La masacre de El Salado en 2000 ilustra el uso del terror como estrategia paramilitar para controlar el territorio. Más de 450 paramilitares asesinaron a 60 personas e hicieron desplazar a 280. A pesar de los esfuerzos por recuperar la memoria histórica, el Estado no ha logrado identificar a todos los responsables ni garantizar la seguridad para el retorno de las víctimas a su territorio.
2. CONTEXTUALIZACIÓN
• El Salado es un corregimiento del municipio de El
Carmen de Bolívar, dentro de los Montes de María
(prolongación de la Serranía de San Jerónimo de
la Cordillera Occidental), en la parte central de los
departamentos de Bolívar y Sucre, en la región
Caribe. Ubicado a 18 km del casco urbano. Fue
fundado en 1812, y es conocido como la capital
tabacalera de la Costa Caribe. Cuenta con una
extensión de 6.317 km2 y una población de
420.103 habitantes (Jimenez, 2004, citado por
Sánchez).
3. • Los recursos económicos
derivados del tabaco garantizaron
ingresos altos para ese medio
rural, una cierta calidad de vida,
actividad comercial y empleo
productivo y comercial, hasta
llegar a contar con 33 tiendas,
almacenes, depósitos y una
droguería (Sánchez, 2009).
•
4. • Importancia de la Junta de acción comunal
• Un momento de violencia, constituyó una masacra en 1997 que
derribo el proyecto que buscaba volver a El Salado un
Municipio.
5. • Masacre planeada en la finca El Avión, por los jefes paramilitares
del Bloque Norte Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar Pupo, alias
“Jorge 40”.
• El hecho fue perpetrado por 450 paramilitares20 divididos en tres
grupos, el primero de los cuales incursionó por el municipio de San
Pedro hacia los corregimientos Canutal, Canutalito y zonas rurales
del corregimiento Flor de Monte que comunican con el casco
urbano del corregimiento El Salado, el segundo grupo incursionó
por el municipio de Zambrano a través de la vía que comunica con
el corregimiento.
• El comandante de la incursión paramilitar fue John Henao, 24 alias
“H2”, cuñado de Carlos Castaño, quien además debía recoger y
evacuar el ganado existente en el territorio bajo la presunción de
que había sido robado por la guerrilla (Sánchez, 2009).
6. Ocurrió 16 y el 21 de febrero de 2000 en los municipios de
El Carmen de Bolívar, corregimiento El Salado.
Un total de 60 víctimas fatales, 52 hombres y 8 mujeres,
entre los cuales había tres menores de 18 años, 12 jóvenes
entre los 18 y los 25 años, 10 adultos jóvenes entre 26 y 35
años, 23 adultos de 36 a 55 años, y 10 adultos mayores.
7. • Un total de 60 víctimas fatales, 52 hombres y 8 mujeres, entre los
cuales había tres menores de 18 años, 12 jóvenes entre los 18 y los
25 años, 10 adultos jóvenes entre 26 y 35 años, 23 adultos de 36 a
55 años, y 10 adultos mayores.
• La matanza fue perpetrada por al menos 450 hombres
pertenecientes al grupo paramilitar que además destrozaron las
casas y el comercio de la población
• Según testigos los paramilitares desmembraban y torturaban a los
pobladores con motosierras, destornilladores, piedras y maderos
mientras bebían licor saqueado de las tiendas, violaban mujeres,
jugaban fútbol con las cabezas de los decapitados, ahorcaban
jóvenes, apaleaban ancianos y mujeres embarazadas mientras
escuchaban música a alto volumen.
• La masacre provocó el desplazamiento de al menos 280 personas
entre hombres, mujeres y niños
8. PARA RESALTAR
• La necesidad de generar una memoria histórica, es
debido a la historia de guerra y represión de las
comunidades latinoamericanas, con el fin de alcanzar
siquiera un poco de salud mental e ir configurando
nuevamente su identidad personal y colectiva, dado
que la recuperación de la memoria histórica “debe
tener la intención de reparar el tejido social rasgado
por la mentira oficial, el discurso encubridor y el
cinismo político” (Gaborit, 2006, p. 10).
9. • La memoria “es sobre todo un acto social más que un
contenido mental individual” (Middleton y Edwards,
1990 citado por Gaborit, 2006).
10. VICTIMARIOS
• Paramilitares SEGURIDAD NACIONAL
“implementado mecanismos prestos a la eliminación del "enemigo
interno", representado en la existencia del comunismo, la
subversión o insurgencia”
• “El olvido permite al verdugo (…) desarrollar un lenguaje que nombre los
acontecimientos olvidados y a sus actores con epítetos descalificantes para las
victimas y auto-embellecedores para sí mismos” (Gaborit, 2006, p. 14).
• “La circulación de un actor armado en una determinada zona representa una amenaza
para la población en un doble sentido: puede dar lugar, en unos casos, a la militancia
forzada o a medidas restrictivas aplicadas a los pobladores, y, en otros casos, puede
alimentar retaliaciones por parte de otras organizaciones” (Sánchez, Suárez y Rincón,
2009).
11. • Se percibe entonces un victimario que realiza actos de violencia que
afectaron, no sólo la forma de vida de la población, sino también la
salud física y mental de todos los habitantes.
• Generando además, narrativas que suavizan todos los procesos
realizados este acto violento ocurrido en El Salado.
• “La presencia dominante en el escenario mediático fue la de los
paramilitares, que, con un discurso salvador de la patria frente a la
guerrilla, señalaron y estigmatizaron a las víctimas de El Salado, sin
confrontación o interpelación ética o política alguna. Los medios no
fueron para los victimarios una oportunidad para arrepentirse, confesar
o contar las verdades de la guerra. Al contrario, lo fueron para
reivindicar los hechos y continuar la ignominia contra los saladeros”
(Sánchez, Suárez y Rincón, 2009, p. 16).
12. La masacre de El Salado y su derroche de violencia ilustran de
forma contundente una estrategia paramilitar sustentada en el uso
y propagación del terror como instrumento de control sobre el
territorio y la población, estrategia que empieza a configurarse a
comienzos de la década de los noventa, en masacres como la de
Trujillo, en el norte del Valle del Cauca
(Sánchez, Suárez y Rincón, 2009, p 9).
13. VICTIMAS
• Habitantes del corregimiento de El Salado.
• Actos de violencia previa en Marzo de 1997
• Ciclo antes de la masacre, durante, desplazamiento y retorno.
• El silencio como común denominador en un principio de las
victimas.
• “El silencio puede expresar, adicionalmente, la simple carencia de
alguien dispuesto a escuchar, y en este caso conduce no sólo a
sentimientos de soledad profunda, sino también a pérdidas
testimoniales irreparables para el esclarecimiento social y político
de las atrocidades” (Sánchez, Suárez y Rincón, 2009, p. 16).
14. • “Ahora bien, es menester garantizar a las víctimas las condiciones para poder
expresarse, ya sea con su silencio, o contando y callando. Lo que está en juego
no es sólo la dificultad de expresar lo vivido y lo sentido, sino el miedo a que
“eso” pueda repetirse” (Sánchez, Suárez y Rincón, 2009, p.17).
• Condición que no era posible en el 2000 para estas victimas, puesto que además ya
habían vivenciado un proceso similar, y que se manifiesta en la dificultad que ha tenido la
población para volver al territorio y sentirse segura en el mismo.
• El espectador en el año 2009 señaló que:
• “Para aquellos que escaparon de la masacre y, un tiempo después, retornaron a lo que
quedó de su pueblo, la sorpresa ha sido mayúscula. La compra masiva de tierras da
cuenta de las dificultades que presenta cualquier programa de reparación”
• La victima no sólo es victima de la masacre y el daño causado allí, sino que todo lo que
deriva después apunta a mantenerla en esa posición y no genera procesos para
salvaguardar su bienestar, donde en buena medida entra la construcción de la memoria
histórica, pero queda la sensación de que no es es suficiente, pero si vital,
15. COMUNIDAD
• Se hablaba de alrededor de 750 personas al 2013
• Monraes (2004 citado por Gaborit, 2006) “es por medio del
imaginario que se pueden alcanzar las aspiraciones, los miedos y
las esperanzas de un pueblo” (p.16).
• Rimé y Christophe (1997 citado por Gaborit, 2006) cometan que
las narrativas de las victimas entraran hacer parte del imaginario a
partir de dos procesos ligados, el primero alrededor del compartir
social de las emociones, con respecto a los hechos ocurridos.
Implica conversaciones entre los afectados (amigos, familia,
allegados). Sin embargo, durante el periodo de violencia no es
posible del todo este aspecto, debido a la dispersión que generó el
conflicto.
16. • El segundo momento se deriva del volver a contar la narrativa por
parte de quien la escuchó, para lo que Bartlett (1932-1995, citado
por Gaborit, 2006) llama la reproducción serial “por medio de la
cual se reproduce la información por enlaces sociales vinculados
seriamente, donde la dinámica de la reconstrucción social de lo
contado juego un papel importante (…) la reproducción se da por
medio del filtro de las emociones” (p.17) y es allí donde entra
hacer parte del imaginario colectivo.
• Necesidad de recuperar el tejido social de la comunidad,
tropezando con a dificultad de encontrarse frente a un conflicto
armado que aún no ha culminado.
17. • Las víctimas en Colombia se convierten en actores
políticos, pudiendo generar movilizaciones y prácticas
ciudadanas, así como la construcción de demandas
dentro de la memoria histórica, siendo una plataforma
para la comunidad (Sánchez, Suárez y Rincón, 2009).
18. ESTADO
• “Es cierta la presentación que ha hecho el CTI, del sentido que
no se trato de un combate, sino de una de las clásicas
matanzas de los paramilitares” Fiscal General del 2000.
• No cuenta con las herramientas suficientes para llevar a cabo la
reparación, como por ejemplo el no haber llevado a termino su
obligación de identificar, procesar y castigar a todos los
responsables materiales, señalado por Sánchez, Suárez y
Rincón en el año 2009.
19. MEMORIA HISTÓRICA
• No es re abrir heridas cicatrizadas, es limpiar la herida para
permitir que esta sane. Es rastrear el lugar donde el tejido
social se rompió, para poder reintegrarlo, para rehilarlo.
• El primer mecanismo que pueda movilizar los procesos de
reparación y reconstrucción de la tragedia que incluya a las
víctimas y reconozca su lugar anterior y actual en la sociedad.
20. MEMORIA
• Es el comienzo de un tratamiento a una herida profunda y a la
vez resistencia contra la impunidad.
• “un medio para introducir dinamismos que aseguren la salud
mental” (Gabroit, 2006, p. 6),
• La reconstrucción de la memoria es darle un lugar a las
víctimas dentro de la sociedad contra el intento sistemático por
ocultar la realidad (Blanco, 2002, citado por Gabroit, 2006).
21. LOS OPRIMIDOS
• (falta de) Reconocimiento la historia de las víctimas
“recientes”.
• Esta negación, esta falta de atención y solidaridad
representa una acción ideológica (Orellana, 2008) y
una polarización social intencionada del sistema social
imperante (Gabroit, 2006) de represión de las minorías,
de señalamiento y olvido de los oprimidos.
22. EN EL SALADO…
• En el 2009 se publicó la recopilación de
memoria histórica de El Salado.
• Sin embargo Los Saladoreños siguen a
la espera de una acción contundente
por parte del estado que les permita
regresar con un poco más de seguridad
a su lugar de origen, que de por sí ya
está plagado de huellas de la tragedia.
23. EXIGIBILIDAD DE DERECHOS
• En esencia, sin memoria no es posible la
exigibilidad social, política ni jurídica.
• Se precisan los registros que evidencien los
hechos, se requiere el re-establecimiento de
la versión oficial.
• La solicitud de los derechos sigue siendo un
asunto de riesgo para los sobrevivientes.