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Necesidades de aprendizaje
1. Necesidades de aprendizaje
Dentro del enfoque educativo centrado en el estudiante, se aborda el
aprendizaje desde la realidad del alumno. En este sentido, es necesario
apoyar las necesidades básicas de aprendizaje de nuestros adolescentes
para que estos puedan aprender.
Me gustaría que echaras un vistazo a los siguientes comportamientos y
pienses si son comunes en aulas de secundaria:
Estudiantes que hablan por los codos.
Alumnos rebeldes que cuestionan la autoridad del docente.
Adolescentes que se sienten incapaces y desmotivados por aprender.
Estudiantes que molestan a otros para pasárselo bien.
¿Cuáles son las necesidades básicas de aprendizaje?
Es sin duda la principal cuestión en torno a este tema y del cual se han hecho
diferentes estudios y propuestas en busca de establecerlas y hacerlas
equitativas a nivel mundial.
Este ha sido un trabajo laborioso en el que se ha de tomar en cuenta la
situación real del contexto en el que se desenvuelve el individuo en el que
recaerá directamente este aprendizaje.
A continuación se trataran diversos aspectos que surgen con el nuevo
enfoque que se pretende dar a estas necesidades.
Un buen aprendizaje es el resultado de una buena enseñanza. Enseñanza
sin aprendizaje no es enseñanza. Esto se ha ido perdiendo con el tiempo de
modo que dejo de preocupar (a los maestros principalmente) el aprendizaje
que se estaba dejando en los niños, enfocándose solamente en la transmisión
del conocimiento como un mero trámite que había que cumplir (horas de
clase, completar el programa, etc.) Es tiempo entonces de recuperar lo que
en algún punto se perdió que es: la unidad enseñanza-aprendizaje, es decir,
restituir el sentido de la enseñanza.
2. ¿Qué es una necesidad de aprendizaje?
Podría decirse que es la ausencia de un conocimiento necesario para orientar
acciones que requerimos los seres humanos dependiendo de la cultura y de
momentos específicos, pero es la necesidad de seguir aprendiendo la que
nos lleva más allá, de modo que estos conocimientos abren el camino hacia
un mundo más amplio y nos permiten desarrollarnos, ser independientes
siendo capaces de crear nuestros propios criterios y además facilita y
estimula futuros procesos de conocimiento.
Aunque es relevante tener sistemas para cuando los estudiantes rompen las
reglas, la prevención de comportamientos negativos es incluso aún más
importante. Tan efectivo como mantener una mínima disciplina, es crear un
ambiente donde los estudiantes vean cubiertas
sus necesidades sociales, emocionales y físicas.
¿Cuáles son estas necesidades?
De acuerdo con Linda Crawford y Christopher Hagedorn estas podrían
reducirse a 4 pilares básicos: relación, autonomía, competencia y diversión.
La buena docencia va de la mano de la empatía. Cualquier docente en
secundaria tiene la oportunidad de aprovechar estas necesidades en
beneficio del aprendizaje:
1. Relación: Cuanto más inmerso en la adolescencia está un alumno,
mayor será su necesidad de interactuar y crear relaciones con sus
compañeros. Al mismo tiempo, esta necesidad puede generar soledad
y exclusión en nuestros alumnos con pocas habilidades sociales.
2. Autonomía: Los estudiantes que buscan autonomía quieren tomar sus
propias decisiones. Por esta razón, a veces pueden iniciar conflictos
con el profesor u otros compañeros para aumentar su poder en el aula.
3. Competencia: Aquí entran en juego la autoestima y su visión de su rol
en la escuela. Un estudiante que no tiene cubierta esta necesidad
puede verse más inclinado a crearse una fama de conflictivo para
camuflar sus debilidades académicas.
4. Diversión: Los adolescentes necesitan jugar, reír y moverse para ser
felices; su cuerpo simplemente se lo pide.
3. La misión como educadores es alinear estas necesidades con nuestros
objetivos de aprendizaje. ¿Cómo podemos hacer coincidir ambos?
Incluyendo actividades que potencien estas necesidades en nuestras
lecciones. Aquí comparto un ejemplo para cada una:
Relación: Crea momentos para que los estudiantes compartan sus
ideas y su trabajo con un compañero o en grupo.
Autonomía: Ofrece oportunidades para que los estudiantes elijan
cómo van a practicar un contenido (por ejemplo, en vez de que todo
el mundo realice la misma actividad, ofrece una lista con diferentes
opciones donde elegir).
Competencia: Enséñales a reflexionar para que así puedan aprender
de sus acciones. Promociona la mentalidad de crecimiento y la cultura
del esfuerzo: todos cometemos errores, pero si nos esforzamos todos
podemos mejorar.
Diversión: Crea actividades que requieran levantarse y moverse por
la clase (por ejemplo: usar un cuestionario para recabar diferentes
respuestas de otros compañeros).
Si durante las lecciones estas necesidades no se cubren, nuestros
estudiantes van a satisfacerlas con o sin nuestra ayuda. La desconexión del
profesor a estas cuatro necesidades dificulta el aprendizaje y conlleva un
aumento de los problemas de comportamiento.