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Instrumentación Quirúrgica
Asignatura: Competencias emocionales
Unidad didáctica 1- clase 3
Las emociones y el ámbito de Instrumentación Quirúrgica
El papel de la inteligencia emocional en instrumentación Quirúrgica
En el ámbito asistencial, el enfoque biofísico de la medicina tradicional no es
suficiente para afrontar las demandas de los pacientes porque deja de lado el
aspecto emocional que va unido a los trastornos que presentan.
Cabe notar que cada ser humano es el resultado de un conjunto de valores,
reacciones y sentimientos, único e indivisible, que vive y responde ante la
enfermedad de diferentes maneras.
Tradicionalmente, la inteligencia de las personas se ha evaluado en función de
su capacidad para resolver diferentes problemas de física, química, matemática
y otras ramas del saber.
Por medio de tests, se ha calculado el cociente intelectual buscando establecer
distintos rangos de inteligencia en las personas. No obstante, ningún coeficiente
intelectual medido en estos términos garantiza ni el éxito ni la felicidad.
Como vimos anteriormente, el término “inteligencia emocional” se refiere a la
capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los sentimientos de los
demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos
con los demás y con nosotros mismos.
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Las capacidades relacionadas con el conocimiento de sí mismo, la
autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales son los cinco
fundamentos que delinean la inteligencia emocional.
La presencia de estas facilita alinear recursos anímicos que propician mayor
habilidad en la resolución de problemas y en fomentar relaciones interpersonales
armoniosas, aumentando de este modo las habilidades sociales, potenciando el
rendimiento laboral y generando defensas para la reacción positiva a la tensión
y al estrés.
¿Qué importancia puede tener para los profesionales de la salud el
desarrollo de este tipo de inteligencia?
Los pacientes demandan cada vez más que los profesionales sanitarios ofrezcan
un soporte emocional afectivo, además de una solución a sus problemas de
salud. Paralelamente, los profesionales de salud en la práctica diaria realizan un
gran número de actividades: recogen información de los pacientes, valoran sus
problemas y la alteración de sus necesidades, establecen objetivos, planifican
cuidados según los objetivos establecidos. Y en todo este proceso se producen
múltiples interacciones afectivas y emocionales, y todas ellas están relacionadas
con componentes de la inteligencia emocional. Es necesario, en estos contextos,
examinar nuestro propio autoconocimiento, nuestras emociones, ser capaces de
ponerles nombre, de comprender sus causas y cómo influyen en nuestro
pensamiento y en nuestro comportamiento.
Resulta fundamental entonces el saber manejar posibles estados de ansiedad,
encauzar emociones, lidiar con los miedos, afrontar nuevos desafíos, etc., es, en
definitiva, una de las claves para el éxito personal y profesional. Para poder
regular emociones y, de este modo, modificar los propios estados emocionales,
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es preciso que el profesional de salud evalúe sus fortalezas y debilidades,
generando así sentimientos de autoconfianza a partir de sus valores y
habilidades. El saber manejar emociones perturbadoras e impulsos, así como el
mantener estándares adecuados de honestidad, integridad y desarrollo de una
conciencia de responsabilidad en su propio desempeño laboral, optimiza la
motivación personal y, por ende, la excelencia laboral y la competencia social.
Capacidades que debe reunir un Instrumentador/a
Un instrumentador/a quirúrgico debe reunir, entre otras cosas, distintas
capacidades que le permitirán desarrollar con más facilidad las competencias
que se le exigen como profesional. A continuación mencionaremos dichas
capacidades.
1. Relaciones interpersonales
Un profesional de salud debe tener capacidad de ser un catalizador del
cambio, ser un constructor de lazos y alimentar y reforzar las relaciones
interpersonales del grupo de trabajo. Debe poder propiciar un sistema de
colaboración y cooperación para trabajar con otros en el logro de metas
compartidas relacionadas con los cuidados y sustentadas en las relaciones e
interacciones con los pacientes.
2. Empatía
La RAE define la empatía como la identificación mental y afectiva de un sujeto
con el estado de ánimo de otro. El profesional debe tener la capacidad para
sintonizar emocionalmente con los demás y captar sus emociones. Es decir
que uno de los elementos clave de la inteligencia emocional que debe
desarrollar en el trato cotidiano con los pacientes es la empatía, que implica
la conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones
identificadas en los otros, lo que contribuye en gran medida en la salud
percibida por los pacientes.
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3. Organización
El profesional debe contar con cierta organización y planificación del tiempo
de trabajo ya que pueden acontecer dificultades o complicaciones
relacionadas con su trabajo.
4. Liderazgo y gestión de las emociones
Reconocer las emociones de los demás y establecer relaciones a través del
desarrollo de la empatía –escuchando abiertamente los mensajes y al mismo
tiempo elaborando respuestas convincentes– y manejar los conflictos nos
permite negociar y resolver los desacuerdos que se presentan dentro del
equipo de trabajo, así como desarrollar liderazgo, para inspirar y guiar a los
individuos sanos o enfermos a fomentar y recuperar la salud.
5. Responsabilidad
La salud e incluso la vida de los pacientes está “en manos” de profesionales
que deben tener la máxima responsabilidad con la salud de los pacientes.
Fundamentalmente, esta propuesta significa un compromiso con una
respuesta comprensiva, ética y profesional.
El instrumentador quirúrgico, indispensable por su formación académica
integral, cumple funciones significativas dentro del equipo quirúrgico, entre
ellas: coordinar las áreas de cirugía y centrales de esterilización, participar
activamente en el acto quirúrgico, manejar equipos biomédicos, etc. Por lo
dicho, es fundamental contar entre otras aptitudes, con:
-Humanidad. El instrumentador quirúrgico debe dar un trato humano a cada
paciente de acuerdo con una jerarquía razonablemente sustentada no solo
en necesidades biológicas, sino psicológicas, y espirituales.
-Dignidad. El profesional de instrumentación quirúrgica debe reconocer la
dignidad de cada ser humano, por lo que en su actuar no participa en ninguna
forma de maltrato o discriminación, antes bien, promueve la dignidad de los
pacientes tratándolos como fin, nunca como un medio.
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Bibliografía:
-Mayer, J. D y Salovey, P. (1993) The intelligence of emotional
intelligence.Elservier. Volumen 17. Cap 4.
-Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós. Introd y Cap 1.