El siguiente documento sintetiza las discusiones dadas al interior de la carrera en las distintas instancias que para ello se han levantado pero, además, contiene una serie de reflexiones colectivas a nivel de Centro de Estudiantes, las que se han suscitado producto del mismo proceso de discusión interna que se ha impulsado.
En una primera parte se plantea respecto al porqué de la democracia en el Gobierno Universitario con algunas reflexiones en torno a la conciliación de la identidad católica y el carácter pontificio de la Universidad con la democracia. En una segunda parte se establecen ciertas orientaciones generales respecto a procesos democratizadores internos y se plantean elementos que configuran un posible petitorio interno. Para terminar, en un anexo se incluye la posición de la carrera respecto a la elección de autoridades unipersonales y los Comités de Búsqueda.
Construyamos todos juntos un plan de desarrollo para nuestra facultad
Movimiento Estudiantil y democratización universitaria
1. Movimiento Estudiantil, procesos democratizadores y
derechos universitarios.
Centro Estudiantes de Ciencia Política.
Introducción.
El siguiente documento sintetiza las discusiones dadas al interior de la carrera en las distintas
instancias que para ello se han levantado pero, además, contiene una serie de reflexiones
colectivas a nivel de Centro de Estudiantes, las que se han suscitado producto del mismo
proceso de discusión interna que se ha impulsado.
Desde el inicio del periodo académico 2013, hemos estado inmersos como carrera en una serie
de discusiones que ponen de manifiesto la necesidad de avanzar en la democratización de esta
universidad como la conquista y consolidación de lo que se ha prefigurado como Derechos
Universitarios. Desde el cuestionamiento a la legitimidad del Comité de Búsqueda y la ausencia
de incidencia estudiantil de relevancia en ella hasta la necesidad de contar con un Defensor de
la Comunidad Universitaria construido democráticamente, entendiendo siempre las
discusiones en el marco del Movimiento Estudiantil, hemos ido cuestionando una serie de
elementos presentes en la realidad interna de nuestra Facultad.
De dichas discusiones se ha prefigurado de forma incipiente un posible petitorio interno, que
aglutina una serie de elementos problemáticos que preocupan a los estudiantes de Ciencia
Política. Por ejemplo, se ha hecho expresa la necesidad de flexibilizar el uso de los espacios de
nuestra Facultad, de institucionalizar la entrega de becas por parte de nuestro Instituto, de
conquistar un derecho efectivo al paro que obligue a la paralización real y reprogramación
académica de clases y evaluaciones perdidas, a conquistar un horario protegido que favorezca
la organización estudiantil, a transparentar y aumentar la incidencia estudiantil en la elección
de autoridades unipersonales, etc.
Como CECIP hemos buscado y logrado, hasta cierto punto, vincular las discusiones en torno a
la elección del Decano o frente al Encuentro Estudiantil de Democracia con la temática mas
general del Movimiento Estudiantil. Entender, por ejemplo, que los aranceles excesivos, la
fragilidad de un sistema de financiamiento basado en becas o, incluso, la poca transparencia y
nula incidencia estudiantil en la elección de autoridades unipersonales no son más que la
punta de un iceberg de un problema más profundo: la educación concebida como negocio en
el marco de un proyecto mercantil de educación y Universidad, amparado por un modelo
económico y político determinado.
En ese contexto, la búsqueda de hacernos parte de forma activa del movimiento estudiantil y
de avanzar en procesos de democratización interna confluyen en la construcción de un
Petitorio Interno, como la piedra angular que vincula ambos procesos: como las
manifestaciones concretas en la cotidianeidad de la crisis estructural del sistema educativo
que nos impulsa a continuar la lucha por las demandas históricas del movimiento estudiantil,
como también poniendo de manifiesto la necesidad de avanzar en la democratización
universitaria como el paso estratégico que nos permitirá abrir la puerta a un conjunto de
2. espacios para la conquista de nuestras demandas y para construir la universidad que
queremos.
¿Por qué democracia en el Gobierno Universitario?
Cada vez que se aborda una discusión respecto a modelos de gobierno universitario, surge la
pregunta insoslayable respecto a qué es la Universidad, cuya respuesta tiene implicancias
prácticas y políticas al momento de pensar la democratización universitaria. Cuál es la forma
más adecuada de gobierno universitario requiere previamente hacerse cargo de la primera
pregunta.
Basta hacer un breve recorrido histórico respecto al surgimiento y la posterior evolución de las
instituciones universitarias y observar el continuo cambio en función de los requerimientos del
momento histórico para reconocer que es imposible encontrar una esencia de la Universidad,
un elemento inmutable que la caracteriza en toda época y lugar. Al contrario, el concepto de
Universidad es construido social e intersubjetivamente por los sujetos involucrados, como bien
lo expresa su denominación latina de origen, que la concibe como una comunidad de
profesores y estudiantes.
Pensar la Universidad como una comunidad que la constituye y construye cotidianamente, aun
reconociendo los diferentes roles que juegan los distintos estamentos de dicha comunidad,
nos habla de una institución con fuerte vocación democrática. Por democracia, entendemos
tanto una forma de gobierno con un conjunto de instituciones y procedimientos que
garantizan la participación de la comunidad en la gestión del gobierno universitario como
también un conjunto de prácticas, hábitos y estilos que configuran un ethos democrático como
un modo de enfrentar la vida en la cotidianeidad. Por tanto, se debe pensar mecanismos
eleccionarios y de toma de decisiones institucionales como también elementos más sutiles
pero importantes como la valoración de la diversidad o la relación profesor-estudiante.
Si se entiende como una de las funciones primordiales de la universidad la formación de
ciudadanos activos y críticos, además de buenos profesionales, se deberían abrir canales de
participación estudiantil en tomas de decisiones individuales. Pretender la formación de
buenos ciudadanos sin abrir esas instancias, aunque no es completamente contradictorio, pero
si es una incómoda tensión.
Ya reconociendo el carácter histórico de la Universidad, la importancia de un ethos
democrático que rija las relaciones entre los estamentos y al interior de cada uno de ellos
como también de instituciones propias ha dicho modo de vida, se debe recalcar que no existe
un único modelo de Gobierno Universitario sino que, al contrario, las formas de organización
de la gestión universitaria son múltiples dependiendo de elementos como la cultura e
identidad de la institución y sus miembros, el contexto histórico determinado, etc. Aún así, se
pueden mencionar como elementos mínimos la existencia de transparencia y mecanismos de
accountability, que se trate de un gobierno inclusivo de las distintas visiones de Universidad
como también la creación de mecanismos formales que aseguren la participación efectiva e
incidencia real de los diferentes estamentos en la toma de decisiones.
3. Identidad Católica y democracia universitaria.
Es común escuchar como argumento desde sectores más conservadores de la universidad una
supuesta incompatibilidad entre la identidad católica y el carácter pontificio de esta
universidad con la existencia de un Gobierno Universitario democrático, presentando un
catolicismo uniforme y homogéneo como la única y posible “identidad católica”. Es un hecho
indiscutible que, históricamente, no ha existido nunca esa identidad única de la catolicidad.
Al contrario, creemos que la identidad católica no solo está profundamente relacionada con la
democracia sino que, más aún, es la misma catolicidad la que exige la democratización
universitaria. En este sentido, la catolicidad de la institución representa un horizonte de
apertura y oportunidades, más no un obstáculo o una restricción.
De las mismas fuentes y documentos magistrales se pueden sacar lecciones interesantes para
defender dicho vinculo entre la democracia y la identidad católica, sobre todo la Ex - Corde
Ecclesiae y sus referencias a las ideas de Comunidad Universitaria, Autonomía y Libertad de
expresión, que dejan la puerta abierta hacia modelos de Gobierno Universitario más
democráticos como sucede en la Universidad Católica de Lovaina o en la Pontificia Universidad
Católica de Sao Paulo.
Orientaciones respecto a procesos democratizadores.
Al momento de pensar una estrategia para un proceso democratizador de una Universidad
jerárquica y autoritaria como la UC, merece la pena considerar algunos elementos que pueden
explicar el fallido intento del año anterior.
Primero, si se desea impulsar un proceso real y masivo de participación estudiantil, se debe
contar con tiempos adecuados que respeten las particularidades de los territorios que permita
una sociabilización de la problemática que le haga sentido a los estudiantes y no plazos
acotados e impuestos. Esto es fundamental para la generación de una subjetividad proclive a
las transformaciones democráticas entre los estudiantes, elemento esencial para construir la
fuerza social que inclinaría la correlación de fuerzas a nuestro favor. Y se habla de correlación
de fuerzas, porque hablar de democratización es hablar de disputa por el poder al interior de
la Universidad, lo que implica cuotas de conflicto inevitable.
He allí el segundo elemento a considerar: impulsar un proceso de democratización nos
enfrentará no solo a las autoridades en persona sino también los intereses conservadores
detrás de ellos. Por lo mismo, necesitamos no solo representantes estudiantiles con actitud
decidida y sin miedo al conflicto, sino también una fuerza social con subjetividad reformista.
En tercer lugar, abandonar el idealismo con el que se pretende instalar esta temática en los
sentidos comunes de nuestros compañeros. Buscamos democratizar la universidad no porque
es más bueno o deseable. Se debe abordar la temática desde la realidad material: relacionar la
necesidad de la democracia con las problemáticas locales de cada territorio. Esto implica llevar
la discusión a la generación de petitorios internos donde la democracia sea el telon de fondo.
Pensar la democratización universitaria como el paso estratégico que nos permitirá abrir la
puerta a un conjunto de espacios para la conquista de nuestras demandas, que hoy
entendemos como Derechos Universitarios, y para construir la universidad que queremos,
4. nunca olvidando que muchos de estos problemas tienen su raíz en la crisis estructural de un
modelo de educación que ya fracasó.
En cuarto lugar, vincular el proceso de democratización interna con las demandas más
generales del movimiento estudiantil. Sin embargo, a pesar de que la FEUC ha entendido dicha
necesidad, la voluntad por entenderlos como un proceso único no se ha materializado en un
discurso y una práctica coherente: ambos temas siguen tratándose de forma separada. Una
bajada práctica de la demanda de democratización universitaria que enarbola el movimiento
estudiantil exige retomar la exigencia de derogación del decreto DFL Nº 2 que impide la
participación estudiantil en la gobierno universitario como también avanzar en
democratización de manera unificada al interior del CONFECh, presionando como bloque al
CRUCH y estableciendo espacios de encuentro para compartir experiencias de lucha y
organización con otras Ues del CONFECh más avanzadas en esta materia, como la U. de
Concepción.
Petitorio Interno.
Se plantea asumir la consigna “Derechos Universitarios” como el eje discursivo que articule e
incluya demandas relacionadas con la participación como con otras problemáticas
universitarias. Aprovechar la laxitud del término para incluir desde aranceles hasta derecho a
paro efectivo, pasando por horarios protegidos, flexibilización de uso de espacios, etc. El
petitorio incluye:
1.- Flexibilizar el uso de los espacios de nuestra Facultad, especialmente el Auditorio que en la
actualidad solo es prestado a los Presidentes de los CCEE a través de un trámite engorroso y
burocrático.
2.- Institucionalizar la entrega de becas por parte de nuestro Instituto. Hoy no existe ningún
acuerdo explicito y formal al respecto, y dependen más bien de la buena voluntad del Director
de carrera
3.- Hacer frente a los aranceles excesivos de nuestra carrera.
4.- Conquistar un derecho efectivo al paro que obligue a la paralización real y reprogramación
académica de clases y evaluaciones perdidas, como ya sucede en carreras como Sociología
donde se modificaron los estatutos de la Facultad para incorporar este triunfo estudiantil.
5.- Conquistar un horario protegido que favorezca la organización estudiantil.
6.- Transparentar y aumentar la incidencia estudiantil en la elección de autoridades
unipersonales (ver anexo).
Anexo: Postura defendida en el Encuentro Estudiantil de Democracia respecto a elección de
autoridades unipersonales.
Tomando en consideración lo discutido en asambleas generacionales y sintetizado en el
documento “La Facultad que queremos” junto a las discusiones posteriores en el marco de la
preparación de la postura de la carrera para dicho encuentro, además de los resultados de la
5. Consulta Online se apunto a la eliminación del Comité de Búsqueda como mecanismo de
elección autoridades unipersonales y avanzar hacia una nueva institucionalidad.
Las críticas al Comité de Búsqueda van en 2 direcciones: i) la inexistencia de una incidencia
estudiantil real en dicha elección, con una concepción de participación que la reduce a una
mera consulta de opinión y que no garantiza que dicha opinión sea tomada en cuenta ni en la
elección misma ni en la futura gestión, ii) influencia excesiva del Rector en el proceso, a través
de su representante que preside el Comité, quién tiene la capacidad vetar nombres, con muy
poca claridad respecto a los criterios a utilizar para escoger o vetar algún candidato. En otras
palabras, el problema es la poca transparencia y la nula incidencia estudiantil.
Partiendo desde el supuesto de que las instituciones no son neutrales sino que, al contrario,
son hechas y pensadas en función de ciertos objetivos e intereses, es que nos parece que el
Comité es un ejemplo de una institución pensada para garantizar la influencia del rector,
disminuyendo la participación de académicos y reduciendo a nada la importancia de
estudiantes y trabajadores en la elección. Por sus características, lo consideramos un
mecanismo de designación autoritaria con instancias de consulta, que debe eliminarse.
La intención manifiesta de eliminar el Comité de Búsqueda como mecanismo no parte desde
un afán anti-institucional sino que pretende la creación de una nueva institución que garantice
una incidencia real de los diferentes estamentos en el proceso. Dicha institución debiese
contemplar i) la reducción de la importancia del rector o su representante, ii) poner énfasis en
lo programático, en la construcción del plan de desarrollo para la Facultad en conjunto y no en
la elaboración de un perfil para el cargo ni en la selección de nombres. Se llama “Comité de
Búsqueda”, porque el énfasis de su trabajo consiste en buscar los candidatos con perfiles
idóneos para el cargo. Y iii) elección ponderada de todos los estamentos entre los candidatos.