1. Células asesinas naturales.
Las células asesinas naturales (NK) se describieron por primera vez en 1976, cuando se
demostró que el cuerpo contiene una población pequeña de linfocitos granulosos y
grandes que poseen actividad citotóxica contra una amplia gama de células tumorales en
ausencia de cualquier inmunización previa con el tumor. De forma subsecuente se probó
que las células NK tienen una función relevante en la defensa del huésped, sea contra
células tumorales o células infectadas con algunos virus, aunque no todos. Estas células,
que constituyen el 5 al 10% de los linfocitos en sangre periférica humana, no expresan las
moléculas y receptores de membrana que caracterizan a los linajes de las células T y B.
aunque las células NK carecen de receptores de célula T, o inmunoglobulina incorporada
en sus membranas plasmáticas, pueden reconocer posibles células blanco en dos formas
diferentes. En algunos casos, una célula NK utiliza receptores de la célula NK para
distinguir anormalidades, en especial una disminución de la exhibición de moléculas de
MHC clase I (Complejo Mayor de Histocompatibilidad Clase I) y el perfil poco común de
antígenos de superficie que poseen algunas células tumorales y células infectadas por
ciertos virus. Otra forma en que las células NK reconocen posibles células blanco
depende del hecho de que algunas células tumorales y células infectadas por ciertos virus
muestran antígenos contra los cuales el sistema inmunitario ha llevado a cabo una
respuesta de anticuerpo, de tal manera que están unidos a sus superficies anticuerpos
antitumorales y antivirales. Debido a que las células NK expresan CD 16, un receptor de
membrana del extremo terminal carboxilo de la molécula Ig G, conocida como región Fc
(fragmento cristalizable), pueden unirse a estos anticuerpos y destruir en un momento
posterior las células blanco. Este es un ejemplo de un proceso denominado citotoxicidad
mediada por células dependiente de anticuerpo (CCDA).
Cada vez se reconoce más de un tipo celular, la célula T NK1, que tiene algunas de las
características de las células T y NK. Al igual que las células T, las NK1 poseen
receptores de célula T (TCR). En cambio, a diferencia de la mayor parte de las células T,
los TCR de células T NK1 interactúan con moléculas parecidas a MHC llamadas CD1 y no
con las moléculas MHC clases I o II, tal y como se observa en las células NK, y tienen
valores variables de CD16 (CD= bloque de diferenciación = proteína de superficie) y otros
receptores típicos de células NK y pueden destruir células. Una población de células T
NK1 estimulada es capaz de secretar con rapidez grandes cantidades de las citocinas
necesarias para apoyar la producción de anticuerpo por células B y, asimismo , la
inflamación y el desarrollo y expansión de células T citotóxicas. Algunos inmunólogos
consideran este tipo de células como una clase de sistema de respuesta rápido que
evolucionó para proporcionar pronta asistencia mientras se desarrollan las respuestas
habituales de TH .
Las células asesinas naturales se descubrieron de forma accidental cuando los
inmunólogos median la actividad in vitro de células especificas de tumor obtenidas de
ratones. Los ratones normales no inmunizados y los ratones con tumores no relacionados
sirvieron como testigos negativos. Para gran consternación de los investigadores, los
testigos también sufrieron lisis considerable de células tumorales. La caracterización de
2. esta destrucción inespecífica de células tumorales revelo que dependía de una población
de linfocitos granulosos grandes. Estas células participan en defensas inmunitarias contra
virus y tumores. Debido a que las células NK producen varias citocinas importantes desde
el punto de vista inmunológico, tienen acciones notorias en la regulación inmunitaria e
influyen en la inmunidad innata y adaptativa. La producción de IFN-gamma (interferón
gamma) por células NK en particular puede afectar la participación de macrófagos en la
inmunidad innata por activación de las actividades fagocíticas y microbicidas.
Las células NK participan en la reacción temprana a la infección con cierto virus y
bacterias intracelulares. La actividad de NK la estimulan IFN-alfa, IFN-beta e IL-2
(interleucina 2). En el transcurso de una infección viral aumenta con rapidez el valor de
estas citocinas, seguido muy de cerca por una onda de células NK que llega a su máximo
en unos tres días.
Las células NK son la primera línea de defensa contra una infección viral y controlan la
replicación del virus durante el tiempo necesario para la activación, proliferación y
diferenciación de células precursoras de linfocitos T citotóxicos, en linfocitos T citotóxicos
funcionales, lo que toma alrededor de siete días.
Bibliografia.
Richard A. Goldsby, Thomas J. Kindt, Barbara A. Osborne, Janis Kuby., 2006, Inmunología, Mc Graw
Hill, México, D. F.