Este documento trata sobre la responsabilidad social como referente en la gestión humana. Discute conceptos como capital humano y capacidad humana. Examina el origen y desarrollo de la Universidad Cooperativa de Colombia, analizando su función social a través de la historia. Propone realizar un seguimiento histórico de la universidad y su incidencia en el desarrollo de programas educativos y extramurales, con el fin de dimensionar el valor de la función social de las universidades a nivel nacional e internacional.
La responsabilidad social y el desarrollo empresarial
1. La responsabilidad social como referente en la gestión humana
1. Del concepto.
Asumir la opción del bienestar humano, bien sea en el contexto particular de un país; o de
manera global; supone la presencia de referentes asociados a las políticas económicas y
sociales. Hablamos, entonces, del espectro en el cual se desenvuelve el quehacer cotidiano y
concreto de los Estados, los gobiernos y las organizaciones sociales con dinámica propia.
Siendo así, cuando se trata de realizar un estudio y/o un proceso que involucra al análisis,
desarrollo y concreción de una propuesta; emerge la necesidad de situar los conceptos. De tal
manera que los soportes hagan alusión a contenidos precisos. Así, entonces, estaremos en
capacidad de colegir insumos que ejerzan como instrumentos que puedan ser aplicados. Algo
así como conclusiones que orienten el quehacer o, que por lo menos, permitan efectuar
balances específicos derivados de una determinada gestión.
Porque, si bien es cierto que la gestión humana, en determinados escenarios sociales, supone
la adquisición de resultados que puedan ser medidos. No es menos cierto que la calidad de los
mismos está vinculada con la calidad conceptual. En términos de la búsqueda de modelos
aplicados en el pasado lejano y en el pasado reciente, es pertinente trazar esa indagación, con
una metodología que tenga como insumos la coherencia; así como una visión crítica, pero no
sesgada a unos determinados intereses.
En esa perspectiva, Amarthya Sen (Premio Nobel de economía en 1998); asume el reto de
postular una propuesta relacionada con el estudio de los índices de pobreza y su medición a
partir de recomponer muchos de los paradigmas que han venidos ejerciendo como soporte
para la implementación de políticas sociales y económicas, en contexto cruzado por las
acciones del libre mercado que están en la base de la gestión neoliberal. Veamos esto con sus
palabras, en el texto Capital humano y capacidad humana:
“…Consideremos un ejemplo. Si la educación hace que la persona sea más eficiente en la
producción de bienes, es claro que hay un mejoramiento del capital humano. Este
mejoramiento puede agregar valor a la producción de la economía y aumentar el ingreso de la
persona que ha sido educada. Pero aún con el mismo nivel de ingreso, esa persona puede
2. beneficiarse de la educación por la posibilidad de leer, argumentar, comunicar, elegir con
mayor información, ser tenida en cuenta más seriamente por otros y así sucesivamente. De
modo que los beneficios de la educación son mayores que su función de capital humano en
la producción de bien es. La perspectiva más amplia de capacidad humana puede abarcar –
y valorar - estas funciones adicionales. Las dos perspectivas están, entonces, íntimamente
relacionadas aunque sean distintas…”
1
En ese mismo sentido, a nivel regional, nuestra Constitución política (1991) postula el hecho de
que Colombia es un Estado Social de Derecho (Principios fundamentales).
Artículo 1: Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República
unitaria, descentralizada, con autonomía de sus unidades territoriales, democrática,
participativa y pluralista, fundamentada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la
solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general…”
2
.
De la educación superior, como contexto.
La Ley 30 de 1992, propone un concepto en cuanto al significado de la educación superior y de
las instituciones que la concretan. Veamos:
Artículo 1. La educación superior es un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las
potencialidades del ser humano de una manera integral, se realiza con posterioridad a la
educación media o secundaria y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su
formación académica o profesional…
Artículo 4. La educación superior, sin perjuicio de los fines específicos de cada campo del
saber, despertará en los educandos un espíritu reflexivo, orientado al logro de la autonomía
personal en un marco de libertad de pensamiento y de pluralismo ideológico que tenga en
cuenta la universalidad de los saberes y la particularidad de las formas culturales existentes en
el país. Por ello, la educación superior se desarrollará en un marco de libertades de
enseñanza, de aprendizaje, de investigación y cátedra…
3
Se infiere, a partir de ahí, la responsabilidad que concierne a la educación superior y a las
instituciones que la ejercen. Es una opción de interpretación que involucra un concepto y unos
1
Sen, Amarthya. “Capital humano y capacidad humana”, Texto reproducido en “Cuadernos de
Economía” No29 Facultad de Ciencias económicas, Universidad Nacional de Colombia pp.69-70
2
Constitución Política de Colombia Ed. “Escuela de Administración Pública”, tercera edición, octubre
1991, página 3
3
Ley 30 de 1992. Ed. Escuela de Administración Pública, octubre 1991, pp.97-98
3. principios de gran trascendencia. Porque, las instituciones universitarias deben estar
soportadas en esos principios y en esa línea conceptual.
3. La Universidad Cooperativa de Colombia.
En mi trabajo de grado, asumo el reto de ubicar el concepto de responsabilidad social,
vinculado con la gestión humana de la Universidad Cooperativa de Colombia. Lo anterior
supone realizar un recorrido histórico. Desde su creación, hasta el presente. Los insumos
tienen que ver con el acumulado de saberes desarrollados por la misma. En un espectro de
intervención asociado al desarrollo de nuestra Nación.
Por lo consiguiente, propongo como objetivo general, el siguiente:
-Realizar un seguimiento histórico asociado al origen de la Universidad Cooperativa de
Colombia; de sus postulados humanos y sociales y de la incidencia en el desarrollo de
programas educativos y extramurales. A partir de la noción de función social que involucra
aspectos como la solidaridad, la calidad académica y la vinculación a procesos sociales
relacionados con la búsqueda del bienestar individual y colectivo en la sociedad colombiana e
internacional.
Los objetivos específicos, son tres:
1. Entregar, de manera sucinta, una recopilación de la sucesión de momentos históricos en la
vida de la Universidad Católica de Colombia.
2. Proporcionar información general y específica a la comunidad académica de la universidad y
a las personas vinculadas con los procesos educativos.
3. Proponer un diseño específico, a manera de hoja de ruta para dimensionar el valor que
adquiere la función social de las universidades. Tanto a nivel de nuestro país; como también a
nivel internacional.
4. De la metodología
Tiene que ver con ciertas pautas diseñadas, a nivel general, para la elaboración de trabajos de
grado. Específicamente para las monografías. Esto supone levantar información acerca de la
Universidad Cooperativa de Colombia, de su gestión académica y social a través del tiempo.
4. Además recopilar conceptos, a manera de muestra, acerca de la percepción que tienen los y
las estudiantes de la universidad; en términos de su posicionamiento en la sociedad, como
sujeto de iniciativas y concreciones.
Elaboración de un marco teórico y conceptual que nos permita contextualizar el proyecto.
3. Desarrollo a partir de Misión Visión y Origen
Concretar una determinada gestión, en términos de las opciones derivadas de la definición de
misión, visión y el origen; supone para cualquier institución una línea de comportamiento
coherente. Es decir, no basta el enunciado en sí. Se trata de proponer y realizar una
determinada infraestructura básica. Pero, tal vez lo más importante, hace referencia al ejercicio
académico y a su adecuación a partir de los postulados previamente definidos.
Ahora bien, entendidas la misión y la visión, se asumen como colaterales del origen. Por lo
menos, desde mi interpretación, la coherencia se va estructurando, como quiera que no se
espere un desenvolvimiento lineal. Esto traduce convivir con los avatares propios del ejercicio
como institución. Porque, entre otras razones, el entorno social, económico y político otorga
insumos que hacen de la gestión una opción cambiante de manera constante. Esto, en el
entendido de que existen unas premisas básicas que orientan el quehacer, pero que se precisa
de una capacidad de reflexión y de adecuación abiertas. Algo así como acogerle el pulso a los
hechos del día a día, definiendo un hilo conductor del proceso, en ese contexto. Es, más o
menos, lo que ya expresé en el primer capitulo, cuando defino los roles colectivos e
individuales y los relaciono con la noción de estado, de poder y de gobierno.
Por esta vía, en consecuencia, propongo un entendido de función y responsabilidad sociales,
anclado en la capacidad para intuir las necesidades de la sociedad general y concreta. Saber
palpar el soporte que debe acompañar el proceso en sí. Siendo este, el proceso, insisto, una
construcción continua.
Uno de los aspectos fundamentales, en esa dirección, tiene que ver con los referentes
normativos; tanto en lo que hace relación a la vigencia de las normativas generales, como
también a las específicas. Siendo la generalidad, por ejemplo, la norma básica constitucional.
Y, siendo lo específico las normativas asociadas a la reglamentación de las instituciones de
educación superior.
La Constitución Política, define a Colombia como un Estado Social de Derecho. A partir de ahí
reitera la interacción del Estado con los sujetos individuales y colectivos. En ese contexto
normativo, en su desarrollo, se establecen precisiones con fuerza de ley y que, por lo mismo,
exigen se acatadas.
5. LA CREACIÓN DE EMPRESAS Y EL DESARROLLO
(Caso: Colombia)
1. Presentación:
Desde el punto de vista la teoría del crecimiento económico, el hecho de proponer una
determinada estrategia para estimular el desarrollo, supone una delimitación conceptual en
términos del significado que adquiere la relación entre la ampliación de la base productiva y la
redistribución del ingreso.
Con esta visión, como postulado básico, el presente trabajo pretende establecer algunas líneas
de interpretación en lo que respecta a la opción vinculada con la creación de empresas como
soporte del crecimiento económico y como aporte fundamental para el desarrollo de un país.
Es obvio, asimismo, que no puede proponerse una interpretación en esa perspectiva, haciendo
abstracción de las características específicas en que este se desenvuelve, visto el contexto
económico, político y social a nivel internacional. Esto es así, fundamentalmente, visto el caso
de la división existente entre países con desarrollo pleno y con un acumulado de riqueza y
tecnología y aquellos países (como el nuestro, por ejemplo) en los cuales el desarrollo ha sido
lento, traumático, no consolidado y con retraso en la base tecnológica.
Por lo tanto, en mi escrito, propongo un análisis de las condiciones en las cuales se produce la
creación de empresas en Colombia y su nexo con la politica macroeconómica implementada
desde el gobierno central, por la vía de las medidas estrictamente monetarias; así como
también en lo que respecta al Plan Nacional de Desarrollo vigente. Particularmente, haré
énfasis en la última norma que ejerce como directriz para el entendido que el actual gobierno
tiene acerca de la relación creación de empresas, desarrollo y crecimiento económico (Ley
1014 de 2006).
6. 2. Marco teórico y conceptual.
2.1 El crecimiento y la teoría económica.
Ha existido, en el proceso inherente al desarrollo de la teoría económica, diferentes momentos
en la confrontación entre opciones conceptuales y prácticas divergentes. Desde la propuesta
originaria de la visión moderna para el desarrollo capitalista, centrada en la teorías acerca del
proceso de reproducción diseñadas, a manera de ejemplo, por Quesnay (“ Tabla económica”);
Adam Smith (“Naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”) y Sismondi (“Nuevos
principios de la economía política o la riqueza en relación con la población”); hasta las
opciones teóricas que cuestionan esas interpretaciones diseñadas por Kart Marx (“El Capital”),
Rosa Luxemburgo (La Acumulación del Capital”). Contando, inclusive, en este espectro, a
Jhon Maynard Keynes (“Tratado general sobre el empleo, el interés y el dinero”).
Esto supone, en consecuencia, la necesidad de trabajar con una posición de cobertura lo
suficientemente amplia; de tal manera que no se desemboque en un discernimiento anclado en
un entendido lineal y/o dogmático. Ante todo, porque en esto de analizar el significado de la
creación de empresas y su relación con el entorno económico y social, no admite opciones
tangenciales que eludan el hecho objetivo, en cuanto a la existencia de una conexión dialéctica
(...o, si se quiere, conflictual) entre la implementación y desarrollo de la empresa, con respecto
al espectro social, económico y político en la cual esta se desenvuelve. Ante todo porque esta,
la empresa y sus propiciadores o garantes, no puede ser entendida como una opción y/o
propuesta única (en lo que tiene de ejercicio individual); sino como partícipe de una sumatoria o
globalidad económica, inmersa, por esto mismo en la dinámica propia del crecimiento
económico; conforme a unos postulados concretos derivados de la politica macroeconómica
gubernamental y de la creación de riqueza, en el contexto de la planificación y estrategias de
un Estado concreto.
Conviene, en este punto, con las reservas obvias; en tanto que constituye una visión propuesta
por una persona que contribuyó a construir una opción en contravía de la ortodoxia clásica de
la economía politica capitalista; citar una expresión de Rosa Luxemburgo en su obra “La
acumulación del capital”.
“..Hasta ahora hemos considerado la reproducción desde el punto de vista del capitalista individual típico,
representante y agente de la reproducción que se realiza por una serie de empresas privadas. Este modo
de enfocar el problema nos ha hecho ver ya bastantes dificultades. Sin embargo, ellas son pocas
comparadas con las que aparecen inmediatamente que pasamos de la consideración del capitalista
individual a la de la totalidad de los capitalistas.,
7. Ya una ojeada superficial muestra que la reproducción capitalista como todo social, no puede ser
concebida mecánica y simplemente como suma de las diversas reproducciones capitalistas privadas.
Hemos visto, por ejemplo, que uno de los supuestos fundamentales de reproducción ampliada del
capitalista individual es una ampliación correspondiente de su posibilidad de venta en el mercado. Ahora
bien, el capitalista individual puede lograr esta ampliación no por extensión absoluta de los límites del
mercado en general sino por concurrencia, a costa de otros capitalistas individuales….”
4
Con esto quiero enfatizar acerca de mi análisis y de su soporte, en lo que hace alusión al
enfoque teórico. Es algo así como proponer, de mi parte, un entendido en el cual el concepto y
la práctica de creación de empresa, no pueden ser presentados por fuera del contexto político,
económico y social. Esto traduce que, en mi concepto, sobre las expectativas derivadas de la
creación y desarrollo de las empresas, ejerce una influencia determinante la politica
macroeconómica gubernamental y las estrategias de crecimiento formuladas en un plan de
desarrollo específico, para uno o varios periodos igualmente específicos y concretos.
Inclusive, en la visión propuesta por mí, se incluye, necesariamente, una interpretación del
significado que tiene la planificación económica; como opción estatal. Algo que ya fue
planteado por Keynes (para el caso de la economía capitalista); como alternativa de solución
para la crisis originada en la recesión global iniciada en 1930. De otra parte, por lo mismo que
he venido planteando, en términos de la interacción entre los diferentes agentes del proceso
económico internacional y nacional; cabe establecer un referente en lo que respecta a la
situación de los países que no han acumulado riqueza, ni tecnología suficiente como para
considerarse de desarrollo pleno (esto ya lo expresé en el numeral 1).
Quiero presentar, como ayuda conceptual, una reflexión del profesor P.T. Bauer en su obra
“Crítica de la teoría del desarrollo”. Como en la anterior cita, hago aquí la aclaración en el
sentido de la reserva que pueda acompañar la reflexión aludida. Veamos:
“…La planificación global implica, además, que gran parte de la producción no está relacionada con la
demanda del consumidor y por tanto con los niveles de vida. De ahí que , aun en el caso de que la
politica fuese de incremento de la producción total en relación con lo que hubiera sido en otro caso, lo
cual es improbable, este incremento no estaría relacionado con los niveles de vida, cuya mejora es el
objetivo ostensible de la politica. Este divorcio entre producción y niveles de vida es probable que en si
mismo retrase el alza tanto de la producción como de los niveles de vida; porque la perspectiva de un
nivel de consumo más alto y variado generalmente es un incentivo importante para una mayor actividad
económica a través de un esfuerzo, ahorro e iniciativa individuales. Esto resulta especialmente cierto en
países pobres...”.
5
2. 2 Una visión particular del concepto de planificación e incentivos.
4
Luxemburgo, Rosa. “La acumulación del capital. Editorial Grijalbo, primera edición 1967, de la
traducción española, página 27
5
Bauer, P.T. “Crítica de la teoría del desarrollo”. Editorial Orbis, colección Biblioteca de Economía, sin
datos del número de edición y fecha, página 104.
8. A manera de corolario transitorio, considero pertinente resaltar dos aspectos en lo que respecta
al enfoque propuesto por mí:
-La creación de empresas, considerada como una opción para la actividad económica, en el
contexto de una economía de mercado; supone la fijación de unos objetivos concretos por
parte de quien o quienes se comprometen con ese ejercicio. Por lo mismo que esta actividad se
considera inmersa en la dinámica propia de la economía capitalista y del mercado que ejerce
como elemento colateral a la producción de bienes y servicios; debe suponer la existencia de
factores endógenos y exógenos que actúan como referente al momento de planear y hacer
efectiva la participación en el mercado. Uno de esos factores lo constituye la politica
macroeconómica concreta implementada por el gobierno, para un periodo específico. El otro
tiene que ver con la interacción necesaria entre la condición en que se encuentra el país con
respecto a la economía mundial global; asociada esta condición con otro aspecto que relaciona
a la producción y al consumo; como elementos que se condicionan y que está, a su vez,
relacionados con el nivel de vida y sus perspectivas.
- La planificación específica asociada a las estrategias de desarrollo planteado para el país
concreto, define unas determinadas prioridades y, por esto mismo, unas determinadas
condiciones en las cuales se realiza la actividad económica productiva. Esto incluye, entre otras
cosas, la definición y concreción de los incentivos para los productores y las áreas concretas a
las cuales estos se dirigen. A manera de ejemplo: para el caso colombiano, el Plan Nacional de
Desarrollo aprobado por el legislativo, para el período 2005-2007, define unas prioridades para
el sector productivo, de conformidad con la visión gubernamental en lo que respecta a la
economía de mercado y su aplicación en este tiempo en el cual transcurre una etapa precisa
de la globalización económica, por la vía de actividades multilaterales y bilaterales. Este es el
caso concreto de los énfasis en relacionar el crecimiento económico con la opción de los
tratados de libre comercio internacional; bien sea entre nuestro país y Estados Unidos de
Norteamérica o entre nuestro país y otros países de la región, particularmente de la Zona
Andina y Centroamericana.
-Los incentivos gubernamentales específicos, se pueden presentar por diferentes vías. Una de
ellas, a manera de ejemplo, tiene que ver con exenciones tributarias (ver propuesta de reforma
tributaria) o con la flexibilización de la normatividad vigente en lo que respecta a requisitos para
la creación de empresas y para su desarrollo. Esto último, a su vez, incluye incentivos
relacionados con la flexibilización laboral (este el caso, a manera de ejemplo de las sucesivas
modificaciones a la legislación laboral, a partir de 1990 con la Ley 50 y la Ley...)
3. De la casuística. Concepto de desarrollo y consolidación.
9. 3.1 Colombia a partir de 1990.
Durante el periodo presidencial 1990-1994, el ejecutivo, con el apoyo del legislativo;
implementó una visión de crecimiento económico, desarrollo y economía de mercado. Para
entender, al menos en parte, la lógica que soportó a las aplicaciones derivadas de esa visión;
se hace necesario retrotraer algunos aspectos básicos de la teoría económica definida como de
apertura económica. Esta teoría estuvo centrada en una interpretación que proclama la
flexibilización de las normas internas de cada país (ante todo las de aquellos definidos como
subdesarrollados o periféricos) en lo que respecta a la protección de su frontera económica.
Incluida, obviamente, su producción interna de bienes y servicios. Al mismo tiempo, suponía
una flexibilización absoluta de la intervención estatal en asuntos relacionados con la politica
social de redistribución del ingreso; incluida la intervención estatal en aquellas áreas
relacionadas con los servicios públicos esenciales.
Por esa vía, el gobierno del doctor César Gaviria Trujillo, presentó proyectos de ley en la
perspectiva de modificar la normatividad vigente en cuanto a los términos de intercambio de
mercancías en el mercado internacional y, en paralelo, promovió y aplicó decisiones expeditas
(por la vía de decretos directos y/o reglamentarios) con las cuales incursionó en diferentes
entidades públicas, modificando su razón de ser en lo que estas tenían de instrumento para la
politica de asistencia social y de subsidios para la adquisición de servicios por parte de la
población desprotegida y hacia la cual debería estar dirigida la acción estatal, conforme a lo
establecido en la Constitución de 1991.
Todo lo anterior no puede decirse, en estricto, que se inauguró durante el gobierno del doctor
César Gaviria Trujillo. Es el resultado de un acumulado construido desde tiempo atrás y que ha
cruzado el quehacer de nuestro país en periodos consecutivos.
Veamos esto, para mayor precisión, en palabras de la profesora Consuelo Corredor, en su obra
“Los límites de la modernización”.
“…La consolidación del modelo liberal de desarrollo y del régimen político bipartidista, como su sustento,
han sido los pilares centrales sobre los cuales se ha construido el proceso de modernización económica
y, a la vez, los principales obstáculos para la configuración de una sociedad moderna.
Las aceleradas transformaciones en el orden económico, han tenido como guía la confianza en el
mercado, como asignador de recursos y de bienes, con el resultado de la exclusión de amplios sectores
de la población del beneficio de las mismas. Ello ha sido posible por la estrategia desarrollista, por el
sistema de dominación impuesto por el bipartidismo y por la precaria organización estatal resultante de
este modelo.
10. La ideología liberal que se ha invocado sin restricción en el mundo económico ha sido fuertemente
restringida en el mundo político. Los principios de soberanía e igualdad de derechos y de oportunidades,
han hecho parte del discurso de la élites dominantes pero, su ejercicio práctico se lo han reservado para
ellas.
Una de las graves consecuencias de esta estrategia de modernización desde arriba ha sido impedir la
diferenciación entre lo público y lo privado. Más exactamente, la exclusión politica, social y económica de
que han sido objeto amplios sectores de la población, como resultado de la prevalencia de los interese
particulares de la élites dominantes, ha formado una confusa idea de lo público, reducida a una mera
instancia de legitimación formal del orden vigente, y de rapiña real en busca de interese particulares y
partidistas...”
6
Las determinaciones asumidas desde el gobierno central y las normas introducidas, en
términos del intercambio de mercancías nivel internacional y que vulneraron la intervención
estatal como regulador en la economía de mercado tuvo, para el caso que me ocupa, una
incidencia profundamente negativa hacia la empresa privada a nivel nacional. Ante todo hacia
aquellas empresas no vinculadas con transnacionales y que se vieron sometidas a un tipo de
competencia onerosa….ruinosa. Aquí, en esta expresión, cabe insistir en las afirmaciones
presentadas e por mí en el numeral 2.2; en el sentido de que la creación de empresa y su
consolidación, no puede analizarse en abstracción de circunstancias vinculadas con la
intervención gubernamental y con la presencia e incidencia de factores endógenos y exógenos.
Es relevante insistir en que el crecimiento económico, tiene que se cotejado y analizado
conforme a unos determinados referentes precisos. No solo circunstanciales y/o transitorios;
sino fundamentalmente, en la dinámica y la perspectiva económica originada en las estrategias
de desarrollo y crecimiento que tiene, entre otras herramientas para su aplicación la politica
macroeconómica y los planes de desarrollo.
3.2 El concepto de desarrollo y crecimiento en el gobierno actual.
El presidente Álvaro Uribe Vélez, ha sido uno de los más connotados defensores de la politica
de libre mercado y de la no intervención estatal. Ya, cuando ejerció como Senador de la
República, propuso los proyectos que se constituyeron en las Leyes 50 de 1990 y 100 de 1993.
Ya, ejerciendo como presidente, ha profundizado la aplicación de su noción fundamental en lo
que respecta a la teoría económica. Inclusive, no es temeraria la afirmación en el sentido de
que la noción de Colombia como Estado Social de Derecho, presente en el texto Constitucional
de 1991, ha sido para el doctor Uribe un elemento de dificultad para la aplicación plena de sus
postulados en relación a politica económica. Puede decirse asimismo que su opción básica
coincide con lo propuesto por el presidente César Gaviria Trujillo en 1990. Esto es: la apertura
de las fronteras económicas al mercado internacional, debe incluir una disminución y/o
6
Corredor M., Consuelo. “Los límites de la modernización”. Editado por Cinep-Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.- Sede Bogotá. Segunda edición, 1997. Páginas 86-
87
11. flexibilización de la intervención estatal como instrumento regulador y garante de la producción
a la industria nacional. Por esta vía de interpretación, se entiende el diseño de su estrategia en
lo que tiene que ver con los tratados de libre comercio. Podría decirse, sin efectuar una
interpretación sesgada, que su estrategia es una versión actualizada de la politica de apertura
económica del doctor César Gaviria Trujillo.
Lo cierto es que esa visión conceptual y práctica de la intervención libre de las leyes del
mercado, entra en contradicción con los postulados básicos de Estado Social de Derecho
consagrados en la Constitución Política. Pero no sólo eso, entra también en contradicción con
la definición de la intervención estatal y gubernamental en la promoción, desarrollo y
consolidación de la industria nacional, Entendida en esta noción de industria nacional, un e
espectro en el cual caben la noción de empresa relacionada con las producción diferenciada de
bienes y servicios, incluidos los agropecuarios.
Ya de por sí, al analizar la lógica que soporta al Plan Nacional de Desarrollo, se infiere una
tendencia en la cual la interacción entre internacionalización por la vía del libre mercado y el
crecimiento económico con arreglo a la creación y fortalecimiento de la industria nacional (con
la connotación amplia ya explicada) es una especie de dicotomía no reconocida, pero existente.
Con mayor razón se infiere esto, si lo analizamos en el contexto de la dinámica relacionada con
los tratados de libre comercio. Particularmente con el Tratado negociado con los Estados
Unidos de Norteamérica.
Visto así, entonces, puede afirmarse que no es sólida ni confiable la politica de creación de
empresas; si se mira en la perspectiva de la estrategia gubernamental de crecimiento
económico y de consolidación de la industria nacional.
Aquí, en esta última afirmación mía, es conveniente retomar lo expresado en el numeral 2.1;
cuando enfatizo en un aspecto crucial. Esto es: la dinámica del desarrollo capitalista no puede
entenderse por fuera de la lógica que lo soporta como sistema. En este tiempo de
globalización,
de internacionalización e imposición de las leyes del mercado por encima de las
consideraciones particulares de un determinado Estado o gobierno; los empresarios nacionales
se ven sometidos y condicionados por las estrategias derivadas de esa lógica de mercado. Por
lo mismo, en consecuencia, no puede construirse una opción de interpretación en lo que
respecta a la relación crecimiento-desarrollo-empresa, haciendo abstracción de la dinámica que
introduce esa noción de mercado y de su lógica.
En ese mismo contexto, el solo hecho de reconocer la existencia de un alto porcentaje de la
población con niveles de precariedad que le impiden ejercer como consumidores reales y/o
potenciales de bienes y servicios, constituye una limitante para el desarrollo y consolidación de
12. las empresas. Con mayor razón, si se analiza de manera diferenciada, con el aspecto tamaño,
monto de capital y nivel de internacionalización como variables.
4. A manera de conclusiones.
Una vez realizado el recorrido anterior, cabe establecer una precisión necesaria. No se trata, en
este escrito, de desconocer el rol que cumple la creación de empresa en la consolidación del
modelo económico centrado en la dinámica y la lógica del capital. De lo que se trata es de
contextualizar ese rol; en términos de su relación con la politica macroeconómica y las
estrategias de crecimiento económico derivadas de una determinada visión gubernamental. Por
lo tanto, y así lo he expresado de manera reiterada, el concepto de acumulación como
sinónimo de desarrollo y consolidación económicas de un país, es válido en términos de la
ortodoxia asociada a la teoría económica general. Es algo así como entenderlo en el contexto
del cálculo del PIB, para periodos sucesivos. O, lo que es colateral a lo anterior, efectuar las
mediciones del crecimiento económico, por la vía de las variables asociadas a la creación de
determinadas empresas en un periodo determinado.
Como lo propuse desde el numeral 1 (Presentación) este escrito constituye un recorrido en
torno a la noción de crecimiento económico y desarrollo en la lógica propia de un modelo
capitalista. Supone, por el mismo soporte de visión amplia y no dogmática, un aporte para la
construcción de líneas de interpretación y análisis dinámicos, no asociados a la idealización de
una determinada opción, ni a una determinada aplicación. Es, por el contrario, una tendencia a
la universalización del conocimiento en lo que esta tiene de crítica asertiva y preactiva.
LA DEMOCRACIA Y
EL RÉGIMEN PARLAMENTARIO
1. De lo conciente y lo inconciente. De lo individual y lo colectivo
Se trata de establecer el nexo entre acciones individuales y las acciones colectivas; a partir de
dilucidar el significado que adquiere la relación unilateral del sujeto, que ha internalizado
determinadas pautas, con lo externo; entendido como entorno ajeno. Al tiempo que se define
su interacción con respecto los otros y las otras que actúan también en ese mismo entorno.
Algo así como proponer, desde lo conceptual, un hilo conductor que permita entender la
dinámica de ese proceso y, por esta vía, las diferencias entre el sujeto individualmente
considerado y el sujeto colectivo; con todo lo que esto tiene de complejo, comoquiera que
toda acción individual o colectiva supone incidir sobre la exterioridad, a la manera de proceso
que la transforma.
13. 1.1 Acerca del (la) sujeto (a) individual.
Elaborar una posición al respecto, supone la asunción de uno o varios referentes. Ante todo
porque está involucrada una noción del ser; en términos de subjetividad. Es decir, retomar
algunos insumos conceptuales que han ejercido como significantes; al momento de dirimir una
contradicción básica entre el (la) sujeto (a) entendido (a) como uno (a) autónomo (a) y lo
externo, entendido como universo que circunda al (la) sujeto (a) y lo (a) afecta; en cuanto lo (a)
imprime, otorgándole elementos que pueden ser tramitados o procesados. Es, en
consecuencia, un tipo de relación que permite identificar una aproximación a lo que podría
llamarse utilitarismo primario; a partir del cual cada sujeto (a) establece su propia visión y
decide acerca de las condiciones en las que delimita su territorio subjetivo, con respecto a la
territorialidad general, externa; escenario que comparte con los (as) otros (as) sujetos (as).
Lo anterior es tanto como entender la relación entre la naturaleza y el (la) sujeto individual.
Ahora bien, desde la perspectiva estrictamente centrada en la teoría del conocimiento; cabe
una aseveración (anterior a la lógica propuesta por la corriente del pensamiento complejo) la
cual, a su vez, involucra una contradicción; relativamente simple: en principio, el ser como
sujeto (a) individual, construye su internalización y su autonomía; a partir de un ejercicio,
mediante el cual procesa la información proporcionada por la exterioridad. Solo a partir de ahí
le es dado al (la) sujeto (a) una relación conciente con esa exterioridad; en razón a que la
elaboración realizada por el (ella) define, de por sí, la particularidad propia de su identidad y
autonomía.
Así las cosas, entonces, hablar de la identidad del ser supone utilizar un concepto asociado a la
autonomía. Pero también a al ejercicio que permite la apropiación de la exterioridad; como
proceso de internalización sin la cual no es posible una actuación individual conciente y
diferenciada. Esto es lo mismo que asumir como verificable, en la intervención de uno (a)
sujeto (a), las acciones inherentes a su identidad construida en términos de su relación con la
exterioridad. Aquí cabe un entendido, de ese proceso que conlleva a la internalización
individual, diferenciado. Es decir asociado a momentos y/o períodos históricos; los cuales
determinan la calidad y complejidad que adquiere la autonomía, la identidad; la capacidad para
regresar a la exterioridad; bien sea para transformar la naturaleza física; o para interactuar con
los (as) otros (as) sujetos (as) en términos de comunicación; generando opciones de
transformación cuya concreción supone una actuación conjunta.
La anterior interpretación conduce a plantearnos un interrogante relacionado con la
diferenciación primaria entre los (as) sujetos (as), con respecto a la visión adquirida a partir del
proceso de internalización de la exterioridad. Esto supone entender (la interpretación) como
dinámica; ajena a un procedimiento lineal homogéneo. Veamos:
La internalización individual está dada por la realización de un ejercicio de apropiación de la
exterioridad, independiente. Es valida para cada sujeto (a) en su condición de ser que se
diferencia de los (as) otros (as); así sea en el período más primario. Es decir en aquel en donde
la relación con la naturaleza se ejerce a partir de insumos y procedimientos elementales. A
manera de ejemplo: los hombres y las mujeres definidos (as) como primitivos (as) en la historia
de la humanidad; no establecieron un tipo de relación igual con la naturaleza; así el producto
de esa relación se hubiera manifestado a través de una transformación y de utilidad similar; en
cuanto significó la provisión de recursos inmediatos en nexo con sus necesidades primarias.
Cada uno (a), en su ejercicio de apropiación de la exterioridad, adquirió y procesó elementos
de manera individual. Esto es lo que permite entender acciones posteriores diferenciadas;
inclusive entre aquellos (as) que compartía un mismo territorio físico y tenían pautas similares;
entendidas estas como insumos colectivos derivados de su relación con ese territorio común.
Vito así, entonces, no es pertinente la afirmación que reclama la vida colectiva primitiva, como
sinónimo de unanimismo o identidad colectiva, que diluye la apropiación individual de la
exterioridad. Si bien es cierto, en principio, que la intervención colectiva para la transformación
de la naturaleza, se tradujo en acciones en las cuales la división de las mismas(..o del trabajo)
no implicaba diferenciaciones en jerarquía que permitieran la acumulación individual; no es
menos cierto que estas acciones colectivas no conllevaron a subsumir lo individual, como
14. proceso de internalización, mediante la cual cada uno (a) construía su propia visión y pudo
elaborar conceptos diferentes, comparados con las visiones y conceptos de los (as) demás.
El ser individual, entonces, es tal en razón a su identidad y a su autonomía para elaborar
visiones y conceptos. Esto permite entender, a manera de ejemplo, el desarrollo y aplicación de
opciones individuales; en el mismo contexto de la transformación colectiva de la naturaleza. De
no ser así, el tránsito de un período a otro se hubiese producido sin ninguna contradicción; en
condiciones de homogeneidad en las cuales no habría lugar para el ensayo y la inventiva. Esto
traduce: no todos (as) reaccionaron de manera uniforme ante los retos derivados del proceso
de transformación colectiva de la exterioridad. Entre otras razones, porque la construcción
individual de visiones y conceptos, incluye un distanciamiento, una abstracción a través de la
cual se construye la identidad individual, como instrumentos indispensable para desarrollar la
autonomía como posibilidad y como requisito para la diferenciación. Esto no implica asimilar,
de por sí diferenciación individual a jerarquía y/o acumulación primaria de poder atado a la
apropiación del producto derivado del trabajo colectivo. Se trata, simplemente, de entenderlo
como dinámica posible, necesaria y lógica; en el contexto de la evolución traumática y
compleja de la humanidad; desde períodos históricos primarios hasta períodos en los cuales se
expresan los logros alcanzados; por la vía de la interacción entre las acciones colectivas e
individuales.
Como corolario inicial es pertinente expresar lo siguiente: La condición de sujeto (a) individual
está dada por la asunción de la identidad y la autonomía; a partir de la diferenciación en el
proceso de aprehensión de la exterioridad. Esta identidad y autonomía, a su vez, permite
establecer una incidencia en la transformación de la exterioridad y una interacción con los (as)
otros (as) sujetos (as); sin subsumirse; sin perder los referentes propios originados en su
particular visión e interpretación (concepto) de la naturaleza y de la relación con los (a) otros
(as).
1.2 De la interpretación (conceptos) individuales y su incidencia en lo colectivo.
El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a)
primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los
sentidos biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos
externos, ejerce como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la
diferenciación se establece por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad
para retener la información e interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de
los otros animales. Esa memoria trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera de
expresión espontánea y/o de respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario, es
una memoria en constante actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se
hace necesario recordar lo visto antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y
colectivas. Así y solo así se puede entender la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para
proponer y desarrollar opciones dirigidas al proceso de transformación de la exterioridad. Pero
también, para entender la construcción de una simbología para sí; de tal manera que ejerza
como instrumento fundamental, a la hora de definir sus propias perspectivas; en cuanto
expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a los (as) ) otros (as). Entonces, la
esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración suya; constituyen referentes en
los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como derogación de lo primero en
función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a) individual acepta, e incluso
propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en esta expresión, es
pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado constante) de
las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa, que
adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y
colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la
religión, de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la
individualidad, en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a)
obliga a un acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva
que lo (a) compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre
(...y tiene ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o
no, depende en muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor
válido.
15. En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones
propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la
interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período
histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que
trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto
se subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en
consecuencia, a asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su
decisión es hacer trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o
de asumir la opción directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que
asume las consecuencias a que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa
intervención individual, una confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en
esa confrontación, se enfrenta la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es
válido, como decíamos arriba, tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión;
como para aquellos paradigmas asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización.
Queda claro, asimismo, que estas construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación
primigenia de la exterioridad, a la internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su
contacto inicial con la naturaleza. Es decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en
el espacio; como acciones concientes o inconcientes (...o mediante una interacción entre los
dos estados) en donde se aplica el conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las
percepciones recibidas y almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria
de todos y todas. Una memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la
instauración de códigos e íconos que dan fe de la concertación.
Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una
interpretación diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación
parcial de las pautas, paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o
como alternativa que conlleva a una modifi9cación total, radical. Algo así como o son esas
pautas y paradigmas o son estas pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de
proponer una alternativa, se configura un distanciamiento con respecto al ordenamiento
vigente. Adquiere ese hecho un significado asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar
esa opción (...u opciones) con las existentes; el (la) sujeto (a) que ejerce como cuestionado (a),
desemboca en una posición herética. A partir de ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo
de acciones a realizar, el proceso de difusión de la opción u opciones nuevas. Aquí,
condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para sustentar la nueva opción. Tipo
de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación individual absoluta. O la adquisición,
mediante el proceso de persuasión o imposición, de una aceptación de los (as) otros (as). De
tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones colectivas. Esto no es
otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas; en procura de lograr la
aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la erradicación de las
anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas.
De todas maneras, bien sea que se actúe n un u otro sentido, es evidente la necesidad de
cierta subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio
básico relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y
paradigmas: siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el
equilibrio; habrá unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad
individual. Alcanzar unos nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones;
supone la realización de acciones que controvierten lo anterior.
1.3 Del sujeto Colectivo
Ahora se trata de establecer los términos de referencia, a partir de los cuales se configura la
presencia y las acciones del colectivo; como sujeto pleno que trasciende a la individualidad
pero no la puede subsumir.
Desde una interpretación etimológica, sujeto colectivo se entiende como figura plural. Es decir,
se asume su configuración como sumatoria, simple o compleja, de individualidades con
presencia en un determinado escenario, ámbito o territorio. También involucra un concepto
adjunto, que da cuenta de una posición asimilada a la conciencia y a su significado. Algo así
16. como entender al sujeto colectivo en condición vinculante con respecto a una visión (o visiones)
y a una interpretación de la exterioridad que lo circunda. El problema radica en la posibilidad
efectiva para precisar el nexo entre esa figura colectiva y la individualidad, sin que implique la
disolución. Porque, a partir de una interpretación centrada en el estricto comportamiento
mecánico; podría pensarse en una dicotomía elemental, en donde la conciencia colectiva es
una expresión que traduce los acumulados históricos, en cuanto vivencias, como información
procesada que induce a una definición desde la perspectiva cultural.
De todas maneras, la interpretación de lo colectivo, supone un imaginario. Este, a su vez, debe
estar asociado al concepto de espacio físico. Algo así como establecer una dinámica en la cual
aparece la interrelación entre los (as) sujetos (as) individuales, asociados e integrados con
respecto a determinados códigos reconocidos como válidos. Ya decíamos ante, en esta misma
línea de reflexión: los referentes, entendidos como códigos, pueden ejercer como punto de
equilibrio; a través del cual se expresan las coincidencias. Ahora bien, la complejidad en la
interpretación del significado y alcance de este equilibrio, está dado por el análisis del recorrido
previo para acceder al mismo. Tal parece que se presentan dos opciones en la interpretación.
Una de ellas tiene que ver la identidad pasiva que realiza cada sujeto individual con los códigos
o referentes generales que inducen al equilibrio. La otra tiene que ver con la coacción, con la
imposición, por la vía de acciones ejercidas por parte de quien o quienes se erijan como centro
y/o como intérpretes únicos de esos códigos.
La primera opción supone un tránsito no traumático, mediante el cual cada sujeto asume la
identificación con los códigos (conciente o inconciente). Es de suponer que, ya ahí en ese
tránsito hacia la identificación o reconocimiento, se configura una ruptura con respecto al yo
absoluto. Se traslada parte de la identidad personal, a la identidad colectiva; como condición
indispensable para acceder al equilibrio. Se entiende y acepta esa necesidad, en una
perspectiva grupal, plural. Ahora bien, los códigos pueden adquirir características religiosas,
o de simples premisas para el trabajo asociado; o de compromisos para establecer una figura
colectiva relacionada con el ordenamiento global de obligaciones; o una sumatoria compleja de
todas estas las anteriores. Lo cierto es que la aceptación se expresa como actitud soportada
en la libertad para definir.
La segunda opción supone la presencia de posiciones previas; en las cuales es evidente una
diferenciación en términos no solo de interpretación y elaboración con respecto a la
exterioridad; sino también en términos de apropiación unilateral de los acumulados históricos
de las vivencias entendidas como insumos para la construcción de los códigos, referentes..o
paradigmas. Aquí, entonces, se configura un recorrido traumático; por cuanto supone la
restricción impuesta a las posibilidades individuales. No es ya la aceptación en libertad; es por
el contrario la imposición a reconocer, tanto los referentes en sí, como también a quien o
quienes los representan y los imponen.
2. De la noción de poder y su ejercicio.
Ahora es pertinente desarrollar algunos conceptos en relación al comportamiento del sujeto
colectivo; a partir de su separación con respecto a los (as) sujetos (as) individualmente
considerados. Supone, entonces, la aceptación de su existencia con expresión propia; regida
por pautas que, a su vez, pueden ejercer como referentes generales. El problema tiene que ver
con precisar las condiciones y/o prerrequisitos necesarios para consolidar la figura de la
instancia abstracta; aquella que se desprende del sujeto colectivo y se rige como referente que
debe ser acatado; no solo por los (as) sujetos (as) individuales; sino también por la colectividad
que se construye y se hace plena en razón a la interacción constante entre los (as) sujetos
(as). Ya, aquí, puede hablarse de una prefiguración territorial y de unos vínculos que hace
posible esa interacción. Supone la aceptación de la identidad individual propia de cada sujeto
(a); pero también la existencia de los (as) otros (as) como pares que comparten una misma
identidad colectiva.
2.1 ¿Qué es el poder?
Habábamos arriba acerca de las condiciones en las cuales se puede concretar la aceptación,
por parte de los (as) sujetos (as) individuales, de unos referentes y/o principios básicos; por
17. fuera de si. Es decir, externos a cada uno a cada una. Quedó clara, en esta línea de análisis, la
interpretación, a partir de dos opciones. Una u otra, definen tránsitos diferentes hacia la
consolidación de de los principios, referentes o paradigmas que han de centrar y orientar el
quehacer de los (as) sujetos (as) individuales; en un entorno preciso, en el cual se involucra la
aceptación de los (as) otros (as) como pares. Pero, al mismo tiempo, adquiere el significado
inherente a la separación de esos principios-referentes con respecto a lo colectivo, entendido
como sujeto que simplemente asume como sumatoria de las individualidades. Es decir,
empieza a erigirse como figura que trasciende a los (as) sujetos (as); tanto en lo individual
como en lo colectivo.
También habíamos expresado acerca de la connotación que esto adquiere; en cuanto supone
la presencia de quien o quienes asumen como responsables del manejo o supervisión del
acatamiento debido en torno a esos principios-referentes. Es algo así como indagar con
respecto a las condiciones que debe o deben reunir ese sujeto (a), o esos (as) sujetos (as).
Desde la interpretación propuesta por Marx y Engels; podría aseverarse que el ejercicio de esa
responsabilidad supone la asunción de una posición de dominio, como efecto colateral de una
apropiación con respecto a los excedentes de los bienes producidos por la vía del trabajo, de la
transformación de la naturaleza. A lo anterior podría agregarse, como extensión necesaria, la
apropiación de los acumulados del conocimiento adquirido en ese mismo proceso. De ser así,
entonces, surge un nuevo elemento alusivo a la cultura; entendida como superestructura
construida a partir de la relación establecida con la exterioridad (naturaleza). Aparece, por esa
misma vía, la figura de beneficiarios o beneficiarios. Esto, de por sí, adquiere el significado
propio de unas relaciones, ya no en igualdad de condiciones; sino en las cuales se establece
un dominio sobre aquellos (as) que no ejercen como tal.
Otra alternativa, para la interpretación, tiene que ver con la posición Kantiana; en la cual
aparece la razón como sujeto abstracto que conduce los procesos. Por lo tanto, adquiere una
connotación ajena a los (as) sujetos (as), en tanto se entiende como condición preexistente al
proceso de transformación de la naturaleza. Por lo mismo, entonces, se entiende como
extensión y aplicación modificada de la posición socrática y aristotélica. La variante tiene que
ver con el de que, en Kant, la Razón aparece como abstracción que ejerce como referente,
inherente a la noción de poder; como instancia que convoca y que debe ser acatada; en cuanto
se concreta a través de una figura asimilada al concepto de Estado.
Ya, aún antes de Marx, Engels y Kant; Juan Jacobo Rousseau; Tomas Hobbes y Nicolás
Maquiavelo, desarrollaron teorías alrededor de ese concepto de poder y de dominio. Opciones
diferencias hacia la interpretación de ese hecho. Variantes como el equilibrio entre lo colectivo
y lo individual, a través de la aceptación y la concertación (Contrato Social, postulado por
Rousseau); o como la exaltación y justificación de un ejercicio de dominio, desde una
perspectiva centrada en la imposición (Leviatán, de Hobbes); o como figura asociada a la
intermediación y trámite conciente de un sujeto individual que impone una determinadas
condiciones (El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo).
El asunto queda planteado y precisa de un desarrollo, si se pretende dilucidar el significado del
control ejercido sobre los (as) sujetos (as) individualmente considerados (as)..o sobre estos
(as), entendido como colectivo que no ejercen como beneficiarios (as) de este control.
Tal y como lo hemos insinuado, el poder no es otra cosa que el control ejercido por parte de
quien o quienes adquieren la capacidad para hacerlo Acceder a esta capacidad, su explicación,
se explica según sea la interpretación asumida. De todas maneras, en estricto, desde el
momento en que se configura una determinada forma de control; este actúa como
condicionante que impide el desarrollo, pleno y absoluto, de la libertad individual entendida en
los términos ya señalados: como posibilidad que tiene cada individuo (a) para interactuar con la
exterioridad; a partir de sus propias vivencias. De su particular nexo con la misma y con el (la)
otro (a). Supone, en fin, la pérdida de la autonomía primaria. Esto explica, hasta cierto punto, la
tensión latente que acompaña todo proceso mediante el cual se efectúa una imposición. Una
tensión ya prefigurada por Freíd en “Tótem y Tabú”...y desarrollada por (sin saberlo) por Engels
en “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”. Con mayor claridad, Marcase,
identifica ese nexo en sus trabajos: “El hombre unidimensional” (en tanto que sitúa una
18. interpretación del control político, como yunta que inhibe al –la- sujeto –a-) y en “Eros y
Civilización” (en tanto se retoma todo el espectro, derivado del malestar que acompaña a cada
sujeto – a-, desde el momento mismo de su vinculación forzada a la vida colectiva.).
Así entendido, entonces, el poder inhibe el desarrollo del (la) sujeto (a). Supone la instauración
de unos referentes para interpretar el nexo que cada uno (a) realiza con la exterioridad y de la
internalización que este (a) efectúa, como efecto colateral de esa relación primaria. Algo así,
entonces, como objetivar los acumulados de procesos anteriores, convirtiéndolos en pautas
que deben ser aceptadas. Por esta vía, en consecuencia, podría entenderse esa inhibición, en
condiciones similares a la que existe con respecto a los condicionantes primarios anclados en
los contenidos propios de la religión. En principio, podría aseverarse que (en estricto) poder y
religión causan el mismo efecto en cada sujeto (a)...la inhibición. En torno a este hecho, cabe
expresar desde ahora un elemento que será desarrollado posteriormente: Cuando se actúa, de
manera individual o colectiva, en contra de esa inhibición; se configura un conflicto que origina
un castigo, una sanción; por parte de quienes ejercen como controladores hacia quien o
quienes actúan en contravía de los referentes. Es el caso, a manera de ejemplo, de lo sucedido
con Prometeo.
2.2. El poder político.
A manera de ilustración (...Con reservas obvias), es pertinente presentar la reflexión efectuada
por Francisco Segui, el prólogo a una de las ediciones de La República (Platón); veamos: “...Si
la vida ciudadana, la polis como forma comunitaria, se hunde desgarrada por el escepticismo, el
agnosticismo y el relativismo, la polis como organización política sucumbe ante el empuje de la
democracia. Y si Sócrates buscaba la solución invitando a revisar los conceptos éticos, a encontrar lo
absoluto, Platón idea todo un mecanismo político-social. Su República no es una descripción de un
mundo ideal: es una técnica de formación de una sociedad. Aunque de vez en vez caiga en ciertas
disquisiciones sobre conceptos tales el de justicia o felicidad, está orientada al estudio de los aparatos de
control social. Su objetivo es el orden, la estabilidad (rechazará todo cambio que no sea un acercamiento
al ideal descrito en la obra). Y para ello parte de la educación. La educación es el principal elemento
represivo, el medio más eficaz para el control, el más apropiado homogenizador social. Educar es, para
Platón, construir ciudadanos. En la educación se hará al ciudadano: se condicionará su sensibilidad, su
voluntad y su pensamiento, de modo que nada pueda desear sino aquella situación que por naturaleza le
pertenece.
Toda técnica de control social responde a una concepción del hombre y de la vida, sin duda. Pero es un
error pensar que Platón extrae sus ideas políticas de la teoría de las ideas. Al contrario, la Ideas serán
una metafísica, una cosmovisión, una especie de creencia favorable para llevar a cabo la política…”7
Desde la interpretación acerca del poder, propuesta y desarrollado en este escrito, es evidente
la asimilación al concepto de control. El asunto siguiente tiene que ver con su definición en
términos de control político. Lo anterior, por cuanto la noción de política, adquiere una
connotación relacionada con la actuación colectiva. Algo así como entenderla, en el contexto
permitido por los agregados adquiridos a través de determinados procesos previos. Es decir: la
política no constituye una opción originada en el proceso de internalización que efectúa cada
sujeto (a), con respecto a la exterioridad. Es, por el contrario, el desarrollo de elaboraciones
acumuladas, a través de procesos que trascienden a cada sujeto (a); comoquiera que se
configuran a partir de una forma de apropiación realizada por parte de quien o quienes
convierten esas elaboraciones, en opciones que entran a ejercer como referentes. En
consecuencia constituyen, por esto mismo, un mandato; una convocatoria que pretende el
reconocimiento individual y colectivo. Está expresada en códigos (...o definiciones) que
conforman un cuerpo teórico, con repercusiones prácticas en el quehacer cotidiano. Es, en
otras palabras, el soporte necesario para ejercer gobierno, autoridad; por parte de quien o
quienes se han separado de los (as) otros (as); en su condición de usufructuarios (as) de esos
mismos códigos.
La diferenciación comienza, desde el momento mismo en que aparecen insumos que la
permiten. Si bien es ilustrativa la interpretación (...un poco lineal) propuesta en el recorrido:
sociedad primitiva-esclavismo-feudalismo-capitalismo; como proceso explicativo en cuanto al
origen de la dominación. Lo cierto es que el asunto es mucho más complejo. Porque supone,
7
Segui, Francisco. Prólogo a La República, Tomo I. Ed.Universales, Bogotá
19. entre otras cosas, retomar el entendido de la apropiación de los referentes y su imposición; a
partir de un ejercicio originado en la diferenciación; pero asimismo, en nexo con el proceso de
internalización individual. Valga presentarlo de la siguiente manera: si la sociedad primitiva
descrita por Lewis H. Morgan, constituyó un estado en el desarrollo de la humanidad; no puede
inferirse, necesariamente, la ausencia de determinadas formas de diferenciación...y de control.
Con las limitaciones sociológicas y políticas propias de su investigación, el texto que la resume,
tiene elementos importantes; en cuanto a la interpretación de los hechos originados en la
misma investigación que se relacionan con la actividad humana. Por lo mismo es pertinente
resaltar lo siguiente:
“..Los hechos indican la formación gradual y el desarrollo subsiguiente de ciertas ideas, pasiones y
aspiraciones. Aquellos que ocupan las posiciones más prominentes, caben ser generalizados como
crecimientos de ideas particulares, a las que se encuentran íntimamente vinculadas…
..ÚLTIMO. La idea de propiedad se formó lentamente en el pensamiento humano, permaneciendo
naciente y endeble durante períodos inmensos de tiempo. Adquiriendo vida en el salvajismo, requirió toda
la experiencia de este período y del subsiguiente, de la barbarie, para desarrollar el germen y preparar el
cerebro humano para la aceptación de su influencia de contralor. Su imperio como pasión por sobre todas
las demás pasiones, señala el comienzo de la civilización...”8
Ahora bien, como lo hemos señalado arriba, el poder adquiere significado a partir de la
apropiación unilateral de insumos relacionados con el conocimiento acumulado. Esta
apropiación permite la elaboración de unas determinadas condiciones que deben ser acatadas,
por parte de quien o quienes no actúan en posición de usufructuarios. Así planteado, entonces,
no implica necesariamente un nexo primario con la posesión de bienes. Otra cosa es que la
posesión permita el desarrollo y consolidación posteriores de mecanismos de control y, por
esta vía, de imposición. Lo anterior es lo mismo que entender la dinámica del poder y del
control; como una sucesión de eventos en los cuales se van estructurando unas instancias en
las que predominan instrumentos conceptuales, como opciones únicas para la interpretación
de la naturaleza y de las relaciones necesarias para transformarla…o, simplemente, para
convivir con ella.
A partir de esta lógica para la interpretación del poder; se entiende que este adquiere una
connotación política, como opción válida en el proceso de consolidación y defensa del mismo,
por parte de quien o quienes actúan como detentadores. Lo que, en principio, era un control en
términos de pautas y códigos propuestos (...o impuestos) como única alternativa para
establecer un nexo con la externalidad; se convierte un la instauración de instancias que
identifican esos pautas y códigos con los usufructuarios. Esto supone el desarrollo de
mecanismos constitutivos de reglas orientadas a distanciar, aún más, el poder con respecto a
quienes se controla. Es decir este (el poder) se torna mucho más complejo; comoquiera que se
configura la intermediación como requisito indispensable para acceder a sus representantes.
El territorio, en este contexto, deja de ser simple externalidad primaria, natural en la cual se
efectúa la interacción y el intercambio por parte de los (as) sujetos (as). Se convierte, por lo
mismo que se consolida la figura del poder, en escenario en el cual la relaciones (...Sociales)
adquieren características, cada vez, más complejas. Ya no es, entonces, la simple aceptación
de los códigos originarios, casi siempre asociados a la religiosidad. Ahora se trata de una figura
ensanchada de este. Una ampliación del espectro; en función de los nuevos elementos que lo
acompañan y sustentan.
Vale la pena reiterar acerca del condicionamiento que se le imprime a la actuación individual. El
proceso, por medio del cual se instaura la dominación, supone una inhibición a la libertad. Ya
no existe la posibilidad de ejercer la autonomía inicial; para exteriorizar los conceptos
elaborados a partir de la relación con la naturaleza, con la externalidad. Lo que prevalece,
ahora, es la asunción de los referentes establecidos como única opción posible. Es una
interpretación mediada por los códigos y las instancias desarrolladas por parte de quien o
quienes ejercen como detentadores de esos referentes. A esto se agrega el hecho del nexo
entre esa acción de control primaria y la evolución del sistema de apropiación de los
excedentes derivados del trabajo. Se configuran, entonces, unas relaciones sociales en las que
prevalece la imposición de reglas. Algo así como una sumatoria de conceptos básicos que
8
Morgan, Lewis H. La Sociedad Primitiva, edición Divulgación Cultural Universidad Nacional de
Colombia, 1972.
20. obligan. Actuar en contravía de los mismos sitúa, a quien o quienes lo hacen, por fuera de esas
condiciones. Por lo tanto debe ser entendió como desafío, como rebelión. Esto es lo que
explica, en términos del concepto de legalidad, la estructuración de figuras que describen y
validan el castigo; como procedimiento indispensable para mantener el control. Es ahí en
donde, el poder, adquiere su connotación política.
Es pertinente, para este caso, citar la posición expresada por J.C. Friedrich, en su texto La
filosofía del derecho. “..Puesto que para el derecho siempre tiene importancia fundamental que la
obligación de sus normas se encuentre firmemente anclada en la convicción de la legitimidad de la
autoridad que crea la ley, sea Dios, sea la acción popular, la importancia de las normas legales en la vida
social estará, en todo momento, hondamente influida por la fe en la legitimidad del gobierno que las
impone y por la cual son creadas. El nomos y el jus de griegos y romanos estuvieron en vigor mientras se
mantuvo la fe en la comunidad de la polis, pues la polis estaba regulada por el nomos y el jus, debido a
la constante fe del pueblo en la heroica sabiduría de algún antiguo legislador, ya fuera un Solón, un
Licurgo, o las Doce Tablas. Sin embargo, para los judíos del Antiguo Testamento, no fue Moisés, ni
siquiera los profetas, sino el Dios único, quien habló a Moisés y le ordenó que comunicara sus leyes a su
pueblo (Levítico 19: 1-2). Y fue su pueblo el que quedó convertido en una comunidad sagrada gracias a
esa comunicación, por la santidad misma del Dios que había dictado las leyes. Y de esta santificación, al
dar y obedecer la ley, se desarrolló o, quizá fuera mejor decir que se derivó, como corolario la doctrina del
pueblo elegido...”9
2.3 El concepto de Estado
Ya quedó planteada la interpretación en torno al poder y al control. Se infiere, en consecuencia,
una connotación asociada al concepto de sociedad; entendida como interacción colectiva en un
determinado territorio y cohesionada por una reglamentación; impuesta como norma de
obligatorio acatamiento.
Cabe ahora extender esa interpretación. Ya no tanto en lo que hace referencia a la
implementación coercitiva de los códigos y de las instancias a cuyo cargo está la vigilancia y
desarrollo de los mismos. Se trata de entender la dinámica que adquiere esa implementación; a
través de un proceso que va instaurando instancias, como figuras mucho más complejas en lo
que hace referencia a los mecanismos de control, de su desarrollo y distanciamiento con
respecto a la interpretación primaria, rígida de la inhibición y subyugación hacia el (..o los)
sujeto (os).
Lo que antes era un escenario en el cual se exhibían unas relaciones simples de dominación;
ahora se va convirtiendo en territorio en donde los códigos y normas conforman un sistema
lógico, abstracto. De tal manera que los (as) sujetos (as) involucrados (as) como dominados
(as), pasan a ser un colectivo que es obligado a identificarse con ese sistema complejo de
mandatos y requerimientos; intermediado por instancias próximas y lejanas. Es, en otras
palabras, una asociación forzada que tiene como justificación y como centro, la aceptación de
ese sistema normativo. Al mismo tiempo, implica el reconocimiento de intermediarios que
ejercen como representación válida de esa asociación (...de ese Contrato Social, diría
Rousseau).
Lo anterior no supone, en estricto, la pérdida de las aspiraciones íntimas de cada sujeto (a),
entendido en los términos propuestos arriba. Por el contrario, a pesar de la imposición del
sistema de normas, persiste ese conflicto (...o malestar que llamaría Freud) latente con
respecto a esa misma imposición. Veámoslo, un poco, en los siguientes términos:
“..Creo poder decir, en resumen, que la filosofía estoico-ciceroniana del derecho tiene sus raíces en una
ética racional a la que se adjudica una validez universal, como ley de la naturaleza humana. Esta ley,
como todas las leyes de la naturaleza, es la razón inherente a la naturaleza toda; es su significado. Por
tanto, podemos, y debemos derivar leyes de esta ley (a lege ducendum est juris exordium), porque esta
ley, la ley natural, es la fuerza de la naturaleza (naturae vis) y, por tal motivo, es la norma que define lo
que es bueno y lo que es malo. El cumplimiento de esta ley natural es tarea impuesta a los diversos
estados (civitates) que expresan la verdadera ley en las normas del jus pentium, común a todas ellas.
Cada comunidad, sin embargo, tiene su propio jus civile, válido sólo para sus ciudadanos, ya que toma en
consideración las condiciones especiales, tanto espirituales como materiales, que son peculiares de tal
9
Friedrich, C.J., La Filosofía del derecho, ed. Fondo de Cultura Económica
21. comunidad. Pero ni el jus Pentium ni el jus civile deberán estar en conflicto con el jus naturae. Si lo
están, tales normas no son verdaderas leyes, sino mandatos arbitrarios...”10
Hasta aquí queda claro, en nuestra línea de interpretación, la dicotomía que subyace a la
implementación del poder político, como una expresión de la coacción hacia el sujeto. Este
ejercicio de dominación tiene, como colateral, una forma de subyugación; en tanto supone la
imposición de limitaciones al desarrollo autónomo individual que permite acceder a la
naturaleza y tomar de ella las percepciones e impresiones necesarias para construir el bagaje
conceptual indispensable, como proceso que consolida la independencia de cada sujeto (a). La
inhibición, derivada de la imposición de ese tipo de poder, induce a reprimir la autonomía y la
libertad; como cuota necesaria que debe otorgar el (la) sujeto (a) para disfrutar las
posibilidades derivadas del poder que, a su vez, se erige como avance colectivo en la escala
de la evolución humana...de la civilización; pero implica asimismo la latencia del conflicto, del
deseo de libertad reprimido. Veámoslo, en términos de Marcase:
“El desarrollo del sistema jerárquico de trabajo social no solo racionaliza la dominación, sino que también
contiene la rebelión contra la dominación. En el nivel individual, la rebelión original es contenida dentro del
marco del conflicto de Edipo normal. En el nivel social, las recurrentes rebeliones y revoluciones han sido
seguidas por contrarrevoluciones y restauraciones. Desde la rebelión de los esclavos en el mundo antiguo
hasta la revolución socialista, la lucha de los oprimidos ha terminado siempre con el establecimiento de un
nuevo, y mejor, sistema de dominación; el progreso ha tenido lugar a través de una cadena de control
cada vez más eficaz...*11
Son evidentes las limitaciones en el enfoque Freudiano propuesto por Marcase. No solo en lo
que respecta al espectro social y su dinámica; sino también en lo que hace referencia al
desarrollo y manifestación de los mecanismos de dominación, mucho más complejos que los
esbozados en ese enfoque. Habría que mirar, en perspectiva, análisis desde la interpretación
sociológica y política. Pero, de todas maneras, Marcuse permite reconocer e identificar el
conflicto entre sujeto y poder, que subyace a la tensión constante que acompaña a cada
individuo inmerso en el sujeto colectivo y en su expresión orgánica; como instancias de control.
Así la cosas, entonces, existe un nexo insoslayable entre poder político y Estado. Este último
no es otra cosa que la racionalización y organización del poder político; por la vía de instancias
jerárquicas, independientes del sujeto individual y del sujeto colectivo. A través de ellas se
expresan unas relaciones de dominio que abarcan territorios definidos. Es, el Estado, un
ordenamiento a partir del poder político. Le imprime a este una connotación abstracta, en razón
a que ejerce como referente que convoca a la aceptación; como garantía para la cohesión de
quienes comparten el territorio y que, asimismo, tienen un origen y expresiones culturales
comunes. Constituye, en otras palabras, la única posibilidad para acceder a beneficios en
condiciones de igualdad. Uno de ellos, a manera de ejemplo, tiene que ver con la opción para
dirimir conflictos, entre los súbditos. Lo anterior por la vía de la interpretación lógica y neutral;
a cargo de instancias creadas y desarrolladas en el marco permitido por el Estado.
4. De la democracia. De la asociación y la identidad en la confrontación.
La confrontación es un agregado del conflicto. Es su manifestación; como quiera que supone
la expresión, mediante acciones precisas y concretas, bien sea de una parte del conflicto o de
la totalidad de este. Si es lo uno o lo otro, se define a partir de los contenidos que adquieren las
acciones; pero también de, a partir de su significado con respecto al poder y sus
manifestaciones.
Lo anterior se entiende mejor, ubicado en el contexto que ejerce como escenario en el cual se
aplica y desarrolla el poder. De las instancias, procedimientos a través de los cuales se ejerce
el control. De las franjas o sectores sociales que aparecen como dominados. Inclusive, en un
análisis más preciso, de la diferenciación que adquiere la dominación; según la identidad que
pueden alcanzar algunas de esas franjas o sectores, con respecto a los beneficiarios directos
10
Friedrich, C.J., obra citada.
11
Marcuse, Hebert, Eros y Civilización, Ed. Seix Barral Barcelona, 1968, página 92
22. del poder. Algo así como entender una dinámica en la cual aparecen beneficiarios (as)
transitorios y parciales; sin que esto implique la asunción del poder en sí.
En nuestra línea de interpretación, se trata de proponer una opción, en la cual se hace visible la
presencia de la dominación en diferentes niveles. Ya no tanto en lo que hace referencia a las
instancias y/o los aparatos ideológicos del Estado, como expresiones a partir de las cuales se
pueda explicar y generalizar la cobertura y afectación de la dominación. Lo nuestro es más la
pretensión de alcanzar una caracterización de la dinámica que adquiere la aplicación del poder
y la dominación; en cuanto que ejerce una cobertura que permea sectores específicos,
vinculándolos al proceso inherente al control político y económico; como beneficiarios
transitorios. O, simplemente, como soportes pasivos a partir de lograr su apoyo en términos de
captar su identificación con los propósitos últimos del poder. Cuando, en este marco conceptual
propuesto, se producen fricciones o rupturas; se configuran expresiones de la confrontación
que vinculan a esos sectores con acciones que expresan contenidos concretos de un
determinado conflicto; sin que esto implique la disolución de nexo con las instancias del poder.
En esta perspectiva, inclusive, cabe validar el concepto que propone un entendido del Estado,
como una sumatoria de micropoderes; a la manera de de bloque de sectores o de clases en el
poder. Esta opción supone la presencia de una figura asociada al equilibrio, en el cual
confluyen intereses, en veces divergentes, unidos alrededor de una (..o unas) determinadas
formas de poder que les permite imponer decisiones en nexo con sus intereses estratégicos.
Es más, por esta vía, podría entenderse la “delegación del poder formal”, a individuos y
sectores que ejercen como expresiones “neutrales”.
Vale la pena, como ejemplo, transcribir el aparte del texto “Los Límites de la Modernización”,
escrito por la profesora Consuelo Corredor Martínez. Lo consideramos importante, en razón a
que se insinúa una interpretación del poder y la dominación; a partir del análisis de un período
concreto de la historia del desarrollo político y económico en nuestro País.
“..Los alcances de esta modernización han sido bastante limitados y sus implicaciones extremadamente
conflictivas, debido a que ella se ha adelantado en un contexto marcadamente liberal en el cual han
prevalecido los intereses de las élites dominantes. El modelo liberal de desarrollo ha significado la
subordinación del Estado, minimizando su función de interpretar, gestionar y regular los intereses
colectivos, y obstaculizando la configuración de un espacio público en el que se puedan expresar,
confrontar y resolver los conflictos sociales. El Estado colombiano es un Estado privatizado, atrapado
entre el liberalismo económico y el conservadurismo político.
En esta perspectiva liberalismo y conservadurismo no se oponen sino que, por el contrario, se articulan y
se prestan mutuos servicios. El logro de intereses particulares sin importar los costos sociales encuentra
un terreno propicio en el orden jerárquico y tradicional por el cual se vela el conservadurismo. El costo de
esa coexistencia ha sido el rezago de la organización política de las transformaciones socioeconómicas
que han trastocado el orden en que estaba cimentada.
Las restricciones derivadas de los sistemas económico y político colombianos han entretejido una gama
de relaciones tanto modernas como posmodernas, lo que hace la sociedad más compleja y fragmentada
que en el pasado. Ha sido una acumulación histórica de tensiones que han significado en forma continua
períodos de crisis y de relativa estabilidad. Y en esta dinámica, los momentos de crisis son cada vez más
severos por la fragmentación de los escenarios y de los actores, la mayor polarización y desigualdad
sentidas y una amplia percepción del carácter excluyente de los sistemas social y político…”12
A partir de esta opción nuestra de interpretación, en consecuencia, se hace necesario
presentar un análisis que permita introducir la diferenciación acerca de los contenidos, alcances
y significación, en cuanto a niveles de expresión del conflicto, de la confrontación y las acciones
por medio de las cuales este se concreta.
4.1 El concepto de lo popular. La confrontación del poder.
La connotación que adquiere la diferenciación, en el contexto de las relaciones sociales,
supone una determinada caracterización de roles; a partir de análisis soportados en categorías
conceptuales y metodológicas. Por lo tanto, ya no se trata de una simple réplica de lo
observado, como representación objetiva. Por el contrario, significa profundizar acerca de esas
12
Corredor, Consuelo. Los Límites de la Modernización, segunda edición. Editada por Cinep, página 23
23. expresiones de superficie; indagando por las condiciones que la subyacen, como soporte. Ya,
en ese procedimiento, pueden y deben aparecer algunos niveles de abstracción, referidos a la
interpretación alusiva a los acumulados históricos en nexo con la participación, en esas mismas
relaciones sociales, de los (as) sujetos individuales y colectivos (as). De las condiciones en que
esta se ha producido y del grado de inserción con respecto al conocimiento, a las instancias
que lo promueven y controlan. Pero también, y con mayor énfasis habida cuenta del horizonte
propuesto en nuestro escrito, acerca del significado de esa participación con respecto al poder
y a las instancias que lo soportan, a sus manifestaciones como instrumentos de control, de
dominación y de imposición.
Ha habido, en el curso del tiempo, interpretaciones que asocian la caracterización antes
aludida, a posiciones antropológicas y culturales. Por esta vía, ha desembocado en
expresiones que delimitan (a manera de diferenciación) la intervención de los (as) sujetos
individuales y colectivos en el desarrollo de las relaciones sociales; a partir de asignarle a
determinados sectores una posición periférica, respecto a los beneficios del conocimiento,
entendido como proceso, como aprendizaje que va decantando, segregando. Aquí, en esta
opción, se valida, en veces, un instrumento de diferenciación asociado la pertenencia a una
determinada raza y/o etnia. Visto así, entonces, cabe una propuesta de interpretación
generalizante; pero también de especialización; por cuanto se establece unos condicionantes
vinculados con normas y pautas, a la manera de posición que reivindica una versión
predominantemente aceptada y acatada, de cultura, como sinónimo de civilización; como
paradigma, a partir del cual es posible establecer una segregación.
Ya no se trata, en el anterior escenario conceptual, de admitir una posición periférica respecto
al poder y a las instancias que lo soportan. Aquí, la noción de lo periférico, está referido a un
espectro mucho más amplio; en razón a que los márgenes constitutivos de la delimitación
social, están contraídos en términos del grado de apropiación y/o de acceso a los beneficios del
conocimiento, y de la cultura asumidos como referentes de civilización. Esto no es otra cosa
que entenderlo, como adecuación, como asimilación de los roles y los paradigmas allí
consignados.
En un documento de trabajo (La Educación Superior en América Latina), presentado en el
debate al interior de la Universidad Nacional de Colombia, previo a la realización del Primer
Congreso Nacional de Educación Superior, realizado en la ciudad de Barranquilla los días 1,2 y
3 de diciembre de 1999; se expresa un concepto que consideramos válido. Veamos:
“…En estas condiciones, la Escuela, no es otra cosa que una expresión que, en principio, transfiere el
dominio estatal. No tanto en la aplicación elemental marxista de aparato ideológico; sino como
complejidad que articula instancias del conocimiento, aplicadas y estructuradas en programas y acciones,
a partir del ese centro-poder, sin ser el. No es, entonces, una aplicación a partir de la lógica lineal. Es una
interacción heterogénea orientada por unos perfiles definidos a partir de las necesidades inherentes a los
intereses que impone ese centro-poder. Es decir, lo suyo no es otra cosa que contextualizar la sociedad
en términos de su propio rol, de su significación. Con esto tratamos de establecer lo siguiente: la
globalización siempre ha existido, si asumimos que esta no es otra cosa que la imposición de referentes a
partir del dominio ejercido.
Sin pretender un traslado conceptual mecánico, las condiciones impuestas desde el centro-poder
económico y político internacional, permiten trazos que imprimen todo el quehacer económico, político y
cultural de los dependientes. Ya, de por sí, el solo hecho de reivindicar los autóctono (como acervo
cultural) es constitutivo de herejía con respecto a los modelos considerados prevalecientes. Esto es
mucho más evidente, en lo que respecta al desarrollo del conocimiento por la vía de implementaciones
programáticas escolarizadas. La escolarización, en sí, origina rupturas si se compara con las
aprehensiones y las tradiciones propias de las culturas nativas. Porque no habría de serlo, entonces, a
partir de la concreción del dominio desde el centro hacia la periferia. En esto, por decirlo de alguna
manera, se mantiene incólume el postulado de Samir Amin, cuando en su texto en torno al capitalismo, su
desarrollo e implicaciones, habla de las culturas periféricas, atadas a las condiciones que impone el
centro-poder..13
Arribamos, así, a una opción conceptual que nos permite proponer un entendido en torno a los
sectores sociales periféricos. Es decir, aquellos sectores no solo desvinculados de los
13
Pira Claudia y Cano Parmenio. La Educación Superior en América Latina, edición en cuadernillo,
noviembre 1999, Bogotá D.C.
24. beneficios del poder, subyugados y dominados por este; sino también segregados por la
dinámica propia del desarrollo cultural predominante. Algo así como insertos en la civilización,
pero ajenos a ella, en lo que esta tiene de otorgadora de roles asociados a los paradigmas
originados en ese mismo desarrollo cultural, por parte de sus usufructuarios. Ahora bien, no
puede inferirse de nuestra expresión, el hecho de que proponemos una asimilación de
intereses entre los beneficiarios del poder y sus instancias de dominación y aquellos sectores
que acceden y se identifican con los avances del conocimiento y de la cultura que ejercen
como predominantes; como expresión avanzada de la civilización.
Surge entonces, en nuestra opinión, un insumo que soporta una segregación: lo periférico, en
cuanto sector y/o sectores considerados por fuera de la versión oficial de la cultura; entendida
esta como originaria de paradigmas, pautas y comportamientos. Para nosotros, esto no es otra
cosa que la denominación de popular, referido a esos sectores que, de por sí, adquieren una
dinámica propia y unas expresiones propias, diferenciadas. Es obvia, sin embargo, la
necesidad de apuntalar este concepto, con arreglo al significado que adquiere el contexto
social y económico; en el cual se desenvuelven estos (as) sujetos (as). Tanto en sus
expresiones individuales como colectivas. Para este caso, el problema surge al momento de
establecer las pautas y/o el horizonte teórico. Porque no puede delimitarse solo a partir de la
figura elemental asociada al lugar en el cual se sitúa con respecto a las características del
beneficio plusválico, derivado del modo de producción vigente, o prevaleciente. De ser así no
habría lugar a postular la diferenciación que se advierte en la definición anterior.
Por lo tanto, el análisis remite a un territorio de mayor complejidad: uno de los elementos clave
para dilucidar ese significado, tiene que ver con el entendido de de contexto social y
económico. Ya decíamos antes: es un escenario no determinado por la voluntad o por la
noción primaria acerca de lo ético. Por el contrario, constituye una instancia, como período
histórico. Esto, a su vez, remite a la evolución de las relaciones sociales; como proceso
soportado en sucesión de rupturas y equilibrios. Estos últimos, impuestos por quienes
adquieren posiciones de dominio. Así, entonces, cada momento (sin importar su duración) en el
cual se exhibe o manifiesta ese equilibrio; no es otra cosa que la expresión de unas
determinadas condiciones de dominación económica y política.
Ahora bien, como lo hemos postulado antes, en la franja constituida por quienes (bien sea que
se tipifiquen como sectores o como secciones del espectro social) no ejercen como
beneficiarios directos del poder, se erige la heterogeneidad. Ya ahí, se introduce otro insumo
como soporte para la segregación. A manera de ejemplo: la posición y comportamiento de
aquellos sectores sociales sobre los cuales se ejerce dominación politica y económica; pero
que han accededlo a determinados beneficios del acumulado plusválico y cultural (como
poseedores y usufructuarios del conocimiento); no puede ser el mismo, comprado con la
posición y el comportamiento de aquellos sectores absolutamente vulnerables y desvinculados
de cualquier beneficio plusválico y cultural.
Lo anterior conlleva, en consecuencia, a establecer categorías diferenciadas en el análisis de
lo popular, como expresión de determinados sectores sociales; en el contexto de unas
determinadas relaciones de dominación político y económico. Puede colegirse de nuestra línea
de interpretación, una conclusión fundamental: no todo sector social dominado es,
necesariamente, un sector popular. Por lo tanto, aún a riesgo de silogismo, al momento de
tipificar acciones (inmediatas, mediatas o tendenciales) específicas de confrontación a
determinadas manifestaciones de la dominación política y económica; es preciso trabajar con
estas categorías.
Luego, el espectro de cobertura, está dado por la definición de objetivos vinculados a
conceptos y escenarios heterogéneos; en términos del nexo con los sectores sociales. No es,
por esto mismo, una opción en la cual se configure una posición de clase; al menos en la
versión ortodoxa marxista. No supone, asimismo, una posición necesariamente revolucionaria
y/o de confrontación al origen y vertebración del poder y de las relaciones de producción
vigentes. Adquiere connotaciones diversas, en la mayoría de los casos asociadas a
reclamaciones puntuales, relacionadas con determinadas condiciones de vida. Sin embargo
puede, derivar en expresiones híbridas; en cuanto pueden coincidir diferentes aspectos en los
cuales ejerza importancia un cuestionamiento a posiciones y/o programas gubernamentales o
25. políticas de estado. Tal es el caso, a manera de ejemplo, de algunos movimientos populares
desarrollados en relación con decisiones que vulneran determinados intereses y derechos de
franjas amplias de la población. Siendo así, cabe resaltar tonos grises en la diferenciación
teórica y práctica entre movimientos populares, movimientos sociales y movimientos políticos.
En veces, puede hablarse de diferenciación en términos del espectro de cobertura. Otras
veces, puede plantearse en relación con los contenidos de sus opciones o programas. Con
respecto a este asunto del método para construir tipologías; es pertinente presentar una
expresión como la siguiente:
“… ¿Se politizan las luchas urbanas por el hecho de enfrentarse en la mayoría de los casos al Estado,
como lo afirma Castells? No podemos en este momento desarrollar la discusión sobre el papel
fundamental ocupado por el Estado en la urbanización capitalista, caracterización que parte de una
generalización, arbitraria a nuestro juicio, de la relación entre Estado y Sociedad Civil – en el sentido dado
por Marx y no en el Gramsciano-, pero si podemos afirmar que no basta que el blanco al cual se dirigen
las flechas de un movimiento social sea el Estado, para determinar su carácter político; es el carácter de
sus reivindicaciones, el contenido de clase de sus luchas, su método y sus formas las que lo definen, y no
basta encontrar un contenido político, hay que identificar si se trata de una lucha democrático-burguesa
(en lo formal o lo real), o socialista.
Vayamos por partes:
A similitud de una huelga obrera en una empresa capitalista de Estado o de los asalariados de un
ministerio burgués que levanta reivindicaciones puramente económicas, sin plantearse modificaciones en
las relaciones de poder entre las clases, ni en el carácter del Estado o de sus formas de ejercicio de la
dominación burguesa, un movimiento de colonos o inquilinos que solicita, por ejemplo, la regularización
de la propiedad de sus tierras, o un servicio cualquiera y que utiliza para ello el método de la negociación
apoyado por llamados a la opinión pública a través de los medios de comunicación, paradas en los
organismos oficiales, etc., pero sin plantearse en ningún momento consignas políticas, no es político. No
es el agente social al cual se enfrenta un movimiento el que define el carácter de la lucha, sino el
contenido concreto de clase de él, manifestado en su programa reivindicativo y su método para
alcanzarlo. ..”14
Puede colegirse, entonces, lo insensato de las generalizaciones; a partir de categorías
preestablecidas. De lo que se trata no es de posicionar modelos de caracterización, como
paradigmas inamovibles. En nuestro caso, hemos efectuado un recorrido amplio; a través del
cual hemos postulado opciones de interpretación relacionadas con las condiciones que actúan
sobre los (as) sujetos (as). Esto nos ha permitido proponer la asunción de conceptos asociados
a la conciencia y al nexo entre esta y las acciones inmediatas o tendenciales; por medio de las
cuales estos (as) intervienen en procesos particulares, de confrontación.
LA DEMOCRACIA Y
EL RÉGIMEN PARLAMENTARIO
1. De lo conciente y lo inconciente. De lo individual y lo colectivo
Se trata de establecer el nexo entre acciones individuales y las acciones colectivas; a partir de
dilucidar el significado que adquiere la relación unilateral del sujeto, que ha internalizado
determinadas pautas, con lo externo; entendido como entorno ajeno. Al tiempo que se define
su interacción con respecto los otros y las otras que actúan también en ese mismo entorno.
Algo así como proponer, desde lo conceptual, un hilo conductor que permita entender la
dinámica de ese proceso y, por esta vía, las diferencias entre el sujeto individualmente
considerado y el sujeto colectivo; con todo lo que esto tiene de complejo, comoquiera que
14
Pradilla Cobos, Emilio. “Mitos y realidades de los llamados movimientos sociales urbanos”. Artículo
escrito en junio de 1981, en Méjico, D.F. Ponencia presentada al 4º Seminario Internacional cehap-peval
Los pobladores: protagonistas urbanos en América Latina; realizado en la ciudad de Medellín, entre los
días 7 y 11 de abril de 1986.
26. toda acción individual o colectiva supone incidir sobre la exterioridad, a la manera de proceso
que la transforma.
1.3 Acerca del (la) sujeto (a) individual.
Elaborar una posición al respecto, supone la asunción de uno o varios referentes. Ante todo
porque está involucrada una noción del ser; en términos de subjetividad. Es decir, retomar
algunos insumos conceptuales que han ejercido como significantes; al momento de dirimir una
contradicción básica entre el (la) sujeto (a) entendido (a) como uno (a) autónomo (a) y lo
externo, entendido como universo que circunda al (la) sujeto (a) y lo (a) afecta; en cuanto lo (a)
imprime, otorgándole elementos que pueden ser tramitados o procesados. Es, en
consecuencia, un tipo de relación que permite identificar una aproximación a lo que podría
llamarse utilitarismo primario; a partir del cual cada sujeto (a) establece su propia visión y
decide acerca de las condiciones en las que delimita su territorio subjetivo, con respecto a la
territorialidad general, externa; escenario que comparte con los (as) otros (as) sujetos (as).
Lo anterior es tanto como entender la relación entre la naturaleza y el (la) sujeto individual.
Ahora bien, desde la perspectiva estrictamente centrada en la teoría del conocimiento; cabe
una aseveración (anterior a la lógica propuesta por la corriente del pensamiento complejo) la
cual, a su vez, involucra una contradicción; relativamente simple: en principio, el ser como
sujeto (a) individual, construye su internalización y su autonomía; a partir de un ejercicio,
mediante el cual procesa la información proporcionada por la exterioridad. Solo a partir de ahí
le es dado al (la) sujeto (a) una relación conciente con esa exterioridad; en razón a que la
elaboración realizada por el (ella) define, de por sí, la particularidad propia de su identidad y
autonomía.
Así las cosas, entonces, hablar de la identidad del ser supone utilizar un concepto asociado a la
autonomía. Pero también a al ejercicio que permite la apropiación de la exterioridad; como
proceso de internalización sin la cual no es posible una actuación individual conciente y
diferenciada. Esto es lo mismo que asumir como verificable, en la intervención de uno (a)
sujeto (a), las acciones inherentes a su identidad construida en términos de su relación con la
exterioridad. Aquí cabe un entendido, de ese proceso que conlleva a la internalización
individual, diferenciado. Es decir asociado a momentos y/o períodos históricos; los cuales
determinan la calidad y complejidad que adquiere la autonomía, la identidad; la capacidad para
regresar a la exterioridad; bien sea para transformar la naturaleza física; o para interactuar con
los (as) otros (as) sujetos (as) en términos de comunicación; generando opciones de
transformación cuya concreción supone una actuación conjunta.
La anterior interpretación conduce a plantearnos un interrogante relacionado con la
diferenciación primaria entre los (as) sujetos (as), con respecto a la visión adquirida a partir del
proceso de internalización de la exterioridad. Esto supone entender (la interpretación) como
dinámica; ajena a un procedimiento lineal homogéneo. Veamos:
La internalización individual está dada por la realización de un ejercicio de apropiación de la
exterioridad, independiente. Es valida para cada sujeto (a) en su condición de ser que se
diferencia de los (as) otros (as); así sea en el período más primario. Es decir en aquel en donde
la relación con la naturaleza se ejerce a partir de insumos y procedimientos elementales. A
manera de ejemplo: los hombres y las mujeres definidos (as) como primitivos (as) en la historia
de la humanidad; no establecieron un tipo de relación igual con la naturaleza; así el producto
de esa relación se hubiera manifestado a través de una transformación y de utilidad similar; en
cuanto significó la provisión de recursos inmediatos en nexo con sus necesidades primarias.
Cada uno (a), en su ejercicio de apropiación de la exterioridad, adquirió y procesó elementos
de manera individual. Esto es lo que permite entender acciones posteriores diferenciadas;
inclusive entre aquellos (as) que compartía un mismo territorio físico y tenían pautas similares;
entendidas estas como insumos colectivos derivados de su relación con ese territorio común.
Vito así, entonces, no es pertinente la afirmación que reclama la vida colectiva primitiva, como
sinónimo de unanimismo o identidad colectiva, que diluye la apropiación individual de la
exterioridad. Si bien es cierto, en principio, que la intervención colectiva para la transformación
de la naturaleza, se tradujo en acciones en las cuales la división de las mismas(..o del trabajo)