El documento habla sobre el sermón de la montaña de Jesús, en el que enseña a amar a los enemigos y a responder el mal con el bien. Jesús pide que si alguien te abofetea, ofrezcas también la otra mejilla, y que amemos a todos, incluso a quienes no nos aman, para ser perfectos como Dios.
2. En el sermón de la montaña Jesús proclama
cómo deben ser los que quieran seguirle.
3. Hoy se nos expone
cómo es la
venganza al estilo
de Jesucristo.
Así nos dice la
primera parte del
evangelio de hoy:
Mt 5, 38-42
4. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo,
diente por diente.” Yo, en cambio, os digo:
No hagáis frente al que os agravia. Al
contrario, si uno te abofetea en la mejilla
derecha, preséntale la otra; al que te quiere
poner pleito para quitarte la túnica. dale
también la capa; a quien te requiera para
caminar una milla, acompáñale dos; a quien
te pide, dale: y al que te pide prestado, no lo
rehuyas.
5. A alguno le extrañará que esté en la Sagrada Escritura
esa frase de “ojo por ojo y diente por diente” como algo
positivo y aconsejable, por lo menos para ciertos
tiempos.
Esto merece una
explicación: En los
tiempos antiguos
no solían existir
policías o guardias
y cada uno debía
defenderse de la
violencia como
podía.
6. Entre los israelitas el número siete, en positivo,
significaba la perfección espiritual. Era un número
estimado como perfecto. También en la defensa de un
mal por medio de la venganza.
Era clásica la idea de
que, si a uno le hacían
un mal, se podía
vengar con siete males
iguales. Esto infundía
temor, pero era la
manera que creían
poder tener para
defenderse.
7. Mucho peor era lo de Lamec, un reyezuelo muy posterior
descendiente de Caín, que tenía otra fórmula mucho más
vengativa: a quien le hiciera un mal, se lo devolvería
setenta y siete veces.
Por eso algunos
maestros de la ley
comenzaron a
proponer algo
relativamente bueno:
sólo “ojo por ojo y
diente por diente”.
Es la “ley del
Talión”: tal por tal.
Es poner freno a la
espiral de la
violencia.
8. Pero viene Jesús y
cambia todo el
sentido del manda-
miento: A un mal se
debe responder con
un bien.
9. Y lo expone con ejemplos: Si te pegan en una
mejilla, presenta la otra. Este es un acto de gran
perdón.
Jesús habla
de la mejilla
derecha
porque, al
estar los dos
de frente, el
ofensor lo
haría con el
dorso de la
mano
derecha, que
sería más
ofensivo.
10. Otro ejemplo
es: si te
quieren
quitar la
túnica, da
también el
manto o
capa.
Manto solían tener sólo uno, que les servía para vestir y
para arroparse por la noche. Túnica solían tener alguna de
repuesto. Dar el manto significaba ser muy magnánimo en
el espíritu.
11. Otro ejemplo es el de acompañar a
otro más tiempo del pedido o
exigido.
Se trata de
devolver
bien por
mal; pero
con
generosidad
19. Así dice el
evangelio de este
día: Mt 5, 43-48
Es famoso el caso de
san Juan Gualberto que
encontrándose armado
con el enemigo que
había matado a su
hermano, que estaba
desarmado en un
callejón sin salida, por
pedírselo en memoria
de Cristo crucificado, le
perdonó, le abrazó y
selló el perdón en la
iglesia.
20. Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo”
y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os
digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por
los que os persiguen. Así seréis hijos de
vuestro Padre que está en el cielo, que hace
salir su sol sobre malos y buenos, y manda la
lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a
los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No
hacen lo mismo también los publicanos? Y, si
saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué
hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo
también los gentiles? Por tanto, sed perfectos,
como vuestro Padre celestial es perfecto.”
21. Es curioso lo que dice Jesús: “Habéis oído que se dijo:
Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Y
alguno preguntará: ¿Cuándo está mandado que se odie
al enemigo? En realidad no hay ningún texto que diga
esto de forma clara. Hay varias veces que se alegra del
mal del enemigo, especialmente en los salmos.
Sin embargo hay lugares
en el Ant. Test. en que se
insiste en que hay que
ayudar al enemigo, como
en Ex 23 cuando se dice
que si se encuentra el
toro del enemigo se le
debe llevar, o ayudarle a
levantar su burro si se ha
caído.
22. Un ejemplo de perdón
al enemigo fue el del
rey David, que, siendo
perseguido a muerte
por el rey Saúl, una
noche le pudo matar.
Sin embargo le
perdonó la vida,
llevándose la vasija
donde bebía el rey,
para demostrarle
desde lejos este
perdón, en honra de
Dios que le había
elegido.
23. Prójimo significa
el que está cerca.
De aquí solían decir los
maestros de la ley que
prójimo era el de la
misma nación, o raza o
religión. Los otros eran
considerados como
enemigos y no había
que amarles.
Como en el arameo no
había comparativos,
para decir “amar
menos”, se hablaba de
odiarles.
24. Lo importante en Jesús es que pone como ejemplo a Dios
que hace el bien a buenos y malos. Jesús personaliza el
amor en Dios, que es en él mismo. Por eso para un
cristiano la ley es Cristo mismo “como el amado es la ley
del amante”. Cuando dos se aman de veras, el amor
sustituye a toda ley.
25. Pone Jesús el ejemplo del sol y la lluvia. Dios da
el sol para todos, buenos y malos.
26. Jesús explica el por
qué debemos amar a
los enemigos: para
distinguirnos de los
demás. Si amamos
sólo a los que nos
aman, no
mereceremos premio y
seremos igual que los
malos, que así lo
hacen. Jesús pide un
amor más allá de lo
que pediría la justicia.
Por eso, cristiano, ama
también a los que no
te quieren.
37. Jesús termina poniéndonos un ideal, al cual nunca podrá
llegar un ser humano, aunque podremos acercarnos con
la ayuda del mismo Dios. El ideal es: ser perfectos, como
Dios es perfecto.
38. A esta perfección
vamos acercándonos
cuando amamos a los
que no se lo merecen,
los enemigos, los que
nos caen mal, los que
son de parecer
distinto del nuestro.
Pero que sea amor de
verdad. Resulta que
en obras literarias
antiguas, como entre
los griegos aparece la
palabra de amar a los
otros, pero es
egoísmo para quedar
bien, para tener paz.
Amor es otra cosa.
39. Los orientales,
como en Japón,
desde tiempos
antiguos existe y se
insiste en la
cortesía hacia el
otro, manifestada
sobre todo en los
saludos; pero el
amor es otra cosa.
El espíritu de amor es algo característico de Jesucristo.
Toda la vida de Jesucristo es una puesta en práctica de
todas estas verdades que expone en el evangelio.
40. Jesús nos da su pa-
recer: Hay que amar
a los enemigos.
Y nos lo enseña
no sólo con
palabras, sino
con el ejemplo,
perdonando des-
de la cruz a los
que le estaban
crucificando.
41. Entre los medios
concretos está el
orar.
Jesús nos habla
de rezar por los
que nos
persiguen: pedir
para que todo les
vaya bien.
42. No se trata de aceptar todo lo que hace o
dice el otro. Es posible que sea necesaria la
justicia, y aun severa. Pero no se debe
llegar al odio y la venganza.
Siempre
mirando por el
bien de la
persona.
Nunca
llegando al
ensañamiento.