2. La educación y su rol en la formación de ciudadanos es un tema debatido en el
Perú actual. Por tal razón, vale la pena preguntarse por los orígenes del sistema
educativo y los métodos de enseñanza en el Perú colonial. Adicionalmente,
conocer la función social y las características de la educación durante los siglos
XVI y XVII es importante, debido a que permite conocer los ideales y la
configuración de la sociedad de esta época. La educación colonial peruana era
clasista y religiosa, con el interés de sumisión y con una educación dogmática y
memorística de parte de los indígenas hacia los colonizadores.
3. Durante el periodo colonial, la educación tuvo un rol importante por diversas
razones. La primera fue que constituyó el mecanismo principal para formar
ciudadanos con habilidades burocráticas y con una fuerte lealtad hacia el Rey y su
administración. La Compañía de Jesús tuvo el monopolio de la educación colonial
y fue la encargada de educar, en colegios ubicados en la capital y en las provincias
4. La educación era un privilegio, puesto que se restringía a las élites de la sociedad
colonial. La gente de las capas inferiores de la sociedad solo accedía a la
alfabetización en ciertas ocasiones. Las mujeres eran educadas sí es que residían
en beaterios y/o casas de recogimiento. Ellas no podían acceder ni a los colegios ni
a universidades durante la época colonial. En este sentido, las damas eran
educadas o alfabetizadas en menor grado y solo en algunas disciplinas como las
relacionadas al estudio del mensaje cristiano. En las mencionadas casas de
recogimiento, se les enseñaban las primeras letras junto con oficios manuales.
5. La educación femenina no era oficial y, por ende, no poseía una organización fija.
Sin embargo, aquellas que vivían en casas de recogimiento iniciaban sus estudios
en primeras letras y manualidades alrededor de los 10 a 12 años para salir de esas
residencias ya comprometidas en matrimonio o casadas a la edad de 22 años
aproximadamente.
La educación de los hombres sí poseía niveles claramente identificables. Por un
lado, los esclavos que accedían a la educación de manera informal solo accedían a
estudios de primeras letras en el mejor de los casos. Los indígenas estaban ante el
mismo escenario.
Por otro lado, las élites indígenas y los hijos de españoles y criollos de cada ciudad
importante tenían acceso a educación más especializada. Su educación básica
también se basaba en las primeras letras. La diferencia radicaba en la
especialización en los estudios conforme avanzaba la edad de los estudiantes
6. Los métodos de enseñanza eran variados y, en ocasiones, incluían los castigos físicos.
Sin embargo, la línea general seguida, sobre todo en los colegios jesuitas, fue la de la
escolástica, es decir, el uso de la filosofía clásica grecorromana para entender el
mensaje contenido en el cristianismo. Junto con el estudio filosófico se le prestaba
gran atención a las disciplinas de las Humanidades y a la Teología Moral. Los alumnos
presentaban exámenes orales, debatían y cuestionaban las ideas que se les
trasmitían. También, se enseñaba Gramática latina y se estudiaban las obras
literarias Clásicas. En resumen, la técnica de enseñanza se limitaba al debate o el
adecuado uso de la retórica en las sustentaciones públicas para demostrar lo
aprendido.
Haciendo un balance de lo dicho, si se tuviese que establecer tres diferencias
fundamentales entre la educación actual y la colonial se tendrían que mencionar las
siguientes:
1. La metodología memorística con el fin de aprender conceptos
2. Prioridad a la formación humanística por encima de la formación en ciencias
exactas
3. Absoluta orientación religiosa de los estudios
7. ¡Al rincón! ¡Quita, calzón!
El Obispo de Arequipa quien se llamaba Chávez de la Rosa.
El Obispo realizaba visitas semanales al colegio, para asegurarse de que los
maestros cumplieran con sus labores, pero un día vio que el profesor de latín había
faltado a clases así que decidió ocupar su lugar.Todos los niños que no respondían la
pregunta del Obispo tenían que ir al rincón con la frase ¡AL rincón! ¡Quita
Calzón! hasta que llegó el turno de un niño, el más pequeño y travieso que ante la
pregunta de su señoría, guardó silencio que fue interpretado como ignorancia y
nuevamente la frase ¡AL rincón! ¡Quita Calzón!, el niño murmurando se fue al
rincón mientras su señoría quería saber con mucha insistencia que es lo que decía el
niño, así que el niño le pregunto si le podía hacer una pregunta Y el Obispo
respondió que si, así que la pregunta fue la siguiente: cuántos Dominus vobiscum
tiene la misa. El Obispo mirando al techo no sabía que responder, en realidad nadie
del aula sabía la respuesta, solo el niño que le prestaba mucha atención a la misa.