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Proyecto inmunología anticuerpos monoclonales
1. Peñafiel Rivas Katherine Scarlet1
Dr. Cañarte Alcívar Jorge Alberto2
1 Estudiante de la Escuela de
Medicina, Facultad de Ciencias de la
Salud, Universidad Técnica de Manabí.
2 Mg. Investigación Clínica y
Epidemiología, Docente de Salud e
Infección, Inmunología, Virología y
Micología, de la Escuela de Medicina,
Facultad de Ciencias de la Salud,
Universidad Técnica de Manabí
INTRODUCCIÓN
En la defensa contra los agentes
patógenos, el organismo cuenta con
maquinaria capacitada como son
células del sistema inmunitario innato y
el sistema inmunitario adquirido, entre
estas últimas encontramos a los
anticuerpos. Sabemos que los
anticuerpos tienen como una de sus
características de identificar y unirse a
varios antígenos de estructura
diferente. Con el desarrollo de la
ciencia, gracias a experimentos
realizados en ratones en primer lugar,
se ha podido obtener un tipo de
anticuerpo que posee una mayor
especificidad, denominado anticuerpo
monoclonal. Este anticuerpo es
derivado de un clon de linfocitos B,
descendiente de una sola y única
célula madre, por lo que son
específicos a un tipo de epítopo de un
antígeno.
El primer anticuerpo monoclonal
obtenido en 1975 fue de ratones, se lo
denominó AcM múridos, pero también
existen otros tipos como son:
quiméricos que son 66% humano y la
otra parte proviene de otra especie,
humanizados que son 90% humanos, y
totalmente humanos. Estos
anticuerpos monoclonales según la
procedencia y el uso que se le dan
siguen una nomenclatura específica.
Se dice que para la síntesis de estos
anticuerpos los linfocitos B deben ser
inmortalizados para que asi se pueda
generar constantemente en un
laboratorio. El mecanismo por el cual
actúa este anticuerpo es mediante la
unión a una célula diana por medio de
receptores de superficie de membrana,
proteínas asociadas a un sistema
enzimático o proteínas circulantes.
Estos anticuerpos son únicos debido a
que como son específicos a un solo
antígeno, su reacción tanto la forma
como tamaño siempre será la misma,
esta propiedad que los hace únicos
también es tomada como una
desventaja debido a que cualquier
cambio estructural en el antígeno por
muy mínimo que sea afectará
2. directamente a la función del
anticuerpo monoclonal.
Son utilizados como herramientas
esenciales en la investigación
biomédica y clínica para detectar y
cuantificar niveles de expresión de
genes, inmunodiagnóstico de muchas
enfermedades infecciosas y
sistémicas. Del punto de vista clínico
se utiliza para tratamiento de varias
enfermedades entre ellas autoinmunes
como artritis reumatoide, lupus
eritematoso sistémico (LES),
enfermedad inflamatoria intestinal etc.,
y también para el tratamiento de
algunos cáncer.
DESARROLLO
El sistema inmunitario produce dos
tipos de respuesta frente a los agentes
patógenos, como sabemos son la
respuesta inmune innata y adaptativa,
siendo la adaptativa más lenta y
específica para cada patógeno y capaz
de crear memoria. Uno de los
elementos que participa en la
inmunidad adaptativa son los
anticuerpos, los cuales son secretados
por los linfocitos B, y se encargan de
detectar a los antígenos y marcarlos
para que estos luego sean reconocidos
y eliminados por otras células del
sistema inmune. “Estos anticuerpos
tienen la capacidad de unirse a un
número enorme de antígenos con una
estructura diversa” (1). Se denominan
policlonales porque cada uno reconoce
diferentes epítopos.
Gracias al avance de la ciencia se ha
introducido un nuevo término que son
los anticuerpos monoclonales; los
cuales tienen la principal característica
de ser específicos a un solo epítopo
del antígeno y “son del tipo IgG de los
anticuerpos” (2). Su primera aparición
fue en 1975 gracias a que “George
Köhler y César Milstein, que estaban
trabajando en el Laboratorio de
Biología Molecular en Cambridge,
descubrieron una técnica para producir
cantidades sin fin de anticuerpos con
una especificidad definida y predecible”
(3). Esta técnica fue aplicada en
ratones y presentaron limitaciones
como agentes terapéuticos, ya que la
molécula de ratón es reconocida como
extraña en el hombre.
Para la producción de estos
anticuerpos los linfocitos B, deben ser
inmortalizados en el laboratorio, para
que se sigan sintetizando. Una de las
ventajas claves de los anticuerpos
monoclonales “es que una vez que el
hibridoma deseado se ha generado,
estos anticuerpos se pueden generar
como un recurso constante y
renovable” (4). A diferencia, de los
anticuerpos policlonales que están
limitados por el tamaño del animal y su
vida útil.
Ya que estos anticuerpos son
específicos a un epítopo del antígeno
su reacción debe ser exactamente la
misma todas las veces; característica
que los hace únicos.
3. En la producción de anticuerpos
monoclonales, los linfocitos B son
fusionados a células tumorales
adquiriendo así la capacidad de
multiplicarse rápida e indefinidamente.
Las células resultado de esta fusión
son conocidas como hibridomas, “una
inmunoglobulina producida en una
célula inmortal que se obtiene de la
unión de un linfocito B previamente
inmunizado contra el antígeno de
interés y una célula tumoral de
mieloma no secretora de anticuerpos”
(5).
Entre las diferentes fuentes de células
B se incluyen “la sangre periférica,
bazo, nódulos linfáticos, tonsilas,
médula ósea, cordón umbilical,
efusiones pleurales y linfocitos que
infiltran los tumores (LIT)” (6). Siendo
los nódulos linfáticos y bazo, una
excelente fuente de linfocitos activados
por antígenos. La siguiente etapa en la
producción de anticuerpos
monoclonales es la inmortalización,
que se la puede realizar por dos
métodos: “una de ellas es la
transformación con el virus Epstein-
Barr (EBV) o sea el establecimiento de
líneas linfoblastoides, la desventaja de
esta es que son malas secretoras de
inmunoglobulinas, y el otro método es
la tecnología clásica de los hibridomas.
El mecanismo de acción de los
anticuerpos monoclonales se debe a la
unión sobre la molécula blanco, ya sea
a: “receptores de superficie de
membrana, proteínas asociadas a un
sistema enzimático o proteínas
circulantes, causando un efecto directo
o indirecto sobre la función de un
tejido” (7). La región Fab que se une al
antígeno no es la única que tiene un
efecto terapéutico, en algunos casos la
fracción cristalizable (Fc) también tiene
efectos indirectos, estimulando el
reclutamiento de las células efectoras,
como las células inmunitarias
citotóxicas y activando la cascada del
complemento.
Tipos de anticuerpos monoclonales
Los anticuerpos monoclonales, según
su origen y estructura, pueden
clasificarse en múridos los cuales
provienen del ratón, quiméricos en los
que una porción de la proteína es
humana y la otra de una especie
diferente, humanizados en los que casi
toda la molécula es humana y solo
pequeños fragmentos de la secuencia
de aminoácidos proviene de otra
especie o enteramente humanos. “Los
anticuerpos monoclonales también se
preparan mediante técnicas de
ingeniería genética y se humanizan
para uso terapéutico (8)”.
“El nombre de todos ellos termina con
el sufijo “mab”, para referirse a que se
trata de un “anticuerpo monoclonal”. Si
el origen del anticuerpo es el ratón, se
le antepone la letra “o” (por ejemplo,
tositumomab). Si es quimérico, se le
antepone la sílaba “xi” (por ejemplo,
rituximab). Si es humanizado, se le
antepone la sílaba “zu” (por ejemplo,
4. alemtuzumab). Finalmente, si el
anticuerpo proviene de secuencias de
ADN enteramente humanas se le
antepone la letra “u” (por ejemplo,
ipilimumab). Asimismo, si el anticuerpo
fue diseñado contra un blanco tumoral,
a los dos sufijos anteriores se
antepone la sílaba “tu” (por ejemplo,
tositumomab, rituximab,
alemtuzumab)” (9). Entonces se puede
decir que según su procedencia y el
uso para el cual fueron diseñados, los
anticuerpos terapéuticos siguen una
nomenclatura particular establecida.
Los anticuerpos monoclonales han
probado ser invaluables para: detectar
y cuantificar niveles de expresión de
genes; determinar la localización de la
expresión de genes a nivel celular,
inmunodiagnóstico para el diagnóstico
de muchas enfermedades infecciosas
y sistémicas (10). Esa propiedad que
poseen los anticuerpos monoclonales
de unirse con alta especificidad y
afinidad a una molécula es lo que
permite su utilización como
herramientas esenciales en
investigación biomédica y clínica.
Al ser un anticuerpo producido en un
laboratorio se tiene la alternativa de
“modificar la capacidad efectora de los
anticuerpos monoclonales
conjugándolos con moléculas
citotóxicas y toxinas” (11). Esta
modificación va a permitir bloquear
receptores de la membrana celular,
unirse a factores presentes en el suero
y evitar su unión a receptores, o inducir
señales intracelulares.
Una de las desventajas de los
anticuerpos monoclonales es “su
mono-especificidad la cual limita sus
aplicaciones” (12). Ya que el mínimo
cambio en la estructura del epítopo del
antígeno va a afectar a la función del
anticuerpo monoclonal, porque este
debe ser muy específico al antígeno al
cual debe unirse.
Aplicaciones
Uno de los campos donde se está
trabajando con bastante interés los
anticuerpos monoclonales es en el de
la obtención de plantas transgénicas
que produzcan anticuerpos. De ahí que
en la actualidad se han obtenido
“plantas de tabaco que sintetizan
complejos de anticuerpos
monoclonales funcionalmente activos,
plantas transgenicas que produzcan
vacunas, virus que activan respuesta
inmunológica” (13).
También en donde tienen un uso
importante de ellos es en el tratamiento
de enfermedades autoinmunes,
fundamentalmente, en artritis
reumatoide, enfermedad inflamatoria
intestinal, esclerosis múltiple, lupus
eritematoso, así como en el rechazo de
trasplantes y enfermedad de injerto
contra el huésped. En el caso de la
artritis reumatoide “utilizan un
anticuerpo monoclonal quimérico
denominado “infliximab”, este de aquí
5. reduce la infiltración de células
inflamatorias en las áreas inflamadas
de las articulaciones” (14).
Los anticuerpos monoclonales son
específicos contra TNF α, actuando
como bloqueadores, y en este caso
“pueden inducir lisis de estas células.
Por ejemplo el infliximab y
adalimumab” (15).
Desde el punto de vista clínico, los
anticuerpos monoclonales también son
usados para el tratamiento del cáncer,
como en el caso del cáncer colorrectal
metastásico que se usa “bevacizumab,
cuyo mecanismo de acción es unirse
de forma selectiva al factor de
crecimiento del endotelio vascular
(VEGF), e inhibir el crecimiento de los
vasos sanguíneos de las células
tumorales impidiendo que le lleguen
nutrientes y oxígeno” (16). Generando
asi la lisis de la célula tumoral
Aunque están siendo usados en el
tratamiento de esas enfermedades
estos presentan reacciones adversas
como la creación de anticuerpos
contra el TNFα que se usa con fines
antiinflamatorios y puede generar
inmunosupresión, favoreciendo el
desarrollo de infecciones,
principalmente tuberculosis. Otras
reacciones adversas son: “las
reacciones de hipersensibilidad por el
síndrome de liberación de citoquinas, o
las desencadenadas por la
inmunogenicidad del anticuerpo
monoclonal” (17), cuya severidad es
variable, pudiendo causar un
compromiso anafiláctico.
CONCLUSIONES
Los anticuerpos monoclonales, son
anticuerpos producidos en laboratorio
que tienen la principal característica de
ser específicos a un solo epítopo del
antígeno, además su reacción debe
ser exactamente la misma todas las
veces. Se diferencian de los
anticuerpos policlonales porque estos
últimos reconocen a un gran número
de antígenos.
Gracias al desarrollo de la ciencia
tenemos los siguientes tipos de
anticuerpos monoclonales: múridos,
quiméricos, humanizados y
enteramente humanos.
Los AcM se obtienen por la unión de
un linfocito B previamente inmunizado
contra el antígeno de interés y una
célula tumoral. Lo linfocitos B activados
se obtienen por lo general del bazo y
nódulo linfático, y luego debe pasar por
su inmortalización.
Estos anticuerpos son herramientas
esenciales en investigación biomédica
y clínica. Se utilizan también como
tratamiento de enfermedades
autoinmunes, o en algunos tipos de
cáncer; entre las enfermedades que
son tratadas con estos AcM están: el
lupus eritematoso sistémico, artritis
reumatoide, psoriasis, etc.
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