acabado! BROMIA: ¡Dame la mano! 38