El autor expresa su decepción con la decisión del Rector de no tratar durante el mandato actual del Claustro la iniciativa presentada por 124 claustrales para modificar el Estatuto de la Universidad y elegir al Rector por sufragio universal. El autor argumenta que esta decisión va en contra de la democracia y el respeto a los procesos democráticos, y podría dividir a la comunidad universitaria. El autor mantiene su apoyo a la defensa de la autonomía universitaria y el modelo de universidad pública, pero cree que también
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Defensa de la democracia universitaria y el respeto a los procesos electorales
1. Estimado Sr. Rector,
Nuevamente me dirijo a usted en este formato de carta abierta, aunque
sinceramente, en esta ocasión hubiese preferido no tener que hacerlo. Y me dirijo a
usted cuando aún están recientes las palabras que pronuncié en la última sesión del
Claustro de nuestra Universidad, expresándole que siempre contaría con nuestra más
absoluta lealtad en la defensa de la autonomía universitaria y del modelo de
Universidad Pública. Usted sabe que nuestra Universidad puede hacer gala de haber
sido en el pasado siempre muy activa en este papel de reivindicación y lucha por un
modelo de Universidad de y para la sociedad, de y para las personas. Y ADIUS, creo
que también ha tenido su humilde y modesto papel en esta lucha.
Le comento todo esto porque, aunque a día de hoy me reitero palabra por palabra
en lo que expresé en el último Claustro, y la Universidad de Sevilla, y usted como
Rector, podrá seguir contando sin reservas con ADIUS cuando se trate de defender la
autonomía universitaria y el modelo de universidad pública, y estaremos a su lado
llevando las pancartas que sean necesarias, me cuesta hablar de lealtad cuando
considero que usted no ha sido leal hacia buena parte de los miembros del actual
Claustro.
Sabe que me refiero, a la intención que usted ha expresado de que no se trate
durante el actual mandato del Claustro la iniciativa presentada en Abril de 2012 por 124
claustrales (el 40% del censo total), para modificar el Estatuto de nuestra Universidad
en lo que se refiere a la forma en la que se elige al Rector. Por cierto, intención ésta que
usted ha esperado a expresar justo después de haber debatido y votado en el Claustro su
primer informe de gobierno. Hubiese sido más que procedente que realizase el anuncio
de sus intenciones durante dicho debate, ya que afectaba a una iniciativa presentada
durante el año 2012 y el curso 2011/12.
Cuando mis compañeros me dieron la noticia de que usted no tenía intención de
que la propuesta de modificación del Estatuto se tratase durante el actual mandato del
Claustro, realmente no podía dar crédito a lo que escuchaba. Superado el sentimiento de
incredulidad, pasé al de absoluta indefensión: usted sabe que la composición del
próximo Claustro y de la Comisión de Proyectos Normativos, será probablemente, muy
diferente a la actual, y muchas/os de las/os 124 claustrales que apoyaron con su firma la
tramitación de cambio del Estatuto, no estarán en el próximo Claustro, y por lo tanto, no
podrán debatir ni votar llegado el caso, la propuesta que han defendido y avalan.
Propuesta además que, al menos en el caso de ADIUS, emanó de un compromiso
electoral con los compañeros y compañeras a los/as que representamos. Este hecho ya
de por sí, me parece sumamente grave. Y no se puede alegar que no ha sido posible
hacerlo durante el actual mandato, pues la iniciativa se presentó hace más de 10 meses,
el actual Claustro no tiene por qué disolverse hasta final de mayo, y por el camino, eso
sí, les ha dado tiempo incluso de presentar una iniciativa paralela a través del Consejo
de Gobierno de modificación del Estatuto para "competir" con la que se había
presentado apoyando que la elección del Rector sea por sufragio universal ponderado.
Usted sabe, Sr. Rector, que no es fácil reunir los requisitos que nuestra actual
normativa universitaria exige para promover una reforma del Estatuto mediante
el apoyo de un determinado número de miembros del Claustro. Es necesario el aval
de 90 claustrales para que la iniciativa sea admitida a trámite. En este caso, se superó
2. ampliamente dicha cifra, y fueron 124 compañeras/os (entre las/os que me incluyo)
las/os que decidieron dar el paso, además, de todos los sectores representados en el
Claustro (PDI funcionario, PDI contratado, PAS y alumnas/os). Aproximadamente el
40% del censo total. Esto es algo que muy pocas veces ha ocurrido y ocurre, y que, más
allá de si se está de acuerdo o no con la iniciativa presentada (no se trata no obstante de
ninguna locura, sino de una posibilidad recogida en la actual legislación, elegir al
Rector por sufragio universal, que es como de hecho se hace en todas y cada una de las
universidades públicas españolas, a excepción de la de Sevilla), se debía haber tratado
con el respeto que merece.
Usted, legítimamente, siempre ha defendido que el Rector debe ser elegido por el
Claustro, y uno de los motivos que alegan para ello, es que de esa forma el Claustro
tiene la posibilidad de ejercer un mayor control sobre la gestión del Rector y su equipo
de gobierno, poniendo por lo tanto más aún en valor el papel y la representatividad de
este órgano de gobierno. No deja de sorprender, por lo tanto, que se defienda esta idea,
y al mismo tiempo se actúe como usted ha actuado frente a una solicitud emanada de
una amplísima representación del Claustro.
Pero lo más grave, es el mensaje que, bajo mi punto de vista, se está lanzando a
los futuros miembros del Claustro con este asunto, y que no es otro que, desde el
equipo de gobierno se pondrán todos los obstáculos posibles para que una
iniciativa que no es de su agrado, prospere. Porque creo que a nadie le cabe la menor
duda de que, si se hubiese querido dar trámite a una reforma que hubiese contado con su
apoyo explícito, se hubiese hecho sin la menor dilación y, sin duda, de abril de 2012 a
día de hoy ya estaría más que avanzada, o incluso finiquitada.
Evidentemente, su decisión no ha sido fruto de un capricho ni de un mero
desacuerdo. Usted ha expresado las razones que le han llevado a tomarla
(fundamentalmente, que considera que no es el momento más adecuado para abordar
esta reforma, debido a que estamos en puertas de una reforma de la Ley de
Universidades), y sobre dichas razones podríamos discutir y debatir (yo personalmente
no las considero suficientes). Pero no deja de ser su criterio y sus motivos. Y por mucho
valor que se les quiera conceder, pues no dejan de ser los motivos y las razones del
Rector de nuestra Universidad, usted ha considerado que eran más importantes que
los motivos y razones que impulsaron en su día a 124 miembros del Claustro a
solicitar que se cambiase el Estatuto de nuestra Universidad. Y ha impuesto su
criterio sobre la voluntad democráticamente expresada por buena parte del Claustro.
Creo que esto debe hacernos reflexionar a todas/os.
Le hablaba al inicio de este mensaje de lealtad. Usted sabe que, de haberlo
deseado, nuestros representantes podrían haber forzado la convocatoria de la Comisión
de Proyectos Normativos, reuniendo para ello las firmas de un tercio de los miembros
de dicha comisión, para que se comenzase a tratar la iniciativa de reforma a la mayor
brevedad. Sin embargo, siempre confiamos en su criterio y en sus palabras, y dejamos
que usted manejase los tiempos en este caso. Sin embargo, y eso sí, una vez debatido y
votado su informe de gobierno, usted nos sorprendió con este anuncio de posponer sine
die la tramitación de la solicitud de reforma. ¿Dónde queda la lealtad?
A pesar de todo lo anterior, aún albergo la esperanza de que se dé marcha atrás a
todo esto que, al menos a mí, me parece un sinsentido. Es por ello que me he animado a
3. escribir este mensaje. Y también porque creo que es mi obligación ineludible hacia
las/os compañeras/os que en su día me votaron para representarles en el Claustro
y con las/os que adquirí un compromiso electoral que para mí es sagrado. Creo
sinceramente que en el fondo estamos mucho más de acuerdo de lo que pueda parecer
por este mensaje, pues sé positivamente que nos une nuestro respeto por la Universidad
pública como institución generadora de conocimiento, debate, ideas... y por el valor que
le damos a su papel hacia la sociedad de transmisora del conocimiento. Y todo esto no
sería posible sin una autonomía que asegure que el debate, las ideas y la generación y
transmisión del conocimiento pueden fluir con total libertad. Pero ese papel de crucial
importancia en la sociedad, es de una responsabilidad tan grande, que nos debe
llevar a ser los primeros en dar ejemplo, dentro de nuestra autonomía, de absoluto
respeto hacia los procesos democráticos y el funcionamiento de los órganos de
gobierno de los que nos hemos dotado.
Le ruego disculpe mi ya conocida y célebre dificultad para la concreción y la
síntesis. Sólo quisiera añadir que usted comentó recientemente que tampoco era
adecuado tratar esta solicitud de reforma en este momento, ya que se trataba de un tema
que dividía a la Comunidad Universitaria. Nada más equivocado ni lejos de la realidad,
pues el hecho de defender ideas contrapuestas y tratar de debatirlas en órganos
democráticos de representación, no debe suponer ningún tipo de división, ni dar lugar a
la crispación o el enfrentamiento más allá del puro debate y defensa de las ideas. La
democracia no divide. Lo que realmente divide a la comunidad universitaria es la
falta de respeto a los procesos democráticos.
Espero que, recordando aquella canción de Serrat, no considere todo esto algo de
"esos locos bajitos" de ADIUS que protestan por todo y nunca están de acuerdo con
nada. Usted sabe que no es así en absoluto. Estaremos con usted a su lado y sin fisuras
para defender a nuestra universidad, incluso a pesar de todo lo anterior, ante lo que
previsiblemente se avecina. Pero no entendemos la defensa de la Universidad sin
ejercer nuestro papel crítico constructivo y generador de debate. Y también sabe
que tenemos "muy buen perder", precisamente porque respetamos por encima de todo el
ejercicio democrático. Por favor, "déjenos perder". Déjenos que defendamos en el
Claustro la iniciativa que presentamos y avalamos en su día, y que no es otra cosa, que
la expresión directa de la voluntad de aquellas/os a las/os que representamos y que nos
eligieron en su momento con un mandato claro en nuestro programa electoral.
Reciba un cordial saludo
Víctor M. Molina