1. Las bebidas azucaradas y sus daños a la salud
La sacarosa, comúnmente llamada azúcar, es un disacárido compuesto por una molécula
de glucosa y una de fructosa. La humanidad de alguna forma u otra siempre ha consumido
sustancias dulces ya que esta es la forma en que la naturaleza le permite “advertir” al ser
humano de que tal alimento es comestible. El cuerpo necesita de diferentes tipos de
monosacáridos o disacáridos para tener un buen funcionamiento. Existe la fructosa que se
encuentra en las frutas, la lactosa que se encuentra en la leche materna, la galactosa y la
glucosa que regularmente se encuentran ligadas a otros monosacáridos. En la naturaleza
los azúcares regularmente se encuentran en pocas cantidades y en alimentos que son
ricos en fibra. Esto permite que su digestión y absorción se haga más lenta y no provoque
una alteración en el organismo. Sin embargo, lo que ha sucedido en las últimas décadas,
es que a través de la tecnología de alimentos, podemos encontrar el azúcar (y otros tipos
de azúcares) de forma libre y en cantidades excesivas. Hoy en día uno de los vehículos
principales de azúcar al cual se tiene fácil acceso son las bebidas azucaradas. El acceso tan
frecuente a bebidas azucaradas que se tiene hoy en día jamás se había visto en la historia
de la humanidad. Por lo tanto, gran parte de la población está teniendo un consumo
sumamente enaltecido (más del 200% de lo que es tolerable consumir) de azúcar.
La cantidad máxima tolerada para un adulto de acuerdo a lo que establece la Asociación
Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), es de 5 a 7 cucharadas cafeteras de
azúcar. Tan sólo una lata de refresco ya sea de cola o de sabor contiene esa cantidad.
Existen personas que consumen fácilmente más de 3 latas de refresco al día. Esto quiere
decir que están teniendo un consumo tres veces más (en tan sólo el refresco) de lo que
pueden consumir en un día completo. Para los niños, lo establecido es no consumir más
de 3 a 4 cucharadas cafeteras de azúcar. Muchas bebidas que se publicitan para niños,
contienen 5 cucharadas de azúcar en una pequeña ración. Hay niños que consumen 2 a 3
bebidas de este tipo al día (sin contar el resto de azúcar que consumen en otros
productos). Esto quiere decir que los niños están consumiendo también tres hasta cuatro
veces más azúcar de la cual es lo máximo tolerado para todo el día.
¿Por qué tanta preocupación por estas ingestas tan elevadas de azúcar? Analicemos qué
es lo que sucede en el organismo. Cuando una molécula de azúcar entra al organismo, se
manda una señal al cerebro y éste a la vez al páncreas para que secrete las hormonas que
se necesitan para digerir y absorber la molécula. La principal hormona utilizada es la
insulina. La insulina funciona como tipo “llave o medio” para que la glucosa entre a la
célula. Una vez que el organismo ha obtenido los requerimientos necesarios de nutrientes
se manda al resto de las moléculas a almacenamiento. Esta azúcar excedente que entró al
2. organismo, a través de una ruta metabólica alterna llamada gluconeogenesis, se
convierten en lípidos o grasa, la cual se almacena para poder ser utilizada como energía en
momentos de hambrunas o ayunos prolongados. A través de la ingesta de bebidas
azucaradas, es fácil incrementar peso en periodos muy cortos por las cantidades tan
elevadas de energía que se consume y su rápida absorción.
Otro aspecto que es importante mencionar es que si el azúcar que se ingiere es a través
de un líquido y no un alimento, es mucho más fácil introducir altas cantidades al
organismo, más de las que se puedan tolerar. Cuando se duplica o triplica (a veces hasta
más) la ingesta de azúcar, el organismo se ve forzado a adaptarse ya que son cantidades
excesivas en periodos cortos y por lo cual no da suficiente tiempo para que éste las gaste
en forma de energía. Si a esto añadimos la falta de actividad física, la situación se
convierte en algo mucho más crítico. En todo el mundo se observa la epidemia de
sobrepeso y obesidad. Hay países en dónde la cantidad de población con el padecimiento
es mucho mayor y otros en donde es menor, pero se ha convertido en algo generalizado.
Esto quiere decir que existe algo en el ambiente que está provocando el sobrepeso en la
población. Un factor que ha sido determinante han sido las bebidas azucaradas. ¿Por
qué?, porque contienen no sólo cantidades elevadas de azúcar, sino que también
contienen sodio y otros ácidos y aditivos que permiten que al paladar no le sepa tan dulce.
De esta manera podemos introducir el líquido en nuestro organismo, forzándole y
engañándole. De otra manera no podríamos ingerir las cantidades de azúcar que hay en
bebidas como la Coca Cola si no fuera porque su fórmula evita que tenga un sabor tan
excesivamente dulce.
Ahora, ¿qué pasa cuando al cuerpo entran repentinamente cantidades elevadísimas de
moléculas de azúcar? El cerebro mandará la señal al páncreas de que se requieren
cantidades elevadas también de la hormona necesaria para poder absorber estas
cantidades. Entonces el páncreas secreta cantidades muy altas de insulina, creando picos
en sangre de la misma. Dado que la célula sólo puede aceptar una cantidad de azúcar
limitada, el resto se almacena como grasa, y cantidades elevadas de insulina quedan
circulando en sangre. Para el organismo esto es un proceso digamos “raro”, entonces se
empieza a crear a lo que se le ha denominado “resistencia a la insulina”. Las células
empiezan a rechazar a la propia insulina. Además de la insulinoresistencia, después de
algún tiempo se presenta una disminución de producción de insulina por lo cual se
empieza a acumular el azúcar en sangre provocando una hiperglicemia. Cuando surge la
insulinoresistencia o la hipoinsulinemia de forma continua o sostenida, entonces es
cuando se presenta lo que llamamos diabetes mellitus tipo 2.
3. La obesidad en niños favorece la aparición de diabetes mellitus tipo 2 pero lo más
preocupante es que a diferencia del sobrepeso u obesidad la diabetes no es curable, es
solo prevenible o tratable. El aumento del Índice de Masa Corporal en niños se
correlaciona con el desarrollo subsecuente de síndrome metabólico (obesidad,
hipertensión, hiperinsulinemia y dislipidemia) y, en consecuencia, con diabetes mellitus 2
y enfermedad cardiovascular. Se ha demostrado ampliamente la asociación de la
presencia de obesidad con diabetes. Nuevos estudios han surgido que establecen la
asociación directa del alto consumo de azúcar y el alto riesgo a presentar diabetes. Esto es
dado a la ingesta tan elevada de energía y azúcares de rápida absorción. Con sólo
consumir una bebida azucarada diaria ya se incrementa el riesgo de padecer diabetes.
También por esto se ha observado una alta incidencia de diabetes en niños. Si bien hace
un par de décadas la diabetes tipo 2 en niños era sumamente rara y cuando se presentaba
era por efectos secundarios a algún otro padecimiento, hoy en día los niños están
presentando diabetes como consecuencia del deterioro de los hábitos de alimentación y
la alta ingesta de bebidas y productos azucarados.
Es importante y necesario que se proteja a la infancia del consumo tan excesivo de
bebidas con azúcar. La información que contienen los etiquetados o anuncios de las
bebidas azucaradas o refrescos no orientan realmente a los consumidores de lo que
verdaderamente contiene el producto, sino que sucede todo lo contrario. Hay una fuerte
desorientación y hay mucha información que se oculta, lo cual también ha inducido a que
continúe el consumo de productos altos en azúcar.
Adicción
Aparte de toda la publicidad, existe un factor más que ha provocado que las personas
consuman productos altos en azúcar sin parar. Esto es que el alto consumo tanto de
alimentos como bebidas con azúcar es adictivo. Neurológicamente es tan placentero
consumir cantidades altas de azúcar porque se desata el mecanismo “opioide” o del
placer, liberando hormonas que provocan bienestar. La liberación de hormonas del placer
de forma natural es algo bueno ya que es lo que permite que el ser humano siga
consumiendo alimentos y que el comer sea un acontecimiento agradable. Pero en el
momento en que se crea un desbalance en este mecanismo, se provoca una fuerte
adicción al azúcar. Y más aún, si se consumen productos que contienen sal y azúcar o
azúcar y grasa o azúcar, grasa y sal, el grado de adicción es mayor. Sin saberlo, los niños (y
adultos) se están acostumbrando a los sabores tan intensos tanto salados como dulces,
que ahora se ha convertido en un hábito el consumo de bebidas azucaradas y refrescos.
Esto está teniendo fuertes consecuencias en la salud.
4. Referencias
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