1. Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Licenciatura en Pedagogía Infantil
NEES
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Vanessa Guataquira García - 20142187055
Katherine Cárdenas - 20142187012
María Alejandra Peña - 20142187026
Cindy Vannesa Tobar - 20132187248
Narrativas de la educación especial en Medellín
Una reconstrucción polifónica, 1966-2004
Educación Especial
¿Hablar de educación especial fortalece los discursos actuales de inclusión, deberían tenerse
educadores especiales o por el contrario todos los docentes deberíamos tener la capacidad de
crear aulas incluyentes?
La educación especial ha pasado por diferentes procesos de cambio en la historia, no solo en
nuestro país sino en el mundo. Es bien sabido que el ser humano siempre ha tenido curiosidad
por todo lo desconocido y ha intentado dar respuesta a esto, de maneras lógicas y concisas por
medio de un método científico de comprobación y respuestas exactas; ante el surgimiento de
personas con diferencias marcadas, vistos como anormales o enfermos nace la preocupación
nacional de centrar la mirada en la cura y el manejo que se le dará, puesto que las aulas regulares
estaban perdiendo niños/as a causa de estas diferencias y además generaba una desviación y
degeneración de la raza.
El texto de narrativas en la educación especial nos presenta diferentes miradas y experiencias
vividas por docentes que pasaron por el proceso de enfrentar casos de niños “anormales” y la
llegada de la educación especial. Pero también nos permite reflexionar en torno a la mirada
enfermiza y excluyente de las personas y del nacimiento de esta preocupación, al nacer a través
de fines científicos con objetivos de clasificar y diagnosticar a los niños/as para solucionar un
2. “problema social” más que para entender y comprender esas diferencias que los hacen ser más
particulares que otros.
“En un país amnésico como Colombia, todos los intentos por reconstruir los pasos y
trasegares de nuestra historia educativa y pedagógica, por tanto social y cultural,
deben entenderse como un esfuerzo por reinventar el presente para proyectarnos
hacia otro futuro” (p. xv)
Un futuro que aún se ve utópico como lo dijo alguna de las narradoras, pues por más de que
exista ahora una educación de inclusión, vemos los mismos problemas de hace décadas cuando
eran nombrados como anormales; tal vez ya el término con el que se referían a ellos/as cambio,
pero la mirada de una Colombia excluyente sigue ahí, sigue ahí en la medida en que se busca
homogeneizar a la población, sigue ahí cuando las condiciones de un aula de un currículo no
se tienen en cuenta para todos los tipos de poblaciones, y no solo hablamos de personas
diagnosticadas con alguna discapacidad física o mental, sino de todas las poblaciones
indígenas, negras y en condiciones de vulnerabilidad que son invisibilizadas y a las cuales se
busca hacer parte de la sociedad e “incluir” sin tener en cuenta sus realidades y sus diferencias.
En este texto de las narrativas hemos podido evidenciar los discursos de la mirada del otro, el
miedo a lo “anormal” visto desde la mismidad que siempre ha estado presente en nosotros.
Pondremos como ejemplo la profesora Myriam Ramírez la cual asegura que aunque no sabía
cómo comunicarse con un grupo de niñas sordomudas, éstas y sus resultados eran calificados
según un procesos de lectura y escritura convencional en el que se les exige ser y oír conforme
a los demás para encajar en el mundo tradicional, lo que reafirma la invisibilización en las
diferencias de las personas y el poco interés por hacer parte de una formación y una educación
verdaderamente incluyente, más que homogeneizadora.
Es aquí donde surge nuestra pregunta de si de verdad debería hablarse y tener un discurso frente
a la educación especial y de inclusión, o por el contrario todos los profesores y educadores
deberían tener como base en el aprendizaje, el tener en cuenta las diferencias y enfrentar los
diferentes retos que surgen con niños, niñas y jóvenes que cuentan con condiciones diversas
que los hacen ir a otro ritmo en la escuela y en su vida personal. Hay que tener en cuenta que
esta problemática no solo es algo que está instaurado en nuestro pensamiento y nuestras
acciones dentro del aula, sino que va más allá, a través de medios e intereses económicos, y
esto es evidente con todo el surgimiento de los medicamentos para normalizar a los niños/as y
3. curar sus diferencias, así como también el texto nos plantea que la primera implementación de
educación especial y la mirada fija en incluir a estas personas, surge en escuelas privadas con
personas que tienen los medios económicos.
A pesar de que hablar de educación especial, si ha provocado unas nuevas miradas hacia la
diferencia y diversidad de cada uno de los sujetos que habitamos Colombia, seguimos cayendo
en discursos de “inclusión” en los cuales el otro es visto como alguien a normalizar o tratar de
una manera específica que se puede definir como una guía de pasos a tratar, esto nos lo deja
ver varios de los relatos que dieron los profesores en los cuales se evidencian herramientas
como cartillas donde se habla de la enfermedad y de una cura; no estando alejado de nuestras
realidades actuales; dentro de las experiencias de las vivencias de nuestras compañeras y
nosotras de antemano hemos evidenciado cómo es una prioridad el tener un diagnóstico médico
o la pregunta que muchas hicimos o nos hicieron ¿Que tiene?, como si esto fuera a solucionar
las dudas o incertidumbres que se nos presentan frente a distintas situaciones con los niños/as
de las vivencias o esto fuera a dar respuesta a la inclusión planteada desde el papel ya que como
se dice: “El papel lo aguanta todo” aunque suena muy bonito no se ve. Al hablar de aulas
inclusivas nos hemos encontrado con aulas en las cuales los niños/as son apartados por tener
un diagnóstico médico ya sea neuronal o físico, ¿es esto una verdadera inclusión? ¿Debería ser
el eje de la educación especial homogeneizar?
Nosotras como pedagogas infantiles en formación entendemos que cada niño/a es un mundo
completamente diferente y único; independientemente de las diversas condiciones de cada
uno/a, el objetivo de la escuela, de la educación y de la sociedad en sí misma debe ser el
reconocernos a todos como diferentes que aprendemos de formas diferentes, que vamos a
ritmos diferentes, donde no se puede pretender generalizar y tener a todos como iguales, puesto
que si, partimos del momento en que nacemos es evidente que nuestros núcleos familiares ya
son bastante diversos, entonces ¿Porque encontrar un problema, donde podemos pensar en
soluciones?, cuando se habla de solución nos referimos a buscar formas pedagógicas de
aprendizaje que sean parte de las necesidades de los niño/as y la diversidad que este aprendizaje
implica en cada uno de ellos. Esto en sí mismo es una problemática mucho más grande de la
educación actual, como dice la profesora Myriam Ramírez el reto en sí mismo es “como
acercarme a ellos desde su condición” (p.11) cómo acercarnos a todas las personas que nos
rodean desde sus particularidades, está claro que es difícil cambiar el chip que nos han
instaurado y dejar de lado la mismidad y ese pensamiento egocentrista, es una utopía, claro
4. como todo en este país, pero también lo fue el voto para nosotras como mujeres, y la educación
para las mismas, y se pudo, o sea que si es posible, hoy hablamos pedagogas infantiles en
formación pero con un pensamiento que va en busca del cambio, que aún creen que desde las
pequeñas acciones se puede conseguir algo, la inclusión no debe ser impuesta, y no debe ser
solo por incluir y por creernos un país más desarrollado, ¡No!, la inclusión debe ser vista de
otra manera no como la vio la profesora Eliana Medina, no como la vemos hoy en la aulas de
clase, no como se ve en un país donde las parejas homosexuales no pueden adoptar por el
simple hecho de ser homosexuales, incluir es un tema que merece nuestra atención, respeto, y
responsabilidad.
“Lo que todos tenemos bueno por igual, es que todos somos diferentes”