Análisis crítico del libro de texto de Historia del Mundo Contemporáneo
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César García Rodríguez
Master Educación Secundaria. Diseño y desarrollo curricular II
La vigencia del libro de texto en el s. XXI. Algunos indicios para el debate.
Adriana Fernández Reiris.
Ficha del Libro:
Asignatura: Historia del Mundo Contemporáneo, 1º Bachillerato
Autores: Coord. Eugenio García Almiñana. Escrito por Eugenio García Almiñana, Pablo Gomis Llorca, Fernando Latorre Nuévalos, Ramón Sebastián Vicent.
Editorial: ECIR
Edición: 2008, Paterna (Valencia)
1. Contrasta los argumentos de la autora con el libro de texto
Contenidos:
La tesis de la doctora Fernández Reiris sostiene la necesidad de abordar una nueva dinámica lectiva que no situé en el centro los libros de texto, los cuales en muchos casos no supondrían la mejor forma de dar respuesta a las necesidades educativas del alumno.
El libro utilizado se rige rigurosamente a los contenidos del currículum de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de Bachillerato. En este sentido, su seguimiento limita plenamente la posibilidad de abordar otros temas menos habituales o ampliar contenidos de un mismo bloque que quedan recogidos de forma tangencial en el currículum.
La exposición de los contenidos no se podría enmarcar claramente en una corriente historiográfica, si bien presenta tendencias hacia la historia marxista, analizando la evolución de las sociedades y prestando importante atención a los movimientos populares, movimientos intelectuales (romanticismo) hasta incluso descender a la microhistoria en otras ocasiones como en los temas de corte más bélico (Revolución Francesa, Unificación italiana y alemana y I y II Guerra Mundial) realiza una
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exposición positivista donde presta especial atención a los figuras relevantes con apartados biográficos en medio de la exposición.
En cuanto al lenguaje, este se muestra distante al alumno y su nivel de expresión, si bien son alumnos de 1º Bachillerato, la exposición no puede pretender analizar de forma técnica procesos como el funcionamiento de una máquina de vapor o del armamento. Hay que decir aun así que resulta de utilidad el glosario de términos históricos que figura al final del libro aunque el algunas ocasiones redunde en el mismo tecnicismo de manera que tampoco queda claro al alumno de que se está informando.
Una de las principales flaquezas del libro pese a que su edición es bastante actual es la escasa atención que presta al feminismo. Solo se destaca a figuras femeninas como reinas o mujeres de políticos determinantes. Sin embargo, no se presta esta misma atención a líderes del movimiento feminista, un movimiento que se trata de forma muy tangencial y en el marco de los cambios sociales del s. XIX.
Estructura:
Las actividades se exponen en dos formas distintas:
- Por un lado al pie de lecturas, imágenes o gráficos que están vinculados con los contenidos expuestos. Hay que decir que en general esta información adicional es correcta y de valor para comprender la dimensión real del hecho histórico, sin embargo estos ejercicios son realmente simples y solo propician una relaboración de los materiales que se exponen o el simple comentario en clase que el profesor puede proponer sin necesidad de formular la pregunta del ejercicio.
- Por otro lado, al final de cada tema se proponen actividades dirigidas a crear habilidades técnicas con el nombre de Procedimientos en Historia. Su función es enseñar a realizar comentarios de texto, imágenes, mapas, artículos de prensa, etc. pero tiende a una organización descriptiva y procedimental y las actividades propuestas, si bien tienen una dificultad adecuada, no propician la utilización de otras fuentes que no sean las que aparecen en el propio libro.
En cuanto a la propia ordenación del contenido, resulta caótica en muchas ocasiones al presentar continuamente gráficos, imágenes y textos que rompen los párrafos
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explicativos. Mientras que pretende ser un manual donde queden recogidos todos los conocimientos que habría que aprender de forma memorística por otro lado rompe visualmente a secuenciación de la exposición por lo que en la lectura resulta a veces complicado saber dónde hay que continuar. Los recursos auxiliares que presenta que si bien son de calidad acaban viéndose como un estorbo para el aprendizaje de cara al alumno.
Roles asignados:
En mi opinión, el libro pretende situarse como un manual para aprender historia que deja al profesor un papel secundario. De no ser por la dificultad del lenguaje en ocasiones, la realidad nos mostraría como la figura del profesor sería incluso prescindible según el planteamiento del libro aunque en la práctica las carencias en todo conocimiento histórico que queda fuera del libro serían muy graves.
Interacción con el entorno:
El libro pretende mostrar sus contenidos como universales, no da grandes opciones a la ampliación puesto que ya propone los textos, imágenes o gráficos que se van a utilizar son muy válidos, estos se muestran como la única realidad de manera que no se remite a otras fuentes de información que al final tienen que ser facilitadas necesariamente por el profesor pero que al explicarse en clase quedan inconexas con los contenidos del libro por la propia naturaleza de este.
Modelo pedagógico:
En consonancia con los contenidos, el método pedagógico es repetitivo y tiende a la memorización y a la capacitación del alumno para describir de forma secuencial algunas fuentes de información histórica. Esto último resultaría correcto si se fomentaran otras técnicas de carácter investigador que llevaran al alumno a descubrir por sí mismo las fuentes históricas de manera que utilizando procedimientos descriptivos pudiera realizar un aprendizaje autónomo.
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2. Reflexión personal sobre la naturaleza del libro de texto; opina sobre sus ventajas e inconvenientes; usa tus recursos de la etapa escolar:
Cuando se establece la conveniencia o no de un libro de texto en la docencia parece reducirse el debate a trabajar con un libro como si de verdad evangélica se tratase o a negarlo como si fuera el centro de los males de todo el sistema educativo. La realidad nos demuestra que las posturas no deben ser tan extremas. La expresión “cada maestrillo tiene su librillo” representa la realidad. Cada maestro o al menos aquellos maestros que pueden influir en la decisión de que libro de texto se sigue está determinando los contenidos o las características del aprendizaje. Del mismo modo, hay profesores que optan por crear sus propios manuales o aportar continuamente a sus alumnos contenidos de manera que están generando así su librillo.
En la práctica nos encontramos con la necesidad de mantener un corpus de conocimientos que sirva al menos como apoyo al alumno y sobre soporte físico asequible a todos y que en las últimas décadas además ha constituido una obligación de la administración facilitarlo al alumno. Las ventajas de este material para el alumno son variadas. No tener que redactar un conjunto de información a partir de otras fuentes para lo que no están preparados, tener acceso rápido a ejemplos prácticos sobre lo que recoge el contenido teórico o facilitar unos ejercicios que lleven a replantearse el tema y no solo a aprenderlo de forma sistemática.
A la par que se garantizaba la gratuidad de los libros se generaba sin duda una contrapartida. Las editoriales, con el monopolio de la creación de materiales didácticos y la rigidez del currículo han dado lugar a métodos estandarizados que dan respuesta a grandes planteamientos pedagógicos que en primer lugar están distantes de la realidad del aula y que en segundo lugar y lo que es aún peor pueden estar condicionados por las exigencias políticas de la administración para la que trabajan.
En mi opinión, la gran desventaja del actual sistema de producción de los libros de texto es el papel que deja al maestro que sufre además la variabilidad de la normativa y los métodos de trabajo en el aula. Si lo manuales recogen todo lo necesario para que el alumno aprenda lo que la administración exige que debe saber, realmente para qué sirve el maestro. Ante este problema el profesor tiene dos alternativas: plegarse al sistema, ser un lector más del libro en clase o pasar del libro y aplicar su propia
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metodología didáctica, crear sus propios contenidos para sus clases y buscar nuevas formas de hacer llegar estos contenidos a los alumnos sin que suponga un gasto para él ni para sus alumnos que pueden no poder costearse estos materiales.
La solución pasa por poner el libro de texto en un lugar secundario, con mayor amplitud de temas, más allá de la doctrina del currículum para que pueda servir durante un tiempo mayor. Así, los alumnos tendrían más facilidades para acceder a los libros mientras que el profesor ganaría en autonomía didáctica y donde el libro de texto fuera una herramienta más a su disposición y no el dogma que ha de seguir en clase por imperativo legal y funcional.