Muchos pensadores y filósofos morales actuales también piensan que no son suficiente sólo las medidas legales o judiciales para atajarlos, porque esta corrupción es en esencia un problema de déficit moral y, como tal, la única solución posible es la moralización de la sociedad o regeneración moral de la vida pública y privada que evite la corrupción moral de las personas, el desprestigio social de los responsables públicos y la destrucción del tejido social.
1. Regenerar la vida pública mediante
el fomento de las éticas de las instituciones
sociales y del
liderazgo moral
Capítulo 4 Educación Ética para la Paz
2. 1. El problema de la degradación moral de la vida pública y
privada
2. Paz social sustentada en un orden moral voluntario basado en
un núcleo de valores compartidos
3. Regeneración moral de la vida pública y privada mediante el
fomento de una educación del carácter y una educación cívica
4. La sociedad: Una familia a gran escala
5. Hacia un liderazgo moral
CAPÍTULO 4 REGENERAR LA VIDA PÚBLICA MEDIANTE
EL FOMENTO DE LAS ÉTICAS DE LAS INSTITUCIONES
Y DEL LIDERAZGO MORAL
3. Uno de los grandes retos para la paz mundial es el problema de la
degradación moral y corrupción social generalizada en todos los niveles de la
sociedad, desde la violencia en las aulas y la delincuencia juvenil, pasando por
los abusos de alcohol y drogas, el aumento de la violencia familiar y
criminalidad organizada, hasta llegar a la corrupción reinante en las altas
esferas de los poderes políticos, financieros y mediáticos.
Esta decadencia moral está, en parte, generada por el progresivo deterioro
de las unidades familiares y la confusión de valores producida por la hegemonía
de una cultura extremadamente individualista, hedonista y egoísta que
promueve el culto al dinero, poder, imagen y sexo como los máximos valores
sociales a perseguir, en la que «todo vale» para conseguir el éxito.
Por otra parte, esta decadencia moral es también debida a la progresiva
degradación del sistema democrático que en la actualidad tiende a convertirse
en un escenario de continuas luchas, intrigas y componendas a espaldas del
pueblo entre las elites de los distintos poderes fácticos cuyo objetivo principal
es conseguir a toda costa el poder, a veces con el único fin de enriquecerse y
obtener privilegios, manipulando si es necesario a la opinión pública para
conseguir los votos.
EL PROBLEMA DE LA DEGRADACIÓN MORAL DE LA VIDA PÚBLICA Y PRIVADA
4. Ante el aumento alarmante de casos de corrupción política,
delitos violentos y degradación moral que afectan a las
democracias modernas, las únicas soluciones que se proponen
son ejercer un mayor control policial y cambiar las leyes para
endurecer las penas. Es evidente que estas medidas policiales,
judiciales y penales son necesarias, sobre todo para proteger a
las víctimas de los delitos, pero es igualmente obvio que son
del todo incapaces para atajar los problemas de raíz y ni
siquiera frenar o reducir el número de delitos y casos de
corrupción.
Muchos pensadores y filósofos morales actuales también
piensan que no son suficiente sólo las medidas legales o
judiciales para atajarlos, porque esta corrupción es en esencia
un problema de déficit moral y, como tal, la única solución
posible es la moralización de la sociedad o regeneración moral
de la vida pública y privada que evite la corrupción moral de
las personas, el desprestigio social de los responsables
públicos y la destrucción del tejido social.
Necesidad de una regeneración moral de la vida pública y privada
5. Cortina nos propone una moralización de la sociedad y el fomento de las éticas de las actividades
sociales:
Moralización de la sociedad y fomento de las éticas sociales
«Evidentemente, las leyes son
inevitables, pero el vacío legal no es
nunca la causa de los desaguisados.
Lo peor es el déficit moral, porque si
los ciudadanos no nos convencemos
de que hay determinados modos de
conducta que valen la pena por sí
mismos, que son por sí mismos
humanizadores mientras que otros
no lo son, no hay leyes, controles y
sanciones en el mundo capaces de
resolver el problema. (...)
Por eso es importante la moralización de las
sociedades. Por eso es urgente intentar reflexionar
sobre cada una de las actividades sociales, tratando de
determinar cuál es su fin propio, el bien interno que
persiguen, y cuáles son las actitudes y los valores que
exigen para alcanzar esos bienes internos. (...) Creo que
ésta es la única manera de que las actividades no se
degeneren, no se corrompan, sino que cobren esa
calidad y esa altura moral que me parece que es
fundamental. »
Adela Cortina, «La regeneración moral de la sociedad y de la vida
política», en Corrupción y ética, Cuadernos de Teología Deusto, núm. 9,
Universidad de Deusto, Bilbao, 1996, p. 35.
6. Demetrio Velazco abunda
elocuentemente en esta
necesidad de una reforma de la
sociedad mediante una
educación ética que promueva la
remoralización de los individuos
y de todas las actividades
profesionales y públicas, y que
devuelva a los ciudadanos la fe o
confianza en sus responsables
públicos e instituciones y así
construir una sociedad más sana,
justa, solidaria y en paz.
«Hay que conjugar un buen ordenamiento jurídico,
eficaz a la vez que justo, con una educación en la
ética cívica y pública. (...) Creo urgente remoralizar
nuestras actividades, relaciones e intercambios, de tal
forma que inspiremos confianza por la calidad de
nuestros comportamientos.
Que el empresario, el médico, el abogado, el
periodista, el profesor, el juez, el sindicalista, el
obrero, el empleado público, el consumidor, el
ciudadano, tengan un código en el que se recogen sus
usos, y que, cumpliéndolo, sepan que pueden
conseguir los objetivos de su profesión y el bienestar
de la sociedad en general, es una urgencia de toda
sociedad normalmente sana. »
Demetrio Velazco, «Corrupción política e inmoralidad privada», en
Corrupción y ética, Cuadernos de Teología Deusto, núm. 9, Universidad de
Deusto, Bilbao, 1996, p. 49.
7. Fukuyama reconoce que las
leyes o los procedimientos
democráticos no son
suficientes para garantizar el
buen funcionamiento de las
sociedades democráticas, sino
que no hay más remedio que
volver a recurrir a las antiguas
costumbres o virtudes morales
que se habían relegado al
ámbito privado.
«Si las instituciones de la democracia y del
capitalismo quieren funcionar adecuadamente,
deben coexistir con ciertos hábitos culturales
premodernos, que aseguren su correcto
funcionamiento.
Las leyes, los contratos y la racionalidad económica
proporcionan unas bases necesarias, pero no
suficientes, para mantener la estabilidad y
prosperidad de las sociedades postindustriales;
también es preciso que cuenten con reciprocidad,
obligaciones morales, responsabilidad hacia la
comunidad y confianza, la cual se basa más en un
hábito que en un cálculo racional. Esto último no
significa un anacronismo para la sociedad moderna,
sino más bien el sine qua non de su éxito.»
F. Fukuyama, Trust, The Free Press, New York, 1995, p. 11.
8. Amitai Etzioni, preocupado por el individualismo egoísta que ha infestado las
sociedades democráticas actuales y todas sus secuelas, como son el incremento de
las conductas antisociales, delictivas, violentas, compulsivas y corruptas en todos los
niveles y ámbitos de la sociedad, señala acertadamente que las medidas legales,
policiales, judiciales o penitenciarias —o sea, el orden legal—, aun siendo necesarias
no son suficientes para solucionar estos problemas sociales y construir una sociedad
armoniosa y en paz.
PAZ SOCIAL SUSTENTADA EN UN ORDEN MORAL BASADO EN UN NÚCLEO DE VALORES COMPARTIDOS
«En verdad, en todas las sociedades occidentales se puede observar fácilmente
que, cuando el orden social se ha deteriorado en la última generación, se han
reclamado insistentemente más castigos y más duros, más policía y más poderes
para las diferentes autoridades públicas. Aunque es difícil medir la proporción,
parece ser que muchos de los esfuerzos recientes para fortalecer el orden social
en Occidente se han apoyado más en la ley que en la reafirmación de la voz moral.
Yo, al contrario, introduzco unos principios según los cuales, para que una sociedad
sea comunitaria, gran parte de la conducta social debe ser “regulada” por la
confianza en la voz moral más que en la ley.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, p. 169.
9. Por esta razón, Etzioni propone el establecimiento de un orden moral basado en medios normativos
(educación, liderazgo modélicos) y la aceptación voluntaria de un núcleo de valores comunes y
compartidos por todos los miembros de la sociedad.
Orden moral basado en medios normativos y la aceptación voluntaria de un núcleo de
valores comunes y compartidos
«El orden de las buenas
sociedades comunitarias se funda
particularmente en medios
normativos (educación, liderazgo,
consenso, presión de los pares,
exhibición de modelos, exhortación
y, sobre todo, las voces morales de
las comunidades). En este sentido,
el orden social de las buenas
sociedades es un orden moral.
Para que un orden social pueda descansar
principalmente en medios normativos hace falta que la
mayoría de los miembros de la sociedad compartan un
compromiso con un conjunto de valores nucleares
durante la mayor parte del tiempo, y que la mayoría de
los miembros, durante la mayor parte del tiempo, se
dejen guiar por las implicaciones conductuales de estos
valores porque creen en ellos, en lugar de verse
forzados a obedecerlos.»
Amitai Etzioni, La Nueva Regla de Oro, Paidós, Barcelona, 1999, pp. 33-34.
10. Esta postura de Etzioni es un tanto atípica en la cultura occidental
moderna tan marcada por la tradición liberal democrática, en la que se
enfatiza el imperio de la ley como el único método que puede generar
orden social, mientras que se relega el aspecto moral al ámbito privado.
Sin embargo, hace ya milenios que Confucio defendió una postura muy
similar, afirmando que el buen gobierno no es el que se sustenta en la
imposición de la ley, sino en la educación moral y los ejemplos virtuosos.
Confucio pensaba que la nación era como una gran familia, que debería mantenerse
unida no por la fuerza o el miedo al castigo, sino por los mismos lazos voluntarios de amor,
benevolencia, fidelidad y confianza mutua que unen a los miembros de una familia.
«Si para guiar al pueblo —sentenció Confucio— se utilizan
reglas y para mantener el orden se utilizan castigos, el pueblo
carecerá de conciencia tratando huir de ellos. Si para guiar a los
súbditos se usa la virtud... tendrán conciencia y se reformarán a sí
mismo.»
Confucio, Analetas, 2.III.
Gobierno basado en los ejemplos virtuosos de Confucio
11. El mensaje cristiano viene a decir, en esencia, lo mismo. Frente al legalismo
judío, Jesús puso al amor por encima de la ley, exhortado a amar al prójimo, a
perdonar los agravios e incluso a amar los enemigos, afirmando que todos
somos hijos de Dios y por ello formamos una gran familia regida por la ley
suprema del amor. San Agustín inmortalizó esta supremacía del amor sobre la
ley en su famosa frase: «Ama y haz lo que quieras» (San Agustín, In Epist.
Ioann. Tract. VII, 8.), puesto que cuando se ama, sólo se quiere el bien y la
felicidad ajena y nunca se querría hacerles daño, y por ello la ley se vuelve
innecesaria. Como dice Quintana Cabanas:
En realidad, éste es un mensaje universal compartido por la mayoría
de las tradiciones religiosas y filosóficas.
«La gran obligación moral (positiva), en el ámbito social, es el amor;
si hubiese amor ya no haría falta hablar de justicia (del mismo modo
que si se practicara la moral ya no se precisaría la mayoría de las
leyes). (...) En la cima de la ética social se halla el amor, que es el valor
último.»
José María Quintana Cabanas, Pedagogía Moral, Dykinson, Madrid, 1995, pp. 468, 470.
Supremacía del amor sobre la ley en el mensaje cristiano
12. Una propuesta bastante similar a la de Etzioni de un orden
moral basado en la aceptación voluntaria de un núcleo de valores
compartidos es la visión que defiende el Pensamiento de la
Unificación.
Según Sun Myung Moon, la futura sociedad ideal debería estar
basada en tres principios:
1. El principio de interdependencia, que se refiere a un sistema
económico justo que acabe con las desigualdades sociales.
2. El principio de la mutua prosperidad, que describe un sistema
político basado en el modelo de la familia.
3. El principio de los valores universales compartidos, que
propone una sociedad y un mundo ideal sustentado en unos
principios éticos universales compartidos por todos los seres
humanos.
El principio de los valores universales compartidos
13. Ahora bien, dado que en nuestras sociedades democráticas y
libres actuales existe una extensa pluralidad de creencias y
valores, como bien dice Etzioni, para que este orden moral se
pueda establecer es necesario que «la mayoría de los miembros
de la sociedad compartan un compromiso con un conjunto de
valores nucleares», que según él no deberían de ser tan
escuálidos o mínimos, y por tanto inútiles, como, por ejemplo,
el imperativo kantiano que manda tratar al hombre como un fin
en sí mismo, ni tampoco tan penetrantes o totalizadores como
una ideología o religión cerrada en sí misma.
A lo largo de este trabajo hemos venido defendiendo esta
misma tesis, la necesidad de llegar a un acuerdo en un núcleo
de valores o principios éticos universales compartidos por la
mayoría de las tradiciones filosóficas y religiosas. Aunque
tengamos creencias religiosas, visiones filosóficas o
presupuestos últimos diversos y distintos entre sí, podemos
ponernos de acuerdo en un núcleo de valores comunes que nos
unan.
De esta forma, se podría generar una
armonía social y mundial a pesar de la
pluralidad de creencias, religiones y
culturas que existe dentro de una
sociedad y en el conjunto del mundo.
Necesidad de llegar a un acuerdo en un núcleo de valores o principios éticos universales
14. Uno de los principios más básicos y generales de la naturaleza es que
todas las entidades individuales están hechas para establecer
relaciones de intercambio recíprocos unas con otras y formar unidades
cada vez más grandes, cumpliendo así al mismo tiempo dos fines, el fin
individual de preservar la propia existencia, y el fin de contribuir a
mantener la cohesión y estabilidad del conjunto, siendo este último el
fin prioritario sobre el primero.
Para lograr paz nacional y mundial es necesario seguir el orden natural que establece
que tanto los individuos como las familias y demás grupos sociales deberían otorgar
voluntariamente la preferencia al propósito de servir a conjuntos cada vez más grandes
El individuo, a la vez que se preserva o mejora a sí mismo, debería vivir para su familia; la
familia, al mismo tiempo que procura el bienestar de sus miembros, debería ayudar a sus
vecinos y comunidad; los grupos sociales, empresas, partidos e instituciones, a la vez que
persigan sus propios intereses, deberían contribuir a la prosperidad común de la nación; y las
naciones, culturas o religiones, al mismo tiempo que promuevan sus propios fines, deberían
cooperar con otras naciones, culturas o religiones para lograr la felicidad común de toda la
humanidad.
15. Una educación del carácter que enseñe
el respeto a las normas y el cultivo de
las virtudes morales individuales, y que
tenga como fin alcanzar la madurez
moral y el autodominio o paz interior
REGENERACIÓN MORAL DE LA VIDA PÚBLICA Y PRIVADA MEDIANTE EL FOMENTO DE UNA
EDUCACIÓN DEL CARÁCTER Y UNA EDUCACIÓN CÍVICA
Una educación cívica que enseñe a los
ciudadanos a establecer armoniosas y
pacíficas relaciones de cooperación con
sus semejantes, cultivando las virtudes
éticas sociales, y que tenga como fin
convertirlos en buenos ciudadanos,
profesionales y servidores públicos
16. El primer tipo de educación moral que se promover entre los
ciudadanos es una educación del carácter que tenga como fin
ayudar a las personas a hacer esfuerzos voluntarios y
responsables por alcanzar una madurez moral, autodominio o paz
interior, es decir, llegar a ser una persona buena, equilibrada y que
tiene el control de sus propios deseos.
La sociedad debería alentar a los ciudadanos a superar las
actitudes egocéntricas infantiles, respetar voluntariamente las
normas morales básicas, y adquirir virtudes morales individuales
tales como la honestidad, integridad, pureza, moderación, coraje,
sabiduría, perseverancia, independencia, autonomía, equidad,
imparcialidad, honradez, diligencia, etc.
Una educación del carácter que enseñe el respeto a las normas y el cultivo de las virtudes
morales individuales, y que tenga como fin alcanzar la madurez moral y el autodominio o
paz interior
EDUCACIÓN DEL CARÁCTER
17. Educación del Carácter
DESEOS
DEL CUERPO
Beneficio propio y satisfacción
individual
DESEOS
DE LA MENTE
Ayudar, servir, ser útil y hacer
felices
a los demás
MENTE
CONCIENCIA
CUERPO
Perfección o madurez moral, Autodominio
honestidad,
integridad, pureza, moderación, coraje,
sabiduría, perseverancia, independencia,
autonomía, equidad, honradez,
imparcialidad y diligencia
Armonía, paz interior
Prioridad
DESEOS
DEL CUERPO
Beneficio propio y
satisfacción individual
DESEOS
DE LA MENTE
Ayudar, servir, ser útil y hacer
felices
a los demás
MENTE
CONCIENCIA
CUERPO
Mentir, robar, conductas violentas,
hábitos compulsivos
Actitudes infantiles egocéntricas, deseos
egoístas
Conflicto interior
Prioridad
18. El segundo tipo de educación moral que se debe promover entre los
ciudadanos es la educación cívica, cuyo fin es ayudar a las personas a
establecer armoniosas y pacíficas relaciones de cooperación con sus
semejantes, o sea, llegar a ser un buen ciudadano del mundo. La
educación cívica complementa a la educación del carácter, ya que —
mientras que la educación del carácter tiene la misión de enseñar una
moralidad individual que anima a las personas a alcanzar un equilibrio o
paz interior— la educación cívica, en cambio, se encarga de enseñar una
ética social o comunitaria que alienta a los ciudadanos para que de una
manera voluntaria sirvan a sus conciudadanos con sus talentos y
cualidades y promuevan la buena convivencia.
Una educación cívica que enseñe a los ciudadanos a establecer armoniosas relaciones de
cooperación con sus semejantes, cultivando las virtudes éticas sociales, y que tenga como
fin convertirlos en buenos ciudadanos, profesionales y servidores públicos
EDUCACIÓN CÍVICA
La sociedad deberían alentar a sus ciudadanos a intentar comprender o ponerse en el lugar de los
demás, adoptar actitudes altruistas y adquirir virtudes éticas sociales o comunitarias, como son la
confianza y asistencia mutua, amistad, cooperación, compañerismo, solidaridad y tolerancia.
19. Educación Cívica
BUSCAR EL INTERÉS PROPIO
Propósito para el individuo
SERVIR Y AYUDAR A LOS DEMÁS
BUSCAR LA BUENA CONVIVENCIA
Propósito para el conjunto
Buenos ciudadanos, profesionales y servidores
públicos
Confianza y respeto hacia los servidores públicos, y
ayuda mutua, amistad, cooperación, solidaridad y
tolerancia entre conciudadanos
Prioridad
Conductas egoístas, antisociales, insolidarias y
violentas
Actitudes infantiles egocéntricas e interesadas,
deseos egoístas
Prioridad
BUSCAR EL INTERÉS PROPIO
Propósito para el individuo
SERVIR Y AYUDAR A LOS DEMÁS
BUSCAR LA BUENA CONVIVENCIA
Propósito para el conjunto
20. Ambos tipos de educación, la del carácter y la cívica, se basan en los mismos principios
éticos y se refuerzan mutuamente
Y, al revés, en la medida que alguien se
esfuerce en cooperar con los demás,
comprenderles, ponerse en su lugar, amarles
o servirles, podrá cambiar más rápidamente
su infantil actitud egocéntrica e interesada, y
así madurar el carácter y conseguir una
mayor paz o equilibrio interior.
Cuando, al estancarse en una actitud egocéntrica
infantil, se da preferencia a los deseos del cuerpo
sobre los de la mente o se coloca el interés propio
por delante del interés general, no solamente se
caerá en un estado de contradicción interior entre
las aspiraciones de la mente y los deseos del cuerpo,
sino que también se tendrán relaciones conflictivas
con los demás.
Si, por el contrario, se otorga prioridad a los
deseos de la mente sobre los del cuerpo, o al interés
común sobre la satisfacción individual, se podrá
vivir en paz consigo mismo y con los demás.
Además, a medida que una persona se esfuerce en
mejorar su carácter y lograr un control sobre sí
mismo, le será cada vez más fácil mantener
relaciones armoniosas con los demás.
21. En una familia se dan dos tipos de relaciones
humanas; unas verticales, es decir, entre personas que
están en distintas posiciones o niveles de
responsabilidad; y otras horizontales, o sea, entre
iguales o personas que tienen responsabilidades
similares.
En las relaciones verticales entre padres e hijos; los
padres están en la posición de haber dado a luz a sus
hijos y hacerse responsables por ofrecerles amor,
protección, cuidados y bienestar, tanto físico como
emocional, mientras que los hijos, de forma natural,
confían, respetan y admiran a sus padres, a los que
consideran superiores en edad, experiencia y sabiduría.
En cambio, las relaciones horizontales entre
hermanos y hermanas, o entre marido y esposa, son
relaciones entre iguales que se deben una confianza,
solicitud, ayuda, fidelidad y respeto mutuo o recíproco.
LA SOCIEDAD: UNA FAMILIA A GRAN ESCALA
En la sociedad, que es como la proyección de
una familia a gran escala, existen también
relaciones verticales entre personas que están en
una posición más responsable y otras personas
más dependientes, como las se establecen en las
instituciones educativas entre profesores y
alumnos, en las empresas entre ejecutivos y
empleados; en los grupos, asociaciones o partidos
entre dirigentes y asociados; y en las instituciones
públicas entre los gobernantes y ciudadanos, y
que son similares, en esencia, a las relaciones
entre padres e hijos.
Y hay asimismo relaciones horizontales entre
iguales, como la que existe entre compañeros de
clase, compañeros de trabajos, asociados o
conciudadanos en general son semejantes a las
relaciones que existen entre hermanos y
hermanas.
23. La escuela es como una prolongación del hogar familiar, en la que
los profesores substituyen a los padres o abuelos, cumpliendo la
función, que éstos no pueden ejercer, de impartir una educación
amplia y especializada. La relación vertical entre profesores y
alumnos es una relación semejante a la que existe entre padres e
hijos.
Así pues, los profesores deberían ejercer su labor educativa
sintiéndose substitutos de los padres y, por tanto, tratando a sus
alumnos como si fueran sus propios hijos, mostrándoles una actitud
paternal de dedicación desinteresada y un buen ejemplo personal.
Los alumnos, en cambio, deberían corresponder con un
agradecimiento, respeto y admiración semejante al que tienen hacia
sus padres. Las relaciones horizontales de compañerismo y amistad
entre alumnos y alumnas son a su vez una prolongación de las
relaciones de confianza y ayuda recíproca que existe entre hermanos
y hermanas dentro de una familia.
La escuela como una prolongación del hogar familiar
24. Las relaciones verticales entre profesores y alumnos
son semejantes a las que existen entre padres e hijos.
Por ello, los profesores deberían ejercer su labor
educativa sintiéndose substitutos de los padres y, por
tanto, mostrando un corazón paternal o maternal, una
dedicación sacrificial y un buen ejemplo. Los alumnos,
en cambio, deberían corresponder con el mismo
agradecimiento, respeto y admiración que sienten
hacia sus padres.
Las relaciones horizontales de compañerismo y
amistad entre alumnos y alumnas son a su vez una
prolongación de las relaciones de reciprocidad,
confianza y ayuda mutua que existe entre hermanos y
hermanas dentro de una familia.
Las relaciones verticales y horizontales en la escuela
Alumnos
Profesores Padres
Hijos≈
≈
AlumnasAlumnos
Hermanos Hermanas
≈
≈
La escuela como una prolongación del hogar familiar
25. Las empresas son también como una amplificación de la familia,
como se puede ver al estudiar sus orígenes o antecedentes históricos.
Por ejemplo, las tribus o familias extensas primitivas de cazadores y
recolectores, las tribus o familias extensas de pastores nómadas, las
granjas autosuficientes de familias extensas campesinas y los talleres
familiares de artesanos burgueses. De hecho, hoy día las pequeñas y
medianas empresas familiares son un segmento muy importante para
la economía nacional, y en los países orientales los empleados de los
grandes conglomerados o multinacionales se consideran parte de una
gran familia. Las empresas ofrecen a sus empleados seguridad y
protección y éstos corresponden con lealtad.
La empresa como una amplificación de la familia
En vez de ser antagónica y conflictiva como en la tradición capitalista occidental, la relación
entre patrones y empleados debería asemejarse a la que existe entre padres e hijos, ofreciendo
los patrones a sus empleados protección, estabilidad y seguridad económica y respondiendo los
empleados con diligencia, cooperación y lealtad. Las relaciones entre compañeros de trabajo
también son una extensión de las relaciones entre hermanos y hermanas.
26. Las relaciones verticales entre patrones y
empleados debería asemejarse a la que existe entre
padres e hijos, ofreciendo los patrones a sus
empleados protección, estabilidad y seguridad
económica y respondiendo los empleados con
diligencia, cooperación y lealtad.
Las relaciones horizontales de compañerismo y
amistad entre compañeros de trabajo también son
una extensión de las relaciones de reciprocidad y
ayuda mutua que existe entre hermanos y
hermanas dentro de una familia.
Las relaciones verticales y horizontales en la empresa
Empleados
Padres
Hijos≈
≈
Hermanos Hermanas
≈
≈
La empresa como una amplificación de la familia
Empresarios
Compañeros Compañeras
27. La nación en su conjunto, con sus instituciones
públicas, también es semejante a una familia a
gran escala, en la que los líderes políticos o
representantes del pueblo cumplen una función,
similar a la parental, como servidores públicos que
dedican su tiempo y energía a la misión de
resolver los problemas de sus conciudadanos y de
procurarles una mayor seguridad, paz y bienestar
general. Los ciudadanos, por su parte, deberían
corresponder con agradecimiento, cooperación y
lealtad.También las relaciones entre los
conciudadanos deberían ser fraternales o
solidarias como la que existe entre hermanos y
hermanas.
La nación como una gran familia a gran escala
28. Las relaciones verticales entre los líderes políticos
y los ciudadanos deberían asemejarse a la que
existe entre padres e hijos, dedicándose los
servidores públicos a resolver los problemas de sus
conciudadanos y procurarles una mayor seguridad,
paz y bienestar general, y correspondiéndoles los
ciudadanos con agradecimiento, cooperación y
lealtad.
Las relaciones horizontales entre conciudadanos
también deberían ser fraternales o solidarias como
la que existe entre hermanos y hermanas.
Las relaciones verticales y horizontales en la nación
Líderes
políticos Padres
Hijos≈
≈
Hermanos Hermanas
≈
≈
La nación como una gran familia a gran escala
Ciudadanos
Ciudadanos Ciudadanas
29. El mundo como una gran familia
A nivel mundial, los organismos internacionales y
las organizaciones humanitarias cumplen la función
parental de mediar en los conflictos entre naciones,
otorgar créditos en caso de crisis económicas y
ofrecer ayuda sanitaria y económica a las naciones
que sufren desastres humanitarios de cualquier tipo.
Al mismo tiempo, las relaciones entre naciones
deberían ser relaciones fraternales de cooperación,
asistencia y confianza mutua.Y, en general, todos los
seres humanos, con independencia de su género,
raza, etnia, nacionalidad, cultura o religión, deberían
tratarse como hermanos y hermanas, como está
expresado en el ideal estoico, cristiano y
democrático de la fraternidad universal.
30. En las relaciones verticales entre los organismos
internacionales y las organizaciones humanitarias,
éstas cumplen la función parental de mediar en los
conflictos entre naciones, otorgar créditos en caso
de crisis económicas y ofrecer ayuda sanitaria y
económica a las naciones que sufren desastres
humanitarios.
Las relaciones horizontales entre naciones
deberían ser relaciones fraternales de cooperación,
asistencia y confianza mutua.Y, en general, todos
los seres humanos, con independencia de su
género, raza, nacionalidad, cultura o religión,
deberían tratarse como hermanos y hermanas
Las relaciones verticales y horizontales en el mundo
Naciones
Padres
Hijos≈
≈
NacionesNaciones
Hermanos Hermanas
≈
≈
El mundo como una gran familia
Organismos
internacionales
31. LA ÉTICA FAMILIAR SIRVE DE MODELO PARA LAS ÉTICAS SOCIALES
Una sociedad como una gran familia
Se deberían fortalecer las éticas sociales
mediante una educación cívica que
fomente las virtudes cívicas verticales y
horizontales, que se corresponden con las
virtudes familiares verticales y
horizontales
Las virtudes cívicas verticales son la raíz de
donde brotan las virtudes cívicas
horizontales
La injustificada actitud de crítica y
sospecha hacia todo tipo de autoridad
ahoga dejan a los jóvenes sin modelos que
emular y al final destruyen las virtudes
democráticas de solidaridad y fraternidad
La educación cívica debería ser más equilibrada,
enfatizando tanto las virtudes cívicas
horizontales fraternales, igualitarias y
democráticas como las virtudes cívicas
verticales de confianza y respeto hacia padres,
profesores y demás responsables públicos
Problemas causados por el excesivo énfasis en
las virtudes cívicas verticales
Para lograr la armonía o paz nacional y mundial
es necesario seguir el orden natural que
establece que tanto los individuos como las
familias y demás grupos sociales deberían
otorgar voluntariamente la preferencia al
propósito de servir a conjuntos cada vez más
grandes
32. Las actitudes, motivaciones, virtudes y normas éticas que
regulan las relaciones sociales y las relaciones familiares son
esencialmente las mismas. Así que se puede decir que las éticas
de las instituciones sociales —es decir, la ética docente, la ética
empresarial, la ética profesional, la ética política, etc.— se basan
esencialmente en el modelo de la ética familiar.
De hecho, cuando los hijos tienen una buena relación vertical
con sus padres y abuelos les será más fácil relacionarse
adecuadamente con sus profesores en la escuela o jefes en el
trabajo; y si tienen una buena relación horizontal con sus
hermanos y hermanas esto les ayudará a relacionarse mejor con
sus compañeros de clase o trabajo.
De igual manera, unos padres sacrificiales y dedicados a sus
hijos podrán ser mejores profesores, empresarios, líderes o
servidores públicos.
LA ÉTICA FAMILIAR SIRVE DE MODELO PARA LAS ÉTICAS SOCIALES
33. Una sociedad como una gran familia
Por ello, las relaciones sociales deberían estar impregnadas
del mismo amor, afectividad e intimidad que envuelve a las
relaciones familiares.
Por ejemplo, al relacionarnos con personas mayores
deberíamos tratarlas con el mismo respeto que tratamos a
nuestros padres, tíos o abuelos; al relacionarnos con
personas de nuestra misma edad deberíamos considerarlas
como si fueran nuestros propios hermanos y hermanas o
primos; al tratar con personas de menor edad deberíamos
cuidarlas como si fueran nuestros hermanos o hermanas
menores, hijos o hijas, o nietos.
Este tipo de sentimientos son raros en nuestra cultura
occidental atomizada e individualista, pero, en cambio, no
son extraños en muchas culturas orientales en las que las
familias son extensas y además se agrupan en clanes más
amplios.
34. Se deberían fortalecer las éticas sociales mediante una educación cívica que fomente las
virtudes cívicas verticales y horizontales, que se corresponden con las virtudes familiares
verticales y horizontales
Las virtudes cívicas verticales incluirían, por un lado, la benevolencia,
dedicación sacrificial, actitud desinteresada, espíritu de servicio,
protección de los intereses generales, buen ejemplo personal, buen
ejercicio de la responsabilidad, buena gestión o buen gobierno por parte
de profesores, profesionales, ejecutivos, líderes sociales o gobernantes,
y, por otro lado, el correspondiente agradecimiento, respeto, confianza,
admiración, lealtad, diligencia, colaboración y participación activa en los
asuntos públicos por parte de alumnos, empleados, asociados o
ciudadanos.
Mientras que las virtudes cívicas horizontales se refieren a la
cooperación, reciprocidad, fraternidad, tolerancia, solidaridad,
compañerismo, amistad, cortesía, simpatía, conmiseración, ayuda,
asistencia, fidelidad y confianza mutua entre parientes, compañeros,
amigos y ciudadanos en general.
35. Las virtudes cívicas verticales
Hijos
Padres
Alumnos
Profesores
Benevolencia, afecto, compasión , protección, dedicación, sacrificio y buen
ejemplo por parte de los padres
Piedad filial, respeto, confianza y devoción por parte de los hijos
Empleados
Ciudadanos
Corazón paternal y maternal, dedicación, sacrificio y buen ejemplo por parte
de los profesores
Respeto, admiración y obediencia por parte de los alumnos
Buena gestión y la protección de los derechos e intereses de socios y
empleados por parte de los empresarios
Buen gobierno, actitud de servicio, defensa de los intereses públicos y el
respeto de los derechos humanos por parte de los gobernantes
Lealtad, cooperación y participación activa en los asuntos públicos por parte de
los ciudadanos
Lealtad, trabajo y diligencia por parte de los empleados
Empresarios
Gobernantes
36. Las virtudes cívicas horizontales
EsposaEsposo
AlumnasAlumnos
AmigasAmigos
ParientesParientes
Confianza, solicitud, fidelidad y
respeto mutuo, fraternidad,
compañerismo, amistad,
cooperación, reciprocidad,
cortesía, solidaridad , simpatía,
conmiseración, compasión, ayuda
y asistencia mutua entre
parientes, compañeros, amigos y
ciudadanos en general
Hermanos Hermanas
Compañeros Compañeras
Ciudadanos Ciudadanas
37. En la familia los padres representan al
conjunto de la familia y aman por igual de
todos los hermanos y hermanas. Entonces,
cuando los hijos confían y admiran a sus
padres, inducidos por el amor de éstos hacia
sus hermanos, se sienten también ellos
mismos movidos a proteger, amar o
cuidarse de sus hermanos menores.
De hecho, cuando los niños pierden esta
confianza en sus padres, o los odian a causa
de abandonos o malos tratos, se vuelven
rebeldes y violentos contra sus hermanos y
contra todo el mundo.
Las virtudes cívicas verticales son la raíz de donde brotan las virtudes cívicas
horizontales
En el ámbito social ocurre algo muy
parecido, cuando los jóvenes confían,
respetan o admiran a algún líder o personaje
público ejemplar, que trabaja por el bien
común, se siente movidos a emularle y
dedicarse ellos mismos a una labor altruista
que beneficie a sus semejantes.
Si, por el contrario, los jóvenes o
ciudadanos pierden su confianza en los
líderes sociales debido a la corrupción de
éstos adoptaran conductas antisociales o
delictivas.
38. Hijos
Padres
Amor paternal y
maternal
Confianza,
admiración y
agradecimiento
Motiva a los niños a imitarles
Cuidar y querer a sus hermanos
Profesores, sabios, héroes, patriotas
o líderes que muestran un ejemplo de
amor y sacrificio por los demás
Los jóvenes confían en ellos,
los respetan y los admiran
Se despierta en ellos el deseo de imitarlos y
emprender una labor altruista o solidaria que
beneficie al sus conciudadanos
Las virtudes cívicas verticales son la raíz de donde brotan las horizontales
Personas
modélicas
Jóvenes,
ciudadanos
Hermanos Hermanas Ciudadanos Ciudadanas
39. Las virtudes verticales son las que inducen y motivan la práctica de las
virtudes horizontales
Virtudes
verticales
Virtudes
horizontales
Amor paternal y maternal, benevolencia, buenos
ejemplos de dedicación y sacrificio
Confianza, fe, lealtad, respeto y admiración hacia
personajes modélicos
Fraternidad, compañerismo, amistad, cooperación,
reciprocidad, cortesía, solidaridad, ayuda y asistencia
mutua entre compañeros, amigos y ciudadanos en
general
40. Así pues, cuando se resalta excesiva e injustificadamente la actitud de
crítica y sospecha hacia todo tipo de autoridad —como se tiende a hacer
en la educación cívica liberal occidental— se ahoga el agradecimiento,
confianza, amor y respeto que tanto jóvenes y adultos deberían sentir
hacia sus padres, profesores y responsables públicos, con lo cual se
quedan sin modelos que emular y por tanto no se sentirán movidos a
actuaciones solidarias y ni siquiera a cumplir sus deberes sociales
mínimos.
Así que, por mucho que se predique la fraternidad y solidaridad
democrática, los individuos se volverán egoístas, irresponsables e
incapaces de cumplir sus deberes sociales, lo criticarán todo y pensarán
que la culpa de sus problemas la tiene las autoridades y sociedad.Y se
pelearán o pleitearán continuamente entre ellos reclamando para sí
cada vez más derechos o beneficios individuales.
La injustificada actitud de crítica y sospecha hacia todo tipo de autoridad ahoga dejan a
los jóvenes sin modelos que emular y al final destruyen las virtudes democráticas de
solidaridad y fraternidad
41. En especial, en Occidente las virtudes que más se
necesitan son éstas últimas. Sentir gratitud por algo
que se recibe es el primer paso para despertar el
impulso de corresponder o devolver algo a cambio. La
gratitud despierta el sentimiento de obligación moral
así como el sentido de responsabilidad y el deseo de ser
solidario.
Así pues, si se educa a las personas a valorar y
apreciar la protección, seguridad, afecto o beneficios
que recibe tanto de sus familias como de las demás
instituciones sociales a las que pertenece, se sentirán
agradecidos y desarrollarán sentimientos de respeto
hacia sus profesores, lealtad hacia sus empresas,
instituciones y nación, que luego les puede estimular a
convertirse en buenos patriotas, servidores públicos o
benefactores de su nación.
La educación cívica debería ser más equilibrada, enfatizando tanto las virtudes cívicas
horizontales fraternales, igualitarias y democráticas como las virtudes cívicas verticales
de confianza y respeto hacia padres, profesores y demás responsables públicos
En cambio, en las sociedades orientales
las personas poseen una conciencia
comunitaria o espíritu patriótico más
desarrollado, debido a que
tradicionalmente en estas sociedades se
resaltan más las virtudes de la piedad filial,
confianza, respeto, devoción y lealtad hacia
padres, abuelos, ancianos, profesores o
gobernantes, así como los deberes de los
individuos hacia sus familias, comunidades
y naciones.
42. Sin embargo, el excesivo énfasis puesto en estas virtudes
cívicas verticales puede dar lugar a que las autoridades y
gobernantes abusen de esta confianza y lealtad que les tributan y
que, por ignorancia o conveniencia, restrinjan los derechos y
libertades individuales o anulen la personalidad única, creatividad
e iniciativa personal de los individuos, como ocurría las
sociedades antiguas y aun hoy día es frecuente en algunas
sociedades orientales.
Otro de los problemas de acentuar la conciencia comunitaria o
patriótica es que la confianza y lealtad se limiten exclusivamente
a un conjunto cerrado, ya sea al nivel de clan, grupo étnico,
nación, cultura o religión. De hecho, el agradecimiento, confianza
y lealtad se debería extender hacia el conjunto de la gran familia
humana y la naturaleza, puesto que de no ser así las lealtades
tribales, el patriotismo cerrado o el amor excluyente a la propia
raza, cultura o religión se pueden convertir en la fuente de
tribalismos, nacionalismos, etnocentrismo y fanatismos
altamente peligrosos y destructivos para la paz mundial.
Problemas causados por el excesivo énfasis en las virtudes cívicas verticales
Así que, de igual manera que a las
sociedades democráticas occidentales
les vendría bien adoptar algunas de las
virtudes familiares y comunitarias
orientales, las sociedades orientales
necesitarían asimilar también los
valores democráticos de respeto a los
derechos y libertades individuales.
De este modo, ambas culturas
podrían aprender una de otra, acercar
posiciones y lograr una cultura más
equilibrada.
43. El individuo, a la vez que se preserva o mejora a
sí mismo, debería vivir para su familia; la familia,
al mismo tiempo que procura el bienestar de sus
miembros, debería ayudar a sus vecinos y
comunidad; los grupos sociales, empresas,
partidos e instituciones, a la vez que persigan sus
propios intereses, deberían contribuir a la
prosperidad común de la nación; y las naciones,
culturas o religiones, al mismo tiempo que
promuevan sus propios fines, deberían cooperar
con otras naciones, culturas o religiones para
lograr la felicidad común de toda la humanidad.
Para lograr la armonía o paz nacional y mundial es necesario seguir el orden natural que
establece que tanto los individuos como las familias y demás grupos sociales deberían
otorgar voluntariamente la preferencia al propósito de servir a conjuntos cada vez más
grandes
44. Por esta razón, no se debe caer en el error de
limitar las lealtades a grupos cerrados y
excluyentes. Se debe ir más allá de los lazos de
sangre y evitar los egoísmos familiares que
hacen que los padres se sacrifiquen únicamente
por sus hijos, pero no se preocupen por la
suerte de sus vecinos.
No se puede caer tampoco en el error, fuente
de muchos conflictos sociales, de los egoísmos
grupales, como son los corporativismos,
partidismos, elitismos o clasismos, en los que
un partido, clase o minoría persigue
exclusivamente sus propios intereses
acaparando riquezas, privilegios y poder en
detrimento del resto de la sociedad.
Otra nefasta equivocación, causa de muchas
guerras, es el egoísmo nacional o nacionalismo
excluyente que hace que las naciones piensen
sólo en su propio progreso, olvidándose de
ayudar al resto del mundo. Llegando incluso al
extremo de explotar a otras naciones, como es el
caso de los imperialismos o colonialismos.
También se originan serios conflictos y guerras
a causa de los egoísmos culturales, raciales y
religiosos, que hacen que determinadas culturas,
razas o religiones se preocupen exclusivamente
por su propio bien pretendiendo la supremacía
sobre las demás culturas y razas, como son los
casos de los etnocentrismos, racismos y
fanatismos religiosos.
Los errores de limitar las lealtades a grupos cerrados y excluyentes
45. A semejanza de los problemas familiares causados por padres
abusadores o maltratadores, otros muchos y graves problemas
sociales se originan cuando quienes están en la posición
responsable o parental —debido a actitudes egoístas o falta de
autodominio personal— no cumplen adecuadamente con sus
funciones, abusando de su autoridad, maltratando y explotando a
quienes tienen a su cargo, o corrompiéndose por codicia material
o sexual. Ejemplos de estos son los casos de profesores
autoritarios que abusan de sus alumnos, patronos que explotan a
sus empleados, o servidores públicos corruptos y dictadores
genocidas que roban, oprimen, esclavizan o masacran a su pueblo.
Igual que ocurre en una familia, en la que la conducta y el
ejemplo de los padres afecta y influye decisivamente tanto para
bien como para mal en el conjunto de la familia, también en la
sociedad, los éxitos o fracasos morales de sus responsables
públicos, y sus buenos o malos ejemplos, afectan
extraordinariamente tanto para bien como para mal al conjunto de
la sociedad.
HACIA UN LIDERAZGO MORAL
Por esta razón, una de las medidas
claves para solucionar los problemas
sociales es promover mediante la
educación cívica la regeneración
moral del liderazgo familiar, social y
público.
46. Si la mayoría de los padres de familias cumplieran
adecuadamente son sus funciones, amándose
profundamente entre sí y guardándose fidelidad mutua,
a la vez que protegen y se sacrifican por sus hijos con un
corazón parental; y, si además esto utilizan
creativamente sus cualidades o habilidades innatas y
contribuyen mediante su profesión al bienestar general
de su comunidad, nación o incluso el mundo, la mayor
parte de los problemas familiares y sociales
desaparecerían.
La calidad moral del liderazgo familiar, social y nacional es esencial para la
armonía y paz social
Si los profesores ejercieran su labor educativa, como substitutos de los padres, con la misma
actitud desinteresada, dedicación y corazón paternal o maternal que unos padres tienen hacia sus
alumnos, de tal forma que las instituciones educativas no fueran un lugar inhóspito donde se
efectúa una compraventa fría de conocimientos y títulos, se incrementaría el rendimiento
académico de los alumnos y la mayoría de los problemas del sistema educativo dejarían de existir.
47. La calidad moral del liderazgo familiar, social y nacional es esencial para la
armonía y paz social
Si la honestidad, dedicación y espiritu de
sacrificio fuera la norma entre todos los
servidores públicos, líderes políticos y
gobernantes —en vez de dedicarse a pelearse
unos con otros por el poder, engañando o
manipulando la opinión pública para ensalzar
su propia imagen y destruir la de su rival—
entonces los problemas sociales se reducirían
a un mínimo y se podría disfrutar de una
convivencia justa y pacífica.
En una sociedad semejante las instituciones, empresas y organismos
públicos no serían lugares fríos regidos sólo por leyes y reglamentos, en los
que las personas compiten entre sí por conseguir un mejor puesto, sino que
se asemejarían a familias extensas en las que habría un ambiente cálido y
afectivo en el que nadie se sentiría inferior o discriminado.
48. Como dice Sun Myung Moon:
«La paz y felicidad depende del desarrollo espiritual y
moral de las personas. Esto es así porque la nación, e
incluso el mundo, pueden vivir en paz en la medida que
estén en paz los individuos y las familias que los
componen. La ciencia y la tecnología pueden ser usadas
bien —para el mejoramiento de la vida humana— sólo
cuando es utilizada por personas buenas. (…) Para
enfrentarse a los desafíos del siglo XXI, la humanidad
necesita verdaderos padres, verdaderos profesores y
verdaderos dueños que puedan educar a líderes que
posean una madurez moral y espiritual.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 271:74, (22 de
agosto de 1995).
La calidad moral del liderazgo familiar, social y nacional es esencial para la
armonía y paz social
49. Sun Myung Moon, en una de sus conferencias, propuso estas
tres leyes que especialmente los líderes sociales tendrían que
observar si quieren desempeñar un cargo público:
«La primera ley: No contaminéis vuestro linaje de
sangre, incluso a costa de vuestra vida.
La segunda ley: No violéis los derechos humanos. Todo
el mundo es igual, ya sea hombre o mujer, blanco o negro.
La tercera ley: No robéis ni malverséis fondos públicos
con fines egoístas.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, 271:74, (13 de
enero de 2001).
Las tres leyes morales que todos los líderes sociales deberían respetar
50. Las tres leyes morales que todos los líderes sociales deberían respetar
Debido a que el sexo, el poder y
el dinero, son las tres principales
fuentes de corrupción, se podría
decir que las tres leyes morales
más importantes que todos los
líderes sociales y servidores
públicos electos no deberían
violar bajo ningún concepto, y que
en el caso de violarlas el pueblo
debería retirarle inmediatamente
su confianza, son las siguientes:
51. Las tres leyes morales que todos los líderes sociales deberían respetar
1. No caer en la corrupción sexual, incluida la promiscuidad, el
acoso sexual y la infidelidad conyugal.
¿Cómo se le puede confiar una gran responsabilidad pública a
una persona que engaña a su marido o esposa y hace sufrir a sus
hijos? Si ni siquiera es capaz de ser un buen marido o esposa, y
un buen padre o madre, ¿cómo va a ser capaz de ser un buen
presidente? Si es tan inmaduro moralmente como para sacrificar
el bien y la felicidad de su familia por satisfacer sus deseos
egoístas, ¿no sacrificará también el interés general o bien
público por conseguir algún otro interés particular o satisfacción
propia?
Si no tiene la suficiente madurez moral como para controlar sus
deseos sexuales ilícitos, lo mismo le ocurrirá con otros deseos
egoístas tales como, por ejemplo, enriquecerse o mantenerse en
el poder de forma ilícita, robando, mintiendo o incluso
cometiendo delitos más graves.
52. Las tres leyes morales que todos los líderes sociales deberían respetar
2. No violar los derechos humanos.
Es decir, no abusar de su posición,
autoridad o poder para negar la dignidad
e igualdad humana, o suprimir, restringir
o limitar sus libertades,
responsabilidades y derechos básicos.
Dicho con otras palabras, no hacer daño,
controlar, manipular o utilizar a las
personas como meros instrumento para
conseguir fines, aun en el caso de que se
actúe con buena intención o los fines
sean buenos o loables.
53. Las tres leyes morales que todos los líderes sociales deberían respetar
3. No caer en la corrupción material.
No apropiarse o usar de una
manera indebida los fondos
públicos, y no utilizar el cargo
público y las influencias políticas
para enriquecerse personalmente.