POEMAS ILUSTRADOS DE LUÍSA VILLALTA. Elaborados polos alumnos de 4º PDC do IE...
Mensaje Representante Residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de México
1. Palabras del Doctor Magdy Martínez Solimán, Representante Residente del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México, durante la
presentación de la iniciativa: “Construcción de Ciudadanía en Planteles de
Educación Media Superior en el periodo electoral 2009”, realizado en el Salón
Hispanoamericano del edificio sede.
Buenos días, Excelentísimo Señor Alonso Lujambio, Secretario de Educación
Pública.
Ilustrísimo Señor Miguel Székely Pardo, Subsecretario de Educación Media
Superior.
Estimado Doctor Federico Reyes Heroles, Presidente del Consejo Rector de
Transparencia Mexicana.
Querido amigo, Don Marcelo Mazzoli, representante de UNICEF.
Distinguidos miembros del presídium, colegas del PNUD que nos acompañan en
la sala.
Querido amigo, Licenciado Eduardo Bohórquez, de Transparencia Mexicana,
socios y socias en el programa Construye T.
Señoras y señores directores de plantel.
Señoras y señores.
Me es extraordinariamente grato asistir hoy a la presentación de las actividades
y de los materiales destinados a apoyar a las escuelas públicas de Educación Media
Superior en la construcción de ciudadanía en tiempos electorales.
Me da particular alegría que este sea el motivo del primer acto conjunto entre
usted, Secretario Lujambio, en su calidad de nuevo titular de Educación Pública,
nuestros amigos de Transparencia Mexicana y el sistema de Naciones Unidas que
tengo el honor de coordinar en México.
Por su trayectoria, Señor, por su impecable contribución a la transición
mexicana, me queda claro señor Secretario que en los temas de transparencia y de
democracia, habremos de trabajar mucho y bien, si queremos hacerlo a su ritmo y a
su altura.
Para UNICEF, para el PNUD, para las Naciones Unidas es un honor al menos,
intentarlo.
Me da también mucho gusto que volvamos la mirada a las escuelas en
momentos en el que país enfrenta y empieza a doblegar una contingencia sanitaria de
proporciones inéditas.
2. A dos semanas de que las autoridades mexicanas decidieran, acertadamente,
una serie de medidas drásticas pero imprescindibles para frenar en seco el avance de
la propagación del virus de la Influenza AH1N1, las escuelas se han convertido en un
punto de referencia obligada al ser espacios sociales y públicos, espacios donde no
existe el distanciamiento social, espacios donde se desenvuelven juntos los y las
enseñantes, ustedes y sus alumnas y alumnos.
Las escuelas son, tal vez con los centros de salud, los primeros lugares que
tenemos la obligación de proteger.
Y no es casual entonces que, en esta coyuntura, los ojos del país y del mundo
se hayan detenido en las condiciones y en el momento en que se han podido reanudar
las actividades de las escuelas mexicanas.
Hay una suerte de paralelismo de lectura aparejada. Sabemos que las cosas
van mejor en México porque los estudiantes han vuelto a clases y también porque se
ha tenido un especial valor al tomar la decisión -en su momento- de suspenderlas por
un tiempo.
México ha evitado, con la actuación de sus gobiernos encabezados por la
Administración Federal, una tragedia de proporciones incalculables que nunca ocurrió
porque se tuvo la capacidad para evitarla, y la SEP ha sido parte integrante de esa
valentía política que ha puesto los derechos de la infancia y de la adolescencia en
primer plano y antes que ninguno, su derecho a la salud. Así de simple se ha ahorrado
sufrimiento y se han salvado, Señor Secretario, muchas vidas.
La presentación de hoy parte del mismo espíritu. La escuela es el espacio
estratégico de nuestra vida en comunidad y debe recibir todos nuestros cuidados.
De lo que ahí hagamos, permitamos que ocurra, o dejemos de hacer, dependen
las prácticas ciudadanas del tipo de sociedad del mañana.
En la escuela, los esfuerzos de política pública cumplen pues, una doble
función: Por una parte, construyen ciudadanía y por la otra, protegen esa construcción
a la vez compleja y frágil.
La primera dimensión tiene como norte una mayor libertad, la segunda, tal vez
una mayor seguridad.
Y enuncio este concepto a sabiendas de que suele ser un concepto cargado
connotaciones oscuras y a veces represivas; pero el sentido que me ocupa hoy es el
opuesto: La seguridad de su habilitador de nuestras opciones. Sin seguridad no hay
libertad, sin una escuela en la que estemos seguros, no podemos aprender ni tampoco
podemos convivir.
Sin libertad tampoco hay verdadera seguridad, de que la falsa sensación de
protección es, en realidad, mera vigilancia.
Los materiales que Transparencia Mexicana y el PNUD ponemos hoy a
disposición del Programa Construye T se ocupan de la libertad y de la seguridad.
Parten de la libertad en el sentido que preparar y apuntalar el pleno ejercicio de los
derechos políticos y sociales de los y las jóvenes.
Estos derechos sólo se pueden ejercer en un espacio democrático que reposa
sobre valores de libertad como el respeto a la pluralidad, a la diversidad, a la equidad,
al diálogo, el derecho a la información y el valor de la participación política.
Estos valores se aprenden y se imparten poco a poco en la escuela a través
de las prácticas cotidianas y de la pedagogía en el más estricto y mejor sentido de la
palabra.
3. En la moderna evolución del espacio educativo, la convivencia en libertad no
es una dádiva que el maestro otorga al alumnado, sino un intercambio que también
permite al profesorado disfrutar de un mejor ambiente, de un ambiente democrático,
aprender reglas de respeto mutuo dejando atrás trasnochados, esquemas autoritarios
o paternalistas.
Y es por eso que los materiales y actividades que desde Transparencia Mexicana
y el PNUD hemos sugerido para el programa Construye T con el permanente aliento y
apoyo del Subsecretario Székely, buscan antes que nada generar conciencia y
prácticas democráticas.
En la cartilla que estamos presentando se han puesto, en primerísima posición,
los derechos políticos más fundamentales como la libre participación en las elecciones,
cartilla que me recuerda lo que decía Ortega, recomendando: “no llevar en la cabeza lo
que uno pudiese llevar en el bolsillo”.
Pues cartilla de bolsillo, tenemos cerca de un millón de bolsillos de alumnos y
alumnas, de profesoras y profesores en el sistema educativo mexicano.
La guía de implementación de los materiales que recibirán los educandos pone
particular énfasis en que se despierte la curiosidad y el apetito democrático de los
alumnos, tanto para los que han de ejercer ya sus derechos políticos, como para
quienes -como decía el Doctor Reyes Heroles- están en la antesala de ese ejercicio.
Como señalé hace un instante: No hay libertad sin seguridad, por éso tanto el
espíritu como la práctica de los materiales presentados giran en torno a la protección
de las libertades en los espacios escolares, particularmente en este periodo de
campañas políticas.
Ante lo estratégico del entorno educativo, ninguna precaución es poca, frente a
quienes tal vez tengan menos escrúpulos y no dudarían en abusar de ese entorno para
su beneficio electoral, rompiendo las condiciones de neutralidad de la escuela y de
equidad que, como se recordaba hace un momento, es una condición fundamental
para la limpieza de la contienda.
La mejor defensa en esta materia es, sin duda, el pluralismo que debe
llevarnos a evitar el partidismo, el sesgo y la manipulación.
La escuela es, pues, un espacio de aprendizaje democrático; pero no debe por
ello dejársele convertir en un botín político. La normatividad mexicana ya es muy
avanzada al respecto, los materiales que hoy damos a conocer en muchas ocasiones
se limitan a recordar lo que los servidores públicos o los actores políticos deben de
evitar en tiempos electorales.
Así como un servidor público no debe usar recursos escolares para fines
distintos a los educativos, los partidos deben de abstenerse de convertir a las escuelas
en soporte o contenedor de su publicidad electoral.
Queremos, sin duda, contribuir a fortalecer las libertades públicas para seguir
avanzando en el disfrute y ejercicio de los derechos.
La escuela también es un lugar donde esos derechos pueden y deben de ser
aprendidos, ejercidos y consolidados, disfrutados ¿por qué no? Es el lugar por
excelencia de transmisión de pensamiento y debe, por ello, generar una atmósfera
cuyo oxígeno rebose libertad.
Por éso, tratamos de evitar que se torne asfixiante el ambiente con injerencias
inadecuadas, que se recaliente en exceso con pasiones que no tienen en la escuela su
lugar.
4. Hemos de encontrar una suerte de equilibrio justo para que los centros de
enseñanza sean, sí, porosos y receptivos al debate político que ocurre en su derredor,
pero mantengan la necesaria distancia y altura académica para poder observarlos,
analizarlos y debatirlos sin dejarse devorar por ellos.
Espero que esta contribución ayude a una dosificación razonable de seguridad y
libertad cuyo resultante sea, Señor Secretario, una más robusta ciudadanía conocedora
de sus opciones y de sus derechos.
Muchas gracias.