1. Libro: Historia
Curso: Segundo ciclo de Educación Secundaria Obligatoria.
Autores: F. Cisneros Fraile, E. García Almiñana, J.P. Gomis Llorca, J. González
Salcedo, F. Latorre Nuévalos, G. Ramírez Alerón y R. Sebastián Vicent.
Editorial: ECIR
Fecha y lugar de edición: 1995, Madrid
1.- Contrasta los argumentos de la autora con el libro de texto.
En lo que a los contenidos del libro se refiere, en primer lugar hay que destacar un
exceso de texto que, además, está escrito en un lenguaje demasiado formal para la etapa
en la que nos encontramos. Consideramos que estas dos cuestiones no hacen sino
dificultar que los alumnos asuman los conceptos básicos sobre los que extraer
conclusiones en cada una de las unidades.
También conviene apuntar que los contenidos siguen una secuencia cronológica
clásica. Si bien es cierto que esta es una tendencia habitual en la mayoría de libros de
texto, consideramos que es algo que en determinadas cuestiones como las que tienen
que ver con conquistas sociales, puede dificultar la posibilidad de establecer relaciones
entre, por ejemplo, movimientos populares que se hayan dado en diferentes etapas
históricas. En este sentido, es habitual que en algunas unidades aparezcan secuencias de
fechas y sucesos.
En cuanto a si el libro hace uso de distintas disciplinas a la hora de conseguir una
visión más global de la realidad histórica, es cierto que aporta diferentes mapas que
ayudan a encuadrar cada momento histórico en su contexto geográfico. Estos mapas,
que en principio deberían ayudar a hacer más sencilla la comprensión por parte de los
alumnos, aparecen, al igual que el texto, de forma excesiva, haciendo la estructura del
libro realmente confusa.
En cuanto al arte, el libro se limita a describir de forma breve algunas obras
representativas de cada periodo al final de cada tema, quedando descontextualizadas y
sin aportar nada a la visión global de cada periodo histórico. Al igual que con el arte
ocurre con otras disciplinas científicas y filosóficas, que son abordadas de forma
separada al final de cada unidad, quedando aisladas del momento histórico en el que se
encuadran y en el que, en no pocas ocasiones, tuvieron un gran protagonismo.
2. En lo que a los personajes de las clases populares se refiere, tienen un papel
secundario y sólo aparecen de forma anónima en determinadas obras de arte o carteles
de guerra y propagandísticos con el fin de reforzar contenidos en los que se abordan las
desigualdades sociales y solamente de forma puntual aparecen personajes no
pertenecientes a clases altas con un papel protagonista.
En cuanto a la posición que ocupa la mujer en el libro de texto, si bien es cierto
que su escaso protagonismo es usual en el estudio de la Historia en general, debemos
apuntar que aparece únicamente a la hora de abordar cuestiones relacionadas con las
desigualdades entre hombres y mujeres o la defensa de los derechos de la mujer, pero
siempre desde un papel secundario, salvo contadas excepciones, y en muchas ocasiones
relacionada con tareas que siempre se le han atribuido.
Por último, en lo que a los contenidos se refiere, conviene apuntar que sí se le deja
un pequeño espacio al humor, principalmente desde viñetas que critican de forma
irónica a distintos sistemas políticos y gobiernos.
En relación a la secuencia de actividades, es cierto que en determinados temas se
da un mayor espacio a aquellas a las que el alumno puede dar respuesta simplemente
consultando los contenidos del libro, pero no es menos cierto que siempre hay lugar
para actividades en las que al alumno se le pide consultar información complementaria,
comparar textos o imágenes que muestran dos conceptos u opiniones contrarias o que
sea él mismo quien descifre qué mensaje se quiere transmitir. Del mismo modo, de
forma bastante habitual aparecen cuestiones en las que se pide al alumno que aporte su
propia opinión y que, además, lo haga de forma razonada.
Así, podemos afirmar que, aunque es cierto que el libro contiene actividades a las
que no resulta excesivamente difícil dar respuesta, hay otras que requieren cierto
esfuerzo e iniciativa por parte del alumno.
En referencia a las imágenes, ya hemos comentado que se abusa de ellas y que, en
ocasiones, resultan demasiado infantiles para la edad de los alumnos a los que van
dirigidas.
Como ya hemos apuntado, el libro incluye un notable número de actividades en
las que el alumno ha de mostrar cierta iniciativa, capacidad de trabajo y espíritu crítico.
Ello hace que el libro no otorgue al alumno el papel de un mero receptor de
conocimientos. En este sentido, el profesor no debe acomodarse, sino que debe aportar
actividades alternativas, opinión personal y generar debate sobre los distintos temas
tratados entre el conjunto de los alumnos.
3. De este modo, no sería el libro de texto el que marcase el modelo pedagógico que
rigiese en el aula, es decir, tanto si el libro ofrece una seria de posibilidades
metodológicas que vayan más allá de una serie de contenidos como si no lo hace, el
profesor debe tener un modelo propio que, en cualquier caso, complemente las carencias
que pueda tener el propio libro de texto.
Por otra parte, la interacción del libro con el entorno inmediato es escasa, si bien
es cierto que al tratarse de un libro de Historia Contemporánea universal, esto resulta
más complicado. En cualquier caso, si se da cierto protagonismo a las clases populares
al ser esta una época en la que fueron habituales numerosos movimientos sociales.
2.- Reflexión personal.
Mi opinión personal respecto a lo que el libro de texto aporta se basa
fundamentalmente en el hecho mismo de que no debería llamársele de este modo. Lejos
de estructurarse sobre una mera sucesión de contenidos textuales, a mi juicio, el libro
debe ser una herramienta más a disposición del profesor para llevar a cabo su labor
docente. Es decir, no tendría sentido que el libro no vaya más allá de aportar unos
contenidos que el profesor ha de dominar en buena medida, sino que debe contener
otros elementos como imágenes, textos, mapas y actividades que sirvan como
complemento y que ayuden no sólo al profesor, sino también al alumno, a asumir un
concepto global de cada una de las materias.
En cualquier caso, considero que las editoriales rehuyen en la medida de lo posible
el hecho de aportar innovaciones metodológicas que vayan más allá de la inclusión de
documentos y actividades en las que se pida cierta iniciativa al alumno. No debemos
olvidar que las mencionadas editoriales no dejan de ser empresas que pueden no estar
interesadas en dar una determinada orientación a los contenidos de algunas materias
como la Historia, sujetas a la diversidad de opiniones.
Personalmente, opino que esta es una medida acertada porque de lo contrario, si el
libro aportara esa orientación sería cuando, bajo mi punto de vista, determinara la forma
de impartir las clases por parte del profesor.