1. TECNICA 107: SABE QUE SÓLO EXISTE LA CONSCIENCIA.
Segunda técnica: Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más.
Los científicos solían decir que sólo existía la materia, nada más. Surgieron grandes sistemas de filosofía
basados en el concepto de que sólo existía la materia. Pero incluso los que creían que existía la materia
tuvieron que admitir que había algo como la consciencia. Entonces, ¿qué es eso? Dijeron que la consciencia
era sólo un epifenómeno, un producto secundario de la materia. No era más que materia disfrazada, algo
muy sutil, pero, no obstante, material. Pero este medio siglo ha visto suceder un gran milagro.
Los científicos trataron y trataron de descubrir qué era la materia, pero cuanto más lo intentaron, más se dieron
cuenta de que no había tal cosa como la materia. La materia fue analizada y se descubrió que había
desaparecido. Nietzsche había dicho cien años antes: «Dios ha muerto.» Con Dios muerto, no puede haber
consciencia, porque Dios significa la totalidad de la consciencia. Pero, en menos de cien años, la materia
ha muerto; y ha muerto, no porque la gente religiosa crea que es así, sino porque los científicos han llegado a la
conclusión categórica de que la materia es sólo una apariencia. Parece que es como es porque no
podemos ver muy profundamente. Si podemos ver profundamente, desaparece, y entonces sólo queda
energía.
Este fenómeno de la energía, esta fuerza energética inmaterial, ha sido conocida por los místicos desde hace
mucho tiempo. En los Vedas, en la Biblia, en el Corán, en los Upanishads..., en todo el mundo, los místicos han
penetrado en la existencia y siempre han concluido que la materia es sólo una apariencia; en lo profundo
no hay materia sino sólo energía. Ahora la ciencia está de acuerdo con esto. Y los místicos han dicho una
cosa más con la que la ciencia aún no está de acuerdo, ipero con la que un día tendrá que estar de acuerdo!
Los místicos han llegado también a otra conclusión. Dicen que cuando penetras profundamente en la
energía, la energía también desaparece y sólo queda consciencia.
De modo que éstas son las tres capas. La materia es la primera capa, la superficie. Si penetras en la
superficie, entonces la segunda capa se vuelve visible; puedes percibir la segunda capa, que es energía.
Entonces, si penetras en la energía, se ilumina la tercera capa. La tercera capa es consciencia. Al
principio, la ciencia decía que los místicos simplemente estaban soñando, porque la ciencia sólo veía materia y
nada más. Luego la ciencia intentó penetrar, y se descubrió la segunda capa de los místicos, la materia es
sólo aparente; en lo profundo sólo hay energía. Y la otra afirmación de los místicos es: penetra más en
la energía, y la energía también desaparece; entonces sólo queda consciencia. Esa consciencia es Dios.
Ese es el núcleo más profundo.
Si penetras en el cuerpo, están ahí estas tres capas. En la superficie, está tu cuerpo. El cuerpo parece
material, pero en lo profundo hay corrientes de vida, prana, energía vital. Sin esa energía vital, tu cuerpo
sería sólo un cadáver. Está vivo, con algo que fluye en él. Ese algo que fluye es energía. Pero más
profundo, aún más profundo, eres consciente, puedes ser un testigo. Puedes ser un testigo tanto de tu
cuerpo como de tu energía vital. Eso que es un testigo es tu consciencia.
Toda existencia tiene tres capas. La más profunda es la consciencia que es testigo. En el medio está la
energía vital, y en la superficie está la materia, un cuerpo material.
Esta técnica dice: Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más. ¿Qué eres? ¿Quién eres? Si
cierras los ojos e intentas descubrir quién eres, al final tendrás que llegar a la conclusión de que eres
consciencia. Puede que todo lo demás te pertenezca, pero no eres eso. El cuerpo te pertenece, pero
puedes ser consciente del cuerpo, y lo que es consciente del cuerpo se separa. El cuerpo se vuelve un
objeto de conocimiento y tú te vuelves el sujeto. Puedes conocer tu cuerpo. No sólo puedes conocerlo, sino que
puedes manipular tu cuerpo, puedes activarlo o puedes hacerlo inactivo. Estás separado. Puedes hacer algo
con tu cuerpo.
Y no sólo no eres tu cuerpo; tampoco eres tu mente. También puedes tomar consciencia de tu mente. Si hay
pensamientos, puedes verlos, y puedes hacer algo con ellos, puedes hacerlos desaparecer completamente,
puedes quedarte sin pensamientos, o puedes concentrar tu consciencia en un pensamiento y no dejar
que se mueva de ahí. Puedes concentrarte en él y hacer que permanezca ahí, o puedes permitir un flujo
de pensamientos. Puedes hacer algo con tus pensamientos. Incluso puedes disolverlos completamente hasta
que no haya ningún pensamiento..., pero tú aún existes. Sabrás que no hay pensamientos, que ha surgido
un vacío; pero tú seguirás ahí, siendo testigo de ese vacío.
2. Lo único de lo que no puedes separarte es de tu energía, que es un testigo. Eso significa que eres eso.
No puedes separarte de ella. Puedes separarte de todo lo demás, puedes saber que no eres tu cuerpo, ni
tu mente, pero no puedes saber que no eres el testigo, porque independientemente de lo que hagas,
serás el testigo. No puedes separarte del testigo. Ese testigo es consciencia. Y a menos que llegues a
un punto desde el que la separación se vuelva imposible, no has llegado a ti mismo.
Así que hay métodos con los que el buscador sigue eliminando. Sigue eliminado..., primero el cuerpo, luego la
mente, y entonces llega al punto en que no se puede eliminar nada. En los Upanishads dicen: Neti, neti,
«Esto no es, eso no es»; éste es un método muy profundo. De modo que el buscador va sabiendo: «Esto no
es, esto no es yo, esto no soy yo.» Sigue y sigue hasta que finalmente llega a un punto en que no puede
decir: «Esto no soy yo.» Sólo queda un ser testigo. Queda consciencia pura. Esta consciencia pura
existe como cada ser.
Todo lo que existe es un fenómeno de esta consciencia, una ola, una cristalización de esta consciencia;
y no existe nada más. Pero esto hay que sentirlo. El análisis puede ser útil, la comprensión intelectual puede
ser útil, pero hay que sentir que no existe nada más, sólo consciencia. Entonces compórtate como que sólo
existe la consciencia.
He oído hablar de Lin Chi, un maestro Zen. Un día que estaba sentado en su cabaña vino alguien a verle. El
hombre que vino estaba enfadado. Puede que hubiese tenido una pelea con su mujer o con su jefe, o algo
similar, pero estaba enfadado. Abrió la puerta de un golpe violento, tiró sus zapatos airadamente y luego se
acercó, muy respetuosamente, y se doblegó ante Lin Chi. Lin Chi dijo: «Primero vete a pedir perdón a la
puerta y a los zapatos.»
El hombre debió de mirar a Lin Chi de manera muy extraña. Había más personas sentadas allí, y se echaron a
reír. Lin Chi dijo: «iBasta!», Y luego le dijo al hombre: «Si no lo haces, entonces vete. No tendré nada que
ver contigo.» El hombre dijo: «Parecerá una locura pedir perdón a los zapatos y a la puerta.»
Lin Chi dijo: «No fue una locura cuando expresaste tu ira. ¿Será una locura ahora? Todo tiene una
consciencia. Así que vete, y a no ser que la puerta te perdone, no voy a permitirte entrar.»
El hombre se sintió incómodo, pero tuvo que ir. Más tarde, se hizo monje y se iluminó. Cuando se iluminó, contó
toda la anécdota y dijo: «Cuando estuve ante la puerta, pidiendo perdón, me sentí incómodo, como un
tonto. Pero entonces pensé que si Lin Chi lo decía, debía de haber algo en ello. Confiaba en Lin Chi, así
que pensé que, incluso si es una tontería, hazlo. Al principio, todo lo que le estaba diciendo a la puerta
era superficial, artificial; pero poco a poco empecé a enardecerme. Y Lin Chi estaba esperando, y dijo que
miraría. Sólo podía entrar si la puerta me perdonaba; si no, tenía que quedarme allí hasta que convenciera a la
puerta y a los zapatos de que me perdonaran. Poco a poco, me enardecí. Me olvidé de que había mucha gente
mirando. Me olvidé de Lin Chi; y entonces el interés se volvió sincero y real. Empecé a sentir que la
puerta y los zapatos estaban cambiando de humor. Y en el momento en que me di cuenta de que la
puerta y los zapatos habían cambiado y se sentían felices, inmediatamente Lin Chi dijo que podía entrar.
Me habían perdonado.»
Este incidente se convirtió en un fenómeno transformante en su vida, porque por primera vez tomó
consciencia de que todo es realmente una cristalización de consciencia. Si no puedes verlo, es porque
estás ciego. Si no puedes oírlo, es porque estás sordo. No les pasa nada a las cosas que te rodean; todo
es consciencia condensada. El problema es tuyo, no estás abierto y no eres sensible.
Esta técnica dice: Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más. Vive con esta noción. Se
sensible a esto y, vayas donde vayas, ve con esta mente y este corazón, que todo es consciencia y no
existe nada más. Tarde o temprano, el mundo cambiará de rostro. Tarde o temprano, los objetos
desaparecen y empiezan a aparecer personas en todas partes. Tarde o temprano, de pronto el mundo
entero se llenará de luz y sabrás que estabas viviendo en un mundo de cosas muertas debido a tu
insensibilidad. De otra forma, todo está vivo. No sólo vivo; todo es consciente.
En lo más profundo, todo no es otra cosa que consciencia. Pero si lo dejas como una teoría, si crees en
ello como teoría, entonces no sucederá nada. Tendrás que hacerlo un modo de vida, un estilo de vida,
comportarte como que todo es consciente. Al principio será un «como que» y te sentirás como un tonto, pero
3. si puedes perseverar en tu tontería, y si puedes atreverte a ser un tonto, pronto el mundo empezará a revelar
sus misterios. La ciencia no es la única metodología a usar para entrar en los misterios de la existencia. En rea-
lidad, es la metodología más burda, la más lenta.
Un místico puede entrar en la existencia en un sólo momento. La ciencia tardará millones de años en penetrar
tanto. Los Upanishads dicen que el mundo es ilusorio, que la materia es ilusoria, pero sólo después de cinco mil
años puede decir la ciencia que la materia es ilusoria. Los Upanishads dicen que en lo más profundo la
energía es consciente; la ciencia tardará otros cinco mil años. El misticismo es un salto; la ciencia es un
movimiento muy lento. El intelecto no puede saltar; tiene que argumentar, argumentar cada hecho,
demostrar, refutar, experimentar. Pero el corazón puede saltar inmediatamente.
Recuerda, para el intelecto es necesario un proceso; luego llega la conclusión lógica, primero el proceso,
luego la conclusión. para el corazón, la conclusión llega primero, luego el proceso. Es justo a la inversa.
Por eso los místicos no pueden demostrar nada. Tienen las conclusiones, pero no tienen el proceso.
Puede que no seas consciente, puede que no te hayas dado cuenta de que los místicos simplemente
hablan de conclusiones. Si lees los Upanishads, sólo encontrarás conclusiones. Cuando se tradujeron por vez
primera a las lenguas occidentales, los filósofos occidentales no podían entender su sentido porque no había
ningún argumento. Los Upanishads dicen: «Existe Brahma»..., sin ningún argumento. ¿Cómo se llega a esta
conclusión? ¿Cuál es la prueba? ¿Con base en qué premisas declaras que “existe Brahma”..? Los Upanishads
no dicen nada; simplemente llegan a una conclusión. El corazón llega a una conclusión inmediatamente. Y
cuando se ha alcanzado la conclusión, puedes crear el proceso. Ese es el significado de la teología.
Los místicos llegan a la conclusión y los teólogos crean el proceso. Jesús llegó a la conclusión y los teó-
logos -san Agustín, santo Tomás de Aquino- crearon el proceso. Eso es secundario. La conclusión ha
sido alcanzada; ahora tienes que encontrar las pruebas. La prueba está en la vida del místico. No puede
argumentar sobre ello. Él mismo es la prueba..., si puedes verla. Si no puedes ver, entonces no hay
prueba. Entonces la religión es absurda. No conviertas estas técnicas en teorías. No lo son. Son saltos a la
experiencia, saltos a la conclusión.