1. Universidad de Montemorelos
Facultad de Psicología
Psicología infantil
Ansiedad infantil
Por: Lucio Abdiel Olmedo Espinosa
02 de Diciembre del 2013
2. INTRODUCCIÓN
Esta es una monografía que desarrolla el tema de la ansiedad en el infante. La
ansiedad ha sido definida por numerosos autores en base a sus propias
investigaciones de las cuales se hablaran en este escrito. Es un trastorno que no
ha respetado edades y género, ha llegado a afectar el equilibrio de las emociones
y percepciones de los niños. Si un menor sufre es ansiedad, por consiguiente
puede llegar a sufrir de muchos miedos e incluso traumas durante toda la vida si
no lleva el tratamiento adecuado. Es por esto que es de suma importancia el
estudio de este trastorno.
3. LA ANSIEDAD INFANTIL
Definición de ansiedad
Existen diversos autores que hablan de la ansiedad. Para el psiquiatra enrique
Rojas (1998) la ansiedad es una enfermedad que puede presentarse en cualquier
persona que viva actualmente, desde los grandes ejecutivos llenos de trabajo
hasta en las amas de casa. Se manifiesta en distintas vertientes de la vida, es por
esto que se debe analizar desde un modo más amplio, es decir, como un modelo
de enfermedad psíquica pentadimensional: vivencial, físico, de conducta, cognitivo
y asertivo. Desde este punto, se define del siguiente modo: La ansiedad consiste
en una respuesta vivencial, fisiológica, conductual, cognitiva y asertiva,
caracterizada por un estado de alerta, de activación generalizada. Por lo tanto se
caracteriza por una señal de peligro difusa que el individuo percibe como amenaza
para su integridad.
En 1987 se publicó el DSM-III-R (versión reformada) por la American Psychiatric
Association donde define la ansiedad como aquella experiencia interior en la que
todo es inquietante, desasosiego, estar en guardia y como al acecho esperando lo
peor.
Serafín Lemos Giráldez, catedrático de la Universidad de Oviedo, en conjunto con
otros investigadores, definen la ansiedad como la presencia de diversas
manifestaciones psicofisiológicas muy intensas y desproporcionadas de temor,
preocupación, obsesión o depresión ante experiencias o situaciones vitales.
4. Barlow (1987), en contrate con E. Rojas, refiere que los trastornos de ansiedad,
como fenómenos dimensionales, adoptan diferentes formas dependiendo de las
contingencias ambientales, de las variables de personalidad, de los niveles de
estrés y de otros factores.
Sea lo que fuera números autores admiten que la angustia está como prefigurada
en el organismo, desde el nacimiento.
Ansiedad en la infancia
Es cierto que la estructuras anatomofisiológicas de la emoción a través de las
cuales se manifiesta la angustia (sistema reticulado, límbico, hipotalámico y
sistema adrenérgicos centrales) están dispuestos a funcionar; es igualmente cierto
que las reacciones ante el peligro y sus expresiones existen en el mundo animal y
son particulares según la raza. Por otra parte, tanto los partidarios de una teoría
de condicionamiento como S. Freud ha admitido un componente constitucional de
la angustia.
S. Freud dice que es normal considerar que la angustia en el niño responde a una
predisposición hereditaria innata.
F. Pasche considera que la angustia debe tener el mismo origen y coexistir con las
primeras manifestaciones instintivas y admiten así la existencia de un pre-Yo
biológico capaz de experimentar la angustia en tanto que tal. Como forma de
organización preexistente y que responde a la existencia de trazos mnesicos
5. hereditarios. E. Jones piensa que en el ser humano existe una capacidad innata
de sentir miedo que él llama “instinto de miedo”.
O. Rank (1929) dice: “Creo que el nacimiento es la primera situación peligrosa
experimentad, que es un profundo choque tanto a nivel psicológico como
fisiológico. Este choque crearía un reservorio de angustia y toda angustia ulterior
tendría como fuente la angustia del nacimiento. Freud se oponía en gran parte con
la teoría de O. Rank.
En el nacimiento según L. S. Kubie, el niño está en un “estado de alarma”, pero
sus reacciones son indiferenciadas y globales y ni los estímulos ni las reacciones
son específicos. Es a partir de este precursor amorfo que es el estado de alarma,
cuando dos órdenes de experiencias se diferencian lentamente: los que presentan
un crecimiento de tensión y los que presentan una satisfacción.
Es en los primeros desarrollos del niño cuando pueden aparecer “estados
tensionales”, sobre los cuales los autores anglosajones han insistido, en particular
M. Ribble. Este autor piensa que la falta de maternidad es el más seguro promotor
de angustia; numerosos autores han insistido sobre las consecuencias de la
sujeción muscular. Ph. Greenacre ve en estar primeras experiencias vitales
condiciones para la predisposición ansiosa. Se trata de un potencial ansioso que
impregna el organismo antes de que el desarrollo físico permita la elaboración de
medidas de defensa.
El psicoanalista Rene Spitz distingue tres estadios en el desarrollo de la angustia
en el primer año del niño:
6. En el primer estadio difícilmente se puede hablar de angustia verdadera, se
trata de estados de tensión fisiológica que se manifiestan en respuesta a
las percepciones de desequilibrio interior.
En el segundo trimestre de la vida aparece la reacción de miedo, reacción
que se dirige a un objeto del entorno físico, ya sea una persona o una cosa
con lo cual el niño ha tenido experiencias desagradables.
Es entre los 6 y 8 meses (en el momento en que la discriminación diacrítica
ha progresado mucho) cuando el niño comienza a distinguir entre el amigo
y el extraño y aparecen los fenómenos de angustia propiamente dichos.
J. Bowlbli y J. Robertson, estudiando el comportamiento de los niños pequeños al
separarlos de su madre (separación entre los doce meses y cuatro años),
descubrieron tres fases principales: fase de “protesta”, fase de “desesperanza” y
fase de “desprendimiento”. La protesta conlleva especialmente le problema de la
angustia de la separación; la desesperanza, el de la nostalgia, la pena; el
desprendimiento el de la defensa. Estos tres tipos de reacciones responden a
fases de un mismo proceso, cada una de estas reacciones favorecen a las otras
dos.
Manifestaciones de angustia en el niño
Según E. J. Nathony, la mayoría de los niños ansiosos comienzan, desde el primer
mes de vida, a mostrarse modelos de comportamiento que, más tarde, se
desarrollan como franca ansiedad, sensibilidad al stress y reacción excesiva a los
7. estímulos internos y externos. A continuación se describen ciertas formas
particulares de trastornos que están en relación con la angustia.
1°. Reacciones de angustia episódicas. Se trata de crisis de ansiedad de una
duración variable en el curso de ciertos episodios medicoquirúrgicos y, en
particular de ciertas afecciones febriles. Estas ráfagas de ansiedad aparecen más
frecuentemente en el acmé de la enfermedad y desaparecen después de la
defervescencia o incluso antes si la enfermedad es de larga duración. La
persistencia de la ansiedad depende a menudo de la del entorno; no se da más
que en ciertos tipos de personalidad.
2°. Reacciones de angustia aguda. No son raras en el niño (W. S. Langford, L.
Kanner, B. I. Beverly, B. Bartoleschi). Se trata de crisis que sobreviven varias
veces al día, o de vez en cuando, crisis de pánico intenso durante las cuales el
niño aparece aterrorizado, con los ojos desencajados, sudoroso, tembloroso y
quejándose de trastornos diversos. Puede tomar formas polimorfas y hacer creer
que se trata de crisis cardiaca, crisis epiléptica, crisis asmática o afectaciones
gastrointestinales.
3°. Fondo de angustia crónica. Algunos niños pueden quedar en un estado de
inquietud y temor permanente, con miedo a todo y con fragilidad a todo peligro que
pueda venir del exterior o del interior.
4°. Hipocondría. Forma particular de ansiedad. No es una enfermedad en sí, sino
que entra en un cuadro psicodinámico complejo y diferente según la edad. El niño
pequeño se caracteriza por quejas de mal funcionamiento corporal, de vaga mala
8. salud o por una anticipación ansiosa de enfermedad futura. Esta actitud responde
principalmente a la identificación con los padres, hermanos o hermanas enfermos
y a la utilización de formas de somatización familiar para hacer frente al stress.
Tratamiento
El diseño terapéutico abarca tres tipos de medidas: farmacoterapia (medicación)
psicoterapia y socioterapia. Los objetivos del tratamiento en los diferentes tipos de
ansiedad van encaminados a suprimir la entrada de ansiedad y a poner en marcha
dispositivos de adaptación convenientes.
El grupo de las benzodiacepinas son los fármacos más eficaces para reducir el
nivel general de ansiedad, pues actúan sobre el sistema límbico y la corteza
cerebral. Mientras la ansiedad sea muy marcada, el tratamiento de elección es el
medicamentoso. Cuando el nivel de nivel de esta haya descendido, deben
emplearse algunas técnicas psicoterapéuticas.
La sicoterapia es aquella relación médico-enfermo a través de la cual desaparece
la ansiedad y se crea un clima de influencia positiva que permite corregir los
mecanismos inadecuados de la personalidad. Los objetivos de esta son: ayudar
comprenderse mejor a uno mismo, saber conocer e interpretar la realidad;
aprender a tener un mayor autocontrol: dominar los impulsos y llegar a ser dueño
de uno mismo; ir teniendo relaciones más lógicas y comprensibles en las que
exista una mejor relación estimulo-respuesta.
9. En la socioterapia se busca ampliar el medio social, mejorarlo, abrir nuevas
perspectivas buscando el apoyo, la comprensión y el intercambio con personas
más o menos afines con el niño.
10. CONCLUSIÓN
Como hemos visto en el desarrollo de este tema, la ansiedad es generada por
diversos factores en el ambiente y en la familia en donde se desarrolla el menor, y
se manifiesta en las diferentes áreas de la vida.
Es un se va desarrollando progresivamente y que si no se le da la atención
necesaria en los primeros estadios puede llegar a hacerse un problema aun mayor
y en ciertos casos los daños son permanentes.
Es deber de los padres y, de los profesionales encargados del estudio de la
psique, estar alerta ante las señales de la presencia del trastorno de la ansiedad.
Darle el tratamiento adecuado para poder llevar al niño de regreso a su estado de
equilibrio emocional. Aunque la medicación forma parte del tratamiento para la
ansiedad, si esta no tiene un estado elevado puede pasarse directamente a la
psicoterapia y a la socioterapia.
11. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ajuriaguerra, J., Rego, A., López-Zea, A. (1979). Manual de psiquiatría infantil.
España: Toray-Masson.
Lemos, S. (1995). Psicopatología. España: Editorial Síntesis.
Rojas, Enrique. (2009). La ansiedad. México: Temas de hoy.