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CONCEPTO
La enfermedad úlcero-péptica es un trastorno
inflamatorio crónico de la mucosa gástrica y duode-
nal. La úlcera péptica es una lesión profunda de la
mucosa que penetra en la muscularis mucosae mien-
tras que la erosión es más superficial y no afecta a la
muscularis. En nuestro medio, la úlcera es un hallaz-
go poco frecuente en el niño con síntomas dispépti-
cos; en hospitales de referencia no se supera la cifra
de 4 a 6 casos nuevos diagnosticados al año.
PATOGENIA
La inflamación de la mucosa gástrica y duodenal
es el resultado del desequilibrio entre factores agre-
sivos y defensivos de la mucosa gástrica. Dependien-
do del grado de desequilibrio se desarrollará una gas-
tritis de intensidad variable y, en casos más graves,
una ulceración franca de la mucosa, pudiendo coexis-
tir o no ambas lesiones.
Dentro de los factores agresivos o citotóxicos
están el ácido clorhídrico, la pepsina, medicamentos
como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroide-
os (AINES), los ácidos biliares y el Helicobacter pylo-
ri (H. pylori). Los mecanismos defensivos o protec-
tores de la mucosa gástrica reflejan la capacidad del
huésped para protegerse de los efectos nocivos de los
factores agresivos. Entre estos mecanismos citopro-
tectores encontramos la capa de moco, que protege
a las células epiteliales del ácido clorhídrico y de la
pepsina, y la secreción de bicarbonato que da lugar
a una disminución de la acidez bajo la capa de moco,
proporcionando una protección adicional a las célu-
las epiteliales. Las prostaglandinas defienden la mu-
cosa inhibiendo directamente la secreción ácida a nivel
de las células parietales, aumentando la producción
de bicarbonato y moco y mejorando el flujo sanguí-
neo de la mucosa.
El ácido clorhídrico se produce en las células
parietales u oxínticas del cuerpo y fundus gástrico
como respuesta a una serie de estímulos. Durante la
fase cefálica de la digestión se estimula el vago que
libera acetilcolina; durante la fase gástrica, la dis-
tensión del estómago por el bolo alimenticio, el au-
mento del pH >3 y ciertos aminoácidos producto del
inicio de la digestión de las proteínas hacen que se
libere gastrina por parte de las células G del antro y
acetilcolina y, finalmente, durante la fase intestinal,
la digestión proteica en curso libera gastrina.Asu vez,
la gastrina y la acetilcolina estimulan las células ente-
rocromafin-like de la lámina propia para que produz-
can histamina en zonas próximas a las células parie-
tales, favoreciendo así la producción de ácido median-
te un mecanismo paracrino. La vía final común de
la producción de ácido en la célula parietal, indepen-
dientemente de cual haya sido el estímulo, es la bom-
ba de protones (H+/K+ ATPasa). Dicho enzima cata-
liza el bombeo de hidrogeniones fuera del citoplasma
hacia la luz del canalículo secretorio a cambio de iones
potasio. La salida de hidrogeniones permite que se
acumule en la célula iones hidroxilo que, mediante la
acción de la anhidrasa carbónica, se transforman en
bicarbonato; éste pasa al torrente sanguíneo y es la
fuerza que dirige la entrada de cloro a la célula y pos-
teriormente a la luz gástrica donde se une a los hidro-
geniones para formar ácido clorhídrico. Estos meca-
nismos de transporte están representados en la Figu-
ra 1.
En el recién nacido a término la acidificación gás-
trica se produce inmediatamente tras el nacimiento.
La secreción ácida basal aumenta durante los prime-
Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal
Mª Luz Cilleruelo Pascual1, Sonia Fernández Fernández2
1Hospital Puerta de Hierro. Majadahonda. Madrid. 2Hospital Severo Ochoa. Leganés.
Madrid.
10
ros meses de vida, independientemente de la edad de
gestación, alcanzando los niveles del adulto a los 4-6
meses de edad. La úlcera duodenal se asocia, con
mayor frecuencia que la gástrica, a un aumento en
la producción de ácido. No obstante, la hipersecre-
ción de ácido por si sola no es previsible que cause
ulceración, salvo en los raros casos de síndrome de
Zollinger-Ellison,
CLÍNICA
El dolor epigástrico recurrente es el síntoma carac-
terístico de la enfermedad úlcero-péptica y en muchos
casos existe una historia familiar de enfermedad ulce-
rosa. En niños mayores de 10 años los síntomas son
similares a los del adulto, sin embargo, el niño peque-
ño es incapaz de localizar el dolor y puede presentar-
se con anorexia e irritabilidad, sobre todo durante las
comidas, e incluso hemorragia digestiva. Los sínto-
mas suelen ser episódicos repitiéndose cíclicamente
con periodos de remisión de semanas o meses. En las
series de niños con ulcus duodenal se estima que, en
el episodio inicial, el 90% de los afectados manifies-
tan dolor abdominal, el 37% melena, el 10% vómitos
y el 5% hematemesis. Sólo en el 7% de los casos de
dolor abdominal de tipo funcional los síntomas
despiertan al niño durante la noche mientras que esto
ocurre en el 60% de los afectos de úlcera péptica. Hay
que diferenciar entre el despertar nocturno y la difi-
cultad en conciliar el sueño, que es más característi-
co del dolor abdominal de origen funcional.
En general, los síntomas de la enfermedad pép-
tica pueden englobarse en el término dispepsia, defi-
nida como un síndrome de síntomas no específicos,
continuos o intermitentes, relacionados con el tracto
digestivo superior. En la valoración del paciente dis-
péptico es importante realizar una adecuada historia
clínica con una cuidadosa encuesta dietética, en la que
pueden identificarse alimentos que empeoran o des-
encadenan los síntomas. Debe interrogarse acerca de
la ingesta de medicaciones potencialmente ulcerogé-
nicas y, asimismo, es útil tener en cuenta si la admi-
nistración de fármacos que inhiben la secreción áci-
86 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP
Sangre Célula parietal Luz gástrica
K+ K+ K+
H+
H+H+
Na+ Na+
Cl– Cl– Cl–
OH–COH3
–
H2O
Anhidrasa
carbónica
ATPasa Na+/K+
ATPasa H+/K+
FIGURA 1. Mecanismos de producción de ácido: procesos de transporte.
da mejora la sintomatología. La exploración física
suele ser poco reveladora y el dolor a la palpación a
nivel de epigastrio parece relacionarse mal con la exis-
tencia de patología.
Se consideran síntomas de alarma en la historia
clínica: Pérdida de peso, presencia de sangre en heces,
vómitos significativos, dolor nocturno que despierta
al niño e historia familiar de enfermedad úlcero-pép-
tica.
EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS
Estaría indicada la realización de hemograma con
velocidad de sedimentación globular, proteína C reac-
tiva, test de función hepática, amilasa, lipasa y hemo-
rragias ocultas en heces. En función de los síntomas
clínicos que predominen y los hallazgos de la ex-
ploración física se efectuarán pruebas más dirigidas
para descartar las entidades que se muestran en la
Tabla I y que constituyen el diagnóstico diferencial
de la dispepsia. Entre estas exploraciones se encuen-
tran el tránsito digestivo, la ecografía abdominal, la
pHmetría intraesofágica de 24 horas, los estudios de
motilidad y la valoración psicológica. No debe olvi-
darse que, tras el conjunto de síntomas propios de la
dispepsia, el paciente puede estar iniciando un tras-
torno de la conducta alimentaria.
Si tras la valoración de las características de los
síntomas y la normalidad de las exploraciones com-
plementarias, el paciente se diagnostica de dispepsia,
podría realizarse un tratamiento empírico inicial con
inhibidores de los receptores H2 durante 2 a 4 semanas.
Si el niño no mejora o si los síntomas reaparecen al
suspender la medicación estaría indicada la realiza-
ción de una gastroscopia. La decisión de realizar esta
exploración va a depender de la frecuencia e inten-
sidad de los síntomas y si estos alteran de forma sig-
nificativa las actividades del paciente. La gastrosco-
pia se llevará a cabo inicialmente en casos de sangra-
do digestivo, hallazgos patológicos en el tránsito
digestivo, disfagia, rechazo completo de la alimen-
tación y vómitos persistentes.
En la endoscopia deben describirse tanto la nor-
malidad como los hallazgos visualizados y su loca-
lización anatómica. Las lesiones más frecuentes son:
mucosa eritematosa, nodularidad, engrosamiento de
los pliegues gástricos, erosión y úlcera. La erosión
tiene habitualmente una base blanquecina y está rode-
ada de eritema. La ulceración presenta una base más
profunda y de bordes más prominentes que la erosión.
87Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal
TABLA I. Causas de enfermedad úlcero-péptica
Enfermedad úlceropéptica primaria
Asociada a H. pylori
No asociada a H. pylori o idiopática
Estados de hipersecreción ácida:
– Síndrome de Zollinger-Ellison
– Hiperplasia o hiperfunción de las células G
– Gastrinoma
– Mastocitosis sistémica
– Síndrome de intestino corto
– Hiperparatiroidismo
– Fibrosis quística
Enfermedad úlceropéptica secundaria
– Enfermedad de Crohn con afectación digestiva
alta
– Ulceras de estrés. Ulceras neonatales
– Gastropatía traumática o por prolapso
– Gastropatía inducida por drogas
– Gastritis alérgica. Gastritis eosinofílica
– Gastropatía secundaria al uso de inhibidores de
la bomba de protones
– Gastritis en la enfermedad celíaca
– Gastritis en la enfermedad granulomatosa
crónica
– Gastritis colágena
– Infecciosa: CMV (enfermedad de Menétrièr),
influenza A, herpes simple. Epstein-Barr,
micoplasma, anisakiasis, G. lamblia,
candidiasis
– Gastropatía urémica. Gastritis en la
hipertensión portal
– Gastritis crónica varioliforme
– Gastritis en la enfermedad de injerto frente a
huésped
– Gastritis en la Púrpura de Schöölein-Henoch
– Gastropatía secundaria a ingesta de cáusticos
– Gastropatía secundaria a reflujo biliar
– Gastritis en la anemia perniciosa y otras
enfermedades autoinmunes
– Gastritis inducida por ejercicio
– Gastritis en las enfermedades granulomatosas
– Gastropatía secundaria a radiación
Para el estudio histopatológico deben tomarse biop-
sias de la lesión y/o de la mucosa que la rodea. Se re-
comienda extraer al menos dos biopsias de antro gás-
trico, localización que proporciona la máxima efica-
cia diagnóstica en el niño, aunque también pueden
obtenerse de la unión entre el antro y cuerpo (mayor
frecuencia de localización de metaplasia), el cuerpo
gástrico y el cardias.
En la gastritis se observa un infiltrado inflamato-
rio crónico de linfocitos, monocitos y células plasmá-
ticas, acompañado o no de neutrófilos, que marcan el
grado de actividad de la inflamación.Asimismo, pue-
den encontarse folículos linfoides muy sugestivos de
infección por H. pylori. La atrofia gástrica se define
como la pérdida de las glándulas de la mucosa que
son reemplazadas por tejido fibroso o por células
metaplásicas intestinales. Debe distinguirse de la
“pseudoatrofia” que se produce cuando existe un inten-
so infiltrado inflamatorio y edema que presiona las
glándulas, hallazgos reversibles cuando cede la infla-
mación. La atrofia gástrica, aunque infrecuente, pue-
de encontrarse en el niño sobre todo asociada a la
infección por H. pylori. Se recomienda un seguimien-
to prolongado de estos pacientes dado que no se cono-
ce su evolución en el paciente pediátrico.
Aunque la erradicación del H. pylori da lugar a
la curación de la gastritis, la asociación entre gastri-
tis por H. pylori y epigastralgia recurrente es muy
débil. Por este motivo, los comités de expertos no
aconsejan la búsqueda rutinaria de la infección por H.
pylori mediante métodos diagnósticos no invasivos
(serología, test del aliento con urea C13, antígeno de
H. pylori en heces). Si los síntomas del niño son lo
suficientemente importantes como para sospechar
enfermedad orgánica, el paciente debe remitirse para
completar el estudio, dentro del cual se valorará la
realización de una gastroscopia.
CLASIFICACIÓN
Enfermedad úlcero-péptica primaria
La localización más frecuente de este tipo de úlce-
ras es el duodeno y asocian una gastritis crónica. Den-
tro de ellas se consideran las producidas por el H. pylo-
ri. El H. pylori es una bacteria espiral, flagelada, Gram
negativa que causa la mayoría de las gastritis en-
contradas en la valoración endoscópica de los niños
con epigastralgia recurrente. La primoinfección por
H. pylori, aunque raramente diagnosticada, se adquie-
re en la infancia dando lugar a una gastritis aguda que
cursa con hipoclorhidria y un periodo transitorio de
síntomas dispépticos. Después de un intervalo de
semanas se desarrolla una gastritis crónica, con o sin
infiltrado de neutrófilos, que es de predominio antral.
La acidez gástrica retorna a la normalidad y la gastri-
tis sigue un curso asintomático en la mayoría de los
casos. La evolución posterior es muy variable y depen-
de de factores tanto de la bacteria como del hués-
ped. Los pacientes con gastritis de predominio antral
presentan una mayor producción de ácido y tienen
riesgo de desarrollar úlcera duodenal. Por el contra-
rio, los pacientes con gastritis de predominio en cuer-
po gástrico producen menos ácido, lo que les pre-
dispone al desarrollo de úlcera gástrica. En este caso,
y en un porcentaje bajo de individuos, puede desarro-
llarse atrofia gastrica, metaplasia intestinal, displasia
y, finalmente, carcinoma gástrico. Desde el punto
de vista endoscópico, en la gastritis por H. pylori es
característica la existencia de nodularidad en el antro
gástrico que puede persistir meses o incluso años tras
la erradicación del germen.
Existen úlceras H. pylori negativas cuya causa es
desconocida por lo que también se denominan idio-
páticas. El carácter diferencial respecto a las anterio-
res es que no se observa nodularidad, la gastritis está
prácticamente ausente y con cierta frecuencia se pre-
sentan en forma de hemorragia digestiva.
Las enfermedades en las que se produce una
hipersecreción ácida son infrecuentes en los niños.
Los ejemplos de estas situaciones se enumeran en la
Tabla I.
Enfermedad úlcero-péptica secundaria
Ocurren en presencia de factores ulcerogénicos
identificables, diferentes a la existencia del H. pylo-
ri. Suelen ser de carácter agudo y la localización es
más frecuente en estómago que en duodeno. Un lis-
tado de sus causas se enumera en la Tabla II.
La aspirina y losAINES causan lesión directa de
la mucosa gástrica pero también, y lo que es clínica-
mente más relevante dado que por vía parenteral pro-
ducen los mismos efectos, van a alterar los mecanis-
mos protectores a través de una disminución en la
88 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP
secreción de bicarbonato. Ambos fármacos causan
daño microvascular y retrasan la cicatrización del epi-
telio. El principal motivo de preocupación es el uso
prolongado de AINES. Aunque el ácido no parece
jugar un papel directo en el desarrollo de la ulcera-
ción, la supresión ácida con inhibidores de la bomba
de protones (IBP) reduce el riesgo de ulceración y
sangrado en estos casos.Asimismo, se recomienda la
erradicación del H. pylori en niños que precisen tra-
tamiento con AINES a elevadas dosis o a largo pla-
zo. Otras drogas capaces de producir lesiones gás-
tricas son el ácido valproico, dexametasona, agentes
quimioterápicos, el cloruro potásico, hierro, cisteami-
na (utilizada en el tratamiento de la cistinosis), tra-
tamiento prolongado con flúor y el alcohol.
La llamada gastropatía traumática o por prolap-
so se produce durante episodios de náuseas y vómi-
tos intensos o repetidos que ocasionan una hemorra-
gia subepitelial en el fundus y parte proximal del cuer-
po gástrico. Al mismo tiempo se producen erosiones
en la unión gastroesofágica, el llamado Síndrome de
Mallory-Weiss. Aunque estas situaciones tienden a
resolverse de forma rápida pueden causar una pérdi-
da de sangre significativa.
TRATAMIENTO
Disminución de los factores agresivos:
Neutralización ácida
Los antiácidos están indicados en niños de cual-
quier edad a 0,5 ml/kg/dosis una y tres horas tras las
comidas y antes de acostarse. Dadas las múltiples dosis
diarias que se precisan para que estos fármacos sean
eficaces, el cumplimiento del tratamiento es, a nivel
práctico, muy difícil, por lo que se usan para el alivio
temporal de los síntomas. Habitualmente estos fárma-
cos combinan las sales de aluminio y magnesio para
disminuir los efectos secundarios de estreñimiento y
diarrea respectivamente que poseen estas sustancias.
Los antagonistas de los receptores H2 compiten
con la acción de la histamina de forma muy selectiva
y reversible. El más utilizado es la ranitidina. En el
niño pequeño la ranitidina puede administrarse en for-
ma de comprimidos efervescentes o como fórmula
magistral a concentración de 15 ó 20 mg por mililitro.
Su mayor inconveniente es el desarrollo de taquifila-
xia con el uso prolongado. No tiene efecto sobre el H.
pylori por lo que puede retirarse 48 horas antes de la
realización de los test dirigidos a su diagnóstico.
Los IBP actúan inhibiendo irreversiblemente la
vía final común de la formación de ácido. Son los anti-
secretores más potentes y su uso no genera toleran-
cia. Para ejercer su acción precisan que las bombas
de protones estén activas, por lo que deben
administrarse 30 minutos antes del desayuno. Consi-
guen un efecto estable el tercer día del tratamiento,
observándose siempre un pH gástrico más elevado
durante el día que durante la noche. Incluso cuando
se administra una segunda dosis antes de la cena, no
se puede evitar el descenso del pH nocturno debido a
la producción de una secreción muy ácida, aunque de
escaso volumen.
La mayoría de los estudios con IBP están reali-
zados en niños con enfermedad por reflujo gastroe-
sofágico, sin embargo, en la práctica, son utilizados
en otros trastornos ulceropépticos.
Los principales fármacos de este grupo son el
omeprazol, pantoprazol, lansoprazol y esomeprazol.
Cada uno de estos fármacos ha ido mejorando el per-
fil de eficacia antisecretora. Las cápsulas tienen una
cubierta que se deshace en el pH ácido del estóma-
go donde se liberan los gránulos que hay en su inte-
rior. Estos gránulos tienen una cubierta resistente al
ácido y cuando llegan a las porciones proximales del
intestino, con un pH más alcalino, se libera el profár-
maco y se absorbe. Si el niño no es capaz de tragar la
cápsula es necesario abrirla y los gránulos deben ser
89Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal
TABLA II. Diagnóstico diferencial de la dispepsia.
Dispepsia funcional
Dispepsia orgánica:
– Enfermedad úlcero-péptica
– Reflujo gastroesofágico
– Enfermedad de la mucosa gastroduodenal:
enfermedad de Crohn, gastritis eosinofílica
– Alteraciones de la motilidad gastroduodenal
– Pancreatitis
– Colecistitis
– Colelitiasis
– Alteraciones de la motilidad: gastroparesia,
pseudoobstrucción, disquinesia biliar
ingeridos sin masticar en un vehículo ácido, como
el yogur o zumo de fruta. Si no se administra de esta
manera, la cubierta de los gránulos se disolverá en
el pH prácticamente neutro del esófago y el fármaco
será destruido en el estómago. Existe la posibilidad
de reconstituirlos de forma líquida en una solución de
bicarbonato sódico al 8,4%. Sin embargo, un estudio
reciente ha puesto en entredicho la biodisponibilidad
del omeprazol administrado de esta manera. Otra alter-
nativa es el uso de las formas flas (bucodispersables)
y los comprimidos gastrorresistentes (mups: multiple
unit pellet system) que pueden disolverse en agua o
zumos de frutas (Tabla III).
Esomeprazol está aprobado en España para el tra-
tamiento de la ERGE en niños a partir de 1 año.
Hasta el momento actual no se han descrito casos
de atrofia gástrica atribuible a la utilización de IBP.
Su uso prolongado o a elevadas dosis puede causar
hiperplasia de las células parietales que desaparece a
las semanas de la interrupción del tratamiento.
Los nuevos IBP en desarrollo no precisarán para
ejercer su acción que las bombas de protones estén acti-
vas, por lo que conseguirán una completa inhibición
de la secreción desde el primer día del tratamiento.
Mejora de los factores defensivos: Agentes
citoprotectores
El sucralfato forma un gel pegajoso que se adhie-
re a las proteínas de la mucosa lesionada; de esta for-
ma la protege al mismo tiempo que aumenta el flujo
sanguíneo y la producción de moco y bicarbonato. No
sólo actúa a nivel del pH ácido del estómago sino tam-
bién, y de forma eficaz, en esófago y duodeno. Debe
tomarse con el estómago vacío y evitarse la ingestión
90 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP
TABLA III. Fármacos utilizados en el tratamiento de la enfermedad úlcero-péptica
Fármaco Dosificación Formulación
Antagonistas H2
Ranitidina 8-10 mg/kg/día cada 12 horas Comprimidos 150 y 300 mg
Máximo 150 mg 2 dosis al día Comprimidos efervescentes 150 y
300 mg
Inhibidores bomba protones
Omeprazol1 1 mg/kg/día (0,7-3,3 mg/k/d) Comprimidos 20 mg y 40 mg
Máximo 20 mg 2 dosis al día
Lansoprazol2 15 mg < 30 kg Cápsulas y comprimidos
30 mg > 30 kg bucodispersables 15 y 30 mg
Pantoprazol3 0,6-0,9 mg/kg/d Comprimidos de 20 y 40 mg
Dosis máxima 40 mg al día
Esomeprazol4 - 1-11 años: Sobres 10 mg
10 mg < 20 kg
10-20 mg > 20 kg
- 12-17 años: Comprimidos de 20 y 40 mg
20-40 mg Comprimidos gastrorresistentes
(mups) 20 y 40 mg
Agentes citoprotectores
Sucralfato 40-80 mg/kg/día Tabletas 1 gramo
Máximo 1 gramo 4 dosis al día Sobres 5 ml / 1 gramo
1Omeprazol: Aprobado en niños mayores de un año. 2Lansoprazol comprimidos bucodispersables: La evaluación de la
farmacocinética en niños de 1 a 17 años fue similar a la del adulto a las dosis indicadas en la tabla. 3Pantoprazol: Existen
pocos estudios en la edad pediátrica.4Esomeprazol: Aprobado en niños mayores de un año.
de leche y antiácidos ya que se une a ellos y se neu-
tralizaría su efecto. Esta afinidad hace que pueda alte-
rarse la absorción de otras sustancias como la digo-
xina, ciprofloxacino, fenitoína, ranitidina y vitaminas
liposolubles. Está contraindicado en niños con insu-
ficiencia renal.
Disminución de los factores agresivos y mejora
de los factores defensivos: Erradicación del H.
pylori
Debe efectuarse un tratamiento erradicador en
pacientes con úlcera por H. pylori. En el caso de gastri-
tis sin úlcera, puede ofrecerse el tratamiento, informan-
do al paciente y a su familia que la desaparición del gér-
men, y la consiguiente curación de la gastritis, no con-
llevan necesariamente la resolución de los síntomas.
El tratamiento recomendado para la erradicación
del H. pylori es la triple terapia. Consiste en un fárma-
co que neutraliza la acidez gástrica, como el subcitra-
to de bismuto o un IBP, y dos antibióticos, la amoxicili-
na y el metronidazol o la claritromicina en pautas de
10 a 14 días. El fracaso del tratamiento se relaciona
con la falta de cumplimiento y, sobre todo, con las
resistencias antibióticas. En nuestro medio, la resis-
tencia al metronidazol es elevada, pero lo es aún más
a la claritromicina, lo que limita enormemente su uso.
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Past, present and future. J Clin Gastroenterol 2007; 41:
S226-S242.
91Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal

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GASTRITIS

  • 1. CONCEPTO La enfermedad úlcero-péptica es un trastorno inflamatorio crónico de la mucosa gástrica y duode- nal. La úlcera péptica es una lesión profunda de la mucosa que penetra en la muscularis mucosae mien- tras que la erosión es más superficial y no afecta a la muscularis. En nuestro medio, la úlcera es un hallaz- go poco frecuente en el niño con síntomas dispépti- cos; en hospitales de referencia no se supera la cifra de 4 a 6 casos nuevos diagnosticados al año. PATOGENIA La inflamación de la mucosa gástrica y duodenal es el resultado del desequilibrio entre factores agre- sivos y defensivos de la mucosa gástrica. Dependien- do del grado de desequilibrio se desarrollará una gas- tritis de intensidad variable y, en casos más graves, una ulceración franca de la mucosa, pudiendo coexis- tir o no ambas lesiones. Dentro de los factores agresivos o citotóxicos están el ácido clorhídrico, la pepsina, medicamentos como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroide- os (AINES), los ácidos biliares y el Helicobacter pylo- ri (H. pylori). Los mecanismos defensivos o protec- tores de la mucosa gástrica reflejan la capacidad del huésped para protegerse de los efectos nocivos de los factores agresivos. Entre estos mecanismos citopro- tectores encontramos la capa de moco, que protege a las células epiteliales del ácido clorhídrico y de la pepsina, y la secreción de bicarbonato que da lugar a una disminución de la acidez bajo la capa de moco, proporcionando una protección adicional a las célu- las epiteliales. Las prostaglandinas defienden la mu- cosa inhibiendo directamente la secreción ácida a nivel de las células parietales, aumentando la producción de bicarbonato y moco y mejorando el flujo sanguí- neo de la mucosa. El ácido clorhídrico se produce en las células parietales u oxínticas del cuerpo y fundus gástrico como respuesta a una serie de estímulos. Durante la fase cefálica de la digestión se estimula el vago que libera acetilcolina; durante la fase gástrica, la dis- tensión del estómago por el bolo alimenticio, el au- mento del pH >3 y ciertos aminoácidos producto del inicio de la digestión de las proteínas hacen que se libere gastrina por parte de las células G del antro y acetilcolina y, finalmente, durante la fase intestinal, la digestión proteica en curso libera gastrina.Asu vez, la gastrina y la acetilcolina estimulan las células ente- rocromafin-like de la lámina propia para que produz- can histamina en zonas próximas a las células parie- tales, favoreciendo así la producción de ácido median- te un mecanismo paracrino. La vía final común de la producción de ácido en la célula parietal, indepen- dientemente de cual haya sido el estímulo, es la bom- ba de protones (H+/K+ ATPasa). Dicho enzima cata- liza el bombeo de hidrogeniones fuera del citoplasma hacia la luz del canalículo secretorio a cambio de iones potasio. La salida de hidrogeniones permite que se acumule en la célula iones hidroxilo que, mediante la acción de la anhidrasa carbónica, se transforman en bicarbonato; éste pasa al torrente sanguíneo y es la fuerza que dirige la entrada de cloro a la célula y pos- teriormente a la luz gástrica donde se une a los hidro- geniones para formar ácido clorhídrico. Estos meca- nismos de transporte están representados en la Figu- ra 1. En el recién nacido a término la acidificación gás- trica se produce inmediatamente tras el nacimiento. La secreción ácida basal aumenta durante los prime- Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal Mª Luz Cilleruelo Pascual1, Sonia Fernández Fernández2 1Hospital Puerta de Hierro. Majadahonda. Madrid. 2Hospital Severo Ochoa. Leganés. Madrid. 10
  • 2. ros meses de vida, independientemente de la edad de gestación, alcanzando los niveles del adulto a los 4-6 meses de edad. La úlcera duodenal se asocia, con mayor frecuencia que la gástrica, a un aumento en la producción de ácido. No obstante, la hipersecre- ción de ácido por si sola no es previsible que cause ulceración, salvo en los raros casos de síndrome de Zollinger-Ellison, CLÍNICA El dolor epigástrico recurrente es el síntoma carac- terístico de la enfermedad úlcero-péptica y en muchos casos existe una historia familiar de enfermedad ulce- rosa. En niños mayores de 10 años los síntomas son similares a los del adulto, sin embargo, el niño peque- ño es incapaz de localizar el dolor y puede presentar- se con anorexia e irritabilidad, sobre todo durante las comidas, e incluso hemorragia digestiva. Los sínto- mas suelen ser episódicos repitiéndose cíclicamente con periodos de remisión de semanas o meses. En las series de niños con ulcus duodenal se estima que, en el episodio inicial, el 90% de los afectados manifies- tan dolor abdominal, el 37% melena, el 10% vómitos y el 5% hematemesis. Sólo en el 7% de los casos de dolor abdominal de tipo funcional los síntomas despiertan al niño durante la noche mientras que esto ocurre en el 60% de los afectos de úlcera péptica. Hay que diferenciar entre el despertar nocturno y la difi- cultad en conciliar el sueño, que es más característi- co del dolor abdominal de origen funcional. En general, los síntomas de la enfermedad pép- tica pueden englobarse en el término dispepsia, defi- nida como un síndrome de síntomas no específicos, continuos o intermitentes, relacionados con el tracto digestivo superior. En la valoración del paciente dis- péptico es importante realizar una adecuada historia clínica con una cuidadosa encuesta dietética, en la que pueden identificarse alimentos que empeoran o des- encadenan los síntomas. Debe interrogarse acerca de la ingesta de medicaciones potencialmente ulcerogé- nicas y, asimismo, es útil tener en cuenta si la admi- nistración de fármacos que inhiben la secreción áci- 86 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP Sangre Célula parietal Luz gástrica K+ K+ K+ H+ H+H+ Na+ Na+ Cl– Cl– Cl– OH–COH3 – H2O Anhidrasa carbónica ATPasa Na+/K+ ATPasa H+/K+ FIGURA 1. Mecanismos de producción de ácido: procesos de transporte.
  • 3. da mejora la sintomatología. La exploración física suele ser poco reveladora y el dolor a la palpación a nivel de epigastrio parece relacionarse mal con la exis- tencia de patología. Se consideran síntomas de alarma en la historia clínica: Pérdida de peso, presencia de sangre en heces, vómitos significativos, dolor nocturno que despierta al niño e historia familiar de enfermedad úlcero-pép- tica. EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS Estaría indicada la realización de hemograma con velocidad de sedimentación globular, proteína C reac- tiva, test de función hepática, amilasa, lipasa y hemo- rragias ocultas en heces. En función de los síntomas clínicos que predominen y los hallazgos de la ex- ploración física se efectuarán pruebas más dirigidas para descartar las entidades que se muestran en la Tabla I y que constituyen el diagnóstico diferencial de la dispepsia. Entre estas exploraciones se encuen- tran el tránsito digestivo, la ecografía abdominal, la pHmetría intraesofágica de 24 horas, los estudios de motilidad y la valoración psicológica. No debe olvi- darse que, tras el conjunto de síntomas propios de la dispepsia, el paciente puede estar iniciando un tras- torno de la conducta alimentaria. Si tras la valoración de las características de los síntomas y la normalidad de las exploraciones com- plementarias, el paciente se diagnostica de dispepsia, podría realizarse un tratamiento empírico inicial con inhibidores de los receptores H2 durante 2 a 4 semanas. Si el niño no mejora o si los síntomas reaparecen al suspender la medicación estaría indicada la realiza- ción de una gastroscopia. La decisión de realizar esta exploración va a depender de la frecuencia e inten- sidad de los síntomas y si estos alteran de forma sig- nificativa las actividades del paciente. La gastrosco- pia se llevará a cabo inicialmente en casos de sangra- do digestivo, hallazgos patológicos en el tránsito digestivo, disfagia, rechazo completo de la alimen- tación y vómitos persistentes. En la endoscopia deben describirse tanto la nor- malidad como los hallazgos visualizados y su loca- lización anatómica. Las lesiones más frecuentes son: mucosa eritematosa, nodularidad, engrosamiento de los pliegues gástricos, erosión y úlcera. La erosión tiene habitualmente una base blanquecina y está rode- ada de eritema. La ulceración presenta una base más profunda y de bordes más prominentes que la erosión. 87Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal TABLA I. Causas de enfermedad úlcero-péptica Enfermedad úlceropéptica primaria Asociada a H. pylori No asociada a H. pylori o idiopática Estados de hipersecreción ácida: – Síndrome de Zollinger-Ellison – Hiperplasia o hiperfunción de las células G – Gastrinoma – Mastocitosis sistémica – Síndrome de intestino corto – Hiperparatiroidismo – Fibrosis quística Enfermedad úlceropéptica secundaria – Enfermedad de Crohn con afectación digestiva alta – Ulceras de estrés. Ulceras neonatales – Gastropatía traumática o por prolapso – Gastropatía inducida por drogas – Gastritis alérgica. Gastritis eosinofílica – Gastropatía secundaria al uso de inhibidores de la bomba de protones – Gastritis en la enfermedad celíaca – Gastritis en la enfermedad granulomatosa crónica – Gastritis colágena – Infecciosa: CMV (enfermedad de Menétrièr), influenza A, herpes simple. Epstein-Barr, micoplasma, anisakiasis, G. lamblia, candidiasis – Gastropatía urémica. Gastritis en la hipertensión portal – Gastritis crónica varioliforme – Gastritis en la enfermedad de injerto frente a huésped – Gastritis en la Púrpura de Schöölein-Henoch – Gastropatía secundaria a ingesta de cáusticos – Gastropatía secundaria a reflujo biliar – Gastritis en la anemia perniciosa y otras enfermedades autoinmunes – Gastritis inducida por ejercicio – Gastritis en las enfermedades granulomatosas – Gastropatía secundaria a radiación
  • 4. Para el estudio histopatológico deben tomarse biop- sias de la lesión y/o de la mucosa que la rodea. Se re- comienda extraer al menos dos biopsias de antro gás- trico, localización que proporciona la máxima efica- cia diagnóstica en el niño, aunque también pueden obtenerse de la unión entre el antro y cuerpo (mayor frecuencia de localización de metaplasia), el cuerpo gástrico y el cardias. En la gastritis se observa un infiltrado inflamato- rio crónico de linfocitos, monocitos y células plasmá- ticas, acompañado o no de neutrófilos, que marcan el grado de actividad de la inflamación.Asimismo, pue- den encontarse folículos linfoides muy sugestivos de infección por H. pylori. La atrofia gástrica se define como la pérdida de las glándulas de la mucosa que son reemplazadas por tejido fibroso o por células metaplásicas intestinales. Debe distinguirse de la “pseudoatrofia” que se produce cuando existe un inten- so infiltrado inflamatorio y edema que presiona las glándulas, hallazgos reversibles cuando cede la infla- mación. La atrofia gástrica, aunque infrecuente, pue- de encontrarse en el niño sobre todo asociada a la infección por H. pylori. Se recomienda un seguimien- to prolongado de estos pacientes dado que no se cono- ce su evolución en el paciente pediátrico. Aunque la erradicación del H. pylori da lugar a la curación de la gastritis, la asociación entre gastri- tis por H. pylori y epigastralgia recurrente es muy débil. Por este motivo, los comités de expertos no aconsejan la búsqueda rutinaria de la infección por H. pylori mediante métodos diagnósticos no invasivos (serología, test del aliento con urea C13, antígeno de H. pylori en heces). Si los síntomas del niño son lo suficientemente importantes como para sospechar enfermedad orgánica, el paciente debe remitirse para completar el estudio, dentro del cual se valorará la realización de una gastroscopia. CLASIFICACIÓN Enfermedad úlcero-péptica primaria La localización más frecuente de este tipo de úlce- ras es el duodeno y asocian una gastritis crónica. Den- tro de ellas se consideran las producidas por el H. pylo- ri. El H. pylori es una bacteria espiral, flagelada, Gram negativa que causa la mayoría de las gastritis en- contradas en la valoración endoscópica de los niños con epigastralgia recurrente. La primoinfección por H. pylori, aunque raramente diagnosticada, se adquie- re en la infancia dando lugar a una gastritis aguda que cursa con hipoclorhidria y un periodo transitorio de síntomas dispépticos. Después de un intervalo de semanas se desarrolla una gastritis crónica, con o sin infiltrado de neutrófilos, que es de predominio antral. La acidez gástrica retorna a la normalidad y la gastri- tis sigue un curso asintomático en la mayoría de los casos. La evolución posterior es muy variable y depen- de de factores tanto de la bacteria como del hués- ped. Los pacientes con gastritis de predominio antral presentan una mayor producción de ácido y tienen riesgo de desarrollar úlcera duodenal. Por el contra- rio, los pacientes con gastritis de predominio en cuer- po gástrico producen menos ácido, lo que les pre- dispone al desarrollo de úlcera gástrica. En este caso, y en un porcentaje bajo de individuos, puede desarro- llarse atrofia gastrica, metaplasia intestinal, displasia y, finalmente, carcinoma gástrico. Desde el punto de vista endoscópico, en la gastritis por H. pylori es característica la existencia de nodularidad en el antro gástrico que puede persistir meses o incluso años tras la erradicación del germen. Existen úlceras H. pylori negativas cuya causa es desconocida por lo que también se denominan idio- páticas. El carácter diferencial respecto a las anterio- res es que no se observa nodularidad, la gastritis está prácticamente ausente y con cierta frecuencia se pre- sentan en forma de hemorragia digestiva. Las enfermedades en las que se produce una hipersecreción ácida son infrecuentes en los niños. Los ejemplos de estas situaciones se enumeran en la Tabla I. Enfermedad úlcero-péptica secundaria Ocurren en presencia de factores ulcerogénicos identificables, diferentes a la existencia del H. pylo- ri. Suelen ser de carácter agudo y la localización es más frecuente en estómago que en duodeno. Un lis- tado de sus causas se enumera en la Tabla II. La aspirina y losAINES causan lesión directa de la mucosa gástrica pero también, y lo que es clínica- mente más relevante dado que por vía parenteral pro- ducen los mismos efectos, van a alterar los mecanis- mos protectores a través de una disminución en la 88 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP
  • 5. secreción de bicarbonato. Ambos fármacos causan daño microvascular y retrasan la cicatrización del epi- telio. El principal motivo de preocupación es el uso prolongado de AINES. Aunque el ácido no parece jugar un papel directo en el desarrollo de la ulcera- ción, la supresión ácida con inhibidores de la bomba de protones (IBP) reduce el riesgo de ulceración y sangrado en estos casos.Asimismo, se recomienda la erradicación del H. pylori en niños que precisen tra- tamiento con AINES a elevadas dosis o a largo pla- zo. Otras drogas capaces de producir lesiones gás- tricas son el ácido valproico, dexametasona, agentes quimioterápicos, el cloruro potásico, hierro, cisteami- na (utilizada en el tratamiento de la cistinosis), tra- tamiento prolongado con flúor y el alcohol. La llamada gastropatía traumática o por prolap- so se produce durante episodios de náuseas y vómi- tos intensos o repetidos que ocasionan una hemorra- gia subepitelial en el fundus y parte proximal del cuer- po gástrico. Al mismo tiempo se producen erosiones en la unión gastroesofágica, el llamado Síndrome de Mallory-Weiss. Aunque estas situaciones tienden a resolverse de forma rápida pueden causar una pérdi- da de sangre significativa. TRATAMIENTO Disminución de los factores agresivos: Neutralización ácida Los antiácidos están indicados en niños de cual- quier edad a 0,5 ml/kg/dosis una y tres horas tras las comidas y antes de acostarse. Dadas las múltiples dosis diarias que se precisan para que estos fármacos sean eficaces, el cumplimiento del tratamiento es, a nivel práctico, muy difícil, por lo que se usan para el alivio temporal de los síntomas. Habitualmente estos fárma- cos combinan las sales de aluminio y magnesio para disminuir los efectos secundarios de estreñimiento y diarrea respectivamente que poseen estas sustancias. Los antagonistas de los receptores H2 compiten con la acción de la histamina de forma muy selectiva y reversible. El más utilizado es la ranitidina. En el niño pequeño la ranitidina puede administrarse en for- ma de comprimidos efervescentes o como fórmula magistral a concentración de 15 ó 20 mg por mililitro. Su mayor inconveniente es el desarrollo de taquifila- xia con el uso prolongado. No tiene efecto sobre el H. pylori por lo que puede retirarse 48 horas antes de la realización de los test dirigidos a su diagnóstico. Los IBP actúan inhibiendo irreversiblemente la vía final común de la formación de ácido. Son los anti- secretores más potentes y su uso no genera toleran- cia. Para ejercer su acción precisan que las bombas de protones estén activas, por lo que deben administrarse 30 minutos antes del desayuno. Consi- guen un efecto estable el tercer día del tratamiento, observándose siempre un pH gástrico más elevado durante el día que durante la noche. Incluso cuando se administra una segunda dosis antes de la cena, no se puede evitar el descenso del pH nocturno debido a la producción de una secreción muy ácida, aunque de escaso volumen. La mayoría de los estudios con IBP están reali- zados en niños con enfermedad por reflujo gastroe- sofágico, sin embargo, en la práctica, son utilizados en otros trastornos ulceropépticos. Los principales fármacos de este grupo son el omeprazol, pantoprazol, lansoprazol y esomeprazol. Cada uno de estos fármacos ha ido mejorando el per- fil de eficacia antisecretora. Las cápsulas tienen una cubierta que se deshace en el pH ácido del estóma- go donde se liberan los gránulos que hay en su inte- rior. Estos gránulos tienen una cubierta resistente al ácido y cuando llegan a las porciones proximales del intestino, con un pH más alcalino, se libera el profár- maco y se absorbe. Si el niño no es capaz de tragar la cápsula es necesario abrirla y los gránulos deben ser 89Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal TABLA II. Diagnóstico diferencial de la dispepsia. Dispepsia funcional Dispepsia orgánica: – Enfermedad úlcero-péptica – Reflujo gastroesofágico – Enfermedad de la mucosa gastroduodenal: enfermedad de Crohn, gastritis eosinofílica – Alteraciones de la motilidad gastroduodenal – Pancreatitis – Colecistitis – Colelitiasis – Alteraciones de la motilidad: gastroparesia, pseudoobstrucción, disquinesia biliar
  • 6. ingeridos sin masticar en un vehículo ácido, como el yogur o zumo de fruta. Si no se administra de esta manera, la cubierta de los gránulos se disolverá en el pH prácticamente neutro del esófago y el fármaco será destruido en el estómago. Existe la posibilidad de reconstituirlos de forma líquida en una solución de bicarbonato sódico al 8,4%. Sin embargo, un estudio reciente ha puesto en entredicho la biodisponibilidad del omeprazol administrado de esta manera. Otra alter- nativa es el uso de las formas flas (bucodispersables) y los comprimidos gastrorresistentes (mups: multiple unit pellet system) que pueden disolverse en agua o zumos de frutas (Tabla III). Esomeprazol está aprobado en España para el tra- tamiento de la ERGE en niños a partir de 1 año. Hasta el momento actual no se han descrito casos de atrofia gástrica atribuible a la utilización de IBP. Su uso prolongado o a elevadas dosis puede causar hiperplasia de las células parietales que desaparece a las semanas de la interrupción del tratamiento. Los nuevos IBP en desarrollo no precisarán para ejercer su acción que las bombas de protones estén acti- vas, por lo que conseguirán una completa inhibición de la secreción desde el primer día del tratamiento. Mejora de los factores defensivos: Agentes citoprotectores El sucralfato forma un gel pegajoso que se adhie- re a las proteínas de la mucosa lesionada; de esta for- ma la protege al mismo tiempo que aumenta el flujo sanguíneo y la producción de moco y bicarbonato. No sólo actúa a nivel del pH ácido del estómago sino tam- bién, y de forma eficaz, en esófago y duodeno. Debe tomarse con el estómago vacío y evitarse la ingestión 90 Protocolos diagnóstico-terapéuticos de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica SEGHNP-AEP TABLA III. Fármacos utilizados en el tratamiento de la enfermedad úlcero-péptica Fármaco Dosificación Formulación Antagonistas H2 Ranitidina 8-10 mg/kg/día cada 12 horas Comprimidos 150 y 300 mg Máximo 150 mg 2 dosis al día Comprimidos efervescentes 150 y 300 mg Inhibidores bomba protones Omeprazol1 1 mg/kg/día (0,7-3,3 mg/k/d) Comprimidos 20 mg y 40 mg Máximo 20 mg 2 dosis al día Lansoprazol2 15 mg < 30 kg Cápsulas y comprimidos 30 mg > 30 kg bucodispersables 15 y 30 mg Pantoprazol3 0,6-0,9 mg/kg/d Comprimidos de 20 y 40 mg Dosis máxima 40 mg al día Esomeprazol4 - 1-11 años: Sobres 10 mg 10 mg < 20 kg 10-20 mg > 20 kg - 12-17 años: Comprimidos de 20 y 40 mg 20-40 mg Comprimidos gastrorresistentes (mups) 20 y 40 mg Agentes citoprotectores Sucralfato 40-80 mg/kg/día Tabletas 1 gramo Máximo 1 gramo 4 dosis al día Sobres 5 ml / 1 gramo 1Omeprazol: Aprobado en niños mayores de un año. 2Lansoprazol comprimidos bucodispersables: La evaluación de la farmacocinética en niños de 1 a 17 años fue similar a la del adulto a las dosis indicadas en la tabla. 3Pantoprazol: Existen pocos estudios en la edad pediátrica.4Esomeprazol: Aprobado en niños mayores de un año.
  • 7. de leche y antiácidos ya que se une a ellos y se neu- tralizaría su efecto. Esta afinidad hace que pueda alte- rarse la absorción de otras sustancias como la digo- xina, ciprofloxacino, fenitoína, ranitidina y vitaminas liposolubles. Está contraindicado en niños con insu- ficiencia renal. Disminución de los factores agresivos y mejora de los factores defensivos: Erradicación del H. pylori Debe efectuarse un tratamiento erradicador en pacientes con úlcera por H. pylori. En el caso de gastri- tis sin úlcera, puede ofrecerse el tratamiento, informan- do al paciente y a su familia que la desaparición del gér- men, y la consiguiente curación de la gastritis, no con- llevan necesariamente la resolución de los síntomas. El tratamiento recomendado para la erradicación del H. pylori es la triple terapia. Consiste en un fárma- co que neutraliza la acidez gástrica, como el subcitra- to de bismuto o un IBP, y dos antibióticos, la amoxicili- na y el metronidazol o la claritromicina en pautas de 10 a 14 días. El fracaso del tratamiento se relaciona con la falta de cumplimiento y, sobre todo, con las resistencias antibióticas. En nuestro medio, la resis- tencia al metronidazol es elevada, pero lo es aún más a la claritromicina, lo que limita enormemente su uso. BIBLIOGRAFÍA 1. Blecker U, Gold BD. Gastritis and peptic ulcer disea- se in childhood. Eur J Pediatr 1999; 158: 141-146. 2. Bourke B, Ceponis P, Chiba N, Czinn S, Ferraro R, Fis- chbach L et al. Canadian Helicobacter Study Group Consensus Conference: Update on the approach to the Helicobacter pylori infection in children and adolescentsan evidencebased evaluation. Canadian J Gastroenterol 2005; 19: 399-408. 3. Chelimsky G, Czinn S. Peptic ulcer disease in children. Pediatrics in Review 2001; 22: 349-354. 4. Croxtall JD, Perry CM, Keating GM. Esomeprazole in gastroesophageal reflux disease in children and ado- lescents. Pediatr Drugs 2008; 10: 199-205. 5. Croom KF, Scott LJ. Lansoprazole in the treatment of gastroesophageal reflux disease in children and ado- lescents. Drugs 2005; 65: 2129-2135. 6. Dohil R, Hassall E. Gastritis, gastropathy and ulcer disease. R.Wyllie and JS Hyams Ed. Pediatric Gastroin- testinal and Liver Disease, 2006; 373-407. 7. Hassall E, Kerr W, ElSerag HB. Characteristics of chil- dren receiving proton pump inhibitors continuously for up to 11 years duration. J Pediatr 2007; 150: 262- 267. 8. Litalien C, Théorêêt Y, Faure C. Pharmacokinetics of proton pump inhibitors in children. Clin Pharmacoki- net 2005; 44: 441466. 9. Rowland M, Bourke B, Drumm B. Gastritis and pep- tic ulcer disease. Walker, Durie, Hamilton, Walker- Smith, Watkins Ed. Pediatric Gastrointestinal Disease, 2000; 383-404. 10. Sachs G, Shin JM, Vagin O, Lambrecht N, Yakubov I, Munson K. The gastric H, K ATPase as a drug target. Past, present and future. J Clin Gastroenterol 2007; 41: S226-S242. 91Gastritis. Ulcus gástrico y duodenal